Una mañana en Astorga (León)

A la vuelta de nuestro último viaje a Asturias, nos venía de perlas parar en Astorga, pues bajábamos de los Valles del Oso. A casi cualquiera le suena el nombre de Astorga, como era nuestro caso, pero nunca nos habíamos planteado realmente visitarla, hasta que vimos las fotos de su joya, a lo que apodamos inmediatamente el «mini Howarts».

Astorga fue fundada por un emperador mítico. Nada más y nada menos que Octavio Augusto, que le dio el nombre de Astúrica Augusta. Desde sus orígenes ha sido un cruce de caminos de vías romanas, camino de Santiago y la famosa Vía de la Plata.

Palacio de Gaudí

Es un palacio episcopal diseñado por el arquitecto catalán. Encargado por el obispo Juan Bautista Grau en 1889.

Nunca llegó a ser residencia de dicho obispo, pues éste falleció antes de la finalización de las obras en 1913, que por cierto, no finalizó Gaudí, pues renunció tras un enfrentamiento con la diócesis. De hecho no llegó a ser residencia episcopal en ningún momento, y el palacio sufrió un destino incierto, hasta que en 1963 se convirtió finalmente en el Museo de los Caminos, donde se exponen reliquias de las diferentes diócesis de Astorga, y ha estado abierto al público desde entonces.

Para visitarlo por dentro es necesario reservar la visita (6€) y aunque el exterior es bastante mejor que el interior (en mi opinión) merece la pena entrar. También hay visitas guiadas (palaciodegaudi.es).

Catedral de Astorga

Justo al lado del palacio, lo cierto es que la estampa que dejan estos dos edificios desde lo lejos es espectacular. Data del siglo XVIII, aunque se comenzó a construir en el XV, y es por eso por lo que se pueden distinguir diferentes estilos a lo largo de sus muros. Una de las fachadas es renacentista y la principal, barroca. Por dentro, el estilo predominante es el gótico.

Dentro de ella se encuentra también, desde 1954, el Museo Catedralicio, con numerosas piezas, algunas de ellas del siglo X.

Museo del Chocolate

La elaboración fue una de las industrias más importantes de Astorga y su comarca durante los siglos XVIII y XX, e incluso hoy en día es el medio de vida de muchas familias de la región, y es que, como consecuencia de ello, se crearon también empresas de publicidad y de fabricación de máquinas de elaboración de chocolate.

Toda esta tradición debía quedar reflejada en un museo, y esa es la razón por la que encontramos este curioso lugar en Astorga, donde se puede aprender todo el proceso de elaboración, así como diferentes objetos antiguos (etiquetas, envases, carteles…) y comprar chocolate, claro. Aunque esto también es posible en cualquier pastelería del casco antiguo.

Plaza Mayor

Levantada en el lugar que ocupaba el antiguo foro romano, del que se pueden visitar los restos en el subsuelo, data de finales del siglo XVII, al igual que el edificio del Ayuntamiento. Este edificio es uno de los más importantes ejemplos del barroco civil en León. Se compone de dos torres gemelas, un gran balcón de forja, y se encuentra coronado por un reloj en el que, 2 autómatas vestidos con trajes regionales maragatos, se encargan de dar la hora.

Muralla Medieval

Astorga tuvo tres murallas romanas. La primera tenía un doble foso defensivo con dos trincheras en forma de V. En el siglo I, se construyó sobre la anterior la segunda muralla con 2 torres circulares. A finales del siglo III, se levantó la tercera, que consta de 27 cubos semicirculares y 5 m de espesor. Finalmente fue reaprovechada en época medieval, la que hoy podemos contemplar en el paseo Blanco de Cela.

Museo Romano

Construido sobre una galería aboveda de origen romano, La Ergástula, alberga una interesante exposición permanente. De la que forman partes las piezas obtenidas de las diversas excavaciones realizadas en los últimos años.

Street Art en Astorga

Para terminar este rápido paseo mañanero por Astorga, y para contrastar con tanta antigüedad, os recomendaré que busquéis en sus calles los grandes murales dibujados a mano, espectaculares y súper realistas. Son 3: el dedicado a la IGP Cecina de León, el de la Guerra de la Independencia y el Dadospuntocero.

Y con esto y unos mantecados astorganos, ¡podéis abandonar la ciudad!

16 de agosto: Las Médulas

Como os conté ayer, hoy cambiamos de destino, de provincia y de comunidad: nos vamos a Galicia!

Aunque parezca que estamos cerca, la comarca de Cangas del Narcea está tan aislada que teníamos por delante casi 4 horas de coche hasta nuestro nuevo alojamiento, en Ribadavia (provincia de Ourense), así que hemos decidido parar por el camino a visitar algo interesante. La idea inicial era conocer Ponferrada, pero los carteles nos han dado una idea mejor: ir a Las Médulas. Y ha sido un acierto total.

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Situadas en la provincia castellana de León y calificadas como Paisaje Cultural, Las Médulas no son algo natural: en época romana, es decir, hace más de 2000 años, había una mina de oro. Se encontraba en el interior de unas montañas que ya no existen, pues para extraerlo, los romanos utilizaban el método conocido como Ruina Montium, con el cual literalmente las montañas se reventaban a base de introducirles agua y así facilitar la recogida final del polvo de oro.

Para introducir el agua, se creaban túneles sin salida de más de 100 kilómetros donde ésta era introducida después. Cuando el agua se introducía en tromba, la compresión del aire atrapado hacía explotar la montaña. Finalmente, la masa de arcilla y agua que salía tras la explosión se lavaba en canales de madera, y se filtraba con ramas de brezo para retener el oro.

Este proceso de explotación del oro se llevó a cabo durante 200 años, y se tiene conocimiento de que durante todo el periodo se recuperaron más 5000kg de oro, con un volumen estimado de tierra removida de más de 100 millones de metros cúbicos.

De hecho, fue tan grande el volumen de materiales removidos que su acumulación al final del valle llegó a taponar las salidas naturales de agua y propició la formación del actual Lago de Carucedo, zona que también se puede visitar.

Las formaciones picudas de arcilla actuales, llamadas picachos, son el resultado de este proceso, y son las que han hecho tan famosa la región.

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¿Cómo visitar Las Médulas?

Para llegar, hay que conducir hasta el pueblo de Las Médulas. Es necesario dejar el coche a la entrada del pueblo, pues hay carteles que indican que está prohibido aparcar en todo el núcleo urbano, salvo si eres residente.

Una vez aparcados, comienza la caminata, y la hay para todos los gustos: existe el recorrido corto, de tan solo 3km de longitud, pero como hay numerosos senderos por todas partes, podéis hacer rutas de hasta 20km. Para informaros de todo, podéis ir a la oficina de información turística, que se encuentra al final del pueblo, justo antes de entrar a los senderos del parque. Al principio del pueblo hay un aula arqueológica, que es donde mucha gente para a preguntar, pero la otra está mucho menos saturada.

Donde hay que subir sí o sí es al Mirador de Orellán, al que se llega por el sendero corto de 3km, pero hay que desviarse y caminar otros 900m muy muy inclinados. Si por algún motivo no podéis, existe la posibilidad de llegar en coche (en la oficina de turismo os explican cómo), pero el paseo, aunque costoso, entre una infinidad de castaños, merece la pena, y las vistas panorámicas son la foto por excelencia de Las Médulas (la foto de arriba es desde allí).

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Junto al mirador se pueden visitar las Galerías de Orellán, y ver cómo eran éstas por dentro. Se trata de un recorrido guiado que cuesta unos 4€.

Nosotros hemos optado por hacer la vuelta corta más el mirador, en total unos 6km, perfectos para una visita de paso en un día de viaje, como era nuestro caso. Y nos han encantado. Un sitio muy especial, que personalmente me ha recordado a Meteora en Grecia (nada que ver en cuanto a materiales, pero me inspiraba el mismo ambiente «mágico»).

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