27 de diciembre: El Cairo

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Último día por El Cairo y también por tierras egipcias, curiosamente dejando lo mejor para el último día: las pirámides. Mejor forma de acabar el viaje, imposible.

Menfis

La ciudad de Menfis fue la capital del Imperio Antiguo, es decir, la primera capital del Egipto unificado por el primer rey, Menes, aunque el nombre viene de los griegos; los egipcios la llamaban Ineb-hedy. Fue fundada en el 3050 a.C. y su dios local fue Ptah.

En el momento de mayor auge, se estima que pudo tener unos 500.000 habitantes, pero su decadencia se sobrevino después del primer período oscuro del imperio, que separa las etapas Antigua y Media. Más tarde en el Imperio Nuevo, resurgió durante los reinados de Ramses II y Meremptah.

De hecho, una de las pocas cosas que se pueden visitar allí, ya que hoy es todo un puñado de ruinas, es una estatua enorme de Ramses II que se encontró rota dentro de un pozo, y actualmente la han dejado tumbada, de manera que se pueden observar desde otra perspectiva sus dimensiones.

La ciudad fue definitivamente abandonada en el 642 d.C. y sus ruinas se convirtieron en cantera de materiales para los árabes que iban llegando a la zona, incluída la construcción de El Cairo.

Aunque como emplazamiento tiene su importancia, arquitectónicamente no tiene nada. Me ha parecido una visita «para rellenar», ya que con todo lo que hemos visto en días anteriores tan espectacular, ver 4 piedras nos nos dice mucho.

Saqqara

Actualmente una ciudad lleva este nombre, pero junto a ella se encuentra lo que era la necrópolis de Menfis y que fue llamada Saqqara, y los mismos reyes de la I Dinastía fueron enterrados aquí. La tumba más antigua es probablemente del propio Menes.

Este lugar es famoso por ser el origen de las pirámides, ya que aquí se encuentra la Pirámide Escalonada de Zoser, construida por el arquitecto Imhotep (el primero conocido del mundo) para su fararón Zoser de la III Dinastía.

Hasta entonces, se había enterrado a los faraones y nobles en mastabas, y lo que hizo Imhotep fue colocar una sobre otra reduciendo el tamaño progresivamente, hasta dar lugar a una forma piramidal. La tumba de Zoser son, en definitiva, 6 mastabas superpuestas.

Tampoco dentro de las tumbas, en sus incios no había ningún tipo de inscripción, como vimos en las tumbas del Valle de los Reyes. La primera en la que se realizaron inscripciones es la de Unas, que también se puede visitar en esta necrópolis, creando el concepto de añadir conjuros mágicos en las paredes para asistir al faraón en su viaje hacia el más allá. Se cree también que dentro de dichos textos hay algunas frases de un dialecto semítico, escrito con alfabeto egipcio, que puede ser la evidencia más antigua de un lenguaje semítico escrito que se haya conocido.

Pirámides de Giza

Ese monumento que has visto en la tele cientos de veces y has imaginado cómo sería… y da igual: al llegar, nos ha dejado boquiabiertos. La primera que se ve al entrar es la más grande, la de Keops, y es inmensa. De lejos se puede ver una panorámica preciosa de las tres, pero de cerca, a sus pies, simplemente alucinas con su tamaño e inclinación.

Tras la construcción de la Pirámide Escalonada de Zoser, los faraones empezaron a imitar dicha arquitectura, hasta que tiempo después derivó definitivamente en las pirámides que todos tenemos en mente. Consttruir pirámides casi se conviritó en deporte nacional, y todos los faraones de las siguientes dinastías, hasta el fin del Imperio Antiguo, fueron enterrados en ellas, y también algunos de sus familiares. Por este motivo, hoy en Egipto hay cerca de 110 pirámides repartidas por el país, la mayor parte de ellas en la zona norta (la correspondiente al Bajo Egipto).

Con el faraón Jufu, o Keops, como se le conoce gracias a los griegos, las pirámides alcanzaron su máximo apogeo. Su pirámide, la más grande de todas con más de 130 metros de altura, fue construida hacia el 2580 a.C., precisamente un siglo después de que Imhotep lanzara la moda. Su base mide 245m por cada lado (es decir, una superficie de 5 hectáreas), y se estima que cuenta con más de 2 millones de bloques de piedra, que son de todo menos pequeños; cuando uno se coloca junto a la pirámide, los bloques inferiores miden más que la altura media de un hombre, y por su fuera poco, se dice que dichas rocas, que no se encuentran en la zona del delta, fueron traídas desde la Primera Catarata, a 950km de aquí.

Entre las rocas de granito se construyeron redes de pasajes laberínticos que conducían al ataúd del rey, su momia y sus tesoros.

Aún a día de hoy nadie se explica cómo fue construida. Según el historiador griego Herodoto, que fue quien estuvo en contacto con los sacerdotes egipcios del Imperio Nuevo, se tardaron unos 20 años en construir y se necesitaron más de 100.000 hombres.

La pirámide vecina, de Kefrén, es algo más pequeña, aunque parece lo contrario, ya que este faraón, sucesor de Keops, la construyó sobre una colina, de manera que está más elevada. Micerinos, nieto de Keops e hijo de Kefren, es la más pequeña. Ambas estuvieron recubiertas por una capa de piedra caliza que en su día las dotaba de un color más claro y majestuoso pero a día e hoy sólo queda la punta de Kefren.

En los últimos tiempos se ha rodeado a estas pirámides, sobre todo a la de Keops, de teorías místicas sobre su verdadero origen. Si os interesa el tema, tenéis infinidad de páginas en las que hablan sobre ello, pero de boca de los arqueólogos sólo ha salido que la pirámide es lo que es: una tumba enorme cuyo objetivo principal, además, no fue cumplido. Toda la estructura estaba pensada para proteger a la momia y sus tesoros, y ya en tiempos del propio imperio antiguo fue totalmente saqueada. A nuestros días sólo llego una tumba con la tapa abierta en una habitación vacía.

Para terminar el día hemos cenado en un restaurante egipcio llamado Felfela, con una gran variedad de platos típicos. Os recomiendo probar cualquier variedad de Falafel y también un postre llamado Omm Ali.

Y ahora sí, fin del ajetreadísimo viaje donde han ganado por goleada loa madrugones y los templos, y que recomiendo totalmente, aunque ya hay ganas de volver a la civilización, porque El Cairo-Caos es desesperante, jaja.

26 de diciembre: El Cairo

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Pensé que no habría ciudad peor que Bangkok, pero me equivocaba: la hay y se llama El Cairo. El deporte nacional de este país es cruzar calles: qué habilidad para hacerlo cuando no existen los pasos de peatones, ni los semáforos y cuando el tráfico dura 24 horas al día. Afortunadamente, hemos ido con guía todo el tiempo y nos han llevado en coche de unos sitios a otros, pero ahora ya estamos en el hotel, son las 6 de la tarde y tenemos de todo menos ganas de meternos en la jungla de cemento nosotros solos.

Obviamente, si venís a Egipto, El Cairo es un lugar que no se puede no visitar, pero desde luego me hace valorar muchísimo más Madrid, mi ciudad. Aquí reinan los pitidos, la suciedad, la polución… en resumen, el caos.

Pero dejando de lado este tema, nos han hecho un tour por algunas de las zonas más destacables de la ciudad:

Museo Egipcio

Construido por el arquitecto francés Marcel Dourgnon en 1901 (y dado su espantoso estado interior parece como si no no lo hubiesen reformado desde entonces) alberga la mayor colección de objetos del Egipto faraónico, entre todo ello, por supuesto, el famosísimo tesoro de Tutankamón.

Alberga cerca de 140.000 piezas antiguas; cuenta con dos pisos, el primero de ellos donde se encuentran todo tipo de estatuas, y el segundo, los objetos de la tumba de Tutankamón y las antigüedades pertenecientes a la época grecorromana.

El museo, al igual que la ciudad, es un caos: no parece haber ningún tipo de control de aforo, por lo que está absolutamente atestado, lo cual hace imposible apreciar demasiado bien casi nada. No hay tampoco espacio suficiente para albergar todo lo que hay, y realmente da la impresión de que es más un almacén que un museo, con muchísimos de las estatuas sin ningún tipo de protección, todo el mundo las toca, te puedes tropezar con alguna esfinje, si no tienes mucho cuidado con la mochilas hasta puedes golpear algo… un desastre vamos. Supongo que por este motivo, está terminando de construirse el Gran Museo Egipcio, junto a las pirámides de Giza, que ya ha abierto en 2019 una parte y el resto lo hará en 2020, supongo que con el objetivo de solventar este problema, porque a parte de todo lo que hay aquí, hay muchísimos más objetos guardados sin exponer por falta de espacio.

El Tesoro de Tutankamon

Como faraón, Tutankamon no fue nadie, no hizo nada especial por Egipto, ni reinó muchos años, y de hecho comenzó a hacerlo con 11 años cuando apenas era un niño, y murió a los 19.

Aún así, es prácticamente el más famoso, pues su tumba es la única que ha llegado hasta nuestros día completamente intacta y salvada de los ladrones de tumbas del Antiguo Egipto. En 1922, el arqueólogo Howard Carter halló la famosa tumba en el Valle de los Reyes. Uno de los sucesores de Tutankamón construyó su propia tumba encima de la de éste, y durante su construcción, los escombros cubrieron por completo la entrada de la tumba de Tutankamon. En los años posteriores, cuando los ladrones de tumbas arrasaron el Valle, no se dieron cuenta de que se habían dejado una tumba por saquear. El resultado es que únicamente, de todas las tumbas faraónicas de cualquier época, solo la de Tutankamon ha quedado inexpugnable.

Se encontraron miles de objetos que servían para que el alma del faraón, que iba a vivir en la tumba, tuviese todo lo necesario para ello, desde objetos de útilidad hasta joyas y muebles de oro puro. Simplemente quitan el aliento. Pues imaginad, si esta cantidad de riquezas se encontró con Tutankamon, que no fue nadie… Qué barbaridades debía de haber en tumbas como las de Tutmosis III, el más grande de los fareones según muchos, o Ramses II, que gobernó durante 60 años? Simplemente inimaginable.

La piedra de Rosetta

Esta pieza, que es la única en el museo que es una reproducción, y no la original (ésta se encuentra en el Museo Británico) es la pieza clave y absolutamente imprescindible para entender toda la histoia egipcia: se trata de un fragmento de textos escritos en tres lenguas distintas – jeroglífico, demótico (jeroglífico simplificado) y griego.

Fue hallada en 1799 por un soldado de Napoleón en una localidad llamada Rashid (Rosetta), pero no estaba originalmente allí, sino que llegó de no se sabe muy bien dónde y se había utilizado como piedra para otras construcciones, ignorando por completo su contenido.

Aquella campaña de franceses contra ingleses en Egipto fue ganada por los ingleses, la piedra viajó a Londres, donde se comenzó a estudiar. El resultado? Descubrieron que esos textos escritos en tres lenguas no eran tres, sino uno mismo traducido! Gracias a este hallazgo, pudieron traducir los jeroglíficos desde el griego, y gracias a esto, se comenzó a descifrar y entender todos los textos hallados hasta el momento en papiros y muros de los templos. Gracias a esta piedra (y algunos dicen que gracias a Napoleón) sabemos lo que sabemos hoy sobre el Antiguo Egipto. Sin ella, no habríamos conseguido descifrar nada o casi nada.

Ciudadela de Saladino

Saladino, sultán de Egipto entre los años 1171 y 1193 d.C. mandó construir una ciudadela fortificada que llegó a ser una de las más importantes de la Edad Media con el objetivo de luchar contra el poder extranjero, en este caso de los fatimís (musulmanes chiítas) y restaurar el islam sunita en el país.

Dentro del recinto se alza un edifciio que sobresale entre los demás: la Mezquita de Mohammed Ali, personaje considerado el fundador del Egipto moderno, y que curiosamente no era egipcio, sino turco (otomano). Fue muy querido por introducir grandes reformas en el país en cuanto a infraestructuras y servicios públicos básicos como sanidad y educación, y lo dotó de bastante independencia con respecto al Imperio Otomano, además de invadir algunos territorios vecinos.

Su mausoleo está también ubicado en la ciudadela, junto a la mezquita, construido en marmol blanco.

Barrio copto

Según nuestro guía, llamarlo copto (que significa cristiano egipcio) es incorrecto, pues ser trata de la parte más antigua de El Cairo, y no solo la parte copta, pero en realidad está lleno de iglesias. Su nombre real es Qasr al-Sham.

Según la Biblia, en esta zona de la ciudad, y más concretamente en la Iglesia de San Sergio y San Baco, María y José se refugiaron con Jesús durante 3 meses durante su exilio a Egipto, por lo que las calles no solo están llenas de historia cristiana, sino también judía.

A día de hoy no quedan judíos en el barrio, y tampoco, al parecer, en todo Egipto, por razones similares al resto de países donde también han sido siempre muy perseguidos y debido también a la proximidad de Palestina, donde se fueron los que quedaban en 1949 cuando se fundó el Estado de Israel.

Muy cerca de la iglesia mencionada se puede visitar la Sinagoga de Ben Ezra, que también cuenta con su particular lugar sagrado: según cuentan, fue aquí donde apareció la cesta en la que iba Moisés cuando era un bebé y lo encontró la mujer del faraón (obviamente esto son leyendas sin posibilidad de ser probadas).

Antes de terminar las visitas del día, pasamos por la Iglesia Colgante, llamada así porque se construyó en el siglo III a 13 metros sobre el nivel del suelo, y es que en esta época, con las crecidas anuales del nilo que duraban de 1 a 3 meses, todas las iglesias quedaban sumergidas, por lo que no había lugar para rezar, hasta que habilitaron esta que podía usarse todo el año. Lo que no me cuadra nada es cómo llegaban aquí en época de crecida: nadando? Quién sabe, todo aquí parecen historietas de boca a boca.

Para acabar el día, un rato de descanso en el hotel (y bueno, un entrenamiento, lo nuestro es «deformación profesional»), hemos salido por fin de un buffet de hotel a probar comida típica egipcia, y qué acierto! Nuestro guía nos ha recomendado un restaurante llamado Abou Tarek, un lugar totalmente de autóctonos (éramos los únicos turistas) donde solo sirven koshari, un plato egipcio consistente en una mezcla de pasta, arroz y lentejas, al que se le añade cebolla crujiente, tomate frito, limón y salsa picante (opcional, claro). Estaba bastante rico, pero además es baratísimo: por 2€, plato grande, botella de agua y pan de pita.

25 de diciembre: Asuán – El Cairo

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Feliz Navidad! Desde luego, un 25 de diciembre distinto y que no olvidaremos nunca. Para mí, el primero que paso fuera de España con mi familia.

Hoy nos hemos despedido del crucero en el que hemos pasado las últimas 4 noches, y también de Asuán; no sin antes hacer la que para mí ha sido la más especial de las visitas hasta el momento.

Poblado Nubio (Asuán)

Su nombre es Gharb Soheil, y es una de las zonas más auténticas de Egipto, pues está habitado por egipcios que son a su vez nubios, una cultura que procede de la región ubicada entre el sur de Egipto y el norte de Sudán, de cuando aún las fronteras no eran como son hoy en día.

Durante el esplendor del Imperio Egipcio, esta región, llamada Nubia, estaba bajo dominación de los faraones, y así lo fue hasta la decadencia a partir del siglo X a.C. Con un Egipto fragamentado, no había posibilidad para que los faraones controlasen los grandes tramos del Nilo más allá de la primera catarata (que se encuentra más o menos a la altura de Asuán), y el resultado fue que los nubios, que prácticamente eran egipcios, tuvieron que hacerse cargo de sí mismos, estableciendo su capital, Napata, cerca de la cuarta catarata (que hoy está bastantes kilómetros hacia el interior de Sudán) que desde tiempos de Tutmosis III había estdo bajo control egipcio también.

Aunque poseían su propia lengua, culturalmente eran egipcios, y de hecho durante las invasiones asiáticas que siguieron en aquellos siglos, varios sacerdotes de Tebas se refugiaron en Napata y fueron bien recibidos por los nubios, que poco a poco fueron haciéndose aún más egipcios en materia religiosa que algunas zonas del propio Egipto. De hecho, el pueblo nubio incluso se enfrentó (y exitosamente) a las invasiones asiáticas, y la dinastía XXV de faraones egipcios fue nubia.

Actualmente, aún quedan diversos poblados a lo largo del Nilo, tanto en Egipto con en Sudán, y varios de ellos tuvieron que cambiar su emplazamiento por la construcción de la presa de Asuán y el lago Nasser. Son un pueblo unido en sus costumbres y quieren seguir viviendo como sus antepasados lo hacían y mantener viva su cultura lo máximo posible, así que viven en comunidad y en casas muy muy humildes. Lo más llamativo, para mí, es que han conservado su propio idioma, y aunque se comunican en árabe con cualquier otro egipcio, entre ellos hablan nubio, y eso me parece una gran conservación cultural.

Cómo visitar este poblado? Ojo, porque existen dos visitas, una de ellas es la típica, que aunque no está dentro de las más comunes entre los turistas, se trata de viajar en faluca a lo largo del Nilo desde Asuán hasta allí, donde con unos camellos te acercan a las calles del pueblo donde han colocado decenas de tiendecitas de souvenirs de todo tipo, todo está pintado de colorines muy llamativos… vaya, que serán nubios pero es muy artificial y preparado.

La visita que realmente merece la pena es al pueblo «real» cruzando el brazo de río frente a este lugar que os he comentado. Acordamos todo con nuestro guía y un hombre del pueblo nos llevó a esa zona, donde viven ajenos al turismo, donde rara vez acuden personas blancas y donde se respira autenticidad absoluta. Siempre debiendo estar juntos para no molestar a los habitantes, nos ha llevado a la escuela, hemos estado en una clase de niños de guardería que estaban aprendiendo los números (y que por cierto se portaban excepcionalmente bien), hemos entrado en la tienda de ultramarinos, por llamarlo de alguna manera, porque aquello era una miniatura, hemos paseado por sus calles viendo como los niños jugaban con las cabras, y nos han invitado a un té en el patio de una de las viviendas.

Toda una pasada, me ha encantado. He hecho pocas fotos porque no quería que nadie se sintiese ofendido o intimidado, pero desde luego lo recomiendo totalmente, y lo he disfrutado mucho más porque estaba saturada de templos.

A las 14:00 teníamos el vuelo de vuelta hacia El Cairo, y ya estamos en «la jungla»: no hemos hecho casi nada, únicamente el checkin en el hotel, que está junto al Museo de El Cairo, y un intento de pasear por la zona… Imposible y desagradable a partes iguales. El claxon de los coches sonando absolutamente todo el tiempo, contaminación, tráfico, pasos de cebra inexistentes… todo ha hecho que el paseo de menos de 500 metros haya sido una odisea.

Mañana más, mejor… y acompañados por un guía autóctono, que seguro que ayuda!

24 de diciembre: Abu Simbel y Philae

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Últimos dos templos…! La verdad es que todos son imponentes y espectaculares, pero mentiría si dijese que no estoy un poquito saturada de templos. Sobre todo porque el segundo día ya visitamos el que para mí es el mejor: el Templo de Abydos, que es de los mejor conservados en su interior en cuanto al color de las imágenes, y realmente casi todos los templos tienen la misma forma.

Eso sí, lo que nos quedaba hoy por la mañana, a pesar de la paliza de kilómetros en coche, la masificación y el madrugón (si es que a levantarse a las 4 de la mañana se le puede considerar madrugar) merecían la pena por ir a ver el famoso templo de Abu Simbel.

Antes de nada, os lo cuento por si cuando vengáis lo hacéis en un viaje privado (como nosotros): si no es verano, no es necesario madrugar tantísimo para visitar el templo. El punto de partida hacia allí suele ser desde Asuán, donde atracan los barcos como punto más cercano. Cercano es un decir, porque son casi 300km y más de 3 horas de coche. Para aprovechar el día es genial madrugar, pero realmente los dos templos de Abu Simbel se ven en menos de 2 horas, y la hora de llegada, sobre las 9 de la mañana, es la misma a la que otros muchos cientos de turistas llegan, pues todos los tours tienen el mismo plan horario. Siendo invierno, que no hay que esquivar ningún calor infernal, no hay motivo alguno por el que no se pueda salir de Asuán sobre las 6-7 de la mañana, puesto que marcará la diferencia entre ver el imponente templo completamente atestado de gente, o casi casi vacío. Nosotros estuvimos de 9 a 10:15, y todos los buses partieron a las 10:00, por lo que entre las 9:55 y las 10:05 había una diferencia de cientos y cientos de personas.

Abu Simbel

Ubicado junto al lago Nasser, se compone de dos templos mandados construir por el Faraón Ramsés II: uno para él mismo (fue, entre otras cosas, el más egocéntrico de los faraones egipcios, y eso que hubo muchos) y otro para su esposa Nefertari, una de las muchas que tuvo pero a la que más quiso.

Actualmente no se encuentra en su emplazamiento original, sino a unos 200 metros y más elevado: en los años 60, con la construcción de la nueva presa de Asuán, el lago Nasser iba a crecer de tal forma que dejaría el templo bajo el agua. El Estado se movilizó, consiguiendo ayuda económica de muchas otras naciones, incluida España, y durante 4 años se dedicaron a trasladar el templo piedra a piedra hacía su nueva localización. La dificultad añadida fue que el templo original estaba construido utilizando una montaña, por lo que tuvieron que construir una montaña artificial para poder reconstruirlo tal cual era.

Gracias a que España colaboró en esta misión, el gobierno egipcio nos regaló el conocido templo de Debod, que hoy se puede visitar en el centro de Madrid.

Por estar construido en piedra natural y por las dimensiones del propio templo y de sus colosos, es sencillamente espectacular. Por dentro, como ya comenté ayer, aunque sí es una pasada, no me parece mejor que otros, y cuando está abarrotado de gente mucho menos, ya que hace un calor horrible y no se puede ver nada, pero desde luego que también es digno de admirar.

Templo de Philae (Asuán)

Es el único templo del país que estuvo situado en una isla, que lleva el mismo nombre. Igual que con Abu Simbel, también tuvo que moverse unos cientos de metros por la crecida del lago Nasser, pero este proceso fue mucho menos complejo. A diferencia del otro, este sí quedó sumergido durante unos años, hasta que se rescató. Actualmente se encuentra en el islote de Agilkia.

Es un templo griego, de época ptolemaica, como los de Edfu y Kom Ombo y está dedicado a la diosa Isis. En época romana, el mismo emperador Adriano amplió el templo, dotándolo de más estructuras, e incluso se dibujó a él mismo en algunos grabados de la pared.

El culto a la diosa perduró hasta el siglo VI, cuando el emperador Justiniano prohibió todo lo que no fuese cristianismo en cualquier parte del Imperio Romano, y posteriormente, hasta el siglo XII, se convirtió en una iglesia cristiana dedicada a San Esteban.

Una última curiosidad sobre este templo es que aquí se encuentra la última inscripción jeroglífica de la que se tiene evidencia, el 24 de agosto del 394 d.C. y también el último texto escrito en egipcio demótico (la abreviatura de la abreviatura de los jeroglíficos de la época más antigua), el 11 de diciembre del 452.

Al Fayed Essence of Life (Asuán)

Paradita final antes de volver al barco: al parecer, la creación de perfumes, esencias y aromaterapia en general es un oficio por el que Asuán es muy conocido. Nuestro guía nos llevó a una de esas fábricas, donde nos hicieron una visita guiada, nos explicaron cómo se hacen las esencias y cómo se usan, nos mostraron una variedad enorme de ellas, y no solo para utilizar de perfumes, sino algunas para tratamientos de la piel y otras uqe incluso se bebían, nos dieron un masaje de 5 minutos para probar una de las esencias que servía como crema de masaje, nos invitaron a un té… y obviamente todo con el objetivo de que comprasemos.

Es un sitio curioso, pero al ser una visita individual, es un poco complicado irse de allí sin comprar nada, por lo que acabams comprando un bote cada uno. Los hay desde 22€ hasta 70€ dependiendo del tamaño, pero como buenos árabes que son, trataron de hacernos mil ofertas para que comprásemos más.

Y con éstos, últimos templos (o al menos de momento) y terminamos el día, como no podía ser de otra manera: con una exquisita cena de Nochebuena en el crucero, y un poquito de fiesta, pero muy poca, porque mañana… a las 6 en pie de nuevo para recibir el día de Navidad. Vaya ritmo!

23 de diciembre: Edfu y Kom Ombo

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Segundo día de navegación por el Nilo, hoy con dos paradas para ver dos nuevos templos. Viajar en crucero es súper cómodo pero la desventaja es que hay decenas de cruceros haciendo la misma ruta y todos llegamos a los templos en las mismas horas, por lo que siemre vemos todo abarrotado de gente.

Templo de Horus (Edfu)

Aunque de apariencia egipcia, es un templo griego. A partir del 800 a.C. Egipto cayó en la decadencia, y cuando los griegos llegaron a estas tierras, construyeron templos egipcios para que los habitantes se pusiesen de su parte para hacer así más fácil el manejo del territorio.

El Templo de Edfu, dedicado a Horus, fue construido en el 237 a.C. por Ptolomeo III, pero no fue hasta el 142 a.C. cuando se terminó por completo, con Ptolomeo XII. Muchos otros templos fueron construidos en esta época y con dicho fin, pero prácticamente todos están situados en lugares en los que ya había un templo más pequeño originalmente egipcio.

Es el mejor conservado de todo Egipto a día de hoy, y el segundo más grande después del de Karnak. Su buenísimo estado de conservación se debe, al igual que sucede con otros templos, a que después de su abandono se fue cubriendo por arena del desierto hasta quedar completamente oculto hasta 1860 cuando fue redescubierto.

Templo de Sobek y Haroeris (Kom Ombo)

También perteneciente a la dinastía ptolemaica, pero en época romana se hicieron alguna reformas. Es muy curioso, porque es el único templo doble y simétrico: está dedicado a dos dioses hermanos, uno bueno y uno malo: Sobek, dios de la fertilidad y creador del mundo, y Haroeris. Dos entradas, dos patios, dos salas de columnas y dos sagrarios.

Al igual que con casi todos los demás templos, muchas de las figuras de las paredes dentro del templo están borradas por las cristianos (coptos en este caso) quienes usaron el templo como iglesia. Es algo que sucede en casi todos, y dado que lo que comunican los relieves son casi siempre ritos, no necesitaban borrar todo, solo algunas partes, de manera que todo el mural dejaba de tener sentido y no podía servir como guía para que otros realizasen dicho rito.

Junto a este templo se encuentra el Museo del Cocodrilo, una única sala llena de cocodrilos momificados, puesto que en Kom Ombo se encontraron cerca de 300! Y por qué? Pues porque el mencionado dios Sobek estaba representado por la figura del cocodrilo, y por esto para ellos era un animal sagrado.

Dos templos más «a la saca», y el día no podía terminar de la mejor forma: noche temática en el crucero – la noche egipcia! Hemos tenido que vestirnos acorde a la ocasión, y ha sido muy divertido. Además, la comida del buffet era algo más egipcia que de costumbre, aunque no mucho: aún no hemos probado nada típico, algo que me apetece un montón.

22 de diciembre: Luxor

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Último día en la ciudad de Luxor, y después de ver sus dos espectaculares templos, ya estamos en el crucero por el Nilo de camino a nuestro siguiente destino.

Durante el Imperio Egipcio, el actual Luxor fue conocido como Tebas, que no es un nombre egipcio sino griego: cuando éstos llegaron aquí durante el primer período oscuro egipcio después del Imperio Antiguo, el nombre de uno de sus barrios les sonó parecido a «Tebas» que ya era una ciudad en Grecia, y lo llamaron así a su totalidad.

Tebas fue la ciudad más importante de Egipto sobre todo durante el Imperio Nuevo, a partir del 1550 a.C. y su primer rey fue Amosis I.En Egipto había dioses generales a los que todos rendían culto, pero también había dioses locales, propios de cada ciudad, y por este motivo, cuando una ciudad aumentaba su poder e importancia, su propio dios también lo hacía.

En el caso de Tebas, su dios local era Amón, el dios de la fertilidad, y cuando la ciudad llegó a su máximo apogeo, pretendieron que Amón fuese el más importante, pero Ra, el dios del sol, era demasiado fuerte. Por ello, se acabó fusionando uno con otro, apareciendo el nombre de Amon-ra.

Templo de Luxor

Construido entre los años 1400 y 1000 a.C. por los faraones Amenofis III y Ramsés II. Mide 260 metros de largo y está dedicado a, por supuesto, Amón.

Decir que la fachada principal impone es quedarse corto, con su muro, sus colosos y su obelisco, aunque originalmente hubo dos, pero una de ellos se encuentra hoy en la famosa plaza de la Concordia en París, pues fue un regalo de Mohamed Ali en 1836.

El templo era la sede de uno de los festivales religiosos más importantes de su época, llamado Opet, celebrado durante el segundo mes de la crecida anual del Nilo, que incluían una procesión desde el templo de Karnak, del que os hablaré después. Ambos templos están a 3km de distancia en línea recta, y de hecho, estuvieron conectados por una avenida de esta longitud cuyos lados estaban flanqueados por esfinges. Hoy solo se pueden ver unas cuantas en el templo de Luxor y otras cuantas en el de Karnak, pero únicamente imaginarlo ya apunta a que fue algo grandioso.

Templo de Karnak

Por supuesto, también dedicado a Amón, el templo de Karnak, es el recinto sagrado más grande del mundo (la maqueta de la entrada ya da una pista de su tamaño) con 25 hectáreas. Esto se debe a que fue el principal centro de culto del Imperio Nuevo, y es por esto que los sucesivos faraones compitieron en levantar edificios y obeliscos en el recinto. Los arqueólogos han catalogado nada menos que 200 estructuras, la primera de ellas construida por Inter II (de la dinastía XI) y el resto, durante los dos 2000 años siguientes.

Dentro del templo se encuentra también un lago artificial de unos 200 metros que en su día estuvo conectado con el Nilo por túneles subterráneos y servía para que el faraón y los sacerdotes se purificasen antes de entrar al edificio sagrado.

A diferencia de los templos que vimos ayer, en este no hay imágenes con color, aunque los relieves se conservan fantásticamente, pero además el tamaño de todas las construcciones quita el aliento: unas columnas, entre otras cosas, que te hacen sentir cual hormiguita.

El día hoy ha terminado pronto, porque a pesar de que las visitas han sido más o menos de la misma duración que las de ayer, hoy se encontraban en la misma ciudad, y no a más de 3 horas de coche, así que a las 13:30 estábamos de vuelta en el barco para comer y zarpar a las 16:00.

Para «amenizarnos» la tarde, nos hemos echado unas risas al ver que a ambos lados del barco (mientras estaba en marcha) había barcas de pesca enanas! Eran de vendedores ambulantes que nos ofrecían túnicas, pañuelos, alfombras… Ha sido todo un show regatear por la ventana, coger las prendas al aire (alguna que otra ha caído al agua) y todo por vestir mañana con chilabas porque es la noche temática. De locos!

21 de diciembre: Abydos y Dendera

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Segundo día y seguimos con las visitas a los templos. Hoy la paliza de coche ha sido curiosa, pero podemos confirmar que ha merecido la pena. Los dos que hemos visitado están un poco fuera de las rutas turísticas comunes, pero en el grupo tenemos algún que otro ultrafan de esta civilización y había que venir a verlos por lo especiales que son. De hecho, el de Abydos es el favorito de nuestro guía, que es arqueólogo.

La ruta de hoy: Luxor – 3h – Abydos – 1h30 – Dendera – 1h30 – Luxor. Y en cada uno de los dos templos hemos estado unas 2 horas.

Templo de Seti I (Abydos)

En la ciudad de Abydos hay varios monumentos y templos, y éste es el más grande e importante. Fue construido por Seti I en honor al dios Osiris, quien está representado en numerosos decorados de las paredes junto a su mujer Isis y a su hijo Horus.

También una gran parte de las escenas representan situaciones de la vida de Seti I y su hijo Ramses II que aportan mucha información histórica y religiosa. Una de las pocas listas de faraones que se conservan hoy en Egipto (la mayoría las tienen en museos europeos) está aquí: 19 dinastías y sus 77 faraones están enumerados a lo largo de un pasillo, desde el primero, Menes, hasta el propio Seti I.

Justo detrás del templo saliendo por este mismo pasillo de las dinastías, aparece un conjunto arqueológico del que apenas se sabe nada: el Osirion, una edificación que ya estaba aquí hace muchísimo más tiempo que el templo, y que a día de hoy no se sabe qué era, para qué servía, quién lo construyó ni cuando. Sólo se sabe a ciencia cierta que es de antes de los faraones, y los arqueólogos no se ponen de acuerdo si es de hace 5.000 o 10.000 años… ahí es nada, año arriba año abajo…!

Es muy interesante porque son bloques de piedra enormes, perfectamente cortados, solo depositados unos sobre otros sin ningún tipo de fijación, pero están perfectos. Se encuentra por debajo del nivel del templo, porque cuando éste se construyó, dicha edificación estaba oculta bajo tierra.

Templo de Hathor (Dendera)

Espectacular templo dedicado a Hathor, diosa de la belleza, aunque edificado ya en tiempos de Pepi II, fue ampliado en época griega (IV a.C.). Todo en él me ha llamado la atención: desde los grabados que decoran cada mínimo espacio en las paredes, hasta la cantidad de pasillos «secretos» y criptas que tiene para albergar en su día los tesoros del templo.

A este templo le rodean varias historias místicas o paranormales. Allá cada cual con lo que crea, claro. Hay dos corrientes de arqueólogos e historiadores, unos que no creen en absoluto en energías misteriosas ni en extraterrestres, y otros que asumen que hay ciertas cosas sin explicación que bien pueden tener algún sentido en esta dirección.

Si os interesan estos temas, podéis buscar en internet acerca de las bombillas del templo de Dendera (abajo os dejo la foto),

y de las escaleras derretidas del templo de Dendera (foto abajo también). Esto último, sobre lo que ya habíamos leído antes de venir, nos ha llamado mucho la atención porque nuestro guía, que ha pasado por ellas cientos de veces, no se había fijado nunca, se ha quedado en shock y ha prometido profundizar más en el tema, jajaja.

Aviso: echaréis de menos un «reposacabezas» porque los techos de todo el templo son sencillamente espectaculares. Boquiabiertos toda la visita, vaya.

Se ve también como muchísimos de los grabados en las paredes están destrozados, esto se debe a que los cristianos, cuando conquistaron tierras egipcias, asumieron que eran deidades paganas y trataron de borrarlos de las paredes para poder usar el templo como iglesia.

Podría contaros un montón de detalles sobre historias que cuentan las paredes, pero os recomiendo encarecidamente que vengáis aquí con un guía que os cuente todo, porque ni de lejos se saca el mismo partido a una visita con y sin explicación.

¡Estamos en Egipto! 20 de diciembre: Luxor

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El último viaje del año ha comenzado (y sólo estoy segura de que es el último porque volvemos a 2 días de finalizar 2019), y es el turno de un lugar épico, lleno de historia, leyendas, mitos y misterios en cada esquina: Egipto.

Ayer viajamos hasta aquí: Madrid – El Cairo – Luxor. El vuelo hasta El Cairo son casi 5 horas y hasta Luxor 1 hora más, así que saliendo de Madrid a las 15:00 llegamos por fin a la habitación del hotel casi a la 1.

En esta ocasión, que se trata de un viaje familiar y somos 6 (y siendo un país como es éste, que no nos inspira demasiada confianza en cuanto a seguridad), hemos optado por coger un paquete cerrado con todo organizado. Aunque yo no soy muy partidaria de ello en general, este está genial, porque hemos contratado a una compañía egipcia cuyos guías nos acompañan durante los 10 días que estemos en el país, desde que bajamos del primer avión hasta que salimos de vuelta a Madrid. Lo mejor de todo es que es un viaje privado, en el que todas las excursiones las hacemos en mini-van, el plan de visitas es a nuestro gusto (previamente acordado desde España) y de momento todos con los que hemos tratado de esta empresa son majísimos. Por ello, no os contaré demasiados datos útiles en cuanto a cómo moverse, precios o trucos varios, porque básicamente nos lo están dando todo hecho. Lo bueno es que me queda más tiempo para contaros un montón de cosas que estoy aprendiendo sobre esta antigua y tan famosa civilización, viaje que además estoy acompañando con un libro (como ya sabéis que suelo hacer siempre que puedo): Los Egipcios, de Isaac Asimov. La historia de este pueblo, desde el Neolítico hasta los años 70, contada en 350 páginas.

Así nos recibe el guía al llegar al Cairo

Hoy, día 1, amanece en Luxor y a las 8:30 de la mañana comienza nuestra andadura:

Colosos de Memón

Son dos gigantescas estatuas de Amenofis III, que presidían su templo funerario, construidas hace 3400 años. Cada una tiene 14 meros de altura y pesan unas 700 toneladas, pero hay partes de la cabeza que han desaparecido, así que probablemente fuesen más grandes.

Curiosamente, están construidas a partir de un único bloque de granito que fue traído de una cantera a 675km de aquí. Actualmente se está restaurando toda la zona y ya se han hallado un total de 6 colosos.

Cuenta la leyenda… que en el año 27 a.C. un terremoto derribó uno de los dos colosos, y el otro comenzó a «cantar» en cada amanecer. 2 siglos después, el emperador Séptimo Severo reconstruyó la estatua, y su gemela se silenció. Según algunos historiadores que curiosamente han documentado esta historia, puede ser que la estatua tuviese una especie de agujero por el que pasaba el viento y éste provocase algún tipo de silbido.

Templo de Hatshepsut

Se encuentra muy cerca del Valle de los Reyes, en el lado occidental del Nilo.

Hatshepsut, hija mayor de Tutmosis I, no pudo ser faraona por el hecho de ser mujer, por lo que tuvo que casarse con tu hermanastro y gobernar junto a él. Tuvieron dos hijas, y después de la muerte repentina de Tutmosis II volvió a haber luchas por el poder hasta que coronaron a un varón nacido de Tutmosis II y una concubina – Tutmosis III, pero debido a su corta edad, Hatshepsut hizo las veces de regente y desde entonces se empeña en acabar con todos los que no la permitieron subir al poder en ambas ocasiones, hasta conseguirlo y por fin proclamarse faraona.

Este templo fue mandado construir en el séptimo año de su mandato, en el siglo XV a.C. en honor al dios Amon-Ra, pero tras su muerte, Tutmosis III se venga de ella destrozando buena parte de él.

Desde la desaparición total de la civilización egipcia el majestuoso templo cayó en el olvido y se fue enterrando poco a poco bajo la arena del desierto, y no es hasta el siglo XVIII cuando es re-descubierto por parte de tropas de Napoleón. Aún a día de hoy se siguen realizando excavaciones en sus proximidades y siguen apareciendo restos.

Valle de los Reyes

Situado en el antiguo emplazamiento de Tebas, es el cementerio donde fueron enterrados muchos de los faraones del Imperio Nuevo (y no en pirámides, pues estas son de los faraones del Imperio Antiguo). Es una pasada, porque en la entrada han hecho una maqueta transparente del lugar, ya que las tumbas son túneles cavados en la tierra, y visto en perspectiva parece un hormiguero. Entre otras, aquí se encuentra la tumba de Tutankamon, descubierta intacta en 1920, pero la entrada general no suele incluirla porque además no es, ni de lejos, la más bonita, pues apenas tiene casi nada.

El primer faraón enterrado aquí fue, precisamente, el anteriormente mencionado Tutmosis I, tercer faraón de la XVIII dinastía (hubo 30 dinastías) y alberga los de la XIX y la XX.

Se encuentra algo más alejado de la orilla del Nilo, tras las montañas donde está construido el Templo de Hatshepsut, y así lo quisieron para proteger los tesoros con los que eran enterrados los faraones, cosa que no sirvió de mucho porque prácticamente ninguno de ellos ha llegado a nuestros días. Ni la localización ni las puertas selladas de los túneles evitaron que los ladrones de tumbas encontrasen la manera de hacerse con todo.

Tumba de Meremptah

No osbtante, aunque cuando pensamos en ello, prácticamente todos pensamos «qué mala gente esos ladrones», aquellos que saquearon tumbas durante la época de los faraones, inconscientemente estaban haciéndole un favor a la economía del imperio: en aquel tiempo no existía el dinero impreso, sino que los intercambios se hacían normalmente con oro. Cuando un faraón era enterrado con cantidades ingentes de oro, diezmaba la economía porque sacaba de la circulación ese «dinero», mientras que los ladrones volvían a sacarlo al mercado, evitando así que el país se empobreciese.

En la entrada general para visitar el valle, están incluidas la entrada a las tumbas de Ramses IV, Ramses IX y Meremptah. En este orden las vimos y por este orden las calificaría de más a menos bonitas, aunque todas son una pasada. La mejor conservada a nivel de colores es la de Ramses IV, y la de Meremptah es la más larga de las 3, pero la menos adornada porque se quedó a medias de decorar por la prematura muerte de éste.

Tumba de Ramses IV

La mejor de las tumbas aquí es la de Seti, cuya entrada se paga a parte y cuesta 50€ (mientras que la entrada que incluye las otras tres son 30€).