7 días en Irlanda | Día 3: Irlanda del Norte 🇬🇧

Día 1: Dublín

Día 2: Dublín

Día 4: Dublín

Día 5: Galway

Día 6: Acantilados de Moher y Castillo de Dunguaire

Día 7: Connemara y Kylemore Abbey

Hoy salimos de Irlanda, pero no de la Isla de Irlanda, para viajar al norte, región que pertenece a Reino Unido. Os resumiré muuuuy brevemente el porqué de que la isla irlandesa no sea enteramente un país, y es que aunque el conflicto fue (y sigue siendo) complejo, con perspectiva es difícil entender los motivos.

Además, en Belfast, la capital de Irlanda del norte, que visitamos al final del día, varios de los lugares mas interesantes de visitar tienen que ver con motivos políticos, así que veo interesante explicar esta historia.

¿Por qué Irlanda del Norte pertenece a Reino Unido y no a la República de Irlanda?

Como en todas partes, desde tiempos inmemoriales los primeros habitantes de Irlanda (digamos, los celtas), fueron invadidos por unas y otras civilizaciones. Pero debemos remontarnos al año 1167, momento en el que los ingleses llegaron por primera vez a la isla irlandesa, y desde entonces, y por 700 años, permanecieron aquí.

Pero tras esos 7 siglos lo que sucedió fue la fundación del país llamado Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (compuesto por las dos islas con sendos nombres, donde se encuentran Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra). El problema estaba en que para los británicos, Irlanda era poco más que el patio trasero del país. Los recursos que llegaban allí eran escasos y lo producido allí se iba casi en su totalidad para la isla vecina. Aunque todo esto se disfrazaba, como siempre, de religión: los irlandeses eran católicos y los británicos protestantes. Y ya sabéis la importancia que esto tenía en tiempos anteriores (incluso ahora parece que en ocasiones sigue moviendo el mundo, lamentablemente).

Esto fue sembrando un resentimiento hacia los ingleses y el deseo de ser una nación independiente fue creciendo rápidamente, tanto, que ya a principios del siglo XX hubo una rebelión en la que se declaró la independencia unilateral de Irlanda, la cual no duró más que una semana y que fue aplastada por los británicos matando a los lideres de la rebelión. Esto, más allá de solucionar el conflicto, lo avivó más, y finalmente en 1921 Irlanda consiguió su ansiada independencia, naciendo así la República de Irlanda.

Pero esto no explica por qué la parte norte de la isla permaneció bajo el paraguas del Reino Unido. De hecho, el área más rebelde desde el principio fue el norte de Irlanda. La razón de que esto cambiase radicalmente surge también en el siglo XVII y tiene que ver con lo que en inglés se conoce como The Plantation of Ulster, es decir, la colonización del Ulster (el nombre de la provincia del norte de Irlanda): durante el siglo XVII, impulsados por el gobierno británico, un gran número de ingleses y escoceses protestantes ocuparon tierras del norte de Irlanda que anteriormente habían sido confiscadas a católicos irlandeses. La colonización se desarrolló en todo el país con el fin de apaciguar las ansias de independencia, pero se puso más ahínco en la región norte por ser la más rebelde en ese momento.

Y el resultado, 2 siglos después, fue que Ulster no quería independizarse del Reino Unido porque se sentían 100% parte de él. Pero claro, no todos, aún quedaban muchos católicos irlandeses allí,y durante el siglo XX sucedieron muchos problemas políticos y violentos entre las facciones unionistas (protestantes a favor de permanecer en el Reino Unido) y republicanos (católicos a favor de volver a formar parte de Irlanda), que se extienden casi hasta nuestros días, pues no fue hasta 1998 cuando se firmó el llamado Acuerdo del Viernes Santo, que declaraba la paz entre ambos bandos. Pero el desacuerdo no está ni muchísimo menos cerrado, y a día de hoy muchos afirman que de aquí a 30 años podríamos ver a la isla de Irlanda como un único país. Quién sabe.

Y ahora sí, puestos en contexto, estamos listos para comenzar nuestra ruta express por Northern Ireland, que ya os adelanto que a pesar de las bastantes horas de bus, nos ha encantado.

Hemos decidido no alquilar un coche para movernos durante esta semana, porque como os contaba el primer día, aquí se conduce por la derecha y nos parece bastante lioso. Así que para el día de hoy hemos contratado un tour organizado que nos llevaba al Castillo de Dunluce, la Calzada del Gigante y Belfast, todo en un mismo día (unas 12 horas de excursión con 6 horas totales de autobús). Han sido 90€ por persona, y es todo súper cómodo, para mí compensa a la desventaja de que no puedas estar todo el tiempo que quieras en cada sitio. Aquí os dejo el link por si queréis contratar la misma (el tour es en español).

Dunluce Castle

La primera parada, después de 3 horas de viaje, ha sido súper express en el Castillo de Dunluce, lugar que si sois fans de Juego de Tronos, os sonará porque es Pyke, el castillo de los odiados Greyjoy.

En Irlanda se grabaron muchísimas de las escenas de la serie, y de hecho los estudios de grabación están en Belfast (si tenéis más tiempo o venís por vuestra cuenta, me han dicho que es un planazo).

El castillo, que data del siglo XIII, está en ruinas, pero tiene su encanto y el entorno es precioso, todo verde y con acantilados, junto al mar.

Giant´s Causeway

Esto es lo que, sin duda, hace que las horas de autobús merezcan totalmente la pena. ¡Qué sitio tan espectacular! Se trata de una enorme zona costera llena de extrañas formaciones hexagonales originadas, al parecer, a partir de la lava volcánica que erupcionó hace millones de años y que, a causa del frío que hacia en la superficie, se enfrió extremadamente rápido, dando lugar a estas piedras tan perfectamente modeladas que parece que las hayan construido los humanos.

De hecho, y como no podía ser de otra manera, existe una leyenda alrededor de este lugar, y es lo que precisamente le da nombre:

La Leyenda de la Calzada del Gigante

Cuenta la leyenda que en la isla de Irlanda vivía un gigante llamado Finn MacCool. Un día, Finn escuchó sobre otro gigante increíblemente fuerte que vivía en Escocia, al otro lado del mar. Este gigante se llamaba Benandonner. Finn quiso conocerlo así que, con su increíble fuerza, comenzó a apilar piedras gigantes una encima de la otra, creando un camino de piedras que llegaba hasta Escocia.

Pero cuando llegó a Escocia, se dio cuenta de que Benandonner era realmente enorme, más grande de lo que imaginaba. Y temió que Benandonner cruzase a Irlanda y pudiese vencerle y hacerse con su isla. Así que, antes de que el gigante escocés le viese, se dio media vuelta y regresó.

Finn ideó un plan inteligente. Junto con su esposa, pusieron a Finn en una cuna y lo hicieron parecer un bebé gigante. Cuando Benandonner llegó a la casa de Finn y vio al «bebé», pensó que si el bebé era tan grande, su padre debía ser aún más grande y aterrador. Así que, asustado, Benandonner corrió de vuelta a Escocia, destrozando algunas piedras de la calzada a su paso.

Y así, la Calzada del Gigante se quedó como un lugar mágico lleno de piedras hexagonales, que aún sabiendo su origen real, cuesta creer que esto lo haya podido hacer la naturaleza.

Belfast

Después de comer cerca de la Calzada del Gigante en un restaurante en el que por fin probamos algo típico, el Irish Stew (estofado de ternera), llegamos a la tercera y última parada del tour: la capital de Irlanda del Norte.

Por aquí hicimos una “visita panorámica”, es decir, en autobús, mientras el guía nos explicaba cada lugar de interés y su historia (que os he contado arriba) y después tuvimos cerca de 2 horas para dar un paseo libremente.

Creo que Belfast es una ciudad que merece al menos un día completo, pero para hacernos una idea, nos valió. Si hacéis el recorrido por vuestra cuenta, podréis tener una 3 o 4 horas aquí, y si lo hacéis coincidir con el Free Tour, ya sería perfecto.

Como os decía al principio del post, en esta ciudad se respira conflicto político, pues fue el foco del mismo durante muchos años. De hecho, hasta hace poco más de 20 años existían muros altísimos (conocido como Muros de la Paz) que separaban los barrios católicos de los protestantes, y que a día de hoy siguen existiendo pero tienen sus puertas abiertas y albergan uno de los puntos de interés turístico más importantes de la ciudad: los Murales Politicos de Belfast, una serie de pinturas que se extienden a lo largo de los mencionados muros, y que originalmente tenían que ver con el conflicto norirlandés, pero que hoy en día también hacen referencia a otros temas, como la problemática entre Israel y Palestina y otros conflictos sociales de índole internacional.

Estos murales se encuentran principalmente en las calles Divis Street, Falls Road y Shankill Road. Y yo me quedé con muchas ganas de invertir más tiempo en esto, así que si vosotros tenéis la oportunidad y os apetece, podéis dejar que os guíen por ellos en este tour.

El segundo lugar más representativo de Belfast es, sin duda, el Titanic. No el barco, claro, todos sabemos lo que le pasó, pero al ser Belfast la ciudad donde se ensambló el famoso barco, a día de hoy la temática Titanic está más que explotada en la ciudad: hay un gran museo que alberga una infinidad de objetos relacionados con el barco y que se construyó donde antaño se ubicaban los astilleros en los que se ensambló el Titanic.

Por supuesto, tampoco pudimos visitarlo, así que no os puedo confirmar si merece la pena o no.

Para completar la visita por Belfast, podéis entrar al enorme Ayuntamiento, que se da un aire al Capitolio de los EEUU en Washington, y dar un paseo por el Mercado de San Jorge o el Jardín Botánico.

De vuelta en Dublín, allá por las 20:00, era hora de cenar por fin en alguna taberna irlandesa. Elegimos la popular Lundy Foots, muy turística, justo al lado de Temple Bar, pero con unos precios bastante competitivos. Probamos el pastel de carne irlandés, muy rico, y también tenían las famosas fish and chips.

Mañana es nuestro último día en Dublín, ya que por la tarde tomamos un tren hasta Galway.

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Brighton (Reino Unido)

Siguiendo el repaso por mis viajes pre-blog, hoy vengo a hablaros de Brighton, una de las ciudades más alternativas del sur de Reino Unido, y que puede visitarse en un solo día: ni muy grande, ni muy pequeña, costera y con mucha vida. Es la localidad más gay-friendly del país y la que tiene más bares y restaurantes por habitante. Es perfecta para hacer una excursión de día desde Londres, que de hecho es lo que hice yo mientras viví allí en el verano de 2013.

Royal Pavilion

Es uno de los iconos de la ciudad, como entrar de repente a la India. Se trata de una construcción mandada a erigir por Jorge IV en el siglo XVIII, quien la ideó como su residencia familiar de verano (Brighton fue y sigue siendo uno de los destinos estivales predilectos para los ingleses).

Su exterior es de clara influencia india, recordando al Taj Mahal, y fue utilizado como inspiración al Palacio de Hielo que decoraba el Baile de Invierno The Yule Ball de Harry Potter y el Cáliz de Fuego-

Su interior tiene una decoración mayoritariamente oriental, con objetos importados de China. Es una lástima pero no está permitido hacer fotos dentro.

La entrada cuesta 21€ y podéis comprarla aquí.

Brighton Palace Pier

El embarcadero de Brighton es la imagen icónica de la ciudad. El Palace Pier lleva en pie desde 1823 y cada noche se ilumina con 60.000 bombillas. Al más puro estilo dcaliforniano, de la playa sale un espigón hacia el mar con un parque de atracciones sobre sus pilares: montañas rusas, máquinas recreativas, puestos de perritos calientes…

Brighton Beach

La playa de la ciudad no es de arena sino de cantos rodados, pero pese a lo que pueda parecer es bastante cómoda para tumbarse, aunque en cualquier caso, puede disponerse de tumbonas a rayas azules y blancas características de la misma, y que colocan cada verano, junto con las casetillas de colores.

North Laines

Con un estilo retro que hace volver a los años 60, este lugar es un barrio formado por callejuelas llenas de tiendecitas vintage y pubs. Además, es una zona en la que impera el street art. Una de las calles con más graffiteadas es Kensington Street. Si podéis, pasad por el The Prince Albert Pub, cuyo lateral tiene una pintura enorme con caras de cantantes famosos, como John Lenon, Elvis, Freddie Mecury, Amy Winehouse… y en la parte baja hay una réplica del graffiti Kissing Cops de Banksy (ya que el original fue arrancado y vendido por una cantidad indecente de dinero).

Brighton Marina

Es el puerto deportivo, que no tiene el glamour de los de la Costa Azul, pero es una zona bastante viva en la que es interesante dejarse caer. Tiene cines, una bolera, restaurantes…

Está un poco apartada del centro de la ciudad, así  que puedes ir caminando por el paseo marítimo y tardarás como una hora, o si es entre primavera y verano, tomar el Volk’s Electric, el primer ferrocarril eléctrico público, operativo desde el siglo XIX, que cubre en su único vagón la ruta Brighton Pier – Marina.

West Pier

El Palace Pier no ha sido el único muelle de Brighton, sino que la misma ciudad albergó dos más. La suerte del West Pier ha sido muy dispar: años de abandono y un par de incendios de considerable envergadura, el último en 2003, terminaron por malograrlo. Ahora solo queda su estructura, a modo curiosidad, pero ni siquiera está conectado a la tierra por una pasarela.

Recuerda que Reino Unido ya no es un país de la Unión Europea y por tanto no te servirá la Tarjeta Sanitaria Europea. Es importante que al viajar fuera de la UE cuentes con un seguro de salud a todo riesgo. El que ofrece mejores coberturas en relación a su precio es IATI. Puedes reservarlo aquí con un 5% de descuento.

Bristol: la ciudad de Bansky

Hoy vengo a a hablaros de Bristol, una ciudad que visité hace varios años, cuando este blog aún no existía, y que, ahí donde la veis, es uno de los lugares más animados de Reino Unido, con mucho que hacer, desde visitar iglesias y museos, hasta acudir a escuchar música en vivo en uno de sus muchos pubs.

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Aquí os dejo una lista de los lugares más emblemáticos de la ciudad:

SS Great Britain

Se trata de un barco del siglo XIX, actualmente convertido en museo, pero que en su primer viaje a Nueva York en 1845 era el más avanzado y tecnológico barco de su época, con su casco de hierro y su propulsor de hélice. Más tarde, se transformó en clíper de vapor para inmigrantes haciendo más de 33 viajes ida y vuelta a Australia. Transportó soldados de diferentes guerras. Luego carga. Fue un almacén flotante. Finalmente fue hundido. Y en 1970 rescatado y vuelto a llevar a su lugar de nacimiento, Bristol, donde había una gran multitud esperándolo.

El museo es interactivo, vas sellando tus pasajes, vistiéndote como en la época o eligiendo qué pasajero/personaje vas a ser, conoces las entrañas del barco, las cabinas de primera clase, las cocinas, los salones, los motores…

El puerto

El que en su día fue uno de los puerto más importantes del país, es hoy una de las zonas más animadas de Bristol.

Apuntad estos sitios: el canal del río Avon (para dar un paseo), la Bristol Cider Shop (para tomar sidra artesanal) y la Millenium Square (con su fuente y otros monumentos artísticos).

La Catedral de Bristol

Una iglesia gótica que está llena de sorpresas en formato de arte medieval. Desde un relieve sajón de alrededor del año 1050, hasta la Elder Lady Chapel, de principios del siglo XIII, pasando por las tumbas policromadas de abades de finales del siglo XIV y principios del XV, en la Eastern Lady Chapel, o por la magnífica sala capitular, vestigio del monasterio románico.

Iglesia St. Mary Redcliffe

La mismísima reina Isabel I de Inglaterra la describió, en el siglo XVI, como “la iglesia parroquial más bella, destacable y famosa de Inglaterra”. Se ve desde casi cualquier parte, pues su torre coronada por una aguja llega a los 89 metros.

La Old City

Aquí es donde os esperan callejuelas adoquinadas, edificios con historia y muchos pubs, cafés y restaurantes. Dos de las paradas obligadas son la Queen Square y la King Street. La primera es una típica plaza georgiana – cuadrada y con su parque en el medio–, un pequeño remanso de paz. Y en la segunda está el Bristol Old Vic, el teatro más antiguo de Inglaterra, que ha estado en funcionamiento ininterrumpidamente. Además del llamado “Beermuda Triangle” –algo así como “el Triángulo de las “Cervermudas”–, será por ser un lugar de perdición… Se trata de tres bares –Small Bar, Royal Navy Volunteer y The Beer Emporium– donde encontrar cerveza artesanal.

El puente colgante de Clifton

El puente, proyectado por Brunel, el mismo ingeniero que había proyectado el SS Great Britain, fue completado en 1864, cinco años después de su muerte. 450 metros de largo y 82 metros de alto sobre la garganta del río Avon son su carta de presentación. En el pequeño visitor centre hay más información sobre su historia y sus características técnicas. Se puede cruzar andando gratuitamente, ya que hay peaje para los coches. También podéis subir al Clifton Observatory si hace buen día.

Bristol Museum & Art Gallery

Un mini mini British Museum del tamaño perfecto para no agobiarte y poder disfrutar con calma de toda su colección. Todo ello en un precioso edificio eduardiano, de principios del siglo XX.

Pero, ¿quién es Bansky?

Sin duda es el street artist más célebre del mundo y el único que ha convertido sus obras en iconos a nivel mundial. Pues Banksy es de Bristol. O, al menos, se acepta que nació en los alrededores. No se sabe quién es, pero sí dónde nació… ¿?

En “su” ciudad ha dejado unas cuantas muestras de su arte: dos de las más conocidas son Well-Hung Lover –el amante bien colgado–, muy cerca de la catedral, y The Mild Mild West –algo así como tranquilo tranquilo oeste–. Hay hasta una app, Banksy Bristol Trail, para buscarlos todos.

Pero el arte urbano en Bristol es mucho más que Banksy. Tanto en el centro histórico como en el barrio de Stokes Croft encontramos muchísimos grafitis increíbles. El espíritu rebelde de la ciudad es un buen caldo de cultivo para los grafiteros.

Londres

Una de las ciudades más populares del mundo, aquel lugar que parece ser un obligado para todo turista o viajero. Hay muchas formas de visitar esta ciudad, pero lo que sí es seguro es que no es un destino barato.

A propósito de mi visita a Birmingham, y como allí no pude hacer nada de turismo, se me ha ocurrido rescatar mi experiencia en el verano de 2013, cuando estuve viviendo en Croydon, un pueblo a las afueras de Londres.

Este pueblo se encuentra a una media hora de Londres en transporte público, así que cuando tenía días libres en el trabajo simplemente cogía un tren y me acercaba a visitar la ciudad, y en todos esos días esto es lo que visité:

  • Picadilly Circus: la plaza más famosa de la ciudad y probablemente del país, tiene su encanto con todos esos carteles luminosos en las fachadas de los edificios. Junto a esta plaza se encuentra la tienda de M&M’s, que más que una tienda es un museo y es muy curiosa de visitar (no tanto para comprar…)1064141_10201520267831859_682545625_o
  • China Town: algo también muy típico, está justo detrás de Picadilly, son apenas 3 calles pero parece que estás en otro país. Es curioso y recomiendo probar algo en alguno de sus restaurantes.
  • Hyde Park: el «Central Park» de Londres, ideal para pasear y relejarse y donde además suelen hacer muchos eventos (aquella semana tocaba Bon Jovi, por ejemplo).
  • Trafalgar Square: es inmensa, y muy bonita, eso sí, llenísima de gente.1044968_10201515522433227_1599077031_n
  • Palacio de WestminsterLondon Eye: otros dos iconos de Londres, están prácticamente al lado uno del otro y son de visita obligadísima. A la noria se puede subir, cuesta unas 17£ y según nos contaron no tiene mucho de especial. Son cabinas grandes donde vas con más gente y de pie, y la vuelta entera creo que dura 1 hora, por lo que va muy despacio.1094669_10201933948373614_76049234_o
  • Ribera del Támesis: para dar un buen paso, cuanto quieras de largo, porque Londres es una ciudad enorme. Hay muy buen ambiente, lleno de bares para tomar algo y mucha gente paseando y haciendo deporte. El paseo que elegimos fue desde el London Eye hasta el London Bridge, otro imprescindible de aquí, donde lo mejor es esperarse a que pase algún barco para ver como suben y bajan las compuertas. Más o menos a la altura de la estación de tren London Bridge, en el río, hay una buena vista para tomar unas fotos del puente.1069338_10201540508057852_617520384_n
  • Estación de King’s Cross: famosa por su aparición en Harry Potter, de aquí es de donde sale el tren a Howarts, en el andén 9 y 3/4! De hecho en una de las paredes hay un carrito incrustado para que puedas hacerte la típica foto «cruzando» al mágico andén.
  • Harrods: es un centro comercial famosísimo y enorme, tiene unos 7 pisos y todos ellos bastante grandes. Puedes pasar todo el tiempo que quieras allí, hay desde ropa de lujo hasta los juguetes más curioso, además del mercado o ropa deportiva. Y todo carísimo, por supuesto.
  • Chelsea: el mítico barrio, es agradable pasear por sus calles y alucinar con las casas que hay, pues es una zona bastante exclusiva.
  • Camden Town: también de visita imprescindible, y aquí sí que puedes pasar todo el tiempo que quieras y perderte si te descuidas. Es como un mercadillo gigantesco en el que venden de todo, desde artículos de segunda mano, antigüedades y souvenirs para turistas (no pueden faltar).  La calle principal está llena de tiendas para turistas, así que lo mejor es adentrarse por las callejuelas y descubrir tiendas de lo más llamativo. Y cuando parece que se acaba, aún hay más. Yo creo que no llegamos a verlo todo. Algo que me gustó mucho fueron los puestos de comida junto al canal, una placita llena de puestos de muchos países diferentes y para todos los gustos.1073852_10201641303297670_1687399956_o
  • St James Park: es otro bonito parque, más pequeño que Hyde Park e igual por eso nos gustó más. 1085108_10201641307177767_227332916_o
  • Buckinham Palace: otro must see, está muy cerca del St James Park, y la verdad que es bastante imponente y la plaza de la entrada es inmensa, con una estatua dorada en el centro impresionante.1008810_10201646179219565_769365855_o
  • Catedral de St Paul: muy grande y clásica, aunque no somos mucho de iglesias.
  • Ayuntamiento: más lejos de lo que imaginamos, es un edificio completamente moderno y diferente, está hecho entero de cristal.
  • Natural History Museum: Como la mayor parte de los museos de Londres, es gratuito, y en consecuencia tuvimos que esperar muchísima cola. Lo bueno es que fue rápido, sólo esperamos unos 45 minutos y creedme que allí había mucha gente. El museo no está mal, tiene salas en relación con el ser humano, los dinosaurios y todos los tipos de animales. Lo que más nos llamó la atención fue la ballena azul de tamaño real que hay en una de las salas. Lo demás no estuvo mal, pero estaba abarrotado de gente y no se podían ver bien las exposiciones, por lo que en menos de 2 horas estábamos de nuevo fuera.1150726_10201852202330014_89265157_o
  • Notting HillPortobello Market: el famoso barrio televisivo y el mercado están en la misma zona, donde las tiendas son aún más curiosas que en Camden pero más caras también. La visita no puede faltar, y las casas coloridas le dan encanto a todo el barrio.
  • Carnaval de Notting Hill: es muy famoso, y como coincidió que estábamos en la ciudad, nos acercamos a verlo. La verdad es que nos decepcionó bastante. Estaba todo a rebosar ed gente, y además todo el mundo borracho, muchos empujones y poco espacio. Tampoco es que fuese nada del otro mundo, no había desfiles ni nada por el estilo, simplemente era fiesta en la calle y algunas personas disfrazadas.1279007_10201885302397495_338406025_o

Todos estos lugares creo que son los más imprescindibles en la ciudad, y para verlos necesitaréis varios días, ya que Londres es muy grande y hace falta desplazarse en transporte público para verlo todo. Existe una tarjeta que se llama Travel Card, que pagando una tarifa determinada os permite desplazaros en varios medios de transporte sin tener que pagar varios billetes. Son diferentes dependiendo de para cuántos días las compréis.

Si pensáis en pasar allí varios meses o ir a vivir allí, os diré que es una ciudad carísima para ello, y además creo que encontrar trabajo no es demasiado fácil, sumando que el trabajo que puedas encontrar no será muy bueno. La verdad es que es una elección de mucha gente que quiere ir a aprender inglés (como fue la mía en su día), y pienso que es toda una experiencia, a pesar de los inconvenientes. Yo no lo disfruté demasiado, trabajaba con unas condiciones bastante malas en un hotel limpiando habitaciones, el sueldo no era muy alto y tenía que pagar 600£ por una habitación en una casa compartida. Creo que para un par de meses o tres está bien como experiencia, pero no podría haber estado mucho más.