7 días en Irlanda | Día 2: Dublín

Día 1: Dublín

Día 3: Irlanda del Norte

Día 4: Dublín

Día 5: Galway

Día 6: Acantilados de Moher y Castillo de Dunguaire

Día 7: Connemara y Kylemore Abbey

¡Primer día completo en Dublín! Esta mañana, después de un entreno express y un buen desayuno, hemos hecho un el Free Tour que comenzaba a las 11 y tenía una duración de 3h. Siempre os lo digo: para mí no hay mejor forma que conocer una ciudad que con un Free Tour: los guías suelen ser muy buenos (de ello depende que luego les paguemos más o menos) y el recorrido es siempre por las partes más representativas de la ciudad.

Y el de Dublín así ha sido. Además de por Temple Bar y la Catedral de Christ Church (que no las describiré de nuevo porque ya lo hice en el post de ayer) hemos pasado por:

The Spire

Aquí inició el tour, y si bien es un ideal punto de encuentro por ser inconfundible, no es algo demasiado estético que se diga (aunque sí curioso, como su historia).

Es bien sabida la tirria que le tienen los irlandeses a los ingleses, probablemente porque estuvieron ocupados por ellos durante 700 años, tiempo en el que Irlanda era poco más que “el patio trasero” de Reino Unido. Pues bien, donde ahora se alza The Spire (la aguja, en español), existía una estatua de Horatio Nelson, el héroe nacional de Reino Unido. No tendría mayor importancia de no ser porque esta calle se trata de una de las más importantes de Dublín (O’Connel Street) y justo en frente se encuentra el edificio de correos, lugar donde se firmó la primera declaración de independencia de Irlanda en 1916.

Los irlandeses celebraban cada año la independencia haciendo desfiles por O’Connell, y que estuviese ahí el señor Nelson no era agradable para muchos. De hecho, en 1966, el IRA (Ejército Republicano Irlandés, un grupo terrorista) lo voló en la madrugada previa al aniversario de la independencia.

La cosa quedó ahí, y con el tiempo, la zona fue perdiendo atractivo, hasta que en el año 1999 el gobierno decidió adecentar la importante calle, y entre otras remodelaciones, se decidió construir un monumento significativo donde aún estaban los restos de Nelson. La convocatoria salió a concurso, y finalmente ganó el proyecto del Spire, cuyo nombre oficial es Monumento de la Luz, para construirse aquí.

Y por fin, en 2003 fue inaugurada esta aguja de 120 metros de altura (y 90 más de cimientos) cuya luz en la punta vigila Dublín día y noche. Hay quienes dicen que sirve de referencia para que los borrachos vuelvan a casa sin perderse, y quienes murmuran que es un “amable saludo” a sus vecinos de la isla de enfrente, los británicos.

Ha’penny Bridge

No es, ni de lejos, el puente más grande ni más transitado que cruza el río Leffey, pero sí el más antiguo, emblemático, y seguramente fotografiado de Dublín.

Su nombre le viene dado porque antes de que existiese, había justo allí una empresa de barcas que cruzaba transeúntes de un lado a otro del río, mas había que pagar un peaje. Con el tiempo, las barcas comenzaron a estar en demasiado mal estado, y el gobierno exigió a la empresa que, o restauraban las barcas, o bien debían construir un puente.

La empresa optó por lo segundo, y una vez finalizadas las obras de lo que oficialmente se llama Liffey Bridge (aunque ni los irlandeses saben que se llama así) fue puesto a disposición de los ciudadanos, pagando, por supuesto, un peaje, como previamente con las barcas. El precio era de medio penique, o en inglés, half penny. Y así es como popularmente se ha conocido desde siempre a este puente: el Puente del Medio Penique, o Ha’penny Bridge (porque así es como lo pronuncian los irlandeses).

Estatua de Molly Malone

Situada frente a la antigua oficina de turismo (que después de la pandemia fue trasladada a las inmediaciones del Trinity College) se encuentra esta estatua que representa a una mujer con un carro, pues se dice que Molly Malone se era pescadera de dia y prostituta de noche.

Pero lo cierto es que no se sabe si Molly existió realmente o solo es una leyenda. Lo único que es seguro es que se trata de la protagonista de una canción compuesta a finales del siglo XIX y que todo irlandés afirma que es su himno nacional no oficial.

Popularmente se dice que si uno toca sus exuberante escote, está destinado a volver a Dublín.

Castillo de Dublín

Después de ver a Molly pasamos por la entrada del Trinity, pero de eso os hablaré pasado mañana, ya que vamos a entrar a visitarlo.

La siguiente y última parada (antes de Temple Bar, del que os hablé ayer) fue el Dublin Castle, que fue la sede del gobierno británico en Irlanda hasta su independencia definitiva en 1922 y que hoy es un museo de arte, donde además se puede disfrutar de varias salas decoradas tal y como estaban antaño.

Gran parte del grandioso edificio data del siglo XVIII, pero antes de él se sabe que ya hubo un castillo construido aquí en el año 1171.

La entrada cuesta 8€, y dentro se puede pasear entre los muchísimos retratos de diferentes monarcas y miembros de la nobleza británica.

No podéis dejar de visitar los jardines del castillo, The Dub Lhinn Gardens, de libre acceso y que se encuentran junto al castillo.

Y aquí termina el post de hoy. Mañana nos vamos a Irlanda del Norte en una excursión de día, muy express pero que tiene buena pinta. Os contaré todos los detalles de los 2 lugares que nos faltan por ver en Dublín pasado mañana (en el día 4).

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