Día 6: Acantilados de Moher y Castillo de Dunguaire
Día 7: Connemara y Kylemore Abbey
Hoy salimos de Irlanda, pero no de la Isla de Irlanda, para viajar al norte, región que pertenece a Reino Unido. Os resumiré muuuuy brevemente el porqué de que la isla irlandesa no sea enteramente un país, y es que aunque el conflicto fue (y sigue siendo) complejo, con perspectiva es difícil entender los motivos.
Además, en Belfast, la capital de Irlanda del norte, que visitamos al final del día, varios de los lugares mas interesantes de visitar tienen que ver con motivos políticos, así que veo interesante explicar esta historia.
¿Por qué Irlanda del Norte pertenece a Reino Unido y no a la República de Irlanda?
Como en todas partes, desde tiempos inmemoriales los primeros habitantes de Irlanda (digamos, los celtas), fueron invadidos por unas y otras civilizaciones. Pero debemos remontarnos al año 1167, momento en el que los ingleses llegaron por primera vez a la isla irlandesa, y desde entonces, y por 700 años, permanecieron aquí.
Pero tras esos 7 siglos lo que sucedió fue la fundación del país llamado Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (compuesto por las dos islas con sendos nombres, donde se encuentran Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra). El problema estaba en que para los británicos, Irlanda era poco más que el patio trasero del país. Los recursos que llegaban allí eran escasos y lo producido allí se iba casi en su totalidad para la isla vecina. Aunque todo esto se disfrazaba, como siempre, de religión: los irlandeses eran católicos y los británicos protestantes. Y ya sabéis la importancia que esto tenía en tiempos anteriores (incluso ahora parece que en ocasiones sigue moviendo el mundo, lamentablemente).

Esto fue sembrando un resentimiento hacia los ingleses y el deseo de ser una nación independiente fue creciendo rápidamente, tanto, que ya a principios del siglo XX hubo una rebelión en la que se declaró la independencia unilateral de Irlanda, la cual no duró más que una semana y que fue aplastada por los británicos matando a los lideres de la rebelión. Esto, más allá de solucionar el conflicto, lo avivó más, y finalmente en 1921 Irlanda consiguió su ansiada independencia, naciendo así la República de Irlanda.
Pero esto no explica por qué la parte norte de la isla permaneció bajo el paraguas del Reino Unido. De hecho, el área más rebelde desde el principio fue el norte de Irlanda. La razón de que esto cambiase radicalmente surge también en el siglo XVII y tiene que ver con lo que en inglés se conoce como The Plantation of Ulster, es decir, la colonización del Ulster (el nombre de la provincia del norte de Irlanda): durante el siglo XVII, impulsados por el gobierno británico, un gran número de ingleses y escoceses protestantes ocuparon tierras del norte de Irlanda que anteriormente habían sido confiscadas a católicos irlandeses. La colonización se desarrolló en todo el país con el fin de apaciguar las ansias de independencia, pero se puso más ahínco en la región norte por ser la más rebelde en ese momento.
Y el resultado, 2 siglos después, fue que Ulster no quería independizarse del Reino Unido porque se sentían 100% parte de él. Pero claro, no todos, aún quedaban muchos católicos irlandeses allí,y durante el siglo XX sucedieron muchos problemas políticos y violentos entre las facciones unionistas (protestantes a favor de permanecer en el Reino Unido) y republicanos (católicos a favor de volver a formar parte de Irlanda), que se extienden casi hasta nuestros días, pues no fue hasta 1998 cuando se firmó el llamado Acuerdo del Viernes Santo, que declaraba la paz entre ambos bandos. Pero el desacuerdo no está ni muchísimo menos cerrado, y a día de hoy muchos afirman que de aquí a 30 años podríamos ver a la isla de Irlanda como un único país. Quién sabe.

Y ahora sí, puestos en contexto, estamos listos para comenzar nuestra ruta express por Northern Ireland, que ya os adelanto que a pesar de las bastantes horas de bus, nos ha encantado.
Hemos decidido no alquilar un coche para movernos durante esta semana, porque como os contaba el primer día, aquí se conduce por la derecha y nos parece bastante lioso. Así que para el día de hoy hemos contratado un tour organizado que nos llevaba al Castillo de Dunluce, la Calzada del Gigante y Belfast, todo en un mismo día (unas 12 horas de excursión con 6 horas totales de autobús). Han sido 90€ por persona, y es todo súper cómodo, para mí compensa a la desventaja de que no puedas estar todo el tiempo que quieras en cada sitio. Aquí os dejo el link por si queréis contratar la misma (el tour es en español).
Dunluce Castle
La primera parada, después de 3 horas de viaje, ha sido súper express en el Castillo de Dunluce, lugar que si sois fans de Juego de Tronos, os sonará porque es Pyke, el castillo de los odiados Greyjoy.
En Irlanda se grabaron muchísimas de las escenas de la serie, y de hecho los estudios de grabación están en Belfast (si tenéis más tiempo o venís por vuestra cuenta, me han dicho que es un planazo).

El castillo, que data del siglo XIII, está en ruinas, pero tiene su encanto y el entorno es precioso, todo verde y con acantilados, junto al mar.
Giant´s Causeway
Esto es lo que, sin duda, hace que las horas de autobús merezcan totalmente la pena. ¡Qué sitio tan espectacular! Se trata de una enorme zona costera llena de extrañas formaciones hexagonales originadas, al parecer, a partir de la lava volcánica que erupcionó hace millones de años y que, a causa del frío que hacia en la superficie, se enfrió extremadamente rápido, dando lugar a estas piedras tan perfectamente modeladas que parece que las hayan construido los humanos.

De hecho, y como no podía ser de otra manera, existe una leyenda alrededor de este lugar, y es lo que precisamente le da nombre:
La Leyenda de la Calzada del Gigante
Cuenta la leyenda que en la isla de Irlanda vivía un gigante llamado Finn MacCool. Un día, Finn escuchó sobre otro gigante increíblemente fuerte que vivía en Escocia, al otro lado del mar. Este gigante se llamaba Benandonner. Finn quiso conocerlo así que, con su increíble fuerza, comenzó a apilar piedras gigantes una encima de la otra, creando un camino de piedras que llegaba hasta Escocia.
Pero cuando llegó a Escocia, se dio cuenta de que Benandonner era realmente enorme, más grande de lo que imaginaba. Y temió que Benandonner cruzase a Irlanda y pudiese vencerle y hacerse con su isla. Así que, antes de que el gigante escocés le viese, se dio media vuelta y regresó.
Finn ideó un plan inteligente. Junto con su esposa, pusieron a Finn en una cuna y lo hicieron parecer un bebé gigante. Cuando Benandonner llegó a la casa de Finn y vio al «bebé», pensó que si el bebé era tan grande, su padre debía ser aún más grande y aterrador. Así que, asustado, Benandonner corrió de vuelta a Escocia, destrozando algunas piedras de la calzada a su paso.
Y así, la Calzada del Gigante se quedó como un lugar mágico lleno de piedras hexagonales, que aún sabiendo su origen real, cuesta creer que esto lo haya podido hacer la naturaleza.

Belfast
Después de comer cerca de la Calzada del Gigante en un restaurante en el que por fin probamos algo típico, el Irish Stew (estofado de ternera), llegamos a la tercera y última parada del tour: la capital de Irlanda del Norte.
Por aquí hicimos una “visita panorámica”, es decir, en autobús, mientras el guía nos explicaba cada lugar de interés y su historia (que os he contado arriba) y después tuvimos cerca de 2 horas para dar un paseo libremente.
Creo que Belfast es una ciudad que merece al menos un día completo, pero para hacernos una idea, nos valió. Si hacéis el recorrido por vuestra cuenta, podréis tener una 3 o 4 horas aquí, y si lo hacéis coincidir con el Free Tour, ya sería perfecto.
Como os decía al principio del post, en esta ciudad se respira conflicto político, pues fue el foco del mismo durante muchos años. De hecho, hasta hace poco más de 20 años existían muros altísimos (conocido como Muros de la Paz) que separaban los barrios católicos de los protestantes, y que a día de hoy siguen existiendo pero tienen sus puertas abiertas y albergan uno de los puntos de interés turístico más importantes de la ciudad: los Murales Politicos de Belfast, una serie de pinturas que se extienden a lo largo de los mencionados muros, y que originalmente tenían que ver con el conflicto norirlandés, pero que hoy en día también hacen referencia a otros temas, como la problemática entre Israel y Palestina y otros conflictos sociales de índole internacional.

Estos murales se encuentran principalmente en las calles Divis Street, Falls Road y Shankill Road. Y yo me quedé con muchas ganas de invertir más tiempo en esto, así que si vosotros tenéis la oportunidad y os apetece, podéis dejar que os guíen por ellos en este tour.
El segundo lugar más representativo de Belfast es, sin duda, el Titanic. No el barco, claro, todos sabemos lo que le pasó, pero al ser Belfast la ciudad donde se ensambló el famoso barco, a día de hoy la temática Titanic está más que explotada en la ciudad: hay un gran museo que alberga una infinidad de objetos relacionados con el barco y que se construyó donde antaño se ubicaban los astilleros en los que se ensambló el Titanic.

Por supuesto, tampoco pudimos visitarlo, así que no os puedo confirmar si merece la pena o no.
Para completar la visita por Belfast, podéis entrar al enorme Ayuntamiento, que se da un aire al Capitolio de los EEUU en Washington, y dar un paseo por el Mercado de San Jorge o el Jardín Botánico.

De vuelta en Dublín, allá por las 20:00, era hora de cenar por fin en alguna taberna irlandesa. Elegimos la popular Lundy Foots, muy turística, justo al lado de Temple Bar, pero con unos precios bastante competitivos. Probamos el pastel de carne irlandés, muy rico, y también tenían las famosas fish and chips.
Mañana es nuestro último día en Dublín, ya que por la tarde tomamos un tren hasta Galway.
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