De paso por Pozoblanco (Córdoba)

Situado al nordeste de la provincia de Córdoba, quizás algo aislado por su lejanía a cualquier autovía, Pozoblanco se sitúa en el centro y es la capital de la comarca de Los Pedroches, rodeado de los típicos paisajes donde predominan las encinas y los olivos, aunque la mayoría de sus tierras son utilizadas para la ganadería y el cultivo de cereal. Pero es que además, Pozoblanco, a parte de ser lamentablemente conocida porque «ahí murió Paquirri» (yo no sé quién es Paquirri, pero siempre me preguntan los mismo cuando lo menciono) es la casa de mi extensísima familia materna.

¿Y por qué Pozoblanco? Según cuentan, su origen se debe a que había un pozo en el sitio donde se ubicaron las primeras casas que dieron lugar al núcleo de población.

La primera vez que este nombre es mencionado en alguna documentación es en 1425, pero los vestigios encontrados en la Sierra del Águila indican la presencia del hombre del Neolí­tico, pues en la cercana Venta Velasco o Carboneros se han encontrado restos de la Edad de Bronce. Es posible que el origen del actual municipio se debiese a que en el siglo XIV hubo un brote de peste en el vecino pueblo de Pedroche, lo que provocó que muchas personas huyesen de allí y se instalasen en aldeas cercanas, y Pozoblanco fue una de ellas. Otra posibilidad apunta a que dado que los habitantes de Pedroche tenían que pastorear en tierras cada vez más alejadas de la ciudad, en lugar de acudir cada día al pueblo, formaban núcleos pequeños donde hacían su vida diaria. Así, cuando estos núcleos crecieron formaron los distintos pueblos de la comarca, entre ellos Pozoblanco.

El gentilicio popular por el que se conoce a los habitantes del pueblo es tarugos, que viene por el nombre con que se llamaba a los troncos de madera (tarugos de madera); y es que antiguamente, los vecinos de Pozoblanco comerciaban con leña. La distribuían en un camión y, al llegar al pueblo donde se iba a vender la mercancía, hacían sonar la bocina. Cuando los vecinos los escuchaban, se avisaban unos a otros a grito de «¡Ya vienen los tarugos!» refiriéndose a los troncos de madera, y finalmente todos los habitantes de Pozoblanco se quedaron con dicho nombre.

A día de hoy la capital de los Pedroches no tiene un tamaño pequeño, pues concentra a más de 17.000 habitantes y es un foco económico importante en la región.

Si pasáis por aquí, sea por lo que sea, os animo a que deis un paseo por las calles de Pozoblanco.

Parroquia de Santa Catalina

Fue construida en el siglo XVI, aunque tardó 400 años en finalizarse, por lo que se ve una clara diferencia en la antigüedad de los materiales de construcción. En ella queda el sepulcro de Juan Ginés de Sepúlveda, escritor y personaje histórico de Pozoblanco.

Monasterio de Pedrique

El lugar donde se encuentra fue desde el siglo XIII un destino de meditación y retiro espiritual para ermitaños, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando se construyó el actual monasterio y sus alrededores.

En la actualidad, Pedrique es el lugar de trabajo y descanso del escultor Aurelio Teno, y de hecho aquí se puede disfrutar de una enorme exposición de su obra.

El pozo blanco de Pozoblanco

El que según la leyenda es el lugar más antiguo del pueblo, el origen de Pozoblanco, cuyo nombre real es la Plaza del Pozo Viejo. Además de encontrarse el pozo, en la plaza se ve representado el escudo de la localidad (el edificio donde se observa es la sede de la peña flamenca de Pozoblanco)

Ermita de la Virgen de Luna

No se encuentra en Pozoblanco, sino a 14km de él, en la Dehesa de la Jara, pero tiene una gran importancia por ser la Virgen de Luna la celebración religiosa más importante de la localidad, ya que se trata de la patrona de Pozoblanco.

Se construyó en el siglo XIX, y el domingo de Sexagésima se celebra una gran romería que cuenta que se remonta a varios siglos de antigüedad. Hoy en día esta popular fiesta atrae a todos los habitantes de la zona, que se juntan para comer en el campo y hacer diferentes actividades, además de la celebración religiosa.

Historia de Córdoba y sus 11 lugares imperdibles

Puedes verlo en formato vídeo aquí:

Después de inaugurar el verano con 3 viajes internacionales, ya tocaba hacer algo de turismo nacional. Y el destino elegido ha sido Córdoba, donde están mis raíces (mi familia es de Pozoblanco). Una ciudad encantadora que hacía muchísimos años que no visitaba; tenía muchas ganas de redescubrirla y para mi sorpresa me ha encantado muchísimo más de lo que recordaba. El simple hecho de pasear por sus calles es un verdadero placer.

Su tamaño y su belleza son inversamente proporcionales: un fin de semana será suficiente para visitar los lugares más reseñables, a los que podréis llegar caminando sin problema (excepto a Medina Azahara, que se encuentra a unos 8km del centro).

Antes de dejaros la lista de los imprescindibles, repasemos un poco de historia, pues en Córdoba tendréis la suerte de disfrutar de restos muy bien conservados de varias civilizaciones importantes: romanos, visigodos, árabes y cristianos.

El origen de Córdoba se remonta al año 171 a. C., cuando fue fundada por el general romano Marco Claudio Marcelo cerca de un asentamiento prerromano llamado Corduba. Se convirtió en una de las ciudades más importantes de la Hispania romana, tanto a nivel político como económico.

Tras la caída del Imperio Romano, pasó en el 572 a manos de los visigodos, pero solo hasta 711, cuando fue invadida por los musulmanes. En pocos años se convirtió en la capital de Al Andalus y con Abderramán III vivió el momento más brillante de su historia. En manos de quien fuera, Córdoba, a los pies del Guadalquivir, siempre era una pieza clave.

En 929 Abderramán III proclamó el califato de Córdoba y se nombró a sí mismo Príncipe de los Creyentes. Se transformó así en el primer califa independiente de la Península Ibérica. Bajo su reinado Córdoba se volvió en un polo cultural incomparable, pocas ciudades en el mundo conocido estaban a su altura. Fue en esta época cuando se terminó la Mezquita de Córdoba (que no se construyó de cero, sino sobre un templo pre-cristiano) y se erigió Medina Azahara, de la que se dice que fue la ciudad más hermosa jamás construida.

Con la caída progresiva de los árabes, Córdoba fue de los últimos enclaves en caer, y no fue hasta el siglo XIII cuando Fernando III la reconquistó, transformando después los edificios árabes para darles apariencia cristiana.

Curiosamente, la ciudad nunca volvió a tener el esplendor de años pasados, ni siquiera cuando el siglo XIV su Alcázar se convirtió en residencia de los monarcas de Castilla. Con la llegada de los Reyes Católicos, Córdoba solo recuperó algo de su antiguo esplendor.

El resultado de esta historia es que hoy en día, Córdoba es una ciudad con una riqueza cultural inigualable, designada Patrimonio Mundial por la UNESCO, y que atrae a visitantes del mundo entero cada año.

1. Mezquita – Catedral de Córdoba

La gran protagonista de Córdoba, sin duda, es la Mezquita, también catedral, ya que después de la reconquista Fernando III tuvo el detalle de no derribarla por completo (como si hizo en ciudades como Sevilla o Granada) y construir una catedral en su interior. Y de ahí su extraña forma. Es una preciosa y alta catedral completamente rodeada internamente de una inmensa cantidad de columnas y arcos (para ser exactos, 1300 columnas y 360 arcos).

Pero cabe destacar que los musulmanes construyeron a su vez la mezquita por primera vez sobre un antiguo templo pre-cristiano, y que con el tiempo fueron haciéndose ampliaciones hasta lo que podemos visitar hoy en día.

La entrada cuesta 11€ (sin guía) y 24€ con guía (podéis ver los horarios y reservar aquí).

2. Puente Romano

Construido a principios del siglo I, poco después de la fundación de la ciudad, y también conocido como el Puente Viejo, fue el único puente que tuvo Córdoba durante ¡casi 20 siglos! Es decir, que casi fue ayer cuando construyeron todos los demás.

Es también una de las postales más típicas de la ciudad, y no podéis dejar de venir aquí con la luz fe la puesta del sol, que lo hacen aún más especial.

3. La Judería

Este tipo de zonas tan característicos en casi cualquier ciudad europea no podía faltar en Córdoba. Sus calles se encuentran junto a la mezquita, y es de hecho mi zona favorita para pasear y perderse, con sus callejuelas estrechísimas, blancas y llenas de flores y plantas.

Como su nombre indica, en este barrio vivió la comunidad judía entre los siglos X y XV, aunque sus primeros habitantes se remontan muchos siglos antes.

4. Sinagoga de Córdoba

Está en el barrio judío, fue construida en el año 1315 y estuvo activa hasta que los judíos fueron expulsados en 1492. De hecho es la única sinagoga de Andalucía que se conservó tras su abandono, y una de las solo 3 que se conservan de esa época en España (las otras dos están en Toledo).

La entrada es gratis para ciudadanos de la UE, 0,30€ para los demás.

5. Zoco Municipal

Con él os toparéis también paseando por la judería, y aunque no es un lugar que salga en las típicas listas de «Qué ver en Córdoba», no podéis dejar de entrar, pues su pequeño patio tiene mucho encanto.

En él se promueve la artesanía local, y es que de hecho es también llamado Mercado de la Artesanía.

6. Calleja de las Flores y Calleja del Pañuelo

Justo en el lado opuesto de la Mezquita y ya fuera de la judería se encuentran estas dos calles, muy cerca la una de la otra, que son solo dos ejemplos del encanto de las calles cordobesas.

La Calleja de las flores está llena de macetas con flores, una buena alternativa para sentir una minúscula parte de lo que se siente al entrar en un patio cordobés si no venís en primavera.

La Calleja del Pañuelo es conocida por ser la calle más estrecha de Córdoba y es llamada así popularmente porque se dice que no es más ancha que un pañuelo. Estrecha, sí, pero en el final hay una diminuta placita con 3 portales y una fuente. Uno de mis rincones secretos favoritos de Córdoba.

7. Alcázar de los Reyes Cristianos

Fue construido en 1328 por orden de Alfonso XI, eso sí, sobre el antiguo Alcázar Andalusí y fue

utilizado en varias ocasiones como residencia de los Reyes Católicos.

Como cualquier palacio árabe que se precie, lo más bonito sin duda, son sus jardines, lejos de la belleza de la Alhambra de Granada, pero que bien merecen una visita (la entrada a todo el complejo cuesta 4,50€).

Por las noches hacen espectáculos de luces y conciertos, así que os animo a que os informéis de sus horarios en la web de Turismo de Córdoba o en la misma taquilla.

8. Templo Romano

Sorprendente pero cierto, aún queda en pie (o casi en pie) un templo romano en plena Córdoba, y es que fue descubierto en los años 50 durante unas obras para ampliar el Ayuntamiento de la ciudad. Según las investigaciones, puede datar de los años 40-50 a.C.

9. Plaza de la Corredera

Su nombre le viene por ser el lugar donde antiguamente se celebraban las corridas de toros, y se trata de una plaza mayor (similar a la de otras ciudades como Salamanca o Valladolid) cuadrangular con soportales, que de hecho es la única con estas características en Andalucía.

10. Palacio de Viana

Se trata de una casa-museo que muestra lo que eran los palacios nobles de la Edad Media. De nuevo, la gran cantidad de jardines que tiene se lleva el protagonismo, y es que el calor que protagoniza está ciudad desde tiempos inmemoriales hace que la costumbre árabe de llenar todo de plantas se haya quedado bien arraigada.

El Palacio  fue ocupado por diferentes familias hasta el siglo pasado, cuando los marqueses de Viana lo cedieron para convertirlo en museo.

La entrada general a las zonas comunes y los patios cuesta 6€, pero si queréis hacer una visita más en profundidad, hay otra por 10€ que incluye otras zonas interiores del palacio.

11. Medina Azahara

No podéis iros de Córdoba sin visitar Medina Azahara. Y que no os pase como a mí, que no me informé bien del horario y me quede con las ganas: de junio a septiembre solo abre de 9 a 3 por las mañanas.

Medina Azahara es nada menos que el mayor yacimiento arqueológico del país, a solo 8km de Córdoba (por 24€ podéis contratar una visita guiada que os lleva desde el centro y os trae de vuelta).

La que en el pasado fue una ciudad administrativa y residencial del califato, construida en el año 936 y hasta su saqueo e incendio durante las guerras que desmembraron los califatos, hoy en día representa uno de los mejores legados hispanomusulmanes que existen.

Para cerrar este artículo no puedo dejar de recomendaros que realicéis un Free Tour por el casco antiguo de Córdoba, mi opción favorita siempre allá donde vaya, pues los guías, que suelen ser siempre muy buenos, os desvelarán muchos datos y curiosidades que harán de vuestra visita a la ciudad algo mucho más especial.

Belalcázar (Córdoba)

Belalcázar es un pueblo del norte de la provincia de Córdoba (de hecho está a pocos kilómetros de badajoz) que cuenta con un gran patrimonio en comparación con su pequeño tamaño.

Hoy hemos visitado el Castillo de los Sotomayor y Zúñiga, más conocido como simplemente Castillo de Belalcázar. Lleva muchísimos años en ruinas, pero hace dos años el Ayuntamiento confirmó que se estaban llevando a cabo los trámites para su restauración. A día de hoy sigue en ruinas y no se puede entrar, desconozco si tienen fecha para el comienzo de las obras, pero como podéis comprobar en las fotos es digno de ver por fuera.

No tuve la oportunidad de visitar el resto de sus monumentos interesantes, pero os dejo aquí una web que habla sobre el pueblo para que podáis echar un ojo a todo lo demás: el puente romano, el convento de Santa Clara, el Ayuntamiento, la Ermita de Alcantarilla…