29 de julio: Igoumenitsa – Corfú

(Ver también Consejos para hacer una ruta por Grecia)

Último desplazamiento de nuestro viaje, llegamos a nuestro destino final: la isla de Corfú, capital de las Jónicas.

Hemos dormido en Igoumenitsa, la ciudad costera continental desde donde salen un montón de ferries a muchos lugares diferentes, y también hacia Corfú. Ha sido muy sencillo, pues los horarios y precios se pueden consultar en la web de Ferryscanner, y el ticket se compra en el mismo puerto hasta pocos minutos antes de la salida. Hemos tardado 1h45, pero el llegar a nuestro alojamiento se ha complicado bastante una vez en la isla: los autobuses de línea pasan cada muuuuuucho tiempo, en el caso del que necesitabamos coger, cada 2 horas, así que nos ha tocado hacer tiempo por Corfú Town.

Al llegar a Pelekas, el pueblo donde se encuentra nuestro apartamento, ha sido gracioso. El bus nos ha dejado a la entrada, y resulta que Pelekas pueblo está en lo alto de una colina, y la playa está, obviamente, abajo. Hemos tenido que bajar 1km caminando por una carretera que bien podríamos haber bajado rodando, ¡y todo con maletas! Definitivamente confirmo que a la playa de Pelekas NO es viable venir sin transporte privado (no hay nignún transporte público que baje hasta ella).

Una vez instalados, hemos subido ese cuestón otra vez, hemos cogido el bus otra vez, y la misión era alquilar una moto en Corfú (a diferencia de Zante, no hay agencias de alquiler en casi ningún sitio salvo en los grandes núcleos urbanos). Finalmente hemos alquilado una de 50cc en Atlantis. A diferencia de España, el carnet de tipo B (coche) no sirve para conducir motos de 125cc, así que nos tenemos que conformar con el cacharrillo.

Y ahora sí, ¡listos para comenzar a descubrir Corfú!

Casco antiguo de Corfú

Nos ha dejado bastante impresionados. Parece que está como escondido, desde luego no daba la sensación de que hubiese un lugar con tanto ambiente y tan grande en esta ciudad. Son calles estrechas y casas antiguas con mucho encanto, y el turismo se ha apoderado de ellas: restaurantes, tiendas, bares… y gente por todas partes. El verano da un ambientazo que mola mucho.

Fortaleza Antigua

Protege el casco antiguo por un lado, mientras que por el otro lo hace la Fortaleza Nueva. Se encuentra en un saliente del mar, y es que Corfú siempre ha sido un lugar estratégico por estar a la entrada del Mar Adriático y por utilizarse como un puente entre Oriente y Occidente. La ciudad fue fundada en el siglo VIII a.C., aunque los fuertes son de diseño veneciano. La República Veneciana dominó la isla desde el siglo XV en su lucha contra el Imperio Otomano.

Merece la pena visitar esta fortaleza, pues es posible subir a lo más alto, desde donde se ven unas muy buenas vistas de la ciudad, del mar y de la costa de Albania, y además hay una iglesia, la de San Jorge, que tiene forma de templo griego y es digna de ver, porque aunque es artificial (y encima profesa una religión diferente a los templos de verdad), es el único que hemos podido ver 100% construido, ¡nos ha hecho hasta ilusión!

El día ha terminado con una rica cena (para variar), y hemos probado un dulce típico de esta isla, llamado Diples: una masa de hojaldre fina y crujiente con semillas de sésamo y miel. Parecía que pesaba poco, pero, ¡vaya bomba! Aún así, estaba muy rico.

Alojamiento: Villa Takis (46€/habitación doble/noche) – a pesar de lo aislada que está (que si se viene en vehículo privado deja de ser un problema porque está a sólo 10km de Corfú Town), nos encanta. Es una casita en lo alto de una colina con unas vistas ideales, terraza con hamacas, balcón con mesa para comer, cocina pequeña y todos los muebles están súper nuevos. El dueño es muy amable y siempre está dispuesto a ayudarnos en todo, así que lo recomiendo al 100%