(Ver también Lo que necesitas saber si vas a viajar a Costa Rica)
Después del ajetreo de ayer, hoy nos hemos tomado un día de relax. Hemos explorado la zona de Boca del Drago, que es donde se encuentra nuestro hotel.
Por la mañana hemos caminado por la playa en una dirección, comprobando que ese lado está totalmente desierto, a excepción de alguna casita suelta donde viven familias de panameños. Llama la atención las malas condiciones de estas casas, cosa que aquí parece normal, pero en las que viven madre, padre, abuela, niños, perros, gallinas, patos… de todo. Además, está zona está muy aislada del resto de la isla, los niños necesitan coger un autobús que les lleva hasta la escuela a 30 minutos, por una carretera en horribles condiciones.
Al mediodía hemos pasado por el hotel a comer fruta (nuestras comidas se basan en esto día tras día) y plátano frito que compramos ayer en el supermercado, y después nos hemos ido en dirección contraria a la mañana, camino de Playa Estrella.
Esta vez sí la hemos disfrutado al máximo (porque además el día ha vuelto a salir soleado), nos hemos bañado en sus aguas cristalinas llenas de estrellas de mar (ojo, también hay rayas que pican!), hemos bebido agua de coco y pasado la tarde entera tirados en las hamacas.

Cuando me refiero a la tarde entera, quiero decir hasta las 5, aquí el ritmo de vida es diferente. Ya de vuelta en el hotel, nos hemos duchado, y hemos comido otra cena riquísima que nos ha preparado Juani, que nos sigue tratando genial y contándonos sus batallitas, mientras disfrutábamos de una preciosa puesta de sol.

[…] 2 de agosto: Boca del Drago […]
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