Cambio de destino: esta mañana pronto he cogido un bus desde Sibenik hasta Split. En este país y en general en Europa Central y del Este, el sistema de transporte en autobús es bastante bueno, con muchas y muy frecuentes comunicaciones.
He tardado alrededor de 1 hora y media en llegar, y una vez instalada en mi hostel (del que os doy mi opinión al final del post, como siempre), era momento de empezar a investigar.
No es la primera vez que vengo a esta ciudad, una de las más visitadas de la costa Adriática, y aún a día de hoy, que ya no es temporada alta, plagadísima de turistas. La primera y última vez que estuve aquí fue hace 5 años, durante un viaje que hice mientras estaba de Erasmus en Eslovenia. Pero realmente pasé aquí muy poco tiempo y no recordaba muchas cosas, así que no me ha importado repetir.

Había reservado plaza en el Free Tour de las 17:00, y dado que el casco antiguo de Split es pequeño, he decidido ver una panorámica desde las alturas, que tanto me gusta. Resulta que hay un parque llamado Suma Marjan, muy cerca del centro pero hay que andar un rato. Así que he pensado que la mejor opción era, como no, calzarme las zapatillas e ir corriendo hasta allí, y así aprovechaba y entrenaba. La idea era buena hasta que han empezado las escalera, cieeeeentos de ellas. Así que el entrenamiento ha tenido que esperar hasta la parte llana.
Una vez acabado, he subido a la cima del parque, ya que se trata de una montaña. El mirador de la parte de arriba se llama Vrh Marjana – Telegrin, y desde luego merece la pena subir todos los escalones hasta allí porque se ve todo Split en 360º y las islas cercanas.

Lo bueno de que sea una ciudad tan turística es que hay cientos de sitios para comer, y mucha variedad donde elegir, así que he aprovechado para probar algo típico de Croacia: el soparnik, una especie de torta fina de pan parecido al de pita que entre medias lleva acelgas o espinacas. Riquísimo!

Por la tarde era turno del Free Tour. Split tiene muchísimo encanto y pasear por sus calles os llevará a todo lo digno de visitar, que es casi cualquier callecita. Esto se debe a que el casco antiguo de la ciudad es, todo él, el Palacio Diocleciano, una edificación gigantesca que perteneció al emperador con el mismo nombre y que posteriormente fue usada por los croatas para vivir y, en definitiva, fundar la ciudad de Split.
El Palacio Diocleciano
Como decía, ocupa un terreno enorme, y es que este emperador no se andaba con chiquitas. Mandó construirlo en el 293 d.C. y ocupaba nada menos que 30.000m2. Se trasladó a él después de retirarse como emperador romano. Después de su muerte, con el paso de los años, los habitantes de los alrededores fueron ocupando el palacio, destruyendo avenidas y jardines y construyendo sus propias casas, fundando así los croatas Split en el sigo XVII.

Desde entonces han vivido miles de personas en esta zona, por supuesto todos los restos del palacio quedaron en segundo plano, ya que la población era bastante pobre y la cultura quedaba en segundo plano. De hecho, Split no ha sido turística hasta hace más o menos 15 años, y desde entonces su popularidad ha crecido exponencialmente y a día de hoy hay más turistas que habitantes (hay 200.000 censados). Hace 20 años se podía comprar una casa en pleno palacio por menos de 20.000€. La población croata era muy pobre y en consecuencia había mucha criminalidad en lo que ahora es una de las zonas más turísticas del país.

El hecho de que se haya declarado al Palacio como Patrimonio de la UNESCO ha generado problemas, puesto que vive mucha gente entre los muros del mismo, ahora deben acatar ciertas normas que la UNESCO aplica a los lugares protegidos, y por supuesto ellos no pueden entenderlo y no están a gusto con la decisión.
Aún se conservan varías construcciones de lo que fue el Palacio en su día:
- Puertas de Oro, Plata, Bronce y Hierro: son las 4 entradas que tenía el Palacio, siendo la de Oro la exclusiva de la familia real.

- Catedral de Split: se encuentra en lo que originalmente era el Mausoleo de Diocleciano, que él mismo se construyó para cuando falleciese. Siglos más tarde, los croatas lo transformaron en catedral (nadie sabe qué hicieron con los restos del emperador, pero la tumba sí se ha encontrado) y actualmente se trata de la catedral más pequeña del mundo.

- Vestíbulo del Palacio Diocleciano: con una bóveda, ahora abierta, muy imponente, es el lugar elegido por un grupo de múscia para tocar Klapa, una música típica de Croacia, y esto se debe a la buena acústica del lugar.

En Riva, que es como el paseo marítimo de la ciudad, hay una fotografía que muestra cómo era el Palacio en sus inicios, y la verdad es que era una pasada.

Estatua de Grgur Ninski
Se encuentra junto a la Puerta de Oro, y es que este hombre fue (y es) muy importante para Croacia ya que es considerado el padre de la lengua Croata.
Desde el principio de los siglos, el pueblo croata fue un pueblo pobre y en consecuencia prácticamente analfabeto. La lengua hablada era el latín, y para que los ciudadanos pudiesen llegar a entenderlo, Grgur Ninski hizo una adaptación más sencilla del idioma para así poder explicarlo mejor… y de esta forma nació el croata.

A pesar de la gran cantidad de turistas, Split me parece una ciudad que merece una visita, ya que pocos lugares tienen una arquitectura como la suya.
Alojamiento: Hostel Kiss (12€noche/cama en habitación de 8) – este sí que no lo recomiendo. Es verdad que el de Sibenik ha dejado la expectativas muy altas, pero igualmente a éste le falta bastante limpieza, es súper antiguo y no está muy cuidado, y los baños son ridículos, en qué me he visto de ducharme! Menos mal que mañana cambio de destino.