20 de noviembre: Haifa – Jerusalén

Turno de conocer la ciudad en la que nos hemos alojado los últimos 2 días: Haifa, la tercera ciudad más grande y cuyo puerto es el más importante del país.

Realmente hasta finales del siglo XIX no fue más que un pequeño pueblo que no llegaba a tener 1km de largo, hasta que los ingleses decidieron que era un buen lugar para establecer un puerto que ayudase al transporte de sus mercancías con Oriente.

Jardines de Bahá’i

El lugar más famoso, turísiticamente hablando, de la ciudad, no se trata sólo de unos jardines preciosos en el Monte Carmel en pleno Haifa, sino que éstos son la sede de una religión llamada Bahaísmo, que cuenta con 7 millones de seguidores en todo el mundo y que me parece muy curiosa porque (tomando casi literalmente las palabras de nuestro guía del Free Tour) es como el «level up» del Islam, y realmente de las otras dos: si nos paramos a pensar, primero fue el Judaísmo, después el Cristianismo tomó lo del primero y añadió y modificó varias cosas, y finalmente el Islam tomó lo de las otras dos e hizo lo mismo. Pues bien, el Bahaísmo, llamado así por ser Baha’ullah su fundador, añadió aún más profetas de los que los musulmanes creían; es decir, que ha venido a hacer lo mismo que las demás, solo que ésta data de nada más que el siglo XIX.

Lo primero que se construyó aquí fue el mausoleo donde yacen los restos de ese primer profeta que los musulmanes no reconocieron como tal y por eso tuvo que nacer esta nueva religión, y posteriormente se crearon los jardines en su honor. Desde entonces, este lugar es la sede mundial del Bahaísmo y es aquí a donde peregrinan sus creyentes, eso sí, habiéndose apuntado antes a una lista de espera que ronda los 2 años.

Un último dato curioso sobre esta religión es que está permitida (obviamente) en todos los países, salvo en uno… Israel! Y la respuesta, aunque parezca inexplicable, es sencilla: los creyentes decidieron en su momento, que el hecho de que esta tierra sea tan sagrada para todas las religiones no ha hecho casi nada más que traer dolor y guerras durante miles de años, así que decidieron que no se podían construir comunidades bahaistas en Israel para no añadir más posibilidades de enfrentamientos, y es por eso que sólo es un lugar de peregrinación, pero no de culto permanente.

Más sobre Haifa

  • Haifa albergó la primera universidad del país, aunque a día de hoy el edificio en el que se encontraba no lo es más, y se ha trasladado a las afueras.
  • La ciudad se divide en barrios que fueron construidos por habitantes de diferentes países, y en concreto, la Colonia Alemana a los pies de los Jardines, fue construida a semejanza de las casas alemanas, implicando esto que sus tejados son rojos y muy inclinados, algo absurdo teniendo en cuenta de que esto es un medio para que la nieve no se quede en los tejados, y aquí no ha nevado nunca! Lo curioso de esto, es que como era considerado uno de los barrios más prestigiosos, no sólo de Haifa, sino de todo Israel, muchos copiaron este estilo y ahora hay casas con tejados inclinados en muchas partes del país.
  • La población se extiende entre la zona costera y todo el Monte Carmel, elevado a casi 300m sobre el mar pero muy pegado a él, lo cual aporta una imponente imagen de la ciudad, y de hecho desde lo alto se puede ver todo Haifa a los pies, Acre al fondo y también la frontera con Líbano y los montes de Galilea, otro mítico nombre de la religión cristiana.

Tras completar el Free Tour, algo que recomiendo totalmente, no sólo por el motivo por el que siempre lo hago, sino porque gracias a ello hemos podido entrar en los Jardines, cosa que sin guía es imposible, hemos vuelto por última vez al hotel a por las maletas, para emprender el camino a nuestro siguiente destino: nada menos que Jerusalén!

Como siempre, hemos utilizado el tren que tan bien funciona, primero de Haifa al Aeropuerto de Tel Aviv, y allí transbordo para coger otro hasta Jerusalén, a sólo 25 minutos del aeropuerto.

Hemos llegado casi anocheciendo, y no sabíamos qué nos íbamos a encontrar, pero nos hemos topado con un centro de la ciudad atestado de turistas cuyas supuestas fronteras con Palestina hemos, aparentemente, atravesado, pero ahí no hay frontera por ninguna parte (o de momento no la hemos visto). Hay buen ambiente (siempre hablo de la zona céntrica), muchísima variedad de etnias, personas, religiones y estilos y, a primera vista, ningún problema, así que nos hemos llevado buena impresión.

Muro de las Lamentaciones

Mañana haremos el Free Tour del casco antiguo y tenemos muchas ganas de que nos cuenten todo y más sobre este lugar, que os puedo decir que no hace falta ser creyente para sentirlo especial.

Alojamiento: Citadel Youth Hostel (65€/habitación doble/noche) – es una habitación privada en un hostel cuyas zonas comunes son muy guays: tiene un salón enorme con sofás estilo árabe donde es muy fácil hacer amistades, y también una terraza en el tejado con vistas a toda la ciudad. En cuanto a la habitación… bastante regular. Sin ventanas, y bueno, sin prácticamente nada más que la cama. No nos gusta demasiado.

18 de noviembre: Tel Aviv – Haifa

En esta primera estancia en Tel Aviv estamos alojadas en el Barrio de Florentine, conocido por ser la zona más alternativa, hipster o hippie de la ciudad, y está muy cerca de Jaffa (o Yafo), la parte más antigua de Tel Aviv.

Aunque esto no es realmente así: Tel Aviv surgió como ciudad hace poco más de 100 años, construida por comunidades de judíos (esto os lo conteré más adelante cuando visitemos esta parte), y en este tiempo se ha ido expandiendo hasta llegar a rodear a la vieja ciudad de Jaffa, un pueblo que ha sobrevivido a 5000 años de historia en una tierra que han sucedido miles de acontecimientos por ser un punto tan estratégico geográficamente hablando. Y es por esto que hoy en día el nombre completo de Tel Aviv es Tel Aviv-Yafo.

En la mañana de hoy hemos hecho el free tour, el cual no nos ha defraudado, y además de pasear por las viejas callecitas de la Old City, nos ha contado muchas anécdotas históricas de lo más interesante.

El puerto de Jaffa es uno de los más antiguos del mundo, y fue durante muchos años también uno de los más importantes. En general todo el territorio que comprende hoy Israel/Palestina ha sido y sigue siendo objeto de conflicto, aparentemente por la religión, pero como todos sabemos, las cosas van más allá: efectivamente, el dinero y el poder siempre están detrás, y es que toda esta región fue en su día la puerta que unía Europa con Egipto, Egipto con Asia y Asia con el Mediterráneo. Más al sur todo es desierto, así que era siempre necesario pasar por aquí, y por eso todos querían controlarla. Probablemente éste fue el motivo por el que las religiones monoteístas, empezando por el judaísmo, fueron creadas aquí.

Una de las razones por las que Jaffa sobrevivía a las guerras era porque su puerto, a pesar de ser pequeño, está situado en una zona muy rocosa, lo cual hacía que fuese muy complicado de conquistar por mar.

En tiempos más contemporáneos, ha sido testigo de primera mano del conflico palestino-israelí, y hasta bien entrados los años 80 fue una zona conflictiva que casi todo ciudadano de Tel Aviv trataba de evitar para no sufrir robos o cosas peores. En un momento dado, el gobierno decidió arreglar la situación, y puso en venta todas las casas abandonadas del núcleo a un precio muy barato. La condición para adquirir una era ser estudiante de arte, sencillamente porque creían que este tipo de personas, normalmente preocupadas por su entorno, restaurarían las casas, y además de una manera «artística» y de hecho así fue.

Hoy en día, vivir en Jaffa es muy «trendy», y da gusto pasear por sus calles de piedra que te transportan a otra época.

El tour comenzaba en la Torre del Reloj, famosa por ser el primer reloj que tuvo Jaffa… nada menos que a principios del siglo XX. Hasta entonces, nadie aquí medía el tiempo en minutos, sino con el sol, y también (según ha contado nuestra guía) basándose en cigarrillos: «nos vemos dentro de 3 cigarrillos». Suena un poco raro, la verdad!

Después de la productiva mañana, hemos vuelto al hostel a por nuestro equipaje y de nuevo al tren, que en este caso nos llevaría a nuestro siguiente destino: la ciudad de Haifa, a unos 100km al norte de Tel Aviv. Hemos utilizado el tren porque la línea ferrea de este país funciona de lujo y conecta casi cualquier ciudad con una frecuencia bastante alta, y de manera tan sencilla como ir a cualquiera de las 3 estaciones de Tel Aviv y comprar un ticket para el próximo tren, que en nuestro caso ha sido 4 minutos más tarde, y en hora y media hemos llegado a la estación central de Haifa. Eso sí, como no… ya de noche.

Después de dejar las maletas, hemos cenado unas ensaladas riquisimas en un restaurante de la calle principal llamado Fattoush, con una terraza muy guay además, y de postre, una tarta típica llamada Halva, hecha de tahini (sésamo molido) y harina de avellanas.

Mañana más y mejor!

Alojamiento: Haifa Art (40€/habitación doble con baño compartido/noche) – bien situado, en el centro y a pocos minutos de la estación central y de la Avenida Sderot Ben Gurion, la más turística de la ciudad. Las habitaciones son enanas, eso sí, y las paredes de papel.