13 de agosto: último en Roma

Parecía que no quedaba nada por ver, pero eso en Roma creo que no es posible, así que nos limitamos a pasear sin más, encontrándonos en cada esquina con edificios que admirar. Es una pasada, no sé si algún día me cansaría de caminar por las calles de esta ciudad.

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Roma día 2 aquí

Campo dei Fiori

Fue construida en el año 1456 por encargo del Papa Calixto III en el lugar donde se ubicaba un campo de flores, del cual tomó su nombre la plaza, y es una de las más animadas de Roma, pues cada día de la semana, excepto el domingo, alberga un mercado de productos frescos. Los romanos autóctonos vienen aquí, pero también muchos turistas, ya que han ido apareciendo progresivamente los típicos puestos de souvenirs. Por la noche, los puestos dejan espacio a las terrazas de varios restaurantes que hay en ella.

En el pasado, la plaza también era el lugar en el que se celebraban las ejecuciones públicas, algo que se encarga de recordar la impresionante estatua de Giordano Bruno situada en el centro de la plaza. Este filósofo fue quemado en la plaza en el año 1600 acusado de herejía, y en 1889 se levantó el monumento en su honor.

Basilica di Sant’Andrea della Valle

Actualmente es la sede de la curia general de la Orden de los teatinos. El lugar donde ahora se encuentra la iglesia estaba ocupado por el palacio Piccolomini, que fue dejado en herencia por Constancia Piccolomini de Aragón, duquesa de Amalfi y condesa de Celano, el 20 de junio de 1582, a la nueva orden de los Clérigos Regulares Teatinos, fundada por Cayetano de Thiene y Gianpietro Carafa, luego papa Paulo IV.

Santa Maria della Pace

Me encontré esta pequeña iglesia en una callejuela casi sin salida, mientras caminaba sin rumbo cerca de la Piazza Navona. Data del siglo XV. Tiene el estatus de Titulus (que distingue a ciertas iglesias de la diócesis de Roma que se encuentran ligadas a un cardenal) y que en la actualidad ostenta curiosamente el arzobispo de Santiago de Chile.

Santa Maria della Concezione

Y otra iglesia más, pero es que todas sus fachadas son preciosas. Pero además esta es Es una de las iglesias más especiales de Roma por el macabro tesoro que albergan sus entrañas. En interior es bastante más sobrio que cualquier otra iglesia de la ciudad, pero su cripta es otra cosa:

Tras la finalización de la construcción de la iglesia, en 1631, Fray Antonio Marcello Barberini ordenó el traslado de los restos mortales de los hermanos Capuchinos desde el cementerio principal hasta la cripta de la iglesia. El cardenal encargó que los huesos trasladados fueran ordenados de forma “artística”, formando diferentes motivos decorativos cargados de gran simbolismo que resultan escalofriantes.

La cripta se encuentra dividida en seis pequeñas capillas decoradas con los huesos de más de 4.000 hermanos capuchinos fallecidos entre 1528 y 1870. Los huesos, ordenados de un modo siniestro, muestran diferentes elementos decorativos que resultan tan sorprendentes como macabros.

Además de los huesos ordenados de diferentes formas, en la cripta también se pueden ver algunos esqueletos completos ataviados con el hábito de los monjes capuchinos que llegan a producir verdaderos escalofríos.

Lejos de lo que pudiera parecer, las criptas no son la obra de una mente retorcida, sino de alguien que pretende mostrar la finalidad del cuerpo como un simple recipiente para el alma.

Basilica di San Lorenzo in Lucina

Esta iglesia es bastante diferente por fuera a otras, pues data del siglo IV y está construida sobre  la residencia de una matrona romana, donde le permitía a los primeros cristianos convertidos del paganismo encontrarse para orar.

Piazza del Popolo

El origen del nombre de la plaza es incierto: una etimología sostiene que popolo procede del latín populus (álamo), sobre la base de la tradición que afirma que había en la zona un bosque de álamos perteneciente a la cercana tumba de Nerón. Sin embargo, que el papa Pascual II hizo construir cerca de las murallas una capilla a expensas del pueblo (popolo) romano.

A la plaza se llega recorriendo cualquiera de las grandes avenidas romanas que conforman el famoso Tridente: la Via del Babuino, la Via di Ripetta o la Via del Corso. El primer elemento que llama la atención al adentrarte en la Plaza del Pópolo de Roma será el gran obelisco central. Se trata del obelisco Flaminio, y sí, es un obelisco egipcio original, construido durante el reinado de Ramsés II y erigido en la ciudad egipcia de Heliópolis, que el emperador Augusto mandó trasladar a Roma y que estuvo situado, hasta el siglo XVI, en el Circo Máximo. 

Hay 3 iglesias en la plaza, pero dos de ellas llaman más la atención porque, pese a unos pequeños detalles, a primera vista parecen «gemelas»: Santa María in Montesanto y Santa María dei Miracoli.

Mauseleo de Augusto

El mausoleo comenzó a ser construido por el mismo Augusto en el año 28 a. C. a su vuelta de Alejandría, tras haber ganado en Egipto contra Marco Antonio y a Cleopatra VII. En su estancia en Alejandría había visto la tumba helenística de Alejandro Magno, probablemente de planta circular, en la cual se inspiró para la construcción de su propia tumba. De hecho, se trata del sepulcro circular más grande del mundo, y albergó las tumbas de los principales miembros de la dinastía Julio-Claudia.

Ha estado en restauración hasta este mismo año 2021, tras 14 años cerrado al público.

Colonna de Marco Aurelio

Se trata de una increíble columna situada en la Piazza Colonna, fabricada en el año 176, para recordar las gestas de este emperador contra las tribus bárbaras del norte de Italia. ¿Y cómo? Pues toda la columna está tallada al detalle con numerosos pasajes bélicos, y es espectacular, porque es enorme. Eso sí, la estatua de lo alto, que es de San Pablo, evidentemente se añadió a posteriori, en el año 1589.

En uno de los puntos clave de su reinado, diversas tribus del norte no paraban de asaltar las provincias romanas, saqueando y destruyendo todo a su paso. En ese momento se preguntaban el por qué de este repentino comportamiento de las tribus, siendo la principal prioridad, sofocar las revueltas de estos pueblos. Aunque Marco Aurelio era más conocido por su pasión y estudio de la filosofía, decidió dirigir personalmente sus legiones en combate, durante el último tramo de su vida. Como dato curioso a esto, una de estas batallas se ve reflejada en la película Gladiator del año 2000 durante los primeros minutos de la película.

Está compuesta por 28 tambores de mármol, con una altura de 30 metros y un diámetro de 3.7. De estilo dórico, en el interior de la columna se encuentra una escalera de 203 peldaños que permite llegar a la cima.

Y con este último larguísimo paseo por las calles de Roma, y en total 3 días completos por aquí, digo adiós a esta ciudad por segunda vez, pero sabiendo que volveré (porque eché una moneda a la Fontana di Treví).

12 de agosto: Roma

Segundo día por Roma, y aunque solo nos queda uno más, me parece una ciudad por la que uno no se cansaría de pasear. De las cosas sobre las que os hablé en el post de ayer, teníamos pendiente entrar dentro de la basílica de San Pedro, ya que ayer yo iba en tirantes, no tenía nada para cubrirme, y así no permiten entrar. La basílica es brutal, unas dimensiones inmensas (con cúpula incluida mide 193m de altura) y unas decoraciones que dejan boquiabiertos.

Y por lo demás, hemos seguido pateando, hasta llegar a todos estos sitios:

Bocca della Verità

La Boca de la Verdad es una máscara de mármol de la que se cuenta que mordía la mano de aquél que mentía. on un diámetro de 1,75 metros, está dedicada al dios del mar (neptuno o poseidón).

La visita a esta escultura exige que uno debe meter la mano dentro de la boca, y que todo mentiroso recibirá un mordisco por parte de ella. Pues bien, es que hay varias leyendas que rodan a la boca, y todas tienen que ver con esto. Las dos más famosas son las siguientes:

Un texto alemán del siglo XII describe detalladamente cómo, desde detrás de la boca, el diablo aferró por largo rato la mano de Juliano el Apóstata (que había engañado a una mujer y ante aquel ídolo debía jurar su buena fe), prometiéndole lavar su reputación y una gran fortuna si volvía al antiguo esplendor del paganismo.

En otra leyenda alemana de dos siglos después, encontramos la imagen que no osa morder la mano de una dama romana que −aun cuando efectivamente había cometido adulterio− la engañó con un artificio lógico. En efecto, antes de colocar la mano en la boca, la mujer simuló un desmayo y un caballero, que pasaba por allí, la socorrió solícitamente. Más tarde, la protagonista aseveró que nadie había tocado su cuerpo fuera de su esposo y el mencionado caballero; la mano salió indemne, ya que el caballero en cuestión no era otro que su amante.

Circo Massimo

Los circos romanos constituían las instalaciones lúdicas más importantes de las ciudades romanas, además de los teatros y anfiteatros. Se trataba de un recinto alargado en el que se celebraban los juegos públicos, consistentes en carreras de carros y diferentes espectáculos. El de Roma tuvo espacio para nada menos que 300.000 espectadores, de ahí a que se llame Circo Máximo. La pista de arena tenía unas dimensiones de 600 metros de longitud y 225 metros de anchura.

Actualmente apenas quedan restos de lo que fue el Circo Máximo, tan sólo se puede observar la enorme explanada que conserva la forma que tuvo en su día el recinto, y no he podido tomar siquiera una foto porque estaban preperando un escenario para un espectáculo en los próximos días, y todo estaba aún menos fotografiable de lo que ya es de por sí.

Coliseo

Y llegamos por fin a la joya de la corona (o la más típica, porque para mí, la Fontana di Trevi y el monumento a Vittorio Emmanuele no se quedan lejos), que desde 2007 es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Se conoce como Coliseo, aunque su nombre original fue Anfiteatro Flavio, porque el emperador Tito (quien lo finalizó en el año 80 d.C.) erigió una estatua de sí mismo de tamaño «colosal» por lo que se comenzó a llamar Coliseo de manera coloquial. Fue el mayor anfiteatro romano, con una estructura elíptica de 188x156m y con una capacidad para más de 50.000 personas.

Piazza di Spagna

Otra emblemática plaza famosa en toda Europa, a la que los españoles damos nombre porque la embajada española se encuentra aquí desde el siglo XVII. Está situada en una de las zonas más pudientes de la ciudad, y de hecho aquí asoman las tiendas de moda de diversas firmas de alta gama. De hecho, en el mundo de la moda los 135 peldaños de la escalinata son conocidos ya que en ellos se celebra el desfile Donne Sotto le Stelle. Este acontecimiento se celebra a mediados de julio y hace que la Plaza de España se vista de gala.

Palazzo di Giustizia

Esta ha sido la última parada de hoy, volviendo del Vaticano, y de forma inesperada ha aparecido este inmenso edificio que ha resultado ser el palacio de justicia.

Es una de las mayores obras realizadas tras la proclamación de Roma como capital del Reino de Italia. La puesta de la primera piedra se realizó el el 14 de marzo de 1889 (en honor al rey, que cumplía años ese día) con la presencia de los reyes Umberto y Margarita (la quien, por cierto, es culpable de que la pizza margarita se llame así, ya que era su favorita), el ministro de justicia Giuseppe Zanardelli y el alcalde Alessandro Guiccioli.​

Sus colosales dimensiones, su excesiva decoración, su uso y su laboriosa construcción hicieron que surgieran sospechas de corrupción sobre él (que llevaron en 1912 a una investigación parlamentaria) y fueron el origen del sobrenombre popular Palazzaccio que todavía lo acompaña.

11 de agosto: Roma y El Vaticano

11 años después de aquel viaje de fin de curso en 1º de Bachillerato, he vuelto a la città eterna, y menos de 24 horas han sido suficientes para enamorarme de ella. Qué preciosidad de sitio, en cada esquina hay algo que admirar, historia por todas partes y mucho ambiente. Me ha recordado mucho, aunque más bonita, a Atenas.

Anoche estuvimos cenando y tomando algo en la zona del Trastevere, el barrio con más ambiente de Roma. Trastevere es el último de los trece «rioni» en los que antaño se repartía la ciudad y que ahora componen el centro de Roma. Antiguamente el Trastevere se consideraba una zona a parte de la ciudad (y muy humilde). De ahí el significado de Tras-Tevere: al otro lado del Tíber. Quizás por eso sus habitantes han mantenido una fuerte identidad. Aunque haya cambiado mucho en los últimos años, Trastevere es a la vez el barrio más castizo y con más encanto de Roma.

Esta mañana hemos echado a andar a donde nos llevasen los pies, y tras un intento de Free Tour del que nos hemos ido a la mitad porque no nos estaba gustando nada de nada, hemos hecho lo mismo hasta la hora de cenar.

Largo di Torre Argentina

Esta plaza, cercana al Panteón, fue el lugar donde el mismo Julio César fue asesinado en el año 44 a.C. Aquí se encontraba el Senado en época de la República romana, y fue en una de las reuniones de los idus de marzo, donde ocurrió el suceso, concretamente el 15 de marzo de dicho año.

Chiesa del Gesù

Fue construida en 1572, y es la iglesia madre de los jesuitas. Su fachada está reconocida como «la primera verdaderamente barroca​ y fue el modelo de innumerables iglesias jesuitas en todo el mundo, especialmente en el continente americano.

Piazza Navona

La plaza está delimitada por los edificios que se levantaron sobre los restos del antiguo Estadio de Domiciano. La forma original de la plaza actual, de hecho, imita fielmente el perímetro del antiguo estadio que Domiciano hizo construir en el año 86 d.C. para la práctica de carreras de atletismo y carreras de los caballos. Los restos de esta antigua estructura se encuentran a 5-6 metros por debajo de la calle de hoy y todavía se pueden ver bajo un edificio moderno en la Plaza de Tor Sanguigna en los subterráneos de la iglesia de Santa Inès en Agone. El nombre moderno de la plaza deriva del término Agones que en latín significa precisamente «juegos».

Ciudad del Vaticano

En pleno centro de Roma se alza un país independiente, la Santa Sede: el Vaticano. El país más pequeño del mundo y el corazón del catolicismo. En él, la Basílica de San Pedro, casa del Papa y la iglesia más grande del mundo. La Basílica domina la Plaza de San Pedro, obra de Bernini, que en el siglo XVII, realizó las imponentes columnas laterales, con 284 columnas dóricas y 140 estatuas de santos. El diámetro mayor de la plaza es de 240 metros y en el centro se encuentra el obelisco de más de 25 metros de altura. 

Entrando en la Basílica llama inmediatamente la atención la riqueza artística del interior y la sensación imponente que genera este lugar sagrado. En la parte inferior de la nave central se encuentra la estatua de San Pedro y en la nave derecha se sitúa famosa Piedad de Miguel Ángel, un grupo de mármol de expresión sublime y que el artista completó a los 23 años.   

Las Grutas Vaticanas, que se encuentran bajo el suelo de la Basílica, custodian la Tumba de Pedro y las sepulturas de otros pontífices como Juan Pablo II.


No muy lejos de la Basílica, a lo largo de las murallas, se llega a los Museos Vaticanos que alberga obras de arte de valor incalculable.  El principal atractivo es la Capilla Sixtina, una obra maestra realizada por unos grandes artistas como Perugino, Botticelli, Rosselli y Ghirlandaio, pero la intervención más famosa es, sin duda, la de Miguel Ángel que decoró la bóveda y realizó el Juicio Final.

Chiesa di San Giorgio in Velabro

Está ubicada en la plaza de la Cloaca Máxima y cerca del pantano en el que se dice que el pastor Fáustulo encontró a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma. En un inicio estaba regentada por monjes griegos, y no fue hasta el siglo III cuando se la llamó con el nombre actual debido a que se trajeron aquí (y aquí siguen) los restos de San Jorge.

Foro Romano

El Foro Romano era la zona en la que se desarrollaba la vida pública y religiosa en la antigua Roma. El Foro es, junto con el Coliseo, la mayor muestra de grandeza del Imperio Romano que se puede ver en la actualidad. Al finalizar el Imperio, el Foro cayó en el olvido y poco a poco fue enterrándose. Aunque en el siglo XVI ya se conocía la existencia y la ubicación del Foro, no fue hasta el siglo XX cuando empezaron las excavaciones.

El área en el que se encuentra el Foro fue en sus inicios una zona pantanosa. En el siglo VI a.C. el área fue drenada mediante la Cloaca Máxima, uno de los primeros sistemas de alcantarillado del mundo.

Piazza del Campidoglio

O plaza del Capitolio en español, está situada en la cima de la Colina Capitolina y es la primera plaza moderna que se diseñó en Roma. Tras la visita a Roma del emperador Carlos I en 1536, el Papa Pablo III Farnese quedó avergonzado por el aspecto de la Colina Capitolina y encargó a Miguel Ángel el diseño de una nueva plaza.

En ella se encuentran situados los Museos Capitolinos, y en la esquina entre el Palazzo Senatorio y el Palazzo Nuovo se encuentra situada la escultura de la mítica Loba Capitolina que forma parte de la Leyenda de Rómulo y Remo.

Monumento a Vittorio Emmanuele

En 1878 el Parlamento italiano decidió dedicar un monumento nacional al recientemente fallecido soberano Vittorio Emanuele II. También se lo conoce como Altare della Patria, y para mi, es el monumento más imponente de la ciudad (dejando de lado el Coliseo).

Se construyó como si fuera una gran ágora con tres plazas superpuestas. Una gran escalinata va ascendiendo como símbolo de la nueva Italia tras la de los césares y la de los papas. De ahí que fuese elegido más tarde como símbolo  de los cincuenta años de la unidad de Italia. De hecho, todas las estatuas, las decoraciones, los particulares arquitectónicos representan en algún modo los valores del pueblo italiano: virtudes cívicas, regiones, símbolos del antiguo poder de Roma.

Fontana di Trevi

La famosísima fuente, la más monumental de Roma y entre las primeras del mundo. Su historia se remonta a los tiempos de Augusto, el primer emperador romano. Según la leyenda, una misteriosa doncella indicó al general Agripa el emplazamiento de un manantial desde el que poder aportar agua a sus soldados y a toda la ciudad. Éste construyó un acueducto en el año 19 a.C., que terminaba justo donde se encuentra la fuente.

No fue hasta el siglo XVIII cuando el arquitecto Nicola Salvi construyó la fuente tal y como se ve hoy, gracias a un concurso por el que se buscaba mejorar el aspecto de Roma.

La conocida tradición de lanzar monedas a las fuentes comenzó aquí, y popularmente se dice que uno debe tirar una moneda a la fuente, de espaldas y por detrás del hombro izquierdo, para volver a Roma. Y si se tiran dos, encontrarán el amor.

Panteón

Entre los monumentos históricos mejor conservados de Roma, y ha ejercido una gran influencia sobre toda la arquitectura occidental. El nombre deriva de los términos griegos pan (todo) y theon (divino), y, de hecho, en sus orígenes el Panteón era un pequeño templo dedicado a todas las divinidades romanas.

Erigido entre el 27 y el 25 a.C. por el cónsul Agripa, prefecto del emperador Augusto, el Panteón ha sido objeto de muchas restructuraciones. Tras haber sufrido dos incendios, en el 80 y en el 110 d.C., el templo se reconstruyó adquiriendo la forma que podemos admirar hoy, por el emperador Adriano (128 d.C.) bajo el reinado del cual el imperio de Roma alcanzó la cumbre de su esplendor. A pesar de que el actual edificio sea muy diferente del templo original, Adriano quiso homenajear al cónsul Agripa con la gran inscripción en latín que podéis leer sobre la fachada.

Son muchas las historias y las leyendas que circulan sobre el Panteón. La primera de todas es la que está relacionada con el lugar mismo en que se encuentra. De hecho, se dice que el mismo Rómulo, fundador de Roma, en el momento de su muerte, fue agarrado por un águila y llevado al cielo entre los dioses. También se dice que Cibeles, antigua divinidad griega venerada como Grande Madre, se apareció en sueños a Agripa para pedirle la construcción del templo. Y también que el oculus, el agujero que se encuentra en el centro de la cúpula, fue creado por el Diablo fugándose del templo de Dios.

Alzando la vista se puede observar que la única fuente de luz es justamente el oculus, es decir, un orificio, con un diámetro de 9 metros. Y es precisamente su relación con la luz el aspecto más importante del Panteón. Si tenéis la posibilidad de entrar en el templo a mediodía, cuando los rayos del sol provenientes del oculus se vuelven extraordinariamente intensos y crean un efecto realmente único. A diferencia de todos los otros grandes templos del pasado que se realizaban para ser admirados casi exclusivamente desde el exterior, con el Panteón se le da la vuelta a esta concepción.