Visita al Campo de concentración Sachsenhausen (Berlín)

Llegamos al último día de nuestro viaje express a Berlín, y también a la visita más difícil: la del Campo de Concentración de Sachsenhausen, ubicado en la localidad de Oranienburg, a 40km de la capital alemana (se llega en la línea S1 de tren), y podríamos decir que uno de los más relevantes del régimen nazi, pues todo lo que sucedía en el resto de campos de concentración y exterminio (miles de ellos) era decidido y ordenado desde aquí.

No se trata de una excursión bonita ni agradable, pero sí recomiendo realizarla para aprender y reflexionar. De hecho, visitar los campos de concentración es una tarea obligatoria para todo estudiante alemán en la actualidad.

Lo que sí me parece imprescindible es hacerlo acompañado de un guía. Allí mismo ofrecen audioguías, pero es infinitamente mejor que una persona vaya contándoos todo lo que allí aconteció. Nosotros contratamos un tour que nos encantó, y además nos llevaron en transporte público desde Berlín, una buena opción si no estáis muy familiarizados con las líneas de trenes alemanas. Os lo dejo por aquí.

Estuvo operativo entre 1936 y 1950, y aunque estaba calificado de campo de concentración, no de exterminio (los de exterminio estaban todos en Polonia y la Checoslovaquia) también murieron miles de presos aquí debido a las inhumanas condiciones de vida y a los castigos a los que se veían sometidos.

Originalmente, el campo estaba destinado principalmente a presos políticos, incluidos comunistas, socialdemócratas y otros opositores al régimen nazi, y fue construido con una disposición triangular y rodeado por una cerca electrificada y torres de vigilancia, lo que permitía un control eficiente y una vigilancia continua.

Con el tiempo, Sachsenhausen se expandió y su propósito se diversificó. Se utilizó para internar a grupos considerados «indeseables» por los nazis, como judíos, gitanos, homosexuales, Testigos de Jehová y prisioneros de guerra soviéticos. Además, se convirtió en un centro de entrenamiento para oficiales de las SS, quienes posteriormente serían desplegados en otros campos de concentración y exterminio.

También fue escenario de experimentos médicos inhumanos realizados en los prisioneros. Los médicos de las SS llevaban a cabo pruebas con vacunas y otros experimentos que a menudo resultaban en la muerte o en graves secuelas para los sujetos.

En 1945, con la llegada del Ejército Rojo, Sachsenhausen fue liberado. Sin embargo, antes de la llegada de las fuerzas soviéticas, las SS evacuaron el campo, forzando a los prisioneros a realizar las llamadas «marchas de la muerte», durante las cuales muchos murieron debido a las condiciones extremas y a la brutalidad de las SS.

Tales atrocidades pudieron haber terminado ahí, pero después de la guerra, Sachsenhausen fue utilizado por la NKVD soviética como un campo especial para prisioneros políticos hasta 1950, donde continuaron muriendo personas, y no fue hasta 1961 cuando finalmente se convirtió en un lugar conmemorativo y museo dedicado a la memoria de las víctimas del régimen nazi y de la opresión soviética.

Sachsenhausen, como otros campos de concentración, representa uno de los capítulos más oscuros de la historia humana, recordándonos la necesidad constante de defender los derechos humanos y la dignidad de todas las personas.

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Qué ver Potsdam (Alemania) en un día

Seguimos desgranando nuestra escapada a Berlín, y es que los pocos días que estuve por allí dieron mucho de sí. Tanto como para hacer esta excursión de día que tooooodo el mundo me recomendó.

Ubicado a 40 minutos en tren desde Berlín (tomando la línea S7 de lo que sería el cercanías alemán), es un imprescindible cuando visitas la ciudad germana, ya que Potsdam fue durante muchos años la capital de lo que fue el Estado de Brandeburgo, y la grandeza que hoy respira se debe a que fue elegida como la población de residencia de reyes prusianos y kaisers alemanes durante mucho tiempo, entre los que destaca Guillermo I, que residió allí en el siglo XVII. Incluso cuando la capital del imperio prusiano pasó a ser Berlín, la corte mantuvo sus residencias en Potsdam, y muchos de sus palacios son visitables hoy.

Por desgracia también es protagonista de uno de los hechos que determinaron el siglo XX, ya que en 1914 Guillermo II firmó en el Neues Palais la declaración que dio comienzo a la I Guerra Mundial.

También, unos años más tarde, en 1933 en la Iglesia de la Guarnición de Potsdam, el Presidente Hindenburg estrechaba la mano la mano de un joven Adolf Hitler en su nombramiento como canciller de Alemania.

Finalmente, terminada la II Guerra Mundial, en 1945 tuvo lugar la Conferencia de Potsdam que dejó la famosa foto del trío del momento: Truman, Churchill y Stalin. Los tres líderes discutieron largo y tendido en el Palacio de Cecilienhof cómo sería administrada Alemania por los aliados.

¿Cómo visitar Potsdam?

Actualmente Potsdam es considerado Patrimonio Mundial de la UNESCO, una zona que abarca 2000 hectáreas en la que se pueden ver (algunos por dentro) 150 edificaciones palaciegas.

Mi elección para visitar tanto el bonito casco antiguo como la zona de los palacios fue en bici: en total recorrí 12km por las calles de la ciudad, los parques y los palacios. Una distancia que, de haber recorrido caminando, me habría llevado el día completo. Es posible alquilar bicis en la parte exterior de la estación de tren de Potsdam. En mi caso, fueron 12€ por la tarde completa.

Si, al contrario que yo, disponéis del día entero para visitar la ciudad, lo mejor sin duda es hacerlo con un guía. Podéis hacer el Free Tour, que comienza a las 10 de la mañana y dura 3:30h, y dedicar la tarde a ver otros palacios que no se recorren en el tour, además de entrar a algunos de ellos.

Estos son los palacios «obligatorios» que creo que tenéis que ver de la antigua capital:

  • Neues Palais
  • Palacio de Sanssouci. Es donde acaba el Free Tour y si habéis estado en Versalles, veréis muchas similitudes.
  • Palacio de Babelsberg, que fue la residencia de verano de Guillermo I.
  • Palacio de Cecilienhof

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Los 14 imprescindibles de Berlín y dónde comer

El blog está un poco parado, y es que hace mucho que no viajo a lugares nuevos. Pero por fin he puesto el ✅ a una ciudad que tenía pendiente desde hace años: Berlín.

He de decir que tengo que volver, porque es mucho lo que hay que ver. En mi caso, esta vez mi viaje duró 3 días completos (con 3 noches) de las cuales dediqué 1 día y medio a la ciudad, y el resto fue para hacer excursiones a Potsdam y a Sachenhausen, de las que os hablo en otros posts.

Como tenía el tiempo justo, preferí ponerme en manos de los mejores: los guías de Free Tours. En Berlín me parece especialmente importante hacer este tipo de visitas, ya que la ciudad en sí, sin contexto ni explicación, no tiene «nada». Todos sabemos lo que sucedió por aquí en la II Guerra mundial y en los años posteriores, por lo que las edificaciones que hoy vemos, salvo excepciones, son todas reconstrucciones, y por tanto, el 95% de la ciudad tiene un aspecto moderno y poco artístico, digamos.

Lo especial de Berlín es pasear por sus calles entendiendo qué pasó en cada lugar, eventos que determinaron el devenir de Europa durante mucho tiempo, y donde, desgraciadamente, sufrió mucha gente.

Y es que es precisamente este el motivo por el que la reconstrucción de Berlín tiene un aspecto «normal». Alemania no ha querido, bajo ningún concepto, ensalzar las figuras de los responsables de una de las peores guerras y masacres de la historia, por lo que lo que en su día fueron lugares importantes, hoy se han convertido en edificios de apartamentos, parkings o simples calles.

Todo lo que queda de aquella época son memoriales en homenaje a los colectivos que más sufrieron, como los judíos, los homosexuales o los gitanos.

Os dejo por aquí los free tour que realicé, totalmente recomendables ambos:

Free Tour de Berlín (general, para ver lo más relevante)

Free Tour del III Reich y Barrio Judío

Dicho esto, os dejo una lista de esas que os gustan de las principales cosas que visitar en Berlín:

1. Puerta de Brandeburgo

Cómo no, la primera tenía que ser el símbolo de la ciudad. Esta es una de las 18 puertas por las que se podía acceder a la ciudad, pagando los correspondientes impuestos en el siglo XVIII.

Numerosos eventos han tenido lugar en la Plaza de París, que es donde se sitúa la Puerta, con protagonistas que van desde Napoleón hasta Hitler. Pero es que además, la emblemática puerta quedó encerrada en el muro que dividía las 2 Alemanias tras la II Guerra Mundial.

2. Reichtag

El Reichtag o Parlamento de Berlín, situado a pocos metros de la Puerta de Brandeburgo es un imponente edificio de estilo clásico pero con una moderna (y visitable) cúpula de cristal en lo alto.

Ha sido testigo de los momentos más trágicos de la historia reciente de Alemania, como por ejemplo, el incendió que sufrió en 1933, del cual fue responsabilizado un joven comunista (a pesar de que fueron los nazis, confirmado por ellos más adelante) y que sirvió como pretexto para la primera persecución y asesinato de políticos en Alemania antes de la II Guerra Mundial.

Como os decía, es posible visitar la cúpula de forma gratuita, pero hay que reservar las entradas. No suele haber problema para hacerlo de un día para otro allí mismo, pero si queréis aseguraros, podéis hacerlo por internet para la fecha y hora deseadas, en esta web.

3. Tiergarten

El parque de la ciudad, por excelencia. Es el Central Park de Berlín, y es una auténtica maravilla de lugar, aunque en sus orígenes era el coto de caza privado de la aristocracia alemana allá por el siglo XVIII. A

Tiene una carretera que lo cruza de este a oeste, y algunas otras que lo cruzan de norte a sur, pero el resto es un frondoso bosque lleno de caminos súper agradable para pasear, correr o montar en bici.

El parque comienza justo detrás de la Puerta de Brandeburgo y es en ese extremo donde se encuentran varios de los memoriales mencionados al principio del artículo, como el Memorial a los Homosexuales, a los Gitanos, o incluso también uno a los soldados soviéticos.

4. Monumento al Holocausto

Seguimos cerca de Tiergarten y la Puerta de Brandeburgo. Esta vez, un poco más al sur encontramos el imponente memorial a los judíos asesinados durante el Holocausto, una obra de arte que se extiende en una inmensa plaza y que está compuesto de más de 2.000 columnas negras separadas por angostos pasillos.

Este memorial, inaugurado en 2005, no se libró de la polémica, ya que se utilizó un producto para recubrir las columnas con el objetivo de poder limpiarlas muy fácilmente si alguien cometía algún acto de vandalismo, y resultó que este producto estaba fabricado por la misma empresa que en su día fabricó el gas con el que miles de judíos fueron asesinados. Es por ello que los propios judíos no reconocen este monumento como un memorial hacia ellos.

Aún así, y aprovecho este apartado para comentarlo, debemos entender que prácticamente todas las empresas alemanas que hoy conocemos colaboraron con el régimen nazi durante aquellos años (hablamos de Adidas, Calvin Klein, Hugo Boss, Volkswagen…) ya que, como muchos opinan, no tenían otra opción.

5. Checkpoint Charlie

No busquéis a ningún tal Charlie por aquí, porque no es una persona. El Checkpoint Charlie es el único puesto de paso que queda hoy en pie de las que servían de frontera entre la Alemania del Este y del Oeste, y se llama así porque los puestos estaban nombrados por el alfabeto internacional (Alpha, Bravo, Charlie, Delta, Echo…) y éste era el tercero de ellos.

A día de hoy podemos ver todavía el cartel que anunciaba que estabas cambiando de zona y la caseta del control de pasaportes, aunque no es la original.

Este punto es especial porque en el pudo desatarse la IV Guerra Mundial, a causa de una fuerte discusión entre un diplomático americano y un oficial de la URSS, que acabo con más de 20 tanques de ambos bandos apostados en la frontera. Finalmente, y menos mal, todo quedó en nada.

6. Gendarmenmarkt

La plaza Gendarmenmarkt es un amplio espacio flanqueado por las iglesias gemelas Deutscher Dom (Catedral Alemana) y Franzosischer Dom (Catedral Francesa), separadas por la Konzerthaus (Sala de Conciertos), y después de recorrer Berlín podría decir que es una de las plazas más bonitas que ver en la ciudad, aunque, y aprovecho este apartado para comentarlo, en este momento y desde hace un año se encuentra en obras, como otros muchísimos rincones de Berlín.

Y es que la ciudad germana se encuentra edificada sobre terreno pantanoso, lo cual hace que el deterioro de cualquier estructura avance mucho más rápido que en otros lugares, dando lugar a una ciudad en obras infinitas.

Otra curiosidad que es fácil observar en esta plaza pero que sucede a lo largo de todo Berlín es que las estatuas de lo alto de las iglesias son de un color mucho más oscuro, casi negro, que el resto del edificio.

Esto deriva de la guerra, y se trata de restos de metralla, cenizas y otros derivados. Aunque se han restaurado todos los edificios, se han querido dejar así las estatuas como recuerdo a lo que pasó y no debe pasar de nuevo.

7. Bebelplatz

Esta plaza quizás compita en belleza con la anterior, y es que aquí también os veréis rodeados de numerosos edificios emblemáticos, tales como la Universidad Humboldt, la Catedral de Santa Eduvigis y la Antigua Biblioteca. De hecho, fue esta plaza la protagonista en 1933 de la quema de miles de libros de algunos autores censurados por los nazis, como Karl Marx o Sigmund Freud.

En recuerdo de este suceso, que fue el preludio de lo que sucedería años después con el régimen nazi, se realizó un memorial, que se encuentra bajo el suelo, aunque tapado con un cristal que no permite verlo muy bien, donde se pueden observar hileras de estanterías vacías.

8. Catedral de Berlín

Ubicada en la Isla de los Museos, de la cual hablaremos a continuación, muy cerca de Bebelplatz, es una de las edificaciones más antiguas de la actual ciudad, construida a finales de siglo XIX sustituyendo a otra que había en el mismo lugar que databa de 1747.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el templo quedó seriamente dañado por los bombardeos. No fue hasta 1975 cuando comenzaron los trabajos de reconstrucción, y fue finalizada en su totalidad en 1993.

9. Isla de los Museos

Recibe este nombre por encontrarse rodeada de 2 vertientes del berlinés Río Spree, y porque en ella se encuentran un gran número de museos importantes: el Museo de Pérgamo, el Museo Antiguo, el Museo Nuevo, la Antigua Galería Nacional y el Museo Bode.

Sin duda, el más importante de todos ellos es el Museo del Pérgamo, que se construyó según la medida de las obras de arte que iba a albergar y está formado por el Museo del Antiguo Oriente Próximo, el Museo de Arte Islámico y la Colección de antigüedades clásicas, y cuyas obras más interesantes son la reconstrucción de la Puerta de Istar (una de las 8 puertas monumentales de la antigua ciudad de Babilonia), el Altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo (de más de 2.000 años, y de aquí viene el nombre del museo), la puerta del mercado romano de Mileto y la Fachada de Mushatta y el salón de Alepo.

Pero lamentablemente este museo cerró en 2023 para realizar una restauración de varias obras, y se espera que abra, en el mejor de los casos… ¡en 2037! Si bien es cierto que se dice que para 2027 se abrirá un ala del museo y se podrá visitar el Altar de Zeus.

10. Alexanderplatz

Sin duda otro de los emblemas de la ciudad de Berlín, ya que en ella se encuentra la mítica Torre de Televisión, que con sus 368m es la construcción más alta de toda Alemania. Por favor, que os os pase como a mí, tenéis que subir a lo alto. Las vistas son absolutamente impresionantes, como podéis imaginar. Aquí podéis reservar las entradas.

Entre otras cosas, en Alexanderplatz también encontraréis el Ayuntamiento Rojo o Rotes Rathaus, un bonito edificio que podréis también visitar por dentro de forma gratuita.

11. Barrio Judío

Si seguimos caminando hacia el norte desde la isla de los museos, llegamos a la zona que fue el Barrio Judío de Berlín y que a día de hoy es una de las zonas más animadas y bonitas de la ciudad. Por todas partes se pueden encontrar señales de las familias que vivieron aquí, y es que si miráis al suelo veréis frecuentemente placas doradas con nombres de personas que fueron detenidas y que hasta entonces vivían en esas casas.

Otra de las características de este barrio es que cuenta con numerosos patios interiores, muchos de ellos muy decorados, y desde luego es un planazo pasar unas cuantas horas visitándolos todos. Uno de los más originales Dead Chicken Alley, lleno de graffitis en el que te también se puede subir a la casa que se encuentra al fondo, con un interesante aire alternativo.

12. Barrio Nikolaiviertel

Se trata de la zona residencial más antigua de Berlín y que a pesar de quedar prácticamente destruido durante la II Guerra Mundial, fue reconstruido de la forma más exacta al original para así recordar la vieja ciudad, y es por eso por lo que es la única zona en la que se puede pasear por callejuelas empedradas y edificios bajos de estilo medieval. Es, como nos dijo nuestro guía, la única zona de Berlín que se parece a la Alemania «de verdad».

13. Barrio de Kreuzberg

Se trata del barrio turco, uno de los más alternativos y auténticos de Berlín. Los turcos forman una enorme comunidad en la ciudad, habiendo miles de ellos, y de hecho comer deliciosos kebabs es algo muy común en cualquier parte de Berlín.

Además de mucho ambiente (las mejores discotecas de tecno de Berlín se encuentran aquí), podréis encontrar tiendas de ropa alternativa y alguno de los graffitis más famosos de la ciudad como el Astronaut Cosmonaut y el Nature Morte.

Los martes y los viernes de 11:00 a 18:30 montan un mercadillo al lado de la parada de metro Schönleinstrasse y del río.

14. Muro de Berlín

Aunque el original muro rodeaba por completo la zona soviética de Berlín, afortunadamente y como todos sabemos, dicha barrera es historia, y a día de hoy, a modo recordatorio, solo queda una línea de ladrillos en el suelo y algunos fragmentos de muro por aquí y por allá.

El más importante de ellos mide algo más de 1km y es en realidad un museo al aire libre, al que llaman East Side Gallery, y el cual está completamente lleno de pinturas de diferentes artistas actuales, en los que se representan temas de actualidad y donde, sobre todo, se envían mensajes de paz.

He de decir que fue mi parte favorita de toda la ciudad. Me quedé con ganas de que alguien me explicase más a fondo cada uno de los graffitis. Os dejo por aquí un Free Tour del Muro de Berlín y la Guerra Fría que tiene muy buena pinta.

Dónde comer en Berlin

Con estos 14 lugares tenéis más que de sobra para llenar 2 o incluso 3 días por la ciudad de Berlín, y termino con una lista de restaurantes probados en primera persona que me gustaron mucho, por si queréis idea de dónde comer en Berlín (de todos los países, por cierto):

🇹🇷 Baba Pirzola: un restaurante muy bien puesto para probar comida turca de calidad, así como diferentes kebabs servidos de una forma muy poco habitual.

🇩🇪 Erdinger: uno de los mejores restaurantes de la ciudad donde comer el típico codillo alemán. Lo cocinan muy bien. Se encuentra en la plaza Gendarmenmarkt.

🇬🇷 Ja! Niko Ja!: comida griega de la buena. Si eres fan de esta gastronomía, es tu lugar, aunque está alejado de las zonas que mencionábamos arriba.

🇹🇷 Kebap With Attitude: en pleno barrio judío, hacen unos kebabs buenísimos. Ingredientes de mucha calidad, ¡y también opción de kebab vegano!

🇻🇳 Cây Tre Quán: volamos hasta Vietnam, en este restaurante regentado por vietnamitas. Me gustó mucho, pero también algo lejos de la zona central, ya que mi hotel estaba por aquí.

🇮🇹 Marea: está junto a Potsdamer Platz y es un italiano de los muchísimos que hay en la ciudad, pero bastante rico y sobre todo, son rápidos en servir, algo no muy común en los restaurantes de Berlín.

🇩🇪 Burgermeister: es la cadena de hamburgueserías más famosa de Berlín, recomendada por cualquiera al que preguntes. Porque todo sea dicho, sí, las hamburguesas son originarias de Alemania, más concretamente de Hamburgo. Tiene sentido, ¿no?

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Trier y Castillo de Eltz (Alemania)

Visitamos esta ciudad, en español llamada Tréveris, porque está a pocos kilómetros de Luxemburgo, donde nos alojábamos (1 hora en coche). Lo que sí está algo más lejos (2 horas desde Luxemburgo y 1 hora desde Trier) es el Castillo del Eltz, pero si andáis por la zona os lo recomiendo 100% y confirmo que merece la pena el viaje, porque es precioso.

De Trier podemos decir lo mismo que de Luxemburgo Ciudad: es una ciudad bonita para pasear y disfrutar de sus calles. Según cuentan, es la ciudad más antigua de Alemania, fue fundada por los romanos en el año 12 a.C. y de hecho aún conserva estructuras de la época. Otro dato curioso es que es la ciudad natal de Karl Marx, donde se puede visitar su casa y un museo (actualmente, hasta junio de 2018, la casa está cerrada por reformas).

Aquí alguna de las fotos que hice en la tarde que pasamos allí:

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Previamente, por la mañana, visitamos el Castillo de Eltz: un castillo de película de Disney! Actualmente pertenece a tres familias y dos de ellas tienen abiertas sus zonas al público. Es gratis entrar, exceptuando la iglesia y algún museo más. Os dejo una de las muchas fotos que tomamos, pero no hace nada de justicia porque la luz aquel día no era muy buena y además estaba a contraluz. Por no decir que, una de las fachadas del castillo estaba en obras (parece que las obras me persiguen…).

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9 de septiembre: Rostock (Alemania)

(Ver también Lo que necesitas saber si vas a hacer un Crucero por los Fiordos Noruegos)

No busquéis el post de ayer, porque no lo hay… Estuvimos el día entero en navegación, en total 519 millas náuticas!

Atracamos a las 8 de la mañana en el puerto de Rostock. Es un puerto industrial y está alejado de la ciudad, y la ciudad en sí no es nada turística (este es el segundo año que llegan cruceros aquí) y realmente creemos que Pullmantur en este caso tiene un acuerdo con el pueblo, si no, no tiene sentido venir aquí en lugar de alguna otra ciudad de Noruega, haciendo que además perdamos un día de excursiones.

La ciudad está a unos 20 minutos en coche del puerto, y hay varias formas de ir: teníamos opción de coger un transfer de Pullmantur que costaba 15€ por persona ida y vuelta (la vuelta porque el transfer gratis hacia el aeropuerto salía desde el puerto). También se puede ir en tren, ya que hay una estación al lado del puerto, pero nosotros elegimos la opción de taxi: por 30-35€ nos llevaron al centro de Rostock, y además cogimos uno de 8 plazas y lo compartimos con otra familia del barco que también iba.  Evitad coger los taxis que os digan un precio cerrado desde el principio, y mucho menos si es más alto de estos 35€. Nos llamó la atención que no había taxis cuando atracamos, me da que este lugar no está todavía acostumbrado a la presencia de cruceros. Había una cola de mas de 30 personas esperando taxis, y éstos llegaban de uno en uno cada pocos minutos. Eso pasa en España y tienes 50 taxis esperando en la puerta!

Ya en Rostock decidimos simplemente caminar por el centro a ver qué encontramos, y para nuestra sorpresa, en la iglesia de Santa María encontramos que tienen el reloj astronómico medieval más antiguo del mundo. Es bastante impresionante, como veréis ahora en la foto. Fue construido en 1472 y estuvo funcionando 500 años seguidos hasta que una piedra del techo de la iglesia le cayó encima y hubo que repararlo. Tardaron 40 años, y desde entonces ha estado funcionando sin parar. No logramos entender del todo cómo funcionaba, ya que observamos que los meses sólo tienen 19 días, pero curiosamente sí marcaba la fecha de hoy, pero del año 1985. Había una guía explicándolo a un grupo en alemán, y además era bastante borde y no nos dirigió ni una palabra en inglés cuando nos dirijimos a ella.

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Otra curiosidad es que en la placa de los años sólo caben unos 140, así que hay que ir cambiándola conforme pasa el tiempo, y la que hay colocada ahora acaba justo este año! Ya tienen preparada la siguiente, que va de 2018 hasta 2150.

Después estuvimos paseando por la calle principal de la ciudad, Kröpeliner St., formada por casitas típicas de madera de colores, y llena de tiendas de todo tipo: es donde vienen los lugareños a comprar. Al final de la calle se encuentra la torre Kröpeliner, a la que se puede subir por 3€ y ver la ciudad desde arriba. Nosotros no subimos; preferimos hacerlo en la iglesia Petrikirche, más alejada del centro y más alta que esta torre. Se encuentra en un barrio residencial que a pesar de encontrarse a pocos minutos del centro, estaba completamente desierto.

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De camino a esta iglesia pasamos por otra, llamada Nikolaikirche, que, para nuestra sorpresa, no era ya una iglesia, sino que había sido reformada por dentro y ahora eran viviendas!

Después de patearnos todo el centro bajo la lluvia y de probar la cerveza Rostocker, creada en Rostock como su propio nombre indica, nos fuimos en taxi al aeropuerto.

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Fuimos en taxi por pura comodidad, pero realmente deberíamos haber buscado alguna forma de ir en transporte público, que seguro que la hay, y así nos habríamos ahorrado los 65€ que nos costó llegar hasta allí…

El aeropuerto de Rostock tiene vida gracias a los cruceros. Es un aeropuerto originalmente militar (de hecho aun tiene hangares camuflados bajo colinas de tierra y vegetación) y es muy muy pequeño. A pesar de que desde hace un año reciben vuelos charter de los cruceros, siguen sin adaptarlo a ello: sólo hay una cafetería minúscula en la que se acabó el pan al poco rato de llegar los pasajeros, y una también pequeña tienda de souvenirs. En resumen, si tenéis que comer, no lo dejéis para el aeropuerto, porque os vais a quedar con hambre.

Y hasta aquí nuestro viaje en crucero a los fiordos noruegos… Se acabaron las vacaciones, vuelta a la realidad!

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