Qué ver en Amsterdam en 5 días (o en 4)

Amsterdam es una ciudad con mucho encanto. Cualquiera de sus calles merece ser recorrida, y un buen plan es perderse por ellas y ver dónde te lleva el destino. Sin embargo, os dejo a continuación una ruta de 5 días, o 4, pues el día 1 y el día 5 son en realidad medios días, pues fueron los días de llegada y regreso, y por tanto todo lo que os propongo se puede ver en 4 días, e incluso 3, con más prisa.

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Amsterdam · día 5: Rijksmuseum

Último día en Amsterdam. Nuestro avión de vuelta a casa sale a las 19:00, por lo que sobre las 16:00 hemos emprendido rumbo al aeropuerto. Para el día de hoy habíamos sacado entradas para el Rijksmuseum, o lo que es lo mismo, el Museo Nacional de Amsterdam. Es el más conocido, nombrado y visitado de la ciudad, por lo que (fallo nuestro) cuando decidimos reservar el viernes para ver un museo, no nos lo pensamos mucho antes de comprar entradas para este. Hemos leído en varios sitios que es una visita imprescindible al visitar Amsterdam.

El caso es que no somos fans en absoluto de la pintura, y la inmensa mayoría de obras de este museo son cuadros. Definitivamente, los 20€ de entrada no nos han compensado (ojo, que para gustos los colores, esto es solo nuestra opinión), aunque por supuesto hemos visitado todas las salas y encontrado algún diamante que nos ha encantado, como por ejemplo la biblioteca, ¡menuda pasada!

El Rijksmuseum posee la mayor colección de cuadros del Siglo de Oro holandés, y en total, de unas y otras épocas, hay aquí nada menos que 7 millones de obras, y una sala dedicada enteramente a uno de los artistas más importantes de los Países Bajos: Rembrandt. El cuadro más relevante del pintor que alberga este museo es el llamado Ronda de Noche.

Como os comentaba, lo que más nos ha gustado ha sido la Biblioteca Cuypers, dedicada a la Historia del Arte y la más antigua y más grande del país y es posible para cualquiera acceder a ella para hacer consultas o estudiar.

Comida rápida: Stefs Bakery

Siguiendo en la línea de otros días, hemos comido unos sandwiches riquísimos en una cafetería a unos 300m del museo. El de queso brie y nueces, altísimamente recomendado.

Y después de esto… ¡fin del viaje! Hemos vuelto al hotel a por nuestras maletas, y de vuelta al aeropuerto. Como íbamos con tiempo, hemos subido a un tranvía que nos llevaba a la Estación Central, y desde allí un tren hasta el aeropuerto. Desde esta estación las indicaciones hacia el aeropuerto están más claras, por lo que lo hemos preferido antes que volver a la estación del primer día, que estaba mucho menos transitada y preparada para turistas.

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Amsterdam · día 4: Zaanse Schans, Edam, Volendam y Marken

Para el día de hoy nos hemos dejado guiar. Hemos contratado una excursión de día a algunos pueblos al norte de Amsterdam, con guía en español. Nos ha costado 35€ por persona y ha sido un acierto total (es esta). No ha sido ninguna paliza de bus, pues el primer destino estaba a solo 18km de Amsterdam, y entre pueblos los trayectos apenas han durado 20 minutos. La duración total del tour ha sido de 8 horas (de 9:30 a 17:30).

Zaanse Schaans

La primera parada ha sido este pequeño barrio perteneciente al pueblo Zaamam, famoso por sus molinos holandeses. Zaamam, fue fundado en el siglo XVI, y en su día fue la primera región industrial del mundo gracias a los 600 molinos que había allí, aunque on el desarrollo de la industria muchos de estos molinos fueron abandonados.

Al área de Zaanse Schans fueron trasladados varios molinos y casas tradicionales con el fin de restaurarlos y recrear el modo de vida tradicional de una antigua aldea holandesa. Gracias a ello hoy se puede caminar por una zona de canales rodeados de las típicas casas holandesas y varios molinos (donde es posible entrar a 2 de ellos y hacer una breve visita guiada por dentro).

También hay aquí una antigua fábrica de zuecos, donde cada hora hacen demostraciones de cómo se fabricaban antes vs. cómo se fabrican ahora (tallaron un zueco en los 10 minutos que duró la demostración), y donde luego podréis comprar todo tipo de souvenirs, por supuesto.

Fábrica de queso Henri Willig

Esta parada, si vais por vuestra cuenta, os la podéis ahorrar si vais justos de tiempo. Nos han llevado a una antigua fábrica de queso, que a día de hoy es un showroom en el que una anciana entrañable nos ha contado en 15 minutos cómo se elaboraba el queso a la manera tradicional, para después pasar a la tienda donde tenían quesos de decenas de variedades. En Holanda el queso es una tradición, y aunque a día de hoy 2/3 del queso que se fabrica en el país es exportado, aún los neerlandeses consumen de media unos 13kg de queso al año.

En la tienda había varios mostradores donde hemos podido probar todos los quesos, desde el tradicional queso edam hasta otros con sabor a lavanda, chili o champán.

Edam

En efecto, Edam es el encantador pueblo que le da nombre al queso más típico de los Países Bajos, aunque actualmente pocas cosas en él nos lo recuerdan. Únicamente queda el antiguo mercado del queso, al que antaño acudían los granjeros a vender sus productos al mejor postor, y que actualmente solo sirve como atractivo turístico en verano. Hoy mismo estaba cerrado, al parecer abren solo los sábados.

La historia de Edam se remonta al siglo XII, y hasta el XVI su principal fuente económica fue la industria naviera. En este pueblo de pocos miles de habitantes, ¡llegó a haber 33 astilleros! Pero la construcción de una presa para evitar las inundaciones causadas por el mar del norte hizo que el principal canal de la localidad fuese perdiendo profundidad, y en pocos años fue imposible seguir acercando los barcos hasta los astilleros. Edam sufrió muchísimo económicamente, y a partir de esta situación y la búsqueda de nuevos sustentos de vida, la industria del queso emergió.

Actualmente la tranquilidad reina en este pueblo que sigue siendo pequeño y conservando su arquitectura tradicional, y al encontrarse a 20km de Amsterdam, muchas personas optan por vivir aquí y trabajar en la capital.

Volendam

Otro súper encantador pueblo para nuestra cuarta parada del día. Francamente los pueblecitos holandeses parecen sacados de un cuento. Este pueblo pesquero fue originalmente el puerto de Edam, aunque el mar que lo baña, el llamado Mar del Sur, actualmente ya no es un mar, y es que tras las constantes inundaciones que destruyeron localidades enteras a lo largo de la historia, debido a que el Mar del Norte y el Mar del Sur se encuentran a diferentes niveles, se decidió construir un dique que los separase por completo. Por lo tanto, hoy en día hablamos de un lago, y no de un mar, siendo incluso de agua dulce.

Este pueblecito también tiene su historia/leyenda menos buena. Cuando Holanda estaba bajo el mando del Imperio Español, toda la región era católica. Sin embargo, cuando se desató la guerra y con la posterior independencia de España, todos se convirtieron al protestantismo… excepto los habitantes de Volendam. Esto provocó que durante 200 años, sus habitantes estuviesen aislados en lo que a relaciones se refiere: no podían casarse con personas de otras ciudades por la incompatibilidad religiosa, por lo que los habitantes de este pequeño pueblo se mezclaron demasiado entre ellos. Hoy en día, Volendam sigue recibiendo bromas relacionadas con el coeficiente intelectual de sus habitantes; podríamos decir que es el Lepe de los Países Bajos (¡sin ofender!).

Pero este aislamiento tuvo algo bueno: sus habitantes conservaron sus costumbres, su arquitectura y en definitiva su autenticidad, y eso lo ha convertido en uno de los pueblos más bonitos de los Países Bajos, lo que atrae a muchos más turistas que cualquier otra localidad de los alrededores, y a día de hoy Volendam es mucho más grande y relevante que, por ejemplo, Edam.

Comida: De Lunch

En el mismo paseo marítimo de Volendam hemos comido en este restaurante de lo más concurrido, lo cual nos ha llevado a pensar que nos llevaría un buen rato pedir y comer, pero para nada ha sido así: todo lo que hemos pedido estaba muy rico (un plato de marisco, una hamburguesa vegetariana y patatas fritas) y no han tardado nada en tomarnos nota y servirnos, además de que los camareros eran súper amables. Estaba hasta arriba, pero no han tardado ni 5 minutos en darnos una mesa.

Marken

La última parada del día ha sido la más corta porque se ha puesto a llover muchísimo, así que nuestro guía nos ha llevado de vuelta al autobús sin terminar de enseñarnos la localidad de Marken, otro pueblo del mismo estilo y el menos turístico de los 4 visitados.

Esta localidad era originalmente una isla, pero hoy en día ya está comunicada con el resto del país por un gran dique. Recorrerlo no lleva más de 20 minutos, pues es que realmente son muy pocas pero preciosas casitas. Además, ahora en Navidad, se curran tanto la decoración que parece que estábamos paseando por una película navideña, solo faltaba la nieve.

Y con esto, ¡fin del tour! Vuelta a Amsterdam y vuelta al hotel, no sin antes pasar a cenar por el ya familiar Food Hallen: hoy han tocado pizzas.

Amsterdam · día 3: Vondelpark, Mercado Albert Cuyp, Barrio Rojo y museos

Lo de los museos solo os lo mencionaré, pues en este día lluvioso ha sido desesperante darnos cuenta de que en Amsterdam no se puede fluir con la vida y hacer lo que a uno le vaya apeteciendo: no hemos podido entrar a ni un solo museo, ni siquiera hacer un paseo en barco por los canales de Amsterdam. Todas las entradas para todo estaban agotadísimas, así que nos hemos quedado con las ganas (y ya hemos reservado alguno para los próximos días). A posteriori nos hemos dado cuenta de que quizás lo mejor para no tener que planificar el viaje con semanas de antelación es comprar la Amsterdam City Pass, que incluye la entrada a la mayoría de los museos y sin colas. Podéis adquirirla aquí por 65€, y dado que una sola entrada ronda los 20€, con entrar a 3 sitios ya os compensa.

Museos de Amsterdam

Os dejo por aquí los museos más interesantes de Amsterdam, aunque también depende de los gustos.

  • Rijksmuseum: es el Museo Nacional, y en esta ocasión solo lo menciono, pues ya tenemos entradas para pasado mañana, por lo que podré contaros más en detalle.
  • Museo Van Gogh: es el más visitado después del Rijksmuseum y la Casa de Ana Frank, y en el podréis ver más de 700 obras de arte del famoso pintor neerlandés.
  • MOCO: es el Museo de Arte Moderno, con obras también de arte contemporáneo y callejero.
  • Heineken Experience: este edificio fue en su día la primera fábrica de Heineken, y la entrada incluye la visita a la misma y una degustación de 3 cervezas.
  • NEMO: es el Museo de Ciencias, situado en un edificio de lo más peculiar, y es una de las mejores opciones para visitar si venís con niños.

Vondelpark

Es el Central Park amsterdamés, y aunque infinitamente más pequeño (47 hectáreas), también tiene su encanto, aún en invierno con sus árboles pelados y su paisaje gris. Es aquí donde me ha llamado la atención que el uso de los paraguas por parte de los neerlandeses es casi inexistente a pesar de la lluvia, y que por supuesto siguen usando sus bicis a pesar de ello. Tampoco ésta les impide salir a pasear tranquilamente por el parque, aunque el clima invite a quedarse en casa bajo la manta viendo una peli.

Curiosidades sobre las bicis: hay más bicis que habitantes en la ciudad, y más del 60% de ellos utilizan su bici a diario independientemente de la época del año. ¡Y de los canales se saca la friolera de unas 15.000 bicis al año!

El parque Vondelpark lleva abierto desde 1865, cuando varios ciudadanos se agruparon para crear un espacio donde poder montar a caballo y pasear, aunque por aquel entonces estaba reservado para el colectivo que lo creó, que además pagaba una pequeña contribución.

Comida rápida: Bagels & Beans

Este coqueto local se encuentra unas calles más arriba del Heineken Experience (sí, hemos comido después de fracasar en nuestro intento de entrar a la visita guiada) y está especializado en bagels, claro. No, no es un plato neerlandés, sino más bien americano: se trata de una especie de sandwich con forma de rosquilla del cual existen infinidad de variantes: el tradicional es con queso crema, pero los hay mucho más contundentes. Yo me he pedido uno de mozarella, tomate y pesto. Y de nuevo en este sitio también, el café buenísimo.

Mercado Albert Cuyp

Después de comer nos hemos topado con este mercadillo, justo al lado de la cafetería mencionada. Se llama así por encontrarse en la calle con el mismo nombre, y en él hay puestos de comida (tanto preparada como frutas, verduras, queso…), souvenirs, ropa y otros productos típicos.

Barrio Rojo

Terminamos el día en la que sin duda es una de las zonas más conocidas de Amsterdam. Lo mejor es venir aquí cuando ya es de noche, por aquello de las luces, ya que sí, es cierto que las calles se inundan de colores rojos de los locales donde las prostitutas ofrecen sus servicios, coffee shops, tiendas…

Y es que no es una sorpresa que la capital de los Países Bajos es uno de los lugares más liberales del mundo, donde la prostitución y la marihuana son legales. Es muy curioso ver cómo en esta zona se puede ver un ambiente tan «abierto» a pie de calle, y a levantar la mirada al piso de arriba y ver a una familia de toda la vida viendo la tele en su salón (las cortinas en esta ciudad brillan por su ausencia, y las casas se caracterizan por sus enormes ventanales).

La historia del Barrio Rojo de Amsterdam se remonta a muchos siglos atrás, cuando era un barrio de pescadores: allí los barcos atracaban para dejar y recoger mercancía y los marineros iban en busca de mujeres con las que satisfacer sus necesidades sexuales antes de volver a abandonar la tierra firme durante semanas o meses. La prostitución allí siempre existió, pero fue a partir del siglo XV cuando se comenzaron a abrir burdeles por el barrio, a pesar de que la prostitución estaba totalmente prohibida. A partir del siglo XVII, con el auge del puerto de Amsterdam, la prostitución aumentó considerablemente y las mujeres comenzaron a exhibirse desde las ventanas o puertas de sus casas. Finalmente, en 1911 se decidió legalizar la prostitución en Amsterdam otorgando así una serie de derechos y obligaciones a las prostitutas. Desde entonces el número de vitrinas se mantiene constante y está legalmente controlado.

Para terminar el día, como ya os adelanté ayer, hemos repetido en Food Hallen. Esta vez han tocado unos bowls vietnamitas: una especie de ensalada de noodles con lechuga y otras verduras, y una proteína (tofu, en mi caso). Muy rico (y sano).

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Amsterdam · día 2: Mercado de flores, Halvemaansbrug, Barrio Judío y Casa de Anna Frank

Primer día completo por Amsterdam, y el único que teóricamente nos va a respetar el clima. Así ha sido: 6-7ºC durante el día, algo de sol y nada de lluvia. Así que nos hemos pateado el centro de la ciudad de arriba abajo varias veces. Hemos subido al tranvía 13 para llegar a la Estación Central, y allí hemos comenzado nuestra caminata.

Mercado de flores

Desde la estación hemos caminado a lo largo de la calle Damrak, que comunica ésta con la Plaza Dam, así también la veíamos de día. Hemos seguido recto por la calle Rokin, y finalmente hemos llegado al famoso Mercado de Flores de Amsterdam, Bloenmarkt en holandés.

Se trata de un mercado flotante dedicado casi exclusivamente a la venta, no tanto de flores (que también), sino de bulbos y semillas, sobre todo los míticos tulipanes holandeses, aunque también hay algunas tiendas de quesos donde podréis probar de diferentes sabores. Este colorido mercado es el único de este tipo en el mundo, y se remonta a los tiempos en que las flores y otras plantas llegaban a través de los canales desde diferentes partes del país.

Halvenmaansbrug

Justo al lado de este mercado, el puente que lleva este nombre cruza el río Amstel, y desde él se pueden hacer unas bonitas fotos con el canal de agua y las típicas casas holandesas al fondo. Aunque aprovecho para decir que pasear por Amsterdam es un placer (a pesar de sus estrechas aceras y el peligro constante de ser atropellado por una bici) porque la arquitectura de la ciudad es, en mi opinión, súper agradable a la vista.

Comida rápida: Toastable

También junto al mercado de flores, hemos parado a comer un sandwich rápido, a la par que sano y rico, y un buen café en Toastable, un pequeñito local de sandwiches también apto para vegetarianos y veganos, y muy buen café.

Barrio judío

El Jodenbuurt ocupa toda esta parte de la ciudad, que corresponde a la zona donde hace muchos siglos se asentó la comunidad judía, y que posteriormente, durante el siglo XX y los acontecimientos relacionados con el Holocausto, fue convertido en el gueto judío de Amsterdam. En esta zona visitamos varios lugares:

  • Waterlooplein Market: es un mercadillo de objetos y prendas de segunda mano. Algunos puestos parecen más un basurero, pero en otros hay cosas interesantes.
  • Museo Rembrandt: no hemos podido entrar, pues está en obras hasta el 18 de marzo de 2023, pero sí nos hemos acercado a ver por fuera la que fuera la casa del famoso pintor holandés Rembrandt, en la que vivió entre 1639 y 1659.
  • Sinagoga portuguesa: es otro de los lugares que visitar en el barrio judío, pero tampoco entramos, pues el precio nos parecía excesivo (15€). Es una sinagoga sefardí del siglo XVII a la que se conoce también por el nombre de esnoga. La comunidad de judíos sefardíes en Ámsterdam fue una de las más grandes y ricas en Europa durante la Edad de Oro Neerlandesa y esta sinagoga es un reflejo de ello. Se encuentra en uso todavía, data de 1675 y es una de las sinagogas más grandes del mundo.
  • Museo de los judíos: se encuentra justo frente a la sinagoga, y en uno de sus laterales podréis pasear por una de las pocas calles mas tradicionales del barrio, ya que después de la Segunda Guerra Mundial el barrio judío quedó prácticamente destruido y realmente lo que hoy vemos son edificios residenciales modernos. La entrada al museo cuesta 17€.
  • Monumento al Holocausto: es una construcción en la que aparecen los nombre de más de 100.000 personas neerlandesas que fueron asesinadas durante el holocausto.
  • Hortus Botanicus: Inaugurado en 1638,se trata de uno de los jardines botánicos más antiguos de Europa, y curiosamente aquí se cultivó la primera planta de café en Europa. Tiene varios invernaderos con climas diversos para poder observar la vegetación de cada uno de ellos. La entrada cuesta 12€.

Casa de Ana Frank

A esta no hemos podido entrar, no por no querer, sino por despistados. Y es que internet está inundado de blogs que urgen a comprar las entradas con antelación, pues suelen agotarse rápido… y así es. En nuestro caso, no había entradas para ninguno de los 5 días que estaremos en Amsterdam, por lo que nos hemos limitado a verla desde fuera.

Por si acaso no os suena, os cuento que esta casa se trata de la vivienda en la que se escondió Ana Frank y fu familia (judíos) durante la Segunda Guerra Mundial: ¡estuvieron escondidos durante 2 años!. Esta niña es famosa porque su diario sobrevivió a los acontecimientos, y posteriormente fue publicado (si no lo habéis leído, estáis tardando). La casa se ha convertido, por supuesto, en un museo que abrió al público en 1960 con la ayuda de Otto Frank, padre de Ana y único superviviente de la familia. Se puede visitar la zona de la vivienda en la que estuvieron escondidos y otra parte que muestra el contexto histórico en el que tuvo lugar el Holocausto y donde se encuentra el diario original.

Cena: Food Hallen

Súper descubrimiento cerca de nuestro hotel: Food Hallen, dentro de un recinto llamado De Hallen, una especie de centro comercial donde también hay un cine y algún otro local, pero lo principal es este recinto (cubierto y calentito) lleno de puestos de comida de diferentes tipos (ramen, tacos, pizza, sushi, jamón serrano, burritos, albóndigas neerlandesas…) en los que uno puede comprar lo que quiera y sentarse a comerlo en una de las muchísimas mesas repartidas por todo el hall. El ambiente es genial y la comida está obviamente por debajo del precio medio por cenar en cualquier restaurante. Por menos de 20€ por persona se come sobradamente. Esta noche hemos elegido burritos. Y repetiremos (probando otros platos) seguro.

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Amsterdam · día 1: Plaza Dam y Damstraat

Llega fin de año, y como ya es casi tradición, ¡nos escapamos! En esta ocasión ha sido el turno de Amsterdam, una ciudad que aún no tenía el placer de conocer. Estaremos aquí 5 días, y os iré contando todo lo que hagamos (y cómo podríamos haberlo hecho mejor).

El primer día de viaje no ha dado mucho de sí, pues nuestro avión ha salido a las 15:00 de Madrid. 2 horas después aterrizábamos en Amsterdam Schiphol, uno de los aeropuertos con más tránsito de Europa, por lo que es enorme.

¿Cómo llegar del aeropuerto al centro de Amsterdam?

El taxi o VTC (Bolt en este caso) para llegar al centro de la ciudad cuesta unos 30-40€, así que hemos optado por utilizar el transporte público. Si os alojáis en el centro centro de Amsterdam, llegar es sencillo, pues hay un tren directo a la Estación Central, y de ahí podéis caminar o tomar un tranvía. En nuestro caso, que el hotel se encuentra a unos 2,5km del centro, y a 3 de dicha estación, hemos cogido un tren Sprinter hasta Sloterdijk (por unos 6€ por persona), y allí el tranvía 19 hasta Ruijterweg, parada que se encuentra a pocos metros de nuestro destino, el Hotel Chassé.

Alojamiento: Hotel Chassé

El hotel está bastante bien, el precio en estas fechas (26-30 de diciembre de 2022), 4 noches en una habitación doble superior con desayuno Buffet incluido, ha sido de 663€ (82€ por persona y noche), algo bastante por debajo de la media de Amsterdam y por encima de la calidad media también, ya que salvo que te vayas a hoteles grandes y muy caros, hay por ahí muchísimo hotel pequeño y antiguo que deja bastante que desear. Además, el buffet del desayuno está genial, las habitaciones tienen bastante buena insonorización para lo que a veces encontramos por ahí, y los únicos peros son que hay un campanario al lado que toca cada hora desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, y que el gimnasio no es realmente del hotel y abre a las 10 de la mañana (esto para personas normales no es importante pero para nosotros sí, y de hecho siempre reservamos hotel que tenga gimnasio para poder seguir con nuestros entrenamientos).

hotel chassé amsterdam

Plaza Dam

Una vez instalados en el hotel, hemos vuelto a salir a investigar, y caminando hemos llegado a la Plaza Dam, la que podríamos decir que es la principal plaza de Amsterdam, y en la que ahora en Navidad se encuentra el árbol de Navidad más grande de la ciudad (aunque tampoco es gran cosa, ciertamente). Tanto la plaza como el resto de la ciudad tienen una iluminación preciosa, confirmando así que ha sido una buena idea venir a Amsterdam en Navidad.

plaza dam Amsterdam

La Plaza Dam marca el punto donde se construyó una presa (dam en deerlandés), para poder juntar los dos asentamientos que dividía el río Amstel. De hecho, de aquí surge el nombre de Amsterdam: juntando el nombre de la presa “Dam” con el nombre del río “Amstel” derivó en el actual Amsterdam.

De la plaza parten algunas de las calles más concurridas de la ciudad, como Kalverstraat (llena de tiendas de moda de las marcas más conocidas del mundo) o Damstraat (donde predominan los restaurantes).

Dónde cenar: Damstraat

Aquí es donde decidimos buscar un lugar para cenar. Encontraréis de todo. De todo excepto restaurantes neerlandeses, y es que me quedé impactada con la cantidad de restaurantes de comida de todas partes del mundo: restaurantes argentinos, italianos, chinos, de Oriente Medio, incluso españoles: ¡vimos 3 locales de churros! Lo único que parece típico de aquí son las patatas fritas.

Nuestra elección han sido la Pizzeria Steakhouse Amsterdam, un restaurante predominantemente italiano donde la comida estaba rica (hemos pedido ensalada griega, crema de champiñones y pizza vegetariana) pero el lugar estaba hasta arriba y era muy agobiante, pues las mesas estaban tan juntas que parecía que estábamos comiendo con los de la mesa de al lado. Para ser un lugar tan turístico, los precios tampoco eran muy altos (unos 15€ por plato de media).

Pizzeria Steakhouse Amsterdam

Terminamos por hoy, mañana más y mejor.