7 de agosto: Ruta del Cares

Otra mítica de por aquí. Esta ya estaba tachada de mi lista desde 2008, pero es digna de repetir, y más si mis compañeros de viaje no la habían hecho. Para mí, es una de las rutas más bonitas de España sin duda, con unos paisajes de película desde el minuto uno.

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Se puede llegar a ella de dos maneras: desde Poncebos (si estás en Asturias) o desde Caín (si estás en León). La ruta completa es de ida y vuelta por el mismo camino (la única parte negativa para mí). Ambos pueblos están separados unos 12km, aunque lo larga que sea la ruta depende de en qué punto aparques el coche en Poncebos: dependiendo de la época, se hace imposible encontrar sitio para aparcar. De hecho, en el anterior pueblo en Asturias, Arenas de Cabrales, hay un gran parking disuasorio desde el que parte un autobús para subir a los excursionistas a Poncebos. Nosotros aparcamos bien, por suerte, a solo 1,5km del inicio de la ruta.

Y comenzamos a andar: los dos primeros kilómetros desde el inicio son los más difíciles y los únicos que tienen desnivel, pues el resto de la ruta es prácticamente llana. Se acumulan unos 300m y una vez en el punto más alto hay una bajada y ya todo llano y fácil.

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Antes de llegar a Caín también hay algo de subida, pero nada que ver. De hecho, unos 700m antes de llegar al pueblo vimos que se podía bajar hasta la altura del río y decidimos quedarnos allí a comer y meter los pies en ese agua gélida, pero que te deja nuevo.

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Tardamos unas 3 horas en ir (unos 11km) y algo menos en volver, porque somos de bajar rápido y los dos últimos kilómetros antes de Poncebos, que a la vuelta son de bajada, los hicimos corriendo.

La ruta es totalmente recomendable para todos los niveles y formas físicas, ya que cada uno se puede dar la vuelta donde mejor considere. Al ser llana, el paisaje es espectacular en todo momento, por lo que no hay problema en no hacerla entera. Eso sí, hay que ir con cuidado porque el camino discurre paralelo al cañón del Cares, y la caída es totalmente vertical y muy, muy alta.

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Como curiosidad, esta ruta fue abierta hace poco más de 100 años para dar acceso a la central hidroeléctrica de la que aún hoy aún quedan las ruinas, y curiosamente, si uno quisiese ir de Poncebos a Caín en coche en vez de andando, tardaría algo menos de 2 horas y media, y nada menos que 105km, frente a los 12 que los separan a pie.

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6 de agosto: Descenso del Sella

Día intenso el de hoy, nuestro agosto por el norte empieza fuerte! Hoy hemos puesto rumbo a Arriondas, la localidad desde la que empieza el recorrido típico del famosos Descenso del Sella. Para hacer este plan, lo ideal es asegurarse el día de antes las canoas con alguna empresa de las muchas que hay dedicadas a este plan. Nosotros hemos optado por la de un conocido, llamara Sellastur. Realmente todas son muy similares, y los precios son los mismos: 20€ por una piragua durante 6 horas, con comida tipo picnic incluida.

Es bastante cómodo: al llegar al centro a recoger el material y la comida, se pueden depositar los objetos personales en una taquilla allí mismo, aunque también proporcionan barriles herméticos para llevar todo lo necesario para el descenso. Una ve preparados, nos llevan en minibus hasta el inicio de la ruta en el río Sella. Hay varias paradas (estas sí dependen de la empresa pero todas son parecidas): en el km 7, el 12 y el 16. No es necesario decidir de primeras dónde terminar, ya que en cada parada hay personal de la empresa esperando.

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Y ahora os cuento cómo nos ha ido y qué nos ha parecido: aunque ha sido muy entretenido, la cantidad de personas que había en el río no era ni normal ni seguro (y no me refiero al tema Coronavirus). Aquello parecía la cola del súper, pero llena de personas que no sabían manejar la canoa. Nosotros íbamos en individuales, lo cual hace que seamos bastante ágiles, pero la mayoría opta por piraguas dobles, con la necesaria (y en casi todos los casos, inexistente) coordinación entre miembros que eso implica.

En tramos anchos no había problema, pero en bajadas y rápidos más estrechos, era imposible que no te llevasen por delante. En una ocasión han llegado a tirarme al agua, y mientras trataba de recuperar mi piragua y mi pala, seguía embistiéndome gente. En qué me he visto de salir! Y por supuesto allí no había monitores, ni señales ni nada de nada. Allá cada cual se apañe en controlar su rumbo.

Personalmente, ha perdido muchísimo encanto, y aunque es una experiencia más que sumo y que había que hacer, no repetiría en esta situación y tampoco la habría hecho si lo hubiese sabido. No sé cómo de lleno está en otras ocasiones, pero desde luego si es así, pienso que deberían estipular un aforo diario para evitar accidentes. Quizás una buena forma de bajar con menos gente sea madrugando un poco más: nosotros hemos llegado como a las 11:45 a recoger las piraguas y empezado el descenso a las 12:30.

Cambiando de tema, el paisaje durante todo el recorrido quita el aliento: rodeados de montañas y todo tan verde como el resto de Asturias. Hemos hecho el recorrido completo, los 16km, en unas 4 horas: 3h10 en movimiento y 50 minutos de parada para comer y descansar. El picnic consistía en un típico bollo preñao (un pan con un chorizo dentro), una empanada de atún y una barrita de postre, bien de energía!

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Mirador del Fitu

De vuelta a Lastres no podía faltar la parada en el Mirador del Fitu, en el punto más alto de la carretera que une Arriondas con Colunga (junto a Lastres). Para no variar, también está atestado de gente, y debido a la situación actual, hay control de número de personas en el mirador y en consecuencia hay que hacer cola para subir. Por supuesto, no hemos esperado esa cola y hemos subido al Refugio del Fitu (así se llama en Google Maps), justo detrás del Mirador. Y allí no hay casi nadie y las vistas son, casi seguramente, mucho mejores, pues está aún más alto que el Mirador. Y desde luego merece totalmente la pena, porque la panorámica de las montañas y del mar es espectacular.

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Y para compensar el trabajo de brazos (y las agujetas que segurísimo nos van a salir), mañana ponemos rumbo a la zona más oriental de Asturias para hacer la Ruta del Cares, otro obligado de esta región.

Volvemos a viajar! 5 de agosto: Madrid – Lastres

Por fin, de nuevo en la carretera!

No las tenía todas conmigo, pero después de muchos meses, vamos a descubrir lugares nuevos. Este año, como no, el viaje grande del año va a ser en territorio nacional. Y el destino elegido es nuestro querido norte: Asturias y Galicia.

La primera parada es Lastres, donde estaremos alojados hasta el lunes (eso sí, sin valoración del alojamiento porque nos encontramos en casa de un amigo).

El día de hoy, según se mire, no ha dado para mucho. Hemos salido de Madrid con la calma a media mañana, y hemos parado a comer en un pequeñísimo pueblo llamado   Villaquejida, que os recomiendo, no solo porque se encuentra más o menos a medio camino, sino también por el buen trato (y buena comida casera) que hemos recibido en el Restaurante Ruta de la Plata.

Playa de la Griega

Al llegar a Lastres y dejar el equipaje hemos puesto rumbo a la Playa de la Griega: a las afueras del pueblo, y a la que hay que acceder con coche sí o sí, puesto que la carretera que llega a ella es de esas de curvas y sin arcén, un poco peligrosa.

Lo que más nos ha sorprendido es la cantidad de gente que hay por todas partes, y en esta playa también. Realmente es difícil guardar distancias; está muy masificada. Suponemos que debido a la situación que estamos viviendo este 2020, todo el mundo, igual que nosotros, está haciendo turismo nacional, y así pasa, que no cabe un alfiler.

Aún así, es un lugar bastante amplio, y lo más interesante de él son las incitas de dinosaurios que hay al final de la playa: Cuando hace 150 millones de años los dinosaurios se desplazaban sobre los fangos o arenas de la zona, dejaban impresas las huellas de sus pisadas, conocidas también como icnitas. Las condiciones de sedimentación que las originaron, como los ambientes aluviales, deltaicos y marinos son muy favorables para la conservación de huellas y huesos de dinosaurios y otros reptiles de la época, como los plesiosaurios, pterosaurios, ictiosaurios y cocodrilos. Cuando las icnitas se formaron, el suelo era blando, y solo más tarde, después de haber sido profundamente enterradas, se convertirían en roca dura y llegarían, casi intactas, hasta nuestros días.

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De hecho, aunque no es el único sitio donde se pueden encontrar estas huellas (también hay en Merón, Ribadesella, Oles, Luces, Tazones y Tereñes) el Museo del Jurásico de Asturias se encuentra en la localidad de Colunga, que es a donde pertenece la Playa de la Griega.

Mirador de El Castillo

De visita obligada en Lastres, es su punto más alto, y desde allí las vistas de todo el pueblo y de la costa son espectaculares.

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Y el día llegaba a su fin, así que después de hacer la compra y ducharnos, hemos ido a buscar un buen restaurante para cenar (cosa que aquí no es difícil). Todos los restaurantes de Lastres tienen un precio parecido (nada barato para tratarse de Asturias, pero este lugar es bastante turístico) y finalmente hemos terminado en El Malacó, casi a pie de mar, donde nos han tratado fenomenal, los camareros más felices del país parece que trabajan allí, y a parte de un cachorro gigantesco, tienen menú de noche por 15€ con primero, segundo y postre. Hemos probado cositas típicas, y todo nos ha encantado:. Junto con una sidra: el pastel de cabracho, el cachopo y los frisuelos. Fuera de menú, los precios son bastante asequibles.

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Mañana más y mejor: nos espera el descenso del Sella!

 

 

 

Entre Asturias y Cantabria

¡He vuelto al norte!

Hace unas semanas estuvimos alojados en Villanueva De la Peña (una aldea cercana a Cabezón de la Sal, en Cantabria), y aunque las visitas a nuestros lugares favoritos no pudieron faltar (Llanes y comer en Casa Poli en Puertas de Vidiago son un obligado), tuvimos tiempo de sobra para aumentar la lista de sitios chulos descubiertos:

Arenas de Cabrales

Un conocido pueblo de Asturias, gracias a que se encuentra a pocos kilómetros del final de la Ruta del Cares, y está rodeado de montañas. Es por esto que desde aquí salen varias rutas de senderismo, y a pesar del mal día de lluvia que nos hizo, pudimos recorrer parte de la Ruta de la Calzada Romana de Caoru, que sube hasta el pico de La Polvorosa (a más de 1200msnm).

Seguimos esta ruta de Wikiloc de 14km de longitud circular, pero la lluvia hacía que las piedras de la calzada resbalasen mucho, así que decidimos hacer sólo un tramo, y finalmente nos salieron 7km; suficientes, aunque nos quedamos con las ganas de tener una panorámica de todo El valle, ya que fuimos casi todo el tiempo por bosque, precioso, eso sí.

Cascadas de Lamiña

Llamadas así por encontrarse en el pueblo cántabro con el mismo nombre, es un paseo bastante famoso entre los lugareños porque son unos 3km de ida hasta la cascada, por un camino más bien llano, ancho y cómodo. Muy agradable y con unas vistas preciosas de la montaña.

El sendero está señalizado y se puede llegar a ellas tanto desde Lamiña como desde Barcenillas, el pueblo vecino.

El Ayuntamiento de Ruente da más información sobre la ruta aquí.

Dunas de Liencres

Este lugar de la costa cántabra lo dejamos para el domingo, día en el que hubo un temporal de viento espectacular que derribó incluso árboles.

Así que, a parte de dar un paseo por el bosque de pinos y eucaliptos que también forma parte del Parque Natural (y que, por cierto, nos encantó), a las dunas no pudimos nada más que asomarnos. El viento era insoportable y la arena nos llegaba a la cara en forma de pinchos. ¡Una pena!

Para conocer más rincones de Asturias y Cantabria, puedes leer también:

Ruta: El Cable – Collado Horcados Rojos (Picos de Europa, Cantabria)

El pasado fin de semana hice una visita al norte para participar en una competición de atletismo, y aprovechando el domingo libre, decidí hacer una ruta chula. Teniendo tan cerca los Picos de Europa casi ni me lo pensé, pero en ellos hay muchas rutas diferentes y me costó decidirme. Finalmente, opté por subir en el teleférico de Fuente Dé hasta los 1823m de altitud, y comenzar desde allí a caminar. Y desde luego que no me equivoqué: resultó ser una de las rutas mas espectaculares que he hecho nunca (por no decir la mejor).

Iniciando la ruta

La aventura comenzó al pie del teleférico. Subir cuesta 11€, y 17€ el pase de ida y vuelta. La primera cabina sube a las 10:00 y la última baja a las 17:55 (algo pronto ahora para ser verano). Hay opción de comprar sólo un trayecto, ya que una de las rutas que salen desde arriba es la de los Puertos de Áliva, de 14km de longitud lineal que discurren hacia abajo y tienen como punto final el inicio inferior del teleférico. Es la elegida por muchos ya que es bastante sencilla y las vistas desde arriba ya son espectaculares, pero yo personalmente, quería algo más exigente.

Vistas desde abajo del teleférico de Fuente Dé

Mi elegida fue la otra ruta que dan como opción en la página web de turismo de Cantabria: la que llega hasta los Horcados Rojos. Realmente una vez en Horcados se puede seguir hacia el Pico Tesorero y más allá, pero esta es la más razonable. Tiene una longitud de ida de unos 5,5km, dependiendo de donde detengáis la marcha, ya que llegar al Collado es una cosa y subir al Pico es otra muy diferente. Yo no llegué a subir del todo, así que no sé que distancia hay pero la pendiente era ya súper pronunciada desde el Collado, así que decidí dar media vuelta porque las vistas iban a ser las mismas desde arriba. Desde el propio Collado se puede ver al fondo el Naranjo de Bulnes, uno de los picos más famosos de la cordillera con 2519m de altitud.

Vistas desde Horcados Rojos, con el Naranjo de Bulnes al fondo

La ruta es sencilla en el inicio, con un camino rocoso bastante llano y cómodo, que posteriormente se va empinando y la cosa cambia, pero aún así, creo que es asequible. Son como 600m de desnivel en los poco mas de 5km de ruta lineal, y hay que volver por el mismo sitio, aunque esta vez importó poco, porque se disfruta el paisaje igualmente.

Llegados a este punto, hay una bifurcación: hacia la derecha se va a Horcados Rojos y hacia la izquierda hacia el Refugio Cabaña Verónica. Ambos están cerca, por lo que ir a los dos sí es una opción. Este punto es bastante espectacular porque desde él hay unas vistas increíbles de una hendidura enorme llena de nieve. Fue mi lugar elegido para parar a comer y descansar.

En cuanto a la duración, es algo bastante relativo y depende de cada persona, yo tardé como 1h30 en subir y algo menos en bajar, pero subí a buen ritmo hasta algo más allá del Collado, y luego bajé tranquilamente parando a hacer fotos varias veces.

El punto de inicio y de regreso, que no es otro que el teleférico, ya es de por sí espectacular. Las vistas son admirables, y bastante diferentes a las de la ruta, ya que sí se puede ver más «verde» que en ella, donde predomina el color rocoso y la nieve.

Vistas desde la zona del teleférico

Muy importante! Para subir en el teleférico suele haber cola, depende del día que elijáis, pero en fin de semana se pone hasta arriba. Contad con ello o llamad antes, yo tuve que esperar 45 minutos, así que informaos bien para no ir con la hora pegada a la hora de llegar al último que baje, no vaya a ser que os toque hacer la ruta de 14km de bajada andando como extra!

En resumen, un lugar y una ruta increíbles, me lo pasé muy bien y aunque estaba transitada, no había demasiada gente. En cualquier caso, os recomiendo ir entre semana si os es posible. Y que la nieve no os engañe… hacía mucho calor!

En mi parada para comer y descansar

Picos de Europa… volveré!

Más rincones especiales en Asturias

Dado que he visitado Asturias (sobre todo la parte oriental) varias veces, os voy a dejar una lista de lugares que podéis visitar, junto con los de los posts anteriores (12 de octubre: Puertas de Vidiago (Asturias)13 de octubre: Llanes, Poó y Celorio14 de octubre: San Vicente de la Barquera y Herrerías (Cantabria) y 15 de octubre: Peña Tú (Asturias), Cóbreces, Toñanes y Santillana del Mar (Cantabria)). Estos que os dejo (si hacéis click podéis ver su localización en el mapa) creo que merecen realmente la pena, aunque todo el norte es precioso:

  • Playa de Gulpiyuri: Una de las más curiosas de Asturias. Es una playa en el interior de los acantilados, muy pequeña y sólo tiene agua cuando la marea está alta, así que aseguraos de que la hora a la que vais es la correcta! Lo que no me gusta es que cada vez es más turística y siempre está llenísima de gente. El coche se aparca al principio del camino, poco después de dejar la autovía.

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  • Cobijeru: Para mi gusto, muchísimo mejor que Gulpiyuri y mucho menos conocida. Es también una playa interior, pero además tiene un puente de piedra creado de forma natural, y a su lado hay una abertura en el suelo que es la entrada a una cueva subterránea que acaba en el mar. El acceso es libre y en mi opinión me parece espectacular. Eso sí, necesitaréis linternas. Para llegar a esta playa hay que andar unos 10 minutos desde el pueblo mas cercano, Buelna, donde podréis dejar el coche sin problema.

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  • Cueva del Pindal: no es la típica cueva de estalactitas y estalagmitas, sino que es especial porque contiene pinturas rupestres. Es importante que llaméis para reservar (608 17 52 84) porque no está abierta siempre, tiene unos horarios concretos.
  • Cangas de Onís y su puente romano para sortear el Sella.
  • Covadonga, la imponente Santina y los Lagos (a los que no se puede subir en coche, sino pagando una excursión en autobús por 8€ más los 3€ de dejar el coche aparcado abajo).
  • Playa de la Franca, muy alargada y muy cambiante debido a las mareas.
  • Lastres, un pueblo con mucho encanto (y muchas cuestas). El restaurante El Mirador se encuentra en lo más alto del pueblo y a parte de tener una vistas geniales, se come muy bien.
  • Nacimiento del Río Purón: un paseo llano y fácil hasta el nacimiento del río.
  • Nacimiento del Río Cabra: mucho mejor excursión que al nacimiento del Purón, en mi opinión. Ruta preciosa, fácil y el nacimiento tiene mucho encanto.
  • Antena de Alevia: Desde Alevia, donde podéis aparcar el coche, comienza una ruta bastante empinada hasta la antena, en lo alto de la montaña. Hay dos caminos: el empinado y «corto» (aproximadamente 1 hora, depende de lo rápido que vayáis), o el menos empinado y largo. En cualquier caso, es recomendable subir en un día despejado porque las vistas desde la antena son de lo mejor que vais a encontrar en Asturias. Vistas 360º hacia el mar por un lado y Picos de Europa por otro. Simplemente espectacular.

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Como última recomendación, si sois de los que preferís camping, en esta zona de Asturias está mi camping favorito: el Camping La Paz. Se encuentra en dos colinas completamente verdes y justo al lado del mar, las vistas son increíbles y la zona de sólo tiendas de campaña es muy tranquila y bonita. Es como plantar la tienda en medio de la explanada de la pradera de Windows!

15 de octubre: Peña Tú (Asturias), Cóbreces, Toñanes y Santillana del Mar (Cantabria)

Último día por tierras norteñas. Después de dejar el hotel subimos al Ídolo de Peña Tú (en Puertas de Vidiago), una caminata de sólo 1km hacia arriba que termina en una gran roca que tiene pinturas rupestres datadas del neolítico (4000-3000 a.C.). Se cree que fue una tumba de algún guerrero debido a los grabados que hay en la roca y una cavidad en la que pudo estar enterrado.

En la roca, las pinturas rupestres

La roca

Las vistas de las montañas desde allí son espectaculares y también se alcanza a ver el mar.

El paisaje que se ve desde la roca

Después de pasar de nuevo por la Quesería los Cuetos para comprar unos cuantos quesos de Vidiago (hay de vaca, oveja y cabra pasa elegir) y unas botellas de sidra (la hay normal y ecológica), aprovechamos para comer también allí (hacen unas hamburguesas de carne ecológica con pan recién horneado buenísimas), nos fuimos tranquilamente en dirección Torrelavega.

Paramos en Cóbreces, un pueblo pequeño pero con dos grandes iglesias neogóticas que chocaban bastante con el paisaje.

Una de las dos iglesias

Después continuamos hasta Toñanes, el siguiente pueblo, donde acercándonos a la costa descubrimos una pradera desde la que se veían unos acantilados impresionantes.

Los acantilados de Toñanes

Para terminar la ruta y poner rumbo a Madrid, dimos un paseo por la famosa Santillana del Mar, cuyo casco antiguo es súper auténtico y donde parece que no pasa el tiempo. No visitamos ningún lugar en concreto, simplemente caminamos por sus calles. El único pero es que es demasiado turístico, todo está orientado al turista y a parte de estar algo masificado, los precios son bastante altos, por no hablar de que no se puede aparcar si no es en zona de pago.


Y hasta aquí nuestro viaje del año al norte! Ya deseando que llegue el próximo para seguir descubriendo sus rincones.

14 de octubre: San Vicente de la Barquera y Herrerías (Cantabria)

Después del entrenamiento mañanero (en el mismo sitio que ayer), fuimos a comer a San Vicente de la Barquera, a menos de media hora en coche de donde nos alojamos. Fuimos a lo seguro, a nuestro restaurante favorito del pueblo, llamando El Barquereño, a comer nuestro plato por excelencia, un buen arroz con bogavante. El sitio lo descubrimos por casualidad: es el primer restaurante después de cruzar el puente hacia el lado del castillo. En su día, hace dos años, no nos dio muy buena espina porque era el típico restaurante con un camarero en la puerta atrayendo público y que además tenía fotos de los platos en las paredes de fuera, lo típico de un restaurante malillo, pensamos. Pero nada más lejos de la realidad. La comida está buenísima y además los precios son muy asequibles: 35€ por un arroz con bogavante para dos, con bebida y postre incluido.

Después de comer y de tomar un helado en Regma (la heladería – artesana – de Cantabria y Asturias por excelencia, tiene varias tiendas por ambas comunidades), fuimos a pasear en dirección al rompeolas, donde nunca Antea habíamos estado. Las vistas desde allí son preciosas, se ve el pueblo y la zona de la playa por un lado, y el mar abierto por otro, y además mirar las olas chocando contra las rocas es hipnotizante.

Vistas del faro desde las rocas más altas del rompeolas (subimos escalando, no hay camino para subir)

En la segunda mitad del rompeolas hay una señal de prohibido el paso salvo a personas autorizadas, pero nadie hace caso y todo el mundo pasa. Suponemos que es porque cuando hay mal tiempo estar aquí es bastante peligroso y así el ayuntamiento se quita de responsabilidades. Así que, si venís en invierno, con lluvia o mucho viento, debéis tener mucho cuidado y quizás sea mejor no pasar.

Vista del mar abierto

Después nos fuimos con el coche montaña adentro hacia la zona de Herrerías, que está dividida en varios barrios o pueblos pequeños. Concretamente nos acercamos a Bielva, y aparcamos el coche en una explanada a unos 5km del pueblo (Km 13 de la carretera CA850), desde donde empezaba una ruta de sólo 700m pero 100 de desnivel (la ruta está marcada con pintura azul y blanca cada ciertos metros), hasta un lugar llamado Mirador de Lleno. Es una de las cimas más altas de Herrerías y desde ahí se ve desde el mar por un lado hasta los Picos de Europa por el otro. Las vistas son impresionantes, y además hoy era un día de calina que hacía que el paisaje luciese muy diferente a normalmente. Llegamos arriba justo cuando estaba poniéndose el sol, y he de decir que merece la pena subir para contemplar la puesta de sol desde allí.

Puesta de sol desde Los Pigüezos

Las formaciones rocosas tan peculiares que hay al llegar arriba se llaman Los Pigüezos.

Ya de vuelta en el nivel del mar, fuimos a dar una vuelta por Colombres (ya en Asturias), pues nos habían hablado muy bien de este pueblo. Justo estaban celebrando un encuentro internacional de motos antiguas y estaba el lugar patas arriba. Además, llegamos a las 20:30 y no pudimos entrar al Museo de Emigración, que es lo más interesante de allí. Así que decidimos volver y dar por finalizado el día.

Casa del Museo de Emigración (desde fuera del recinto)

13 de octubre: Llanes, Poó y Celorio (Asturias)

El día comenzó en el gimnasio, el deber nos llama y había que cumplir. Por si acaso necesitáis uno por la zona oriental de Asturias, podéis encontrarlo en la Piscina Municipal de Llanes, bastante completo y nada masificado.

Después de entrenar, nos lo habíamos ganado: fuimos a comer a nuestro restaurante favorito de Llanes, la Sidrería As de Guía. A un precio súper asequible sirven un marisco riquísimo, buena sidra, queso de la zona y chorizo a la sidra (y alguna cosa más). El único problema es que siempre hay lista de espera, hoy fue de 1 hora, pero mientras tanto fuimos a dar un paseo por las afueras del pueblo, y llegamos a la Playa de Toró, muy característica porque está llena de rocas en el agua. Junto a ella hay un mirador con unas vistas geniales.

Playa de Toró

Después de comer cogimos el coche y visitamos varios sitios de los alrededores de Llanes:

Los Islotes de Llanes (en Poó), una zona de acantilados desde donde se pueden ver un montón de pequeñas islas junto a la costa y desde donde (como siempre) se ve un paisaje espectacular. En esta zona hay una playa pequeña pero que en verano está bastante masificada porque además hay un restaurante y un hotel justo al lado.

Vistas desde los acantilados de Poó

La Ermita de San Martín (Celorio), que realmente no es ni una ermita ni una iglesia, sino los restos de la misma. Esta casi completamente derruida pero junto al paisaje en el que está y su posición junto al acantilado, le dan un aire de lo más pintoresco. Merece la pena ir porque además, como no podía ser de otra manera, el paisaje es increíble.

Restos de la Ermita de San Martín

Para terminar el día, después de casi 20km recorridos (si bien no todos andando, los paseos que dimos no eran tan largos pero el gimnasio sumó unos cuantos km), visitamos el centro de Celorio y su playa, dividida en dos por una gran roca y muy pequeña cuando la marea está alta.

La verdad es que es un gusto venir a estos sitios fuera de temporada alta, casi no hay gente y se respira mucha paz! Y si el tiempo acompaña, como es nuestro caso, los días son de 10.

Pequeña playa junto a la Ermita de San Martín

12 de octubre: Puertas de Vidiago (Asturias)

Llegó el puente y como no podía ser de otra forma, nos escapamos de Madrid y sus aglomeraciones, no sin antes comernos un atasco de una hora, por supuesto. El destino, Asturias.

Nuestro hotel se encuentra en Puertas de Vidiago, un pueblo muy pequeño a pocos kilómetros de Llanes. A pesar de lo pequeño que es, sólo nos bastaron 3 minutos caminando para encontrar un restaurante buenísimo (y conocidísimo dada la enorme cantidad de gente que había) llamado Casa Poli. Sirven comida típica asturiana, y hay platos grandes, pequeños, caros y baratos. Para todos los gustos. Nosotros tomamos un cachopo para compartir, suerte que lo vimos en una mesa vecina y comprobamos que era gigante! Y no nos quedamos con hambre.

Entrada al restaurante

Como no se puede reservar mesa, había muchísima gente esperando, y no fuimos menos: Tuvimos que esperar 45 minutos, pero poco nos importó cuando dando una vuelta por el pueblo encontramos un bar-quesería (Quesería Los Cuetos) que vendía quesos artesanos de Vidiago y cervezas y sidras también artesanas. Tienen 4 tipos de queso y todos están riquísimos. Pedimos media ración de queso de oveja después de que la cocinera nos diera a probar de todos.

Queso y cervezas en la terraza de la quesería

La cerveza que probamos se llamaba Caleya, una de las más suaves de todos los tipos que había según nos recomendaron.

Después de comer fuimos hacia el mar, y muy cerca del pueblo (1km aprox.) encontramos los llamados Bufones de Arenillas, que son orificios en la parte de arriba de los acantilados y están conectados con el mar, por lo que cuando vienen olas se escucha el ruido del aire y cuando hace peor tiempo sale agua, pudiendo llegar a alcanzar hasta los 20 metros de altura. Hay un total de 10 bufones a lo largo de toda la zona protegida, la cual ha sido considerada Monumento Natural.

Dentro de uno de los bufones (esto no se puede hacer cuando hace mal tiempo porque es peligroso)

Después seguimos andando por el único camino que había hasta llegar a una cerca en cuya puerta ponía que era propiedad privada, pero como estaba abierta entramos y continuamos adelante ya que a final del camino estaba la desembocadura del Río Purón, cuyo nacimiento visitamos el año pasado y nos encantó. El final del camino es un lugar bastante escarpado (algo peligroso para niños) pero no hay nadie y se puede disfrutar del pisaje sin más ruido que el del mar.

Alojamiento – Hotel Pugide: un hotel sencillo pero que compensa con el buen trato de sus dueños y la comida casera riquísima que preparan.