9 de agosto: Railay (Krabi)

(Ver también Todo lo que necesitas saber si vas a viajar a Tailandia)

Por fin! Esta mañana amaneció el mar tranquilo y las longtails retomaron sus rutas, así que sin pensarlo nos montamos en una para ir a Railay Beach, que es una zona aislada de la costa de Krabi a la que sólo se puede acceder en barco.

Es una zona totalmente turística ya que hay bastantes resorts y todo tailandés que hay por allí es porque trabaja para el turismo, pero el paisaje es precioso, y eso que no lo hemos visto en su máximo esplendor debido al mal tiempo y al mar revuelto. Se caracteriza por paredes enormes de piedra caliza en las que crece vegetación por cualquier rincón en el que pueda suceder la vida.

En lugar de tirarnos en la playa, que es uno de los planes más cotizados de aquí, hemos preferido patear la isla, y los mejores sitios son estos:

View Point de Railay West: es un mirador en lo alto de una de estas montañas, las vistas son preciosas pero lo mejor de todo es la manera de acceder a él… siguiendo las indicaciones, hemos ido a parar a un camino (que no podía llamarse camino realmente) por el que había que escalar hasta subir hasta arriba! Ha sido muy divertido pero no está hecho para todo el mundo, estos tailandeses no tienen filtro!

Desde este camino también se podía llegar al Princess Lagoon, un lago en lo alto de estas pintorescas montañas, pero el camino estaba cerrado porque debido a las lluvias era peligroso (más?) llegar, así que no lo hemos intentado. Luego nos hemos cruzado con unos españoles que sí habían ido y nos han dicho que se han embarrado bastante pero que el lugar era espectacular y merecía la pena totalmente.

Playa este de Railay: es en la que más gente hay y es la zona de baño como tal, en el otro lado se encuentra la playa oeste pero ésta solo funciona como puerto.

Playa de Al Phra Nang: para mí, mejor que la anterior. Más amplia y más bonita, además junto a ella se encuentra la Princess Cave, una abertura en la que hay una especie de altar busdista donde, curiosamente, todas las ofrendas que se hacen son penes! Y por lo visto esto se hace porque antiguamente los pescadores y marineros que vivían aquí lo hacían para tener fertilidad. Un poco raro todo pero era gracioso.

También es muy típico hacer escalada en roca natural aquí, en varios sitios alquilan el equipamiento y la verdad es que apetece bastante porque las rocas son increíbles, pero habíamos quedado con nuestro barquero a las 14:30 y no teníamos más tiempo.

El día estaba genial, pero poco antes de esa hora ha empezado a diluviar como nunca antes habíamos visto, y cuando ha parado hemos emprendido la vuelta por mar en la barquita. Todo eran risas hasta que nos hemos metido de lleno en una tormenta monumental, el mar se ha vuelto loco y nosotros ahí en medio! Por suerte nuestro conductor era un máquina y ha sabido llevarnos perfectamente hasta el puerto, aunque yo en varios momentos he pensado que naufragábamos… vaya espectáculo!

De vuelta en el hotel, calados hasta las cejas y después de una caminata de 45 minutos hasta llegar al hotel, reventados, nos hemos relajado un buen rato en nuestro súper hotel y por la noche a despedirnos de Ao Nang con un paseito porque mañana ponemos rumbo al siguiente destino: cambiamos de mar, nos vamos al Golfo de Tailandia!

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