(Ver también Consejos para hacer una ruta por Grecia)
¡Vaya viaje! Cada día que pasa nos parece increíble y cada día siguiente lo supera, especialmente hablando de los lugares que visitamos. Grecia es un país súper variado, (algo parecido a lo que pasa con España aunque aquí el calor infernal está por todas partes), así que es imposible cansarse, si es que eso es posible cuando uno está de vacaciones.
Anoche llegamos con éxito a Meteora y esta mañana después de comprar provisiones para la comida, nos hemos puesto las deportivas y la mochila y nos hemos adentrado en las montañas.
Meteora es una zona caracterizada por unas formaciones rocosas muy peculiares hechas de conglomerado y arenisca, enormes pedruscos, algunos de más de 300 metros de altura, que parecen caídos del cielo. Y es que efectivamente, la palabra meteoras significa «caído del cielo» en griego. Más especial la hacen aún el hecho de que haya construidos allí, en lo más alto, varios monasterios.

En ellos se practica la religión cristiana ortodoxa y su origen se remonta al siglo XI, cuando unos cuantos monjes hermitaños se trasladaron a las cuevas de estas rocas porque «querían vivir retirados y más cerca de Dios». Tres siglos más tarde fueron construidos los primeros monasterios. El primero fue fundado por Atanasio, que como los demás, huía de los turcos, y lo llamó Gran Meteoro, monasterio que dio nombre a toda la zona que ahora llamamos Meteora.

Fue seguido por otras muchas comunidades y en el siglo XV llegó a haber 24 monasterios ocupando los peñascos, aunque sólo el de Varlaam ha estado habitado desde su construcción hasta hoy mismo, y hoy no quedan muchos en pie. Parte de culpa la tuvieron los alemanes de la Segunda Guerra Mundial, que destruyeron la mayoría de ellos porque la resistencia griega se refugió aquí.
Actualmente, según lo que se puede leer en internet, hay sólo 6 en uso, 4 para hombres y 2 para mujeres: San Nicolás, San Esteban, Santísima Trinidad, Gran Meteoro, Roussanou y Varlaam, pero en nuestra caminata encontramos uno que no aparece y por el que no pasa la carretera: el Monasterio de Ypapanti. Otra de las cosas buenas que tiene dejarse de tanto coche y utilizar los pies 🙂

Todos estos monasterios se pueden visitar en horario de mañana (todos cierran entre las 14 y las 16h) y la entrada vale 3€ en cada uno. No se puede entrar vistiendo pantalones cortos, pero en la entrada dejan unas faldas por si no cumplís esta condición, como fue mi caso, y tampoco con los hombros descubiertos.
¿Cómo visitarlos?
El pueblo grande más cercano es Kalambaka, pero hay uno mucho más pequeño y más cerca, que tiene básicamente todo hoteles. Se llama Kastraki, es donde nosotros nos alojábamos y no hemos tenido ni que coger el coche para empezar la ruta, por no hablar de las impresionantes vistas que tenía nuestra habitación.

Para la visita, la opción fácil es coger el coche/moto y hacer una ruta sobre ruedas por una carretera de unos 10km que discurre entre los peñascos, e ir parando en los diversos miradores y monasterios.
La segunda opción y la que creo que es mejor es hacer una ruta a pie. Se puede hacer de varias distancias (en los hoteles tienen mapas) y, en mi opinión, es una manera muchísimo mejor de disfrutar de la magia de este lugar. Admirar los monasterios desde abajo del todo es imprescindible para darse cuenta de lo verdaderamente altos que están, y además, avanzar más despacio permite apreciar todos los detalles y admirar mucho más el increíble entorno.

Nosotros hemos hecho una caminata de 10km circular que comienza subiendo directamente por una roca (no os asustéis, es un camino marcado), rodeando los monasteios por detrás, pasando por un bosque de robles y apareciendo después en Ypapanti. Desde allí mismo se ve la estatua de Thymios Vlachavas.

El camino continua (siempre está marcado por flechas rojas) y llegamos al Gran Meteoro, el primer lugar donde nos encontramos con gente, porque en los 5km anteriores no nos hemos cruzado con nadie. El elegido para entrar ha sido el Varlaam, muy cerca del Gran Meteoro.

Después de la visita (recomiendo entrar al menos a uno o dos para saber cómo son por dentro) y de muuuchas fotos, hemos emprendido la vuelta, dejando el monasterio que habíamos visitado a la derecha, y en un camino casi recto y descendiente, nos hemos plantado en el pueblo antes de que nos diésemos cuenta.

Desde luego un lugar muy especial y único, nunca había visto nada igual, y que nadie que venga a la Grecia Continental debería perderse.

Esta es la ruta que hemos hecho, que es de las más típicas (entre la poca gente que hace Meteora andando), así que os podrán informar bien en vuestro hotel. El pueblo que se ve abajo a la izquierda es Kastraki.

Con esto cerramos nuestro 11º día, a poquito de terminar nuestro súper bien aprovechado viaje y de camino a la próxima parada: esta noche dormimos en Igoumenitsa, para mañana coger un ferry hacia la isla de Corfú.
Alojamiento en Meteora: Spartacus House (40€/habitación doble/noche) – totalmente recomendable, en muy buen estado recién reformado, nada que objetarle, terraza amplia en la habitación y unas vistas que quitan el aliento. ¡Así da gusto despertarse!