19 de septiembre: Supetar (Isla de Brac) – Split

Último día por tierras Croatas, y lo que pintaba ser un día de relax en la playa (ya he hecho actividad suficiente estos dos días atrás), ha sido relajado, pero demasiado. Ha amanecido un día nublado y frío, así que de playa nada. Todo el día en sudadera. Una pena, porque podía quedarme en Brac hasta tarde porque seguía teniendo apartamento para dejar la maleta y ducharme.

Supetar

El pueblo en el que me he alojado estos días es lo que me faltaba por ver, y en eso he empleado la mañana.

Esta localidad fue fundada durante la época romana, pero servía sólo como puerto a Nerezisca, la capital de la isla por entonces. Posteriormente pasó a ser independiente de ésta, alrededor del siglo XIII, y desde el XIX se convirtió en la más importante de la isla de Brac. A día de hoy viven aquí unas 4000 personas, y dando que ferrys desde Split llegan aquí casi cada hora, apuesto a que el número de turistas en verano dobla esa cifra.

Por todas partes en el casco antiguo del pueblo hay informaciones sobre, al parecer, su ciudadano predilecto: el artista escultor Ivan Rendic, uno de los más importantes de Croacia. Hay una galería para ver varias de sus obras, y no sólo Supetar contiene obras suyas, sino también ciudades como Zagreb, Venecia o Duvrovnik. Es más, al parecer es considerado el padre de la escultura moderna croata.

Junto al paseo marítimo en la bahía de Supetar, se encuentran la Iglesia de la Anunciación y la Torre del Reloj, para mí, el rincón más bonito de todo el pueblo junto con el propio paseo, donde se concentra casi toda la actividad turística.

El último lugar destacable de la localidad (dejando a parte las playas, que son igual de chulas que las del resto de la isla), es el cementerio. A mí este tipo de cosas me sigue chocando, en España no es común visiar cementerios como parte de la actividad turística de un lugar, pero en otros países sí lo es, y este sitio se encuentra en la propia guía de Supetar. En este caso, es porque muchos de los mausoleos están esculpidos por el mencionado Ivan Rendic, y destaca el de la familia Petrinovic, que se distingue con total facilidad.

Split

No tenía mucho más que hacer por la isla, así que he recogido la maleta y he montado en el ferry de las 14:00 hacia Split. Tampoco aquí me quedaba mucho por ver, así que he decidido disfrutar de los últimos manjares propios de los balcanes, que tanto me gustan y tan imposibles de encontrar en España:

Para comer, un Cevapcici en un lugar llamado Ba!Ce, recomendado por bastante gente en internet. La verdad es que estaba muy rico y bien de precio, pero la camarera-cocinera no ha podido ser más borde… Parecía estresadísima y era yo la única clienta allí en la media hora que he estado.

Después he pasado por la Plaza de la República, fuera del recinto del Palacio Diocleciano. Lo que sería la Plaza Mayor de Madrid o de cualquier ciudad Española, rodeada por todas partes de edificios con arcos, en este caso de color rojos. Fue construida en el siglo XIX por orden del alcalde Bajamonti, imitando a la Plaza San Marco de Venecia como muestra de que Split se apoya en la tradición italiana.

El fresquito, y sobre todo el viento, estaban pudiendo conmigo, así que he decidido buscar una cafetería con wifi para trabajar un rato, y he optado por D16, en pleno casco histórico. Un café buenísimo, y eso que yo no soy muy cafetera, y un remanso de paz entre la locura de las callejuelas atestadas de la ciudad.

Para acabar el día, un paseo sin rumbo acabando en Babis, una de las cadenas de panaderías más conocidas de Croacia, y donde hacen unos bureks bastante decentes. El burek es una especie de empanada de hojaldre crugiente que puede estar relleno de queso, de carne o de espinacas, y en ocasiones también de manzana. Es mi plato predilecto de la Europa del Este, y con él me he despedido de la gastronomía croata.

Y esto ha sido todo sobre mi viaje a Croacia, y aunque es la segunda vez que vengo, creo que no será la última porque este país esconde muchas maravillas. Mañana toda madrugar muchísimo para estar en el aeropuerto a las 7 de la mañana. Es fácil llegar, el bus 37 sale de la estación Sukoisan, a 10 minutos del centro, son 50 minutos un 17 Kunas (menos de 3€).

Alojamiento: Spalato Hostel (12€/noche/cama en habitación de 10). No está mal, pero los espacios son un poco pequeños y el personal no es demasiado atento. Y un fallo muy grande: no tiene cocina, algo muy poco común en este tipo de alojamientos.

18 de septiembre: Vidova Gora y Zlatni Rat (Isla de Brac)

Termina otro día súper activo y entretenido, muy feliz! El plan de hoy era hacer una ruta. En Brac se encuentra la montaña más alta de todas las islas del Mar Adriático, así que no quedaba opción, había que subirla. Para ello, me he desplazado en autobús hasta Bol, un pueblo en la costa contraria a Supetar, donde me encuentro, y es desde allí desde donde parte la ruta. Al final no he alquilado coche en todos los días que llevo por Croacia, y es que el transporte público aquí, especialmente ferrys y autobuses, da gusto: muchos horarios y destinos hacen facilísimo encontrar maneras de llegar a todas partes.

Vidova Gora

Tiene una altura de 778msnm., y como os decía, es el pico más elevado del Adriático. En toda la isla hay un montón de caminos perfectamente señalizados, y es que parece ser que el senderismo es una de las ofertas de turismo activo más comunes de por aquí, algo que me sorprende y me alegra a la vez. En otros lugares a los que he viajado, incluído España, me cuesta encontar senderos bien marcados y me da rabia porque la mitad e las veces acabo perdiéndome por un rato (como por ejemplo en el Maigmó de Alicante).

La ruta entera me ha fascinado: son, desde la que indica el inicio del camino (que incluso está marcado en Google Maps aquí) unos 5km de subida y los mismos de bajada, ya que la vuelta se hace por el mismo lado. El desnivel es de 650 metros aproximadamente, ya que este camino empieza un poco más arriba de Bol. Aunque yo me bajé en la parada de bus del puerto, así que he comenzado desde los 0 metros.

Dado el desnivel en sólo 5km, la ruta es cosstantemente hacia arriba, porque además el último km es ya por la altuta de la cima más o menos, así que los 650m se acumulan en 4km. En resumen: hay que estar un poquito en forma para subir. En internet hablan de que se tarda unas 2 horas en subir. Yo debo de haber puesto el turbo sin querer porque he tardado 1h20.

Durante el trayecto me he cruzado con algunas personas, y al llegar arriba toda la cima estaba bastante concurrida porque llega una carretera hasta allí. Esta vez no me pilló por sorpresa como aquella vez en el Pantokrator de Corfú, porque había leído por internet que hacen excursiones en bici a la cima, y comprobé en el mapa que desde Supetar hay 16km hasta ella por carretera. Sube hasta un autobús de línea, pero claro… perdería la gracia, no? Además, el entorno por el que discurre el sendero es precioso.

Las vistas desde arriba son, sencillamente, espectaculares. Se aprecia toda la costa occidental de Brac, y también todas las islas vecinas, sobre todo Hvar, que es la más cercana. Y por supuesto, puede admirarse la pecular forma de la playa de Zlatni Rat, una de las más famosas y bonitas de Croacia, gracias a su figura picuda.

Después de ver todo eso desde arriba y comer, la recompensa del día estaba claro donde iba a ser: en la playa! Así que otros 5km de bajada, y 3 más hasta llegar a Zlatni Rat.

Zlatni Rat

Esta famosa playa, también situada en Bol, se traduce en español como Cuerno de Oro. Esta atestada de turistas, incluso a estas alturas del verano y a pesar de ser un día nublado y las 4 de la tarde. Pero merece la pena una visita y un baño (o unos cuantos) en ese agua tan extremadamente cristalina que me ha cautivado. Al tener esa forma, uno de los lados frena el oleaje y el otro parece una piscina, y además cubre bastante a pocos pasos de la orilla, y es un gustazo nadar.

Hay quienes dicen que decepciona. Obviamente, si vas con la idea de ver una playa en forma de triángulo, así sera, porque desde la altura del mar no puede apenas apreciarse. Pero ese agua, con el añadido de que las piedrecitas de toda la playa no pinchan los pies y son blancas (lo cual hace que el color sea aún mejor) para mí, la hacen de las mejores en las que he estado.

Y para acabar el intenso día, un paseo por el bonito puerto de Bol antes de coger el bus de vuelta, que tarda aproximadamente 1 hora a pesar de que sólo hay 30km entre ambos pueblos, pero las carreteras aquí son estrechas y con muchas curvas.

17 de septiembre: Skrip y Postira (Isla de Brac)

Cambio de ubicación de nuevo! Ya sabéis que en Split decidí estar poco tiempo porque ya lo conocía y porque es fácil de ver en un día.

Esta mañana he cogido un ferry hacia Brac, una de las islas frente a la costa de Split, a sólo 50 minutos y 5€. Esta isla es una de las más populares de Croacia, al igual que sus vecinas Hvar y Korcula. Elegí esta, además de por ser la que más cerca se encuentra, también porque dicen que es mucho más tranquila que Hvar, así que ni lo pensé. También porque aquí se encuentra la conocida playa picuda de Zlatni Rat, que ya os mostraré cuando vaya.

Estaré aquí 3 días, y el plan era alquilar un coche, pero finalmente he optado por planes alternativos: después de instalarme en mi nuevo alojamiento, he alquilado una bici (90Kunas – unos 13€ por el día entero), he seleccionado varios sitios a los que quería ir, y en marcha!

Skrip

Esta aldea de menos de 200 habitantes es el asentamiento más antiguo de Brac, con historia ya hace más de 5000 años. Se encuentra elevado unos 250m sobre el nivel del mar (y mis piernas lo han notado..), por lo que las vistas desde allí son bastante bonitas, y en él se encuentra el Museo de la Isla de Brac, muy pequeño pero entretenido porque una guía en la entrada se ofrece a contar la historia de la isla (la entrada cuesta 20Kunas – unos 3€).

Aún hoy se conservan edificaciones de un característico color claro, que están hechas del famoso mármol de Brac, el mismo que se usó para construir la Casa Blanca en EEUU o la Iglesia de Santa Sofía de Estambul.

Postira

Segunta y última parada de la ruta, ya que aunque Skrip se encuentra a 250msnm, las carreteras aquí son un sube-baja y he acumulado 400m. Así que, como recompensa, he buscado una bonita playa donde no hacer nada por el resto de la tarde, y la elegida ha sido la Playa de Prvja, en un pueblecito llamado Postira.

El pueblo tiene muchísimo encanto, es como Split o Sibenik pero en tamaño reducido, y pasear por sus calles es súper agradable.

Aunque a decir verdad, me quedo con la playa: amplia, sin arena y con un agua turquesa que enamora. El baño que mejor me ha sentado en mucho tiempo! Todo lo que tiene de bonita, además, lo tiene de tranquila. No es muy conocida ni sale en las guías y por eso conserva este «secretismo».

Lo que más pereza me ha dado, sin duda, es que después de los 22km que me han salido de bici hasta Postira, y después de estar en modo zen por más de 2 horas… tocaba volver, nada menos que 13km más hasta Supetar, el pueblo donde me alojo y uno de los principales de la isla, por tener el puerto principal de ferrys desde el continente. Mañana os lo enseñaré porque también me ha enamorado, realmente Croacia entera es una pasada.

En total 35km de ruta con 500m de desnivel positivo… una calentada de piernas vamos! Así que para acabar el día, ducha, cenita en uno de los restaurantes del paseo marítimo… y a dormir 🙂

Alojamiento: Villa Tatjana (28€/noche/estudio para 2 personas) – en las afueras de Supetar, pero a menos de 1,5km andando. Es un estudio con una habitación, baño y terraza con vistas al mar, que se agradece un montón. Ninguna pega de momento, me parece que está genial para lo que cuesta.

16 de septiembre: Split

Cambio de destino: esta mañana pronto he cogido un bus desde Sibenik hasta Split. En este país y en general en Europa Central y del Este, el sistema de transporte en autobús es bastante bueno, con muchas y muy frecuentes comunicaciones.

He tardado alrededor de 1 hora y media en llegar, y una vez instalada en mi hostel (del que os doy mi opinión al final del post, como siempre), era momento de empezar a investigar.

No es la primera vez que vengo a esta ciudad, una de las más visitadas de la costa Adriática, y aún a día de hoy, que ya no es temporada alta, plagadísima de turistas. La primera y última vez que estuve aquí fue hace 5 años, durante un viaje que hice mientras estaba de Erasmus en Eslovenia. Pero realmente pasé aquí muy poco tiempo y no recordaba muchas cosas, así que no me ha importado repetir.

Había reservado plaza en el Free Tour de las 17:00, y dado que el casco antiguo de Split es pequeño, he decidido ver una panorámica desde las alturas, que tanto me gusta. Resulta que hay un parque llamado Suma Marjan, muy cerca del centro pero hay que andar un rato. Así que he pensado que la mejor opción era, como no, calzarme las zapatillas e ir corriendo hasta allí, y así aprovechaba y entrenaba. La idea era buena hasta que han empezado las escalera, cieeeeentos de ellas. Así que el entrenamiento ha tenido que esperar hasta la parte llana.

Una vez acabado, he subido a la cima del parque, ya que se trata de una montaña. El mirador de la parte de arriba se llama Vrh Marjana – Telegrin, y desde luego merece la pena subir todos los escalones hasta allí porque se ve todo Split en 360º y las islas cercanas.

Lo bueno de que sea una ciudad tan turística es que hay cientos de sitios para comer, y mucha variedad donde elegir, así que he aprovechado para probar algo típico de Croacia: el soparnik, una especie de torta fina de pan parecido al de pita que entre medias lleva acelgas o espinacas. Riquísimo!

Por la tarde era turno del Free Tour. Split tiene muchísimo encanto y pasear por sus calles os llevará a todo lo digno de visitar, que es casi cualquier callecita. Esto se debe a que el casco antiguo de la ciudad es, todo él, el Palacio Diocleciano, una edificación gigantesca que perteneció al emperador con el mismo nombre y que posteriormente fue usada por los croatas para vivir y, en definitiva, fundar la ciudad de Split.

El Palacio Diocleciano

Como decía, ocupa un terreno enorme, y es que este emperador no se andaba con chiquitas. Mandó construirlo en el 293 d.C. y ocupaba nada menos que 30.000m2. Se trasladó a él después de retirarse como emperador romano. Después de su muerte, con el paso de los años, los habitantes de los alrededores fueron ocupando el palacio, destruyendo avenidas y jardines y construyendo sus propias casas, fundando así los croatas Split en el sigo XVII.

Desde entonces han vivido miles de personas en esta zona, por supuesto todos los restos del palacio quedaron en segundo plano, ya que la población era bastante pobre y la cultura quedaba en segundo plano. De hecho, Split no ha sido turística hasta hace más o menos 15 años, y desde entonces su popularidad ha crecido exponencialmente y a día de hoy hay más turistas que habitantes (hay 200.000 censados). Hace 20 años se podía comprar una casa en pleno palacio por menos de 20.000€. La población croata era muy pobre y en consecuencia había mucha criminalidad en lo que ahora es una de las zonas más turísticas del país.

El hecho de que se haya declarado al Palacio como Patrimonio de la UNESCO ha generado problemas, puesto que vive mucha gente entre los muros del mismo, ahora deben acatar ciertas normas que la UNESCO aplica a los lugares protegidos, y por supuesto ellos no pueden entenderlo y no están a gusto con la decisión.

Aún se conservan varías construcciones de lo que fue el Palacio en su día:

  • Puertas de Oro, Plata, Bronce y Hierro: son las 4 entradas que tenía el Palacio, siendo la de Oro la exclusiva de la familia real.
  • Catedral de Split: se encuentra en lo que originalmente era el Mausoleo de Diocleciano, que él mismo se construyó para cuando falleciese. Siglos más tarde, los croatas lo transformaron en catedral (nadie sabe qué hicieron con los restos del emperador, pero la tumba sí se ha encontrado) y actualmente se trata de la catedral más pequeña del mundo.
  • Vestíbulo del Palacio Diocleciano: con una bóveda, ahora abierta, muy imponente, es el lugar elegido por un grupo de múscia para tocar Klapa, una música típica de Croacia, y esto se debe a la buena acústica del lugar.

En Riva, que es como el paseo marítimo de la ciudad, hay una fotografía que muestra cómo era el Palacio en sus inicios, y la verdad es que era una pasada.

Estatua de Grgur Ninski

Se encuentra junto a la Puerta de Oro, y es que este hombre fue (y es) muy importante para Croacia ya que es considerado el padre de la lengua Croata.

Desde el principio de los siglos, el pueblo croata fue un pueblo pobre y en consecuencia prácticamente analfabeto. La lengua hablada era el latín, y para que los ciudadanos pudiesen llegar a entenderlo, Grgur Ninski hizo una adaptación más sencilla del idioma para así poder explicarlo mejor… y de esta forma nació el croata.

A pesar de la gran cantidad de turistas, Split me parece una ciudad que merece una visita, ya que pocos lugares tienen una arquitectura como la suya.

Alojamiento: Hostel Kiss (12€noche/cama en habitación de 8) – este sí que no lo recomiendo. Es verdad que el de Sibenik ha dejado la expectativas muy altas, pero igualmente a éste le falta bastante limpieza, es súper antiguo y no está muy cuidado, y los baños son ridículos, en qué me he visto de ducharme! Menos mal que mañana cambio de destino.

15 de septiembre: Parque Nacional de Krka

El Parque Nacional de Krka ocupa 50km a lo largo del río con el mismo nombre. La peculiaridad de este lugar es que está formado por minerales solubles en agua, o lo que se conoce como formaciones kársticas, como las cuevas de Sorbas, pero esta vez el mineral es el travertino, una especie de piedra caliza.

Este fenómeno ha hecho que se formen varias cascadas a lo largo del río, y la más impresionante de todas ellas se encuentra a pocos kilómetros de Sibenik, la ciudad en la que me encuentro. Su nombre es Skradinski Buk (buk significa cascada en croata), y hasta ella es la ruta que he elegido para hoy, como buen domingo… día de ruta!

El día ha comenzado en la estación de autobuses, muy cerca del casco antiguo, desde donde sale el bus a Skradin, el pueblo más cercano a la cascada. Los horarios de los buses varían cada día y en temporada alta o baja, pero en la oficina de turismo lo saben indicar. También es posible llegar a la cascada bajando en el pueblo de antes, llamado Lozovac, que de hecho está bastante más cerca, pero suelen recomendar Skradin porque la entrada al Parque Nacional en cualquier caso incluye el desplazamiento hasta la misma cascada, y desde Skradin es mejor ya que se llega a ella mediante un recorrido en barco por el río Krka de unos 5km. Por el contrario, desde Lozovac es un bus el que hace el recorrido de 1km hasta ella.

Para mi sorpresa, en la recepción del Parque me han dicho de que el único sendero para caminar en esta zona es uno que mide 2km… Y yo había venido a hacer senderismo! Así que me han dado la opción de hacer el camino del barco caminando. Existe un sendero que va paralelo al río y no tiene ningún tipo de pérdida, que mide unos 5km también. Así que sin pensarlo, por ahí me he ido.

Las vistas son preciosas y además no había ni un alma: la zona de Skradinski Buk permite el baño y todo el mundo va sólo a eso. Al ir solísima todo el camino, al llegar me he llevado un buen chasco: aquello parecía Benidorm. Decenas de puestos de comida, restaurantes, mesas de picnic, tiendas de souvenirs… y miles de personas por todas partes. Hasta el agua estaba menos transparente!

Por supuesto que la cascada y las lagunas que la rodean son espectaculares y dignas de visitar, pero incluso el camino de madera de 2km que discurre por la zona y que es el único que los turistas hacen (o ni eso) es estrecho y parecía la cola del súper (me ha recordado al Preikestolen de Noruega…).

Una vez allí, he visto un mapa que indicaba otros senderos, pero es cierto que el siguiente punto de interés estaba bastante lejos, si no me equivoco, a 14km, y se trata de otra de las cascadas más grandes, llamada Roski Slap. Ésta se puede visitar partiendo desde el pueblo de Rupe.

Curiosamente, en la cascada Skradinski Buk fue construida la primera central hidroeléctrica del mundo a manos de, por supuesto, Nikola Tesla, cuya nacionalidad era croata. Realmente no fue la primera, ya que entró en funcionamiento en 1895 sólo 2 días después de que lo hiciese la de las Cataratas del Niágara. Aún hoy se puede ver el edifició que la constituyó.

En total, 12km de ruta muy muy sencilla y cómoda porque ha sido llana casi todo el tiempo, y mi opinión final sobre este lugar es… que me lo esperaba mejor. Lo realmente impactante es la cascada, y aunque las Lagunas de Plitvice se encuentran más lejos de esta zona, sí están mucho más próximas a Zagreb o Zadar, y son mil veces mejor (no he estado, pero es uno de los lugares más famosos de Croacia y varios conocidos han estado). Lo único es que en Skradinski sí se permite el baño, pero es bastante incómodo entrar y salir del agua, y mucho más sin sandalias de agua.

Al volver a Skradin tenía que esperar al bus de vuelta, que hoy domingo sólo lo hay a las 17:00, así que he subido a la Fortaleza de Skradin, que está en ruinas pero las vistas de todo el valle y el río desde allí son una pasada.

14 de septiembre: Sibenik

Un día muy completo y a la vez tranquilo. Al levantarme he decidido ir a entrenar un rato, y como esta ciudad se encuentra junto al mar pero elevada sobre él, tiene muchísimas escaleras, así que he decidido coger unas cualquiera y hacer unos cuantos ejercicios.

Recompensa tras el entrenamiento: he ido a la playa de Banj, que se encuentra muy cerca del centro, y aún así estaba bastante vacía. Lo bueno (para mí) de las playas de Croacia es que no son de arena, sino de piedras, y aunque es más incómodo para los pies, no te pringas de tierra por todas partes.

Desde esta playa hay unas vistas súper bonitas de todo el casco antiguo, y de hecho tiene un mirador para verlo mejor y hacer fotos. Curiosamente, playa en croata se dice plaža, pero se pronuncia playa!

Después de comer me he metido ya de lleno en el centro. No hay free tour en esta ciudad, a pesar de que una chica del hostel me dijo que había uno, así que he ido a la oficina de turismo para coger un mapa y no dejarme nada, aunque he de decir que el veradero encanto de Sibenik se encuentra simplemente paseando por sus estrechísimas calles, que me han parecido preciosas.

  • Crka Sv. Frane (Iglesia de San Francisco): una de las muchíiiisimas iglesias de la ciudad, muy bonita y con unos alrededores muy silenciosos.
  • Katedrala Sv. Jakova (Catedral de Santiago): Situada junto a la Plaza de la República Croata, en la que se encuentra el Ayuntamiento, esta catedral es única en el mundo porque es la única de este tipo construida sólamente en piedra. Su construcción (o mejor dicho, montaje) comenzó en 1431 y terminó 100 años después.
  • Katedrala Sv. Lovre (Catedral de San Lorenzo): una más! Pero esta cuenta también con una pequeña gruta (aunque artificial) donde han metido una estatua de la Virgen de Lourdes, y además junto a la catedral se pueden visitar los jardines con el mismo nombre.
  • Tvrdava Sv. Mihovila (Fortaleza de San Miguel): Sibenik cuenta con 3 fortalezas, y esta es la única que se encuentra en el casco antiguo, puesto que es la primera que se construyó y a partir de la cual se originó la ciudad. A día de hoy, en su interior, hay un escenario al aire libre permanente, el más grande de la región y el cual es usado muy asiduamente. Hoy mismo estaban preparando un concierto!
  • Tvrdava Barone: la segunda fortaleza de la ciudad, a 10 minutos de la primera y ya fuera del centro, tiene una historia curiosa, y es que durante la Guerra de Creta (en el siglo XVII) Sibenik se veía altamente amenazada por la inminente llegada del Imperio Otomano, y fueron los propios ciudadanos quienes decidieron construir otra fortaleza para aumentar las defensas del lugar. Todo el mundo participó en la construcción, y en consecuencia sólo tardaron 57 días en construirla. Gracias a ello, Sibenik resistió ante un ejércido de 25.000 soldados otomanos.

La antigua Sibenik es una de las ciudades medievales mejor conservadas. Toda la zona que he estado visitando hoy data de los siglos XIV-XV cuando la ciudad prosperó mucho gracias al comercio que traía el río Krka. El principal responsable de esta arquitectura es Juraj Dalmatinac, que de hecho puede también visitarse su casa, que ahora es un pequeñísimo museo donde se encuentra su tumba.

13 de septiembre: Obonjan – Sibenik

El Brooks Best Fest llegaba a su fin hoy. Todas las actividades se concentraron en el día de ayer, y hoy era turno del check out y despedidas. Algunos han salido muy pronto (si se descuida, alguno empalma la fiesta con la vuelta en barco…) y otros no tanto.

Todos los demás han vuelto a sus países, pero yo he decidido quedarme unos días más por Croacia: hace 5 años viví en Eslovenia por unos meses y durante mi estancia allí visité este país, pero los rincones por descubrir son infinitos, así que repito destino, pero diferentes ciudades.

Como no tenía que coger ningún vuelo, he sido de las últimas en abandonar la Isla de Obonjan. Había que recuperar energías de ayer, así que ha sido mañana de hamaca y playa, aunque las playas aquí en Croacia rara vez son de arena, son más bien tipo calas.

A las 15:00 una lancha me ha traído hasta Sibenik, la ciudad más cercana a la isla, y la que dice que es una de las joyas escondidas de Croacia. La mayoría de los turistas acude a Zadar, Split o Duvrovnik, pero Sibenik no tiene nada que envidiar a ninguna (aunque en mi opinión Duvrovnik es la mejor).

Sibenik es nada menos que la ciudad más antigua de la costa adriática y a diferencia de otras ciudades antiguas de esta zona, ésta fue fundada por croatas, en los siglos X-XI, aunque entre los siglos XIV y XX estuvo sometida a dominio extranjero. Volvió a ser plenamente croata hace menos de 30 años, cuando en 1991 toda Croacia se separó de Yugoslavia.

La tarde también ha sido relajada, me he instalado en «mi nuevo hogar» para los próximos 3 días y he ido a ver la puesta de sol a uno de los 3 fuertes que hay en la ciudad, el único que está en ruinas pero el que más alto está y mejores vistas tiene: St. Jhon’s Fortress. He alucinado con la cantidad de islas que se pierden en el horizonte. Sólo la región de Sibenik posee casi 250 de ellas, y a lo largo de Croacia hay más de 1200!

Para acabar el día, y como no podía ser de otra manera, he cenado algo que no comía desde que estuve de Erasmus en Eslovenia: Cevapi (o cevapcici). Es un plato típico que lleva carne muy sabrosa picada, servida sobre un pan parecido a la pita que se llama lepinja, y acompañado de cebolla picada y una salsa anaranjada con pimentón y otras especias. Que recuerdos me ha traido!

Alojamiento: Hostel Splendido – 14€/cama en habitación compartida/noche. De los mejores hostels en los que he estado, súper cuidado, muy bonito, un baño dentro de la habitación mejor que el de un hotel, jardín al salir por la puerta y una dueña que es la mamá de todos.En este viaje, al ir tantos días sola, he optado por dormir en hostels (albergues) para reducir gastos y porque el ambiente es genial y puedo conocer gente parecida a mí: ya he hecho amigos de Austria, Suecia, China y Alemania, es genial! Os dejo el post sobre cómo viajar más barato, en el que hablo de los beneficios de alojarse en hostels.

12 de septiembre: Isla de Obonjan

Mi batería está al 0.0001%. Ha sido el día más largo que recuerdo en muchíiiiiiisimo tiempo; tan largo como divertido.

Todo ha comenzado con el despertador sonando a todo trapo a las 5:40 de la mañana. Brooks ha lanzado una serie de retos y uno de ellos era correr antes de que saliese el Sol, así que no había más opción. Han sido 20 minutos que nos han despertado pero bien, y después un café con vistas al mar y al amanecer. Ha costado pero ha merecido la pena.

Después un buen desayuno y ya estábamos listos para comenzar el día. Estamos todos los embajadores de Brooks Europa, compuesto por los países de España, Italia, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Alemania y Francia.

A las 9:00 han comenzado las presentaciones y después nos hemos dividido por grupos para hacer una serie de talleres muy divertidos: uno de fotografía, otro de retro-running y otro de drones. Lo hemos pasado genial y el entorno de esta isla ha ayudado bastante, además hace súper buen tiempo (quizás demasiado, qué calor!).

Pronto ha llegado la hora de comer y por fin una pausa para una mini siesta muy necesaria.

Por la tarde era turno del resto de retos propuestos por Brooks: el primero de todos, correr con nuevos amigos, algo fácil, ya que no conocíamos a nadie de los otros países. Nos han puesto por parejas y hemos dado una vuelta a la isla, un buen momento para entablar amistades y para que los fotógrafos nos hiciesen fotos, jajaja.

El último reto no era otro que… comer pizza después de correr! Vaya reto! Así que al final del recorrido nos estaban esperando con unas cuantas.

Las pilas ya estaban bajitas, y por suerte hemos tenido 3 horas libres que hemos aprovechado para ir a bañarnos en las aguas cristalinas del Adriático mientras se ponía el Sol, una maravilla.

Última actividad del día: cena de gala y fiesta de despedida. Agradecimientos por parte del equipo de Brooks, que desde luego se han portado de lujo, mucha y muy rica comida (nos hemos movido que da gusto, pero hemos comido a la altura de las circunstancias), un poquito de baile… y por fin en mi súper tienda.

Día de 21 horas y 32.000 pasos que llega a su fin. No sé cuántos días podría aguantar este ritmo, pero desde luego que no lo cambiaría, ha sido una pasada!

11 de septiembre: Madrid – Obonjan (CROACIA)

Lo que se aproxima promete ser espectacular, y mucho!

Ahora mismo os escribo desde una tienda de campaña de lujo casi más grande que mi casa en una isla de 2km de largo en medio del Mar Adriático. Pero mejor empiezo por el principio…

Desde hace unos meses soy embajadora de la marca deportiva Brooks, y su equipo ha montado 3 días de «Run Happy», su lema, junto con todos los embajadores de Europa. Y el lugar elegido ha sido esta isla, llamada Obonjan.

He salido esta mañana de Madrid a las 12, y haciendo escala en Barcelona, he llegado a Split (Croacia) a las 5 de la tarde. Allí ya nos hemos encontrado varios del equipo, éramos los últimos en llegar y nos estábamos perdiendo toda la juerga! Una minivan nos ha llevado hasta Šibenik, a unos 80km de Split, y desde donde salía una lancha que nos llevaría hasta la pequeñísima isla. A las 20:00, por fin, llegábamos al paraíso.

Aterrizando en Split

Se trata de una isla-resort. No hay nada más que no sea para turistas, y no es un hotel cualquiera, es más, no lo llamaría hotel. Se trata de una versión del concepto conocido como glamping, la versión lujosa del camping. Estamos alojados en tiendas de campaña enormes, con dos habitaciones, baño, ducha, nevera… Vamos, que tengo 4 camas para elegir!

Lo primero que veo al salir por la cremallera de la tienda es nada menos que el mar, aunque aún sólo puedo intuirlo, ya que hemos llegado cuando ya había anochecido y de momento únicamente puedo escuchar las olas.

Mañana os enseñaré fotos de todo, cuando pueda verlo con la luz del día. Me espera un día lleno de actividades de todo tipo, desde correr, hasta talleres de fotografía y gymkanas.

Esta gente de Brooks es otro rollo, nos han montado un «campamento de verano» a lo grande. De momento, barbacoa y fiesta de bienvenida, de 10!

Y mañana (o mejor dicho dentro de un rato) a las 5:40 en pie, para hacer unos cuantos kilómetros antes del amanecer.

Atardecer de camino a Obonjan