¡Estamos en Egipto! 20 de diciembre: Luxor

El último viaje del año ha comenzado (y sólo estoy segura de que es el último porque volvemos a 2 días de finalizar 2019), y es el turno de un lugar épico, lleno de historia, leyendas, mitos y misterios en cada esquina: Egipto.

Ayer viajamos hasta aquí: Madrid – El Cairo – Luxor. El vuelo hasta El Cairo son casi 5 horas y hasta Luxor 1 hora más, así que saliendo de Madrid a las 15:00 llegamos por fin a la habitación del hotel casi a la 1.

En esta ocasión, que se trata de un viaje familiar y somos 6 (y siendo un país como es éste, que no nos inspira demasiada confianza en cuanto a seguridad), hemos optado por coger un paquete cerrado con todo organizado. Aunque yo no soy muy partidaria de ello en general, este está genial, porque hemos contratado a una compañía egipcia cuyos guías nos acompañan durante los 10 días que estemos en el país, desde que bajamos del primer avión hasta que salimos de vuelta a Madrid. Lo mejor de todo es que es un viaje privado, en el que todas las excursiones las hacemos en mini-van, el plan de visitas es a nuestro gusto (previamente acordado desde España) y de momento todos con los que hemos tratado de esta empresa son majísimos. Por ello, no os contaré demasiados datos útiles en cuanto a cómo moverse, precios o trucos varios, porque básicamente nos lo están dando todo hecho. Lo bueno es que me queda más tiempo para contaros un montón de cosas que estoy aprendiendo sobre esta antigua y tan famosa civilización, viaje que además estoy acompañando con un libro (como ya sabéis que suelo hacer siempre que puedo): Los Egipcios, de Isaac Asimov. La historia de este pueblo, desde el Neolítico hasta los años 70, contada en 350 páginas.

Así nos recibe el guía al llegar al Cairo

Hoy, día 1, amanece en Luxor y a las 8:30 de la mañana comienza nuestra andadura:

Colosos de Memón

Son dos gigantescas estatuas de Amenofis III, que presidían su templo funerario, construidas hace 3400 años. Cada una tiene 14 meros de altura y pesan unas 700 toneladas, pero hay partes de la cabeza que han desaparecido, así que probablemente fuesen más grandes.

Curiosamente, están construidas a partir de un único bloque de granito que fue traído de una cantera a 675km de aquí. Actualmente se está restaurando toda la zona y ya se han hallado un total de 6 colosos.

Cuenta la leyenda… que en el año 27 a.C. un terremoto derribó uno de los dos colosos, y el otro comenzó a «cantar» en cada amanecer. 2 siglos después, el emperador Séptimo Severo reconstruyó la estatua, y su gemela se silenció. Según algunos historiadores que curiosamente han documentado esta historia, puede ser que la estatua tuviese una especie de agujero por el que pasaba el viento y éste provocase algún tipo de silbido.

Templo de Hatshepsut

Se encuentra muy cerca del Valle de los Reyes, en el lado occidental del Nilo.

Hatshepsut, hija mayor de Tutmosis I, no pudo ser faraona por el hecho de ser mujer, por lo que tuvo que casarse con tu hermanastro y gobernar junto a él. Tuvieron dos hijas, y después de la muerte repentina de Tutmosis II volvió a haber luchas por el poder hasta que coronaron a un varón nacido de Tutmosis II y una concubina – Tutmosis III, pero debido a su corta edad, Hatshepsut hizo las veces de regente y desde entonces se empeña en acabar con todos los que no la permitieron subir al poder en ambas ocasiones, hasta conseguirlo y por fin proclamarse faraona.

Este templo fue mandado construir en el séptimo año de su mandato, en el siglo XV a.C. en honor al dios Amon-Ra, pero tras su muerte, Tutmosis III se venga de ella destrozando buena parte de él.

Desde la desaparición total de la civilización egipcia el majestuoso templo cayó en el olvido y se fue enterrando poco a poco bajo la arena del desierto, y no es hasta el siglo XVIII cuando es re-descubierto por parte de tropas de Napoleón. Aún a día de hoy se siguen realizando excavaciones en sus proximidades y siguen apareciendo restos.

Valle de los Reyes

Situado en el antiguo emplazamiento de Tebas, es el cementerio donde fueron enterrados muchos de los faraones del Imperio Nuevo (y no en pirámides, pues estas son de los faraones del Imperio Antiguo). Es una pasada, porque en la entrada han hecho una maqueta transparente del lugar, ya que las tumbas son túneles cavados en la tierra, y visto en perspectiva parece un hormiguero. Entre otras, aquí se encuentra la tumba de Tutankamon, descubierta intacta en 1920, pero la entrada general no suele incluirla porque además no es, ni de lejos, la más bonita, pues apenas tiene casi nada.

El primer faraón enterrado aquí fue, precisamente, el anteriormente mencionado Tutmosis I, tercer faraón de la XVIII dinastía (hubo 30 dinastías) y alberga los de la XIX y la XX.

Se encuentra algo más alejado de la orilla del Nilo, tras las montañas donde está construido el Templo de Hatshepsut, y así lo quisieron para proteger los tesoros con los que eran enterrados los faraones, cosa que no sirvió de mucho porque prácticamente ninguno de ellos ha llegado a nuestros días. Ni la localización ni las puertas selladas de los túneles evitaron que los ladrones de tumbas encontrasen la manera de hacerse con todo.

Tumba de Meremptah

No osbtante, aunque cuando pensamos en ello, prácticamente todos pensamos «qué mala gente esos ladrones», aquellos que saquearon tumbas durante la época de los faraones, inconscientemente estaban haciéndole un favor a la economía del imperio: en aquel tiempo no existía el dinero impreso, sino que los intercambios se hacían normalmente con oro. Cuando un faraón era enterrado con cantidades ingentes de oro, diezmaba la economía porque sacaba de la circulación ese «dinero», mientras que los ladrones volvían a sacarlo al mercado, evitando así que el país se empobreciese.

En la entrada general para visitar el valle, están incluidas la entrada a las tumbas de Ramses IV, Ramses IX y Meremptah. En este orden las vimos y por este orden las calificaría de más a menos bonitas, aunque todas son una pasada. La mejor conservada a nivel de colores es la de Ramses IV, y la de Meremptah es la más larga de las 3, pero la menos adornada porque se quedó a medias de decorar por la prematura muerte de éste.

Tumba de Ramses IV

La mejor de las tumbas aquí es la de Seti, cuya entrada se paga a parte y cuesta 50€ (mientras que la entrada que incluye las otras tres son 30€).

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