Sarajevo y Mostar (Bosnia): la otra Europa

Hace ya 7 años que visité Bosnia y Herzegovina, en el que fue mi último destino Erasmus durante mi estancia en Ljubljana, y todavía recuerdo lo impactada que quedé con aquel viaje, y aún hoy pienso que ha sido de los mejores lugares que he visitado en Europa. Porque a veces, no todo es belleza visual (cosa que, además, también tiene este país).

Bosnia fue el país que más perjudicado salió de la guerra de los Balcanes: la misma en la que Eslovenia logró independizarse en una semana con un referéndum de más del 90% de los votos a favor, Bosnia sufrió una guerra que duró 3 años (1992 – 1995) y que solo finalizó cuando la OTAN decidió que así sería. El resultado de esto fue un conflicto sin resolver entre los ciudadanos que aún sigue latente 30 años después.

Y es que, a diferencia de otras regiones balcánicas, Bosnia era un conglomerado de culturas y etnias, sin ser ninguna mayoría, por lo que la disputa no era solo contra Yugoslavia, sino que se convirtió también en una guerra civil. Las etnias tenían costumbres y religiones diferentes (los serbios son cristianos ortodoxos, los croatas católicos y los bosnios musulmanes) y se repartían por el territorio tal que así:

por lo que era prácticamente imposible dividir Bosnia se en países más pequeños (cosa que tampoco querían, especialmente los serbios lo querían todo para ellos).

Finalizada la guerra de forma obligada, y con el país en unas condiciones deplorables, hoy Bosnia no se ha recuperado del todo de aquello.

Han pasado 7 años de mi visita, pero no se me olvidarán nunca las goteras en el techo del Museo Nacional o los agujeros de bala sin arreglar en unos y otros edificios. Eso sí, tampoco olvidaré que por menos de 4€ comías en cualquier sitio.

Sarajevo

Quizás este aire dramático que le estoy dando al artículo venga porque la persona que nos hizo el Free Tour por Sarajevo era un guía turístico de unos 50 años que tuvo que interrumpir su vida porque fue reclutado obligatoriamente durante la guerra para defender a su país. Ni que decir tiene que este hombre no se detuvo apenas en hablarnos acerca de este o aquel monumento, sino que nos llevó punto por punto a cada rincón histórico de la ciudad, empezando por el punto exacto (el Puente Latino) en el que el el archiduque Francisco Fernando fue asesinado en 1914, hecho que provocó el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Casi un siglo más tarde de aquello, Sarajevo sufrió uno de los estados de sitio más largos y crueles de la historia reciente, por parte de los yugoslavos. Duró casi 4 años (1992 – 1996) y fue prácticamente infranqueable: Sarajevo se encuentra en una especie de «cacerola» geográfica, totalmente rodeada por montañas. El guía nos contó que incluso venían personas ricas de otros países a jugar a los «videojuegos» en la vida real: se divertían jugando a ser francotiradores desde las colinas en las afueras de la ciudad. No sé cuánto de real será esto, puesto que no he logrado encontrar información sobre ello (no me extraña tampoco en una guerra en la que se ha denunciado a posteriori la desinformación y manipulación por parte de los medios), pero aquí os dejo un artículo de El País en 1995 que habla de la guerra y los francotiradores.

Real o no, impacta sobremanera el hecho de que fallecía tanta gente que ya no había sitio en los cementerios, y cualquier trozo de césped en la ciudad (parques, medianas de las carreteras…) está «adornado» con lápidas blancas y puntiagudas.

Más allá de todo eso, Sarajevo (y Bosnia en general) hacen a uno plantearse si está realmente en Europa, o se ha teletransportado a Oriente o incluso a otro siglo. Sin ir más lejos, la anécdota del viaje fue que un policía corrupto quiso estafarnos y ponernos una multa porque sí, y a cambio tuvimos que sobornarle: le dimos 14€. Suerte que, para conglomerado el que éramos nosotros, 4 españoles, 1 italiano y 2 polacos; uno de éstos últimos, que hablaba serbio, hizo de intérprete y nos salvó de quién sabe qué.

Cuenta con gran influencia turca, y como prueba de la actual tolerancia religiosa, en un par de manzanas se encontrarán varias mezquitas, una sinagoga, la catedral ortodoxa de 1872 y la catedral católica. La mezquita de Gazi Husrev-bey es la más antigua de Bosnia y también la más importante del país para la comunidad musulmana.

Sarajevo es una ciudad en la que simplemente caminar sin rumbo, pero no olvidéis visitar estos lugares:

  • Plaza Bascarsija: es el punto de encuentro por excelencia de la ciudad, y está situada en el antiguo bazar. En su parte central se encuentra la fuente pública Sebilj, que bien podría llamarse “la fuente de las palomas” porque está rodeada de estas aves esperando ansiosas a recibir alimentos.
  • Cementerio Chekhov Kovaci: un mar de lápidas blancas donde reposan 1487 policías y soldados que murieron durante la guerra. 
  • Fortaleza Amarilla: es una colina desde donde se puede observar la zona de forma panorámica. Los bosnios dicen que esta es la puesta de sol más bonita de la ciudad, y en los días de ramadán, algunos musulmanes eligen este lugar para romper el ayuno tras la caída del sol.

Mostar

Lamentablemente, la historia reciente de Mostar tampoco es nada alegre: su famoso puente otomano, el emblema de la ciudad, fue destruido por los croatas durante la guerra de los Balcanes. Otra de las cicatrices de aquellos años está en sus cementerios musulmanes, con multitud de lápidas fechadas en 1993, año en el que Mostar fue sitiada y bombardeada por la autoproclamada República Croata de Herzeg-Bosnia. Además, casi la mitad de los edificios está en ruinas, como si la guerra hubiese terminado hace unos pocos días.

Sin embargo, muchos son los turistas (incluidos nosotros) los que visitan la ciudad del puente más famoso de la región balcánica, un majestuoso arco de piedra entre torres medievales, magníficamente reconstruido y convertido, nuevamente, en monumento a la identidad cultural y étnica de los bosnios.

imagen de mircorp.com

El Stari Most (su nombre original en bosnio) fue obra de Mimar Hajruddin quien siguió los diseños de su maestro Mimar Sinan (arquitecto de muchas de las grandes mezquitas de Estambul). Para profundizar en la historia de la ciudad se puede visitar el Old Bridge Museum.

Otros lugares que ver en Mostar son:

  • Bazar de Kujundziluk: Es un encantador sitio con empedradas calles medievales, estrechas callejuelas pobladas por innumerables pequeñas tiendas y comercios de artesanía típica como así también restaurantes donde se come como reyes por muy poco dinero.
imagen de routes.global
  • Mezquita Koski Mehmed Pasha: fue construida en 1618, pudiendo observar inmejorables vistas de la ciudad desde lo alto de su minarete.
  • Mezquita Karadjoz Bey: fue la que más daño sufrió durante la guerra
  • Mezquita Vucjakovica Dzamija y su escalofriante cementerio.
  • Zona del Bulevar: fue frontera entre bandos durante la guerra y en él se aprecian claramente las huellas que dejaron las balas y los proyectiles en los muros de los edificios.
imagen de minube.com

Bosnia es un país en el que apenas 4 días de visita me dejaron con ganas de más, pero en 7 años aún no he tenido la fortuna de visitarlo de nuevo, principalmente porque tengo otros muchos «musts» en mi lista de viajes, y por otro lado, por su mala comunicación.

Volar a Bosnia no es una opción acertada, pues no hay vuelos directos y tampoco hay demasiadas combinaciones. Mi recomendación es que lo visitéis como una parte de una ruta por los Balcanes (que puede incluir Eslovenia, Croacia y Bosnia, por ejemplo), o bien viajar desde Dubrovnik, que está a 140km de Mostar y a 240 de Sarajevo (pero se tarda bastante más de lo que uno pueda pensar, porque las carreteras no son autovías y su mantenimiento deja mucho que desear).

Sea como sea, lo que os recomiendo es que visitéis este país, no esperando encontrar edificios bonitos, pero sí mucha historia y, si queréis, mucha naturaleza. Ah, y probad por favor el cevapi, el plato más típico de allí: carne en forma de salchichas que se comen con una especie de pan de pita (pero más rico) acompañado de salsa de yogur y cebolla picada. Y si alguien encuentra en Madrid algún restaurante bosnio, ¡que me avise!

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