El día de hoy también ha sido movidito, aunque no del todo para bien. Es nuestro último día en Israel y hemos dejado para hoy lo que, junto a Jerusalén, era para mí lo mejor del viaje: bajar hasta las profundidades del mundo en el Mar Muerto.
Hoy es sábdo, y debido a que desde el atardecer del viernes y todo el sábado es la fiesta judía del Shabbat, y normalmente en esta religión y en este país todos son extremadamente practicantes, todos los negocios regentados por judíos cierran en esa franja de tiempo, incluído, por supuesto, el transporte público. Así que si estáis pensando en venir por aquí, no podéis olvidar esto.
Por dicho motivo, la única opción que teníamos si queríamos llevar a cabo nuestro plan, era coger un tour organizado. Lo reservamos ayer por internet con la empresa Tourist Israel, y nos ha decepcionado bastante. El precio por los 3 lugares que os voy a contar a continuación es de casi 100€ por persona. Nos han recogido a las 7:45 en Jerusalén y nos han traído de vuelta a Tel Aviv a las 19:30 (pero se supone que iba a ser a las 18:30).
Todo lo que hemos visitado estaba increíblemente abarrotado de excursiones como la nuestra, así que nos ha sido imposible apreciar el encanto real de ninguno de ellos. Nuestro guía, para mi gusto, no era demasiado bueno, y todo además ha ido con retraso, incluida la vuelta, que ha sido caótica porque nos han cambiado de bus varias veces y se han retrasado casi 1 hora. Por no hablar de que en el Mar Muerto sólo nos han dejado estar poco más de 1 hora. Odio este tipo de tours, pero no nos quedaba otra si queríamos venir aquí.
Otro detalle, que no sé si será algo común, es que me ha atacado lo que he bautizado como «mal de bajura» jajaja. Hemos salido de Jerusalén a 800m sobre el nivel del mar, y 30 minutos después estábamos en Ein Gedi, a 400m BAJO el nivel del mar. Durante todo el día me he sentido mareada y sin energías, y no he sido la única, y aunque he buscado información en internet y no encuentro nada al respecto, yo aviso por si acaso!
Masada
A poca distancia del Mar Muerto en pleno Desierto de Judea, se alza un espectacular promontorio rocoso, aquel en el que el Rey Herodes construyó su palacio unos 30 años antes del nacimiento de Jesús. Un tiempo después de la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos, en el año 70, muchos de ellos se refugiaron aquí y resistieron a sus oponentes durante 4 años, momento en el que, justo antes de ser derrotados, prefirieron matarse ellos mismos antes de perder su libertad a manos del Imperio.

Debido al asedio perpetrado por los romanos durante esos años, aún hoy se pueden apreciar los restos de lo que fueron sus campamentos en las faldas de la enorme roca.

Para subir a las bastante bien conservadas ruinas (teniendo en cuenta de sus más de 2000 años de antiguedad) hay un teleférico de 900m de largo, 3 minutos de duración y 12€ que va desde el parking hasta lo alto, o bien existen varios caminos de tierra que suben los casi 400m de altura en un recorrido en zigzag. Afortunadamente para mi malestar, la excursión contratada incluía el teleférico!

Ein Gedi
30 minutos al norte de Masada, la segunda parada del tour: el Parque Natural de Ein Gedi es un oasis en toda regla. Rodeado por nada más que tierra desnuda, se trata básicamente de una gran grieta en la tierra por la que discurre un río lleno de cascadas donde el agua es pura y apta para beber, y también es zona de baño para muchos.

Y también, como no, este lugar ha sido mencionado en temas religiosos en varias ocasiones: se dice que el Rey David estuvo por aquí y también Saúl, según la biblia.

Mar Muerto
El famoso mar que baña tierras israelíes, palestinas y jordanas cada año que pasa está más seco (actualmente desciende 1 metro al año debido a la irresponsable explotación de sal que se está llevando a cabo).

Naturalmente, hay muchas partes de él en el que uno puede acercarse a la orilla, pero hay zonas reservadas para bañarse puesto que al parecer hay minas antiguas en algunos sitios. En nuestro caso (y en el de otros cientos de personas más) nos llevaron a Kalia Beach, todo un emplazamiento turístico con bares (uno de ellos llamado The Lowest Bar on Earth) explanadas con hamacas y el típico cartelito de The Lowest Place on Earth, nada menos que a 430m bajo en nivel del mar, una pasada.
El suelo bajo el agua es totalmente un barrizal, y es muy típico aplicarlo sobre toda la piel porque, según dicen, tiene propiedades regenerativas, y sí, efectivamente se flota una barbaridad debido a la altísima concentración de sal en el agua (30% frente al 3% de los mares normales).
Otros datos curiosos es que es también el lugar con la presión atmosférica más alta del mundo y, atención, la tasa de oxígeno es un 15% superior a la del nivel del mar. A ver si lo que me pasaba es que me he emborrachado de oxígeno…!

En resumen, un buen día descubriendo lugares nuevos y uno de ellos tan especial como el Mar Muerto, que ponen la guinda a nuestro viaje por Israel y Palestina. Nos ha quedado en el tintero ver la parte nueva de Tel Aviv, la correspondiente a la ciudad que construyeron los judíos sobre la nada hace apenas 100 años, pero mañana volamos de vuelta por la mañana (aunque yo hago una paradita de un par de días en otro país).
Haré un post con consejos e impresiones, como siempre, por si a alguien pudiese serle de ayuda, así que si queréis saber algo o tenéis dudas, podéis dejarme un comentario y lo añadiré encantada.
Fin de la aventurilla… gracias por leerme amigos! Pronto más y mejor, y en compañía de, entre otros, dos de mis lectoras más fieles 🙂