24 de diciembre: Abu Simbel y Philae

Últimos dos templos…! La verdad es que todos son imponentes y espectaculares, pero mentiría si dijese que no estoy un poquito saturada de templos. Sobre todo porque el segundo día ya visitamos el que para mí es el mejor: el Templo de Abydos, que es de los mejor conservados en su interior en cuanto al color de las imágenes, y realmente casi todos los templos tienen la misma forma.

Eso sí, lo que nos quedaba hoy por la mañana, a pesar de la paliza de kilómetros en coche, la masificación y el madrugón (si es que a levantarse a las 4 de la mañana se le puede considerar madrugar) merecían la pena por ir a ver el famoso templo de Abu Simbel.

Antes de nada, os lo cuento por si cuando vengáis lo hacéis en un viaje privado (como nosotros): si no es verano, no es necesario madrugar tantísimo para visitar el templo. El punto de partida hacia allí suele ser desde Asuán, donde atracan los barcos como punto más cercano. Cercano es un decir, porque son casi 300km y más de 3 horas de coche. Para aprovechar el día es genial madrugar, pero realmente los dos templos de Abu Simbel se ven en menos de 2 horas, y la hora de llegada, sobre las 9 de la mañana, es la misma a la que otros muchos cientos de turistas llegan, pues todos los tours tienen el mismo plan horario. Siendo invierno, que no hay que esquivar ningún calor infernal, no hay motivo alguno por el que no se pueda salir de Asuán sobre las 6-7 de la mañana, puesto que marcará la diferencia entre ver el imponente templo completamente atestado de gente, o casi casi vacío. Nosotros estuvimos de 9 a 10:15, y todos los buses partieron a las 10:00, por lo que entre las 9:55 y las 10:05 había una diferencia de cientos y cientos de personas.

Abu Simbel

Ubicado junto al lago Nasser, se compone de dos templos mandados construir por el Faraón Ramsés II: uno para él mismo (fue, entre otras cosas, el más egocéntrico de los faraones egipcios, y eso que hubo muchos) y otro para su esposa Nefertari, una de las muchas que tuvo pero a la que más quiso.

Actualmente no se encuentra en su emplazamiento original, sino a unos 200 metros y más elevado: en los años 60, con la construcción de la nueva presa de Asuán, el lago Nasser iba a crecer de tal forma que dejaría el templo bajo el agua. El Estado se movilizó, consiguiendo ayuda económica de muchas otras naciones, incluida España, y durante 4 años se dedicaron a trasladar el templo piedra a piedra hacía su nueva localización. La dificultad añadida fue que el templo original estaba construido utilizando una montaña, por lo que tuvieron que construir una montaña artificial para poder reconstruirlo tal cual era.

Gracias a que España colaboró en esta misión, el gobierno egipcio nos regaló el conocido templo de Debod, que hoy se puede visitar en el centro de Madrid.

Por estar construido en piedra natural y por las dimensiones del propio templo y de sus colosos, es sencillamente espectacular. Por dentro, como ya comenté ayer, aunque sí es una pasada, no me parece mejor que otros, y cuando está abarrotado de gente mucho menos, ya que hace un calor horrible y no se puede ver nada, pero desde luego que también es digno de admirar.

Templo de Philae (Asuán)

Es el único templo del país que estuvo situado en una isla, que lleva el mismo nombre. Igual que con Abu Simbel, también tuvo que moverse unos cientos de metros por la crecida del lago Nasser, pero este proceso fue mucho menos complejo. A diferencia del otro, este sí quedó sumergido durante unos años, hasta que se rescató. Actualmente se encuentra en el islote de Agilkia.

Es un templo griego, de época ptolemaica, como los de Edfu y Kom Ombo y está dedicado a la diosa Isis. En época romana, el mismo emperador Adriano amplió el templo, dotándolo de más estructuras, e incluso se dibujó a él mismo en algunos grabados de la pared.

El culto a la diosa perduró hasta el siglo VI, cuando el emperador Justiniano prohibió todo lo que no fuese cristianismo en cualquier parte del Imperio Romano, y posteriormente, hasta el siglo XII, se convirtió en una iglesia cristiana dedicada a San Esteban.

Una última curiosidad sobre este templo es que aquí se encuentra la última inscripción jeroglífica de la que se tiene evidencia, el 24 de agosto del 394 d.C. y también el último texto escrito en egipcio demótico (la abreviatura de la abreviatura de los jeroglíficos de la época más antigua), el 11 de diciembre del 452.

Al Fayed Essence of Life (Asuán)

Paradita final antes de volver al barco: al parecer, la creación de perfumes, esencias y aromaterapia en general es un oficio por el que Asuán es muy conocido. Nuestro guía nos llevó a una de esas fábricas, donde nos hicieron una visita guiada, nos explicaron cómo se hacen las esencias y cómo se usan, nos mostraron una variedad enorme de ellas, y no solo para utilizar de perfumes, sino algunas para tratamientos de la piel y otras uqe incluso se bebían, nos dieron un masaje de 5 minutos para probar una de las esencias que servía como crema de masaje, nos invitaron a un té… y obviamente todo con el objetivo de que comprasemos.

Es un sitio curioso, pero al ser una visita individual, es un poco complicado irse de allí sin comprar nada, por lo que acabams comprando un bote cada uno. Los hay desde 22€ hasta 70€ dependiendo del tamaño, pero como buenos árabes que son, trataron de hacernos mil ofertas para que comprásemos más.

Y con éstos, últimos templos (o al menos de momento) y terminamos el día, como no podía ser de otra manera: con una exquisita cena de Nochebuena en el crucero, y un poquito de fiesta, pero muy poca, porque mañana… a las 6 en pie de nuevo para recibir el día de Navidad. Vaya ritmo!