22 de julio: Cascadas de Polilimnio y Kiparissía

(Ver también Consejos para hacer una ruta por Grecia)

Día de ruta, cambio de destino: de Esparta a Olimpia. ¿Encontraremos en esta ciudad algo similar a lo poco explotado que tienen el turismo los espartanos? De momento tendremos que esperar a mañana para averiguarlo.

El plan para hoy era hacer paradas durante nuestro camino hacia Olimpia:

Cascadas de Polilimnio

Un paraje natural que absorbe y desde luego da la sensación de estar en cualquier otro lado menos en el corazón del Peloponeso. Se encuentran junto a un pequeño pueblo llamado Charavgi, a 1h30 de Esparta (o 2h sin coger peaje), y son todo un paraíso, salvo porque debido a que sólo hay que recorrer 300m hasta la zona de cascadas y otros 300 hasta la cascada más grande, están bastante concurridas por turistas y familias. No es un lugar muy amplio y en hora punta casi hay que hacer cola para poder bañarse en determinadas pozas.

Aún así, recomiendo totalmente la visita si pasáis cerca de aquí, son una maravilla de aguas azules y un oasis del que resguardarse del horrible calor que se pasa en Grecia haciendo turismo en pleno julio.

Es fácil llegar, ya que en Google Maps alguien se ha encargado de poner un pin en la misma cascada y también en el parking. Tan solo tenéis que escribir «Polylimnio Waterfalls«.

Eso sí, aunque la distancia a recorrer es corta, unos mínimos, por favor: qué menos que unas deportivas para caminar. Había cada individuo por allí que no ha acabado en el agua de milagro. El terreno es escarpado y tiene bastantes pendientes de subida y bajada.

Importante: al llegar a las cascadas, se puede ir a la derecha o a la izquierda por el cauce del río. Las más bonitas están hacia el lado derecho a unos 300m, pero también es donde está todo el mundo, así que el lado izquierdo, aunque menos impresionante, también es interesante. ¡Pero no dejéis de pasar a ver las cascadas grandes porque son espectaculares!

En Charavgi, el pueblo más cercano, hemos parado a comer en el restaurante Kataraktis, y adivinad lo que voy a decir a continuación… ¡qué rico estaba todo! Aquí en Grecia parece que, al igual que en España, se come bien en todas partes: un restaurante malo está condenado a la quiebra.

Seguimos con la cata de platos típicos, y hoy ha tocado probar el Pastitzio: una lasaña echa con tallarines en vez de con láminas de pasta, pero por lo demás es igual.

Kyparissía

Retomando la ruta en coche hacia Olimpia, hemos parado por Segunda vez: en esta ocasión en un pueblo costero llamado Kyparissía que esperábamos tuviese su encanto, al igual que los que hemos visitado estos días (Nauplia y Ghythio), pero no ha sido así, el listón estaba bastante alto.

En este pueblo no hay mucha vida costera y lo que hemos hecho ha sido visitar las ruinas de su castillo, también de época Bizantina, como el de Mystras, pero bastante peor conservado. Lo más curioso es el pequeñísimo teatro que se encuentra casi en perfecto estado en lo más alto de la fortificación.

Fue fundado en 1205 y pasó por manos de los francos y los turcos en varias ocasiones, al igual que los demás terrenos de esta zona.

Dejo claro que no es un pueblo al que recomiende venir expresamente, en absoluto, pero no es mal lugar para parar si vais de camino al norte, ya que la carretera de la costa pasa literalmente por el medio de la localidad, y desde el castillo hay muy buenas vistas de toda la costa, además de varios restaurantes para hacer una parada gastronómica post-puesta de sol, por ejemplo.

Y, unas 4 horas después del inicio, llegamos al destino final: Olimpia. De haberlo hecho directamente, por peaje hubiésemos tardado unas 2h, y sin él, 3. No dejéis de barajar esta opción si veis que tenéis el tiempo más ajustado, pues los peajes no son caros; eso sí, todas las autopistas son de pago y las carreteras nacionales dan penita.

Alojamiento: Hotel Inomaos (34€/habitación doble/noche) – bien situado, en plena calle central de Olimpia, aunque tampoco es que esté pueblo sea muy grande. Habitación normal, un poco vieja, un buen balcón y buenas vistas, pero nuestra habitación da a la calle más ancha y los coches se oyen muchísimo porque la ventana no aísla nada.