Último día completo en la bella Cerdeña, y primero en la zona de Porto Cervo, la zona más de moda de la isla, donde vienen magnates y famosos cada verano.
Nuestro alojamiento está en Olbia, un poco más al sur, la ciudad más grande de la zona. Aunque Porto Cervo es un pequeño pueblo que se puede resumir en mansiones y yates, la zona a la que se llama Porto Cervo es toda una línea de costa que va desde Olbia hasta La Magdalena, al norte.
Para continuar con nuestros planes de relax, hemos pasado unas horas en otra preciosa playa: la spiaggia del Principe. De nuevo, un agua completamente transparente nos estaba esperando, en esta ocasión de muy poca profundidad, con una arena blanquísima y fina.
Llegar aquí con el coche es muy sencillo, y existe un parking de pago al inicio del camino hacia la playa (unos 10 minutos de caminata por un sendero de tierra estrecho). Ahora en septiembre había hueco incluso fuera, en el arcén de la carretera (donde no se puede aparcar, pero todo el mundo lo hace), pero en pleno verano supongo que será otro cantar. Aún así, merece la pena y sospecho que el resto de playas tendrán también accesos de este tipo.
A pesar de que la playa está en medio de la nada, hay un pequeño chiringuito donde sirven bocadillos, ensaladas y pizzas, además de bebidas, y también servicio de hamacas.
Esta playa fue nuestra elegida porque varias personas de la zona nos la recomendaron, y realmente preferimos elegir una y pasar el día de relax en vez de estar cambiando cada rato de una a otra, pues la verdad es que todas son preciosas pero todas se parecen mucho.
Una vez caída la noche, después de ducharnos, y para celebrar el viaje y que es la última noche, hemos salido a cenar. La primera idea era en el pueblo de Porto Cervo, donde hemos subido a dar un paseo, lo cual siendo de noche no os lo recomiendo demasiado, pues no hay casi luz (es realmente una zona residencial) y aunque tenía pinta de ser un encanto de sitio, apenas vimos nada. Lo de la cena también fue fallido, ya que los precios en ese pequeño reducto son desorbitados, y decidimos que no nos merecía la pena.
Un amigo autóctono de la zona nos recomendó el restaurante Il Galeone, a las afueras de Olbia, y este tipo de recomendaciones son las que más valen, pues llegamos a un sitio nada turísitico, lleno de familias italianas, donde la comida estaba riquísima, y en cantidades grandes (demasiado grandes!).
Seguimos dando la vuelta a la isla; ya de camino hacia el noreste, hemos parado en Cala Goloritzé, en la zona del Golfo di Orosei, probablemente lo más popular y turístico de Cerdeña, junto con la Costa Esmeralda.
Es muy común el plan de alquilar una lancha entre varios amigos (en Cala Gonone) y hacer un recorrido por las calas de la zona, pero nosotras, siendo 2, hemos preferido ahorrárnoslo y visitar solo Goloritzé, para muchos, la mejor de todas, y considerada monumento nacional desde 1995.
La cuestión es que solo a esta y a otra es posible llegar a pie, por lo que están bastante concurridas. No sin sorprenderme, eso sí, ya que el camino hasta la cala es de nada menos que 4km de bajada que se convierten en 4 de subida para volver, con un desnivel de más de 400 metros, ninguna tontería! Pero 100% merece la pena.
A pesar de estar bastante llena (hoy era domingo) es espectacular. Incluso con el cielo nublado se puede apreciar el agua cristalina, y la cantidad de peces que hay la hacen perfecta para el snorkel también.
Llegar es bastante fácil. Primero hay que llegar al pueblo de Baunei, y desde allí la cala está señalizada; aún así podéis buscar en Google Maps, pues el parking está señalado.
Novedades post COVID, utilizar el sendero cuesta 6€, y hay que reservar hasta 72h antes (aquí) porque hay aforo limitado. En caso de no reservar, os harán esperar hasta que alguien vuelva por el sendero en sentido salida.
Imagino, claro, que esto será únicamente en verano, no creo que en épocas de frío el acceso esté controlado, pero tampoco tendría mucho sentido bajar y no poder disfrutar de ese agua.
Os dejo una lista de otras calas del Golfo di Orosei por si queréis aplicar la visita:
Cala Fuili
Cala Luna (la segunda y última a la que se puede acceder a pie, siendo la ruta aún más larga que la de Goloritzé)
Día de cambio de destino, no sin antes hacer turismo por la capital de la isla y la ciudad más grande (con muchísima diferencia) de toda Cerdeña. Sabéis que soy muy de Free Tour, pero esta vez hemos hecho la ruta por nuestra cuenta porque no había ningún disponible; todos están temporalmente detenidos, pero a pesar de ser una ciudad bastante amplia y con historia, no son muchos los lugares para visitar:
Bastione di Saint Remy: construido a finales del siglo XIX, precisamente para unir el casco antiguo con la parte nueva de la ciudad, es uno de los monumentos más llamativos de la ciudad (y que posee una de las mejores panorámicas). Su nombre deriva del primer virrey piamontés, Filippo-Guglielmo Pallavicini, barón de Saint Remy, y aunque es bastante reciente, está construido sobre las murallas de la ciudad antigua (llamada Karal o Karallai), y subiendo por sus escalinatas se accede a toda el casco antiguo.
Cattedrale di Santa Maria: Tanto por fuera como por dentro, me ha parecido espectacular. Construida durante el siglo XIII, fue elevada al rango de catedral en 1258. Cuando Cagliari fue capital del reino de Cerdeña, ahí prestaban juramento los representantes del parlamento sardo. En la década de 1930 fue erigida la actual fachada neorrománica, inspirada en la fachada de la catedral de Pisa.
Torre del elefante: es simplemente una torre medieval (1307) que no tiene más que un elefante que sobresale de ella (un poco al estilo de la rana o el astronauta de Salamanca), y que no he conseguido encontrar la curiosa historia que debe haber detrás. Actualmente no se puede subir a ella porque está de obras.
Anfiteatro Romano: Construido en el siglo II d.C. y con un aforo para 10.000 espectadores, este anfiteatro era el núcleo de la vida social de los ciudadanos durante el dominio romano. Allí se realizaban los populares combates de gladiadores y también las ejecuciones. Lo único que se conserva es la parte excavada de la roca, y de hecho nos hemos llevado una pequeña decepción porque se encuentra en unas condiciones bastante malas.
Marina: En el barrio de Marina se encuentra la antigua vía romana, lugar dónde hoy en día se ubica el puerto de Cagliari. En este lugar también se encuentra el ayuntamiento de la ciudad, la piazza Yenne y los bastiones del barrio de Castello al fondo.
Castello di San Michele: la parada final, a la cual hemos ido en coche por estar más alejada del centro por estar situada en el punto más alto de la ciudad, es una fortificación construida en el siglo XIV para albergar a la alta nobleza de la isla. Se trataba de un fuerte muy sólido, con guardia militar constante, que les permitía vivir a salvo de invasores y piratas. Actualmente se ha convertido en un centro de arte y cultura interesante de visitar. De la estructura original del castillo se conservan tan sólo un par de torres y la muralla, el resto ha sido remodelado, aunque intentando imitar su auténtica arquitectura original.
Tortolì
Después de patear Cagliari, hemos puesto rumbo al norte de nuevo, pero por el lado oriental de la isla. Mañana queremos ir a una playa que está por la mitad, así que hemos reservado un Airbnb en Girasole, una aldea cercana al pueblo de Tortolì. Una zona nada turística, pero que nos ha sorprendido gratamente con el restaurante Chiocho di Ponente, a pie de playa, y especializado en pescado y ostras. Todo ha sido inmejorable, tanto las vistas, como la comida, como el trato. Un 10! Mañana nos iremos de aquí, así que no podré contaros nada más de esta zona, pero quería dejar constancia de este restaurante.
El día de hoy ha salido un poco regular, pero por lo menos ha sido tranquilito. Teníamos unas reuniones por la mañana, así que hasta la 1 no hemos salido del Airbnb. El plan era ir a una de las playas de los alrededores de Cagliari, y la elegida ha sido la de Villasimius, a 1h y 20 de allí. Es la que nos han recomendado varias personas, así que nos hemos fiado.
Peeero lleva toda la semana nublado, y hoy ya no hemos tenido la suerte de que solo haya nubes: ha estado lloviendo un buen rato, así que al llegar nos hemos refugiado en un chiringuito para comer y probar las seadas, el postre típico de Cerdeña.
Con la forma que veis en la foto, es una masa de sémola que se rellena de queso pecorino (o a veces con queso fresco) y se suele acompañar con miel. La verdad es que esta bastante rico y no excesivamente dulce. Pensé que sería un bombazo, pero para nada.
Ya por la tarde, después de hacer tiempo, hemos podido pasar unas horas en la playa, que no es que sea fea, ni mucho menos, pero con las playas que hemos visitado en los últimos días (15 de septiembre: Spiaggia La Pelosa y Sassari y 16 de septiembre: Is Arutas) nos ha dejado un poco que desear; sumado a la paliza de coche de ida y vuelta, el veredicto es que nos lo podríamos haber ahorrado.
Para la cena, queríamos cambiar un poco, y hemos acabado comiendo sushi, nada italiano, lo sé, pero estaba muy muy bueno, y había muchísima variedad de carta, hemos probado hasta uno que llevaba tocino!
El día de hoy era para desplazarnos desde Alghero, al norte de la isla, hasta Cagliari, en el sur. Por autovía son unas 2h30, pero hemos preferido ir por la carretera nacional de la costa, mucho más bonita, y así poder parar en una playa que nos habían recomendado: Is Arutas, cerca de la ciudad de Oristano.
Lástima de día nublado, porque no ha potenciado nada la belleza del lugar, pero es que era igualmente espectacular: una playa de pequeñas virutas de cuarzo blanco en vez de arena común, lo que se traduce en un agua completamente cristalina, y dada su pronta profundidad (al contrario que La Pelosa), era como una piscina natural, y hacer snorkel ahí ha sido una pasada.
Al parecer, solo dos playas más en toda la isla tienen estas características (Mari Ermì y Punta Maimoni, cerca de Is Arutas), así que creo que es una parada imperdible en vuestro futuro viaje a Cerdeña.
Se puede aparcar el coche en los alrededores, ya que hay varios parkings, que nos han dado pistas de lo abarrotada que puede ponerse esta playa en julio y agosto, así que si vais en esa época, mejor será madrugar. Además, son parkings de pago, como en casi todas partes a las que no hay más remedio que llegar en coche. Así son estos sardos.
Ya casi por la noche llegamos a Cagliari, y solo nos quedó tiempo para cenar (en esta ocasión en un restaurante llamado Incógnito – nada del otro mundo).
Después de una carrerita por el paseo marítimo de Alghero, era hora de empezar un día muy tranquilo. Lo hemos pasado en La Pelosa, una playa al norte de la isla, en el pueblo de Stintino (a una hora de Alghero). Una de las playas más bonitas que he visto en mi vida, de arena blanquísima y cero olas, al estar protegida por un islote justo frente a ella.
A día de hoy (y no es por el COVID) es necesario reservar antes de ir a la playa (aquí www.lapelosastintino.com). No hay que pagar, simplemente es una forma de controlar el aforo de la playa. Lo que sí hay que pagar es por aparcar, pues es zona de estacionamiento regulado. Hay vigilantes por todas partes, así que a nada que se te pase el ticket 10 minutos, tendrás una multa (que puedes cancelar por un par de €).
También es necesario usar la típica esterilla de playa, no está permitido poner únicamente la toalla. Creo que es para que no dejemos suciedad en la arena.
La playa es preciosa, y dan ganas de no salir del agua en todo el día. Sus vistas son peculiares porque hay una torre de vigilancia, igual que las que hay por toda la isla, a pocos metros de la orilla; de hecho, se puede llegar andando porque no cubre más que la cintura, eso sí, con cangrejeras, pues al parecer hay erizos de mar. También es recomendable llevar unas gafas de bucear, pues hay bastantes pececillos por ahí.
Sassari
La ciudad residencial por excelencia de la zona es Sassari, y también la universitaria, pues junto a Cagliari, son las dos únicas ciudades de la isla con Universidad. No es muy turística, y de hecho nosotras fuimos a ver a unos amigos que viven allí, pero os dejo algunas de las mejores cosas que ver por si os apetece ir:
Castillo de Sassari: fue construido por la Corona de Aragón en 1330. De todas formas, el castillo original fue derrumbado en 1877 y lo que ha quedado de él son tan sólo 6 de las 36 torres defensivas que lo conformaban y un cúmulo de piedras desorientadas.
Catedral de San Nicolás: Esta catedral del siglo XIII de estilo románico fue reconstruida entre el período gótico y el barroco, lo cual le ha brindado un aspecto sumamente auténtico que combina lo mejor de ambos estilos. Se encuentra justo en el corazón de la ciudad antigua y es una de las catedrales más grandes y, dicen, bonitas de Cerdeña.
Palacio Ducal: Muy cerca de la catedral se encuentra el famoso Palacio Ducale, construido en 1775. En él residían el marqués de Mores y el Duque de Asinara y Vallombrosa. Actualmente, lo han convertido en el Ayuntamiento de la ciudad y te es uno de los edificios más visitados por los turistas ya que posee un encanto particular.
Fuente de Rosello: Una fuente de mármol que es probablemente el símbolo de la ciudad de Sassari y el atractivo turístico más conocido. Fue esculpida por los canteros genoveses en 1606 y se encuentra formada por cuatro estatuas de mármol que representan cada una de las estaciones del año y la figura de San Gavino a caballo y rodeado de delfines.
Rumbo al último viaje de un buen e improvisado verano! Esta vez, nos hemos venido una semana a Cerdeña, y la ruta ha empezado en Alghero, donde ha llegado nuestro avión.
La primera tarea del día era encontrar un coche de alquiler, dado que en otras ocasiones en Italia nos hemos dado cuenta de que realmente no es mucho más barato reservando antes por internet, si bien te aseguras tener un coche, claro. Pero hay tantas compañías que es raro que ninguna tenga, y menos a mediados de septiembre. Eso sí, los precios difieren muchísimo entre unas compañías y otras. A nosotras nos han salido 7 días por 560€, en un coche pequeño (Fiat Panda).
Una vez montadas en el coche, llegamos a Alghero, una pequeña ciudad costera del norte de la isla, y después de hacer el checkin en el Airbnb, echamos a andar por el casco antiguo:
Las torres y la muralla
La antigua muralla bordea todo el casco antiguo, y en los lugares en los que ya no hay restos, queda un camino de adoquines, por lo que se puede dar un paseo rodeando todo el centro. Tanto éstas como las torres son de estilo catalán-aragonés, pues Cerdeña estuvo muchos años en manos de la corona de Aragón (1323 – 1714). Es más, el dialecto alguerés es muy parecido al catalán, y a día de hoy la ciudad está plagada de palabras catalanas por todas partes (restaurantes, hoteles, calles e incluso su plato típico, la paella!).
Catedral de Santa María
Data del siglo XVI y está situada en la plaza principal de la ciudad. Su característica más curiosa es su estilo indefinido, que se halla entre la arquitectura gótica y la renacentista catalana, y su campanario octogonal. Desde él, al que se puede subir, se pueden apreciar unas bonitas vistas panorámicas de Alghero.
La calle Humberto
Todas las callejuelas del centro tienen mucho encanto y hay bastante ambiente, pero por nombrar una, os diré la calle Humberto, pues los edificios que hay en ella son súper auténticos y bonitos.
El puerto
Efectivamente, hay vida más allá de las murallas. Entre los sitios ubicados en el extrarradio de esta urbe medieval, está el puerto de Alghero. Se trata de un lugar animado, lleno de turistas y sardos bañándose en su amplia playa o bebiendo apperol spritz en las terrazas de los bares asentados en el muelle.
Desde aquí se pueden reservar y realizar excursiones en barco hacia calas cercanas, pero no os puedo recomendar ninguna, ya que no optamos por hacer esta actividad.
El día no ha dado más de sí, ya que hemos llegado a las 6 de la tarde, así que después de una Ichnusa (la cerveza típica de Cerdeña) y una pizza, a la cama. Mañana más y mejor!
Parecía que no quedaba nada por ver, pero eso en Roma creo que no es posible, así que nos limitamos a pasear sin más, encontrándonos en cada esquina con edificios que admirar. Es una pasada, no sé si algún día me cansaría de caminar por las calles de esta ciudad.
Fue construida en el año 1456 por encargo del Papa Calixto III en el lugar donde se ubicaba un campo de flores, del cual tomó su nombre la plaza, y es una de las más animadas de Roma, pues cada día de la semana, excepto el domingo, alberga un mercado de productos frescos. Los romanos autóctonos vienen aquí, pero también muchos turistas, ya que han ido apareciendo progresivamente los típicos puestos de souvenirs. Por la noche, los puestos dejan espacio a las terrazas de varios restaurantes que hay en ella.
En el pasado, la plaza también era el lugar en el que se celebraban las ejecuciones públicas, algo que se encarga de recordar la impresionante estatua de Giordano Bruno situada en el centro de la plaza. Este filósofo fue quemado en la plaza en el año 1600 acusado de herejía, y en 1889 se levantó el monumento en su honor.
Basilica di Sant’Andrea della Valle
Actualmente es la sede de la curia general de la Orden de los teatinos. El lugar donde ahora se encuentra la iglesia estaba ocupado por el palacio Piccolomini, que fue dejado en herencia por Constancia Piccolomini de Aragón, duquesa de Amalfi y condesa de Celano, el 20 de junio de 1582, a la nueva orden de los Clérigos Regulares Teatinos, fundada por Cayetano de Thiene y Gianpietro Carafa, luego papa Paulo IV.
Santa Maria della Pace
Me encontré esta pequeña iglesia en una callejuela casi sin salida, mientras caminaba sin rumbo cerca de la Piazza Navona. Data del siglo XV. Tiene el estatus de Titulus (que distingue a ciertas iglesias de la diócesis de Roma que se encuentran ligadas a un cardenal) y que en la actualidad ostenta curiosamente el arzobispo de Santiago de Chile.
Santa Maria della Concezione
Y otra iglesia más, pero es que todas sus fachadas son preciosas. Pero además esta es Es una de las iglesias más especiales de Roma por el macabro tesoro que albergan sus entrañas. En interior es bastante más sobrio que cualquier otra iglesia de la ciudad, pero su cripta es otra cosa:
Tras la finalización de la construcción de la iglesia, en 1631, Fray Antonio Marcello Barberini ordenó el traslado de los restos mortales de los hermanos Capuchinos desde el cementerio principal hasta la cripta de la iglesia. El cardenal encargó que los huesos trasladados fueran ordenados de forma “artística”, formando diferentes motivos decorativos cargados de gran simbolismo que resultan escalofriantes.
La cripta se encuentra dividida en seis pequeñas capillas decoradas con los huesos de más de 4.000 hermanos capuchinos fallecidos entre 1528 y 1870. Los huesos, ordenados de un modo siniestro, muestran diferentes elementos decorativos que resultan tan sorprendentes como macabros.
Además de los huesos ordenados de diferentes formas, en la cripta también se pueden ver algunos esqueletos completos ataviados con el hábito de los monjes capuchinos que llegan a producir verdaderos escalofríos.
Lejos de lo que pudiera parecer, las criptas no son la obra de una mente retorcida, sino de alguien que pretende mostrar la finalidad del cuerpo como un simple recipiente para el alma.
Basilica di San Lorenzo in Lucina
Esta iglesia es bastante diferente por fuera a otras, pues data del siglo IV y está construida sobre la residencia de una matrona romana, donde le permitía a los primeros cristianos convertidos del paganismo encontrarse para orar.
Piazza del Popolo
El origen del nombre de la plaza es incierto: una etimología sostiene que popolo procede del latín populus (álamo), sobre la base de la tradición que afirma que había en la zona un bosque de álamos perteneciente a la cercana tumba de Nerón. Sin embargo, que el papa Pascual II hizo construir cerca de las murallas una capilla a expensas del pueblo (popolo) romano.
A la plaza se llega recorriendo cualquiera de las grandes avenidas romanas que conforman el famoso Tridente: la Via del Babuino, la Via di Ripetta o la Via del Corso. El primer elemento que llama la atención al adentrarte en la Plaza del Pópolo de Roma será el gran obelisco central. Se trata del obelisco Flaminio, y sí, es un obelisco egipcio original, construido durante el reinado de Ramsés II y erigido en la ciudad egipcia de Heliópolis, que el emperador Augusto mandó trasladar a Roma y que estuvo situado, hasta el siglo XVI, en el Circo Máximo.
Hay 3 iglesias en la plaza, pero dos de ellas llaman más la atención porque, pese a unos pequeños detalles, a primera vista parecen «gemelas»: Santa María in Montesanto y Santa María dei Miracoli.
Mauseleo de Augusto
El mausoleo comenzó a ser construido por el mismo Augusto en el año 28 a. C. a su vuelta de Alejandría, tras haber ganado en Egipto contra Marco Antonio y a Cleopatra VII. En su estancia en Alejandría había visto la tumba helenística de Alejandro Magno, probablemente de planta circular, en la cual se inspiró para la construcción de su propia tumba. De hecho, se trata del sepulcro circular más grande del mundo, y albergó las tumbas de los principales miembros de la dinastía Julio-Claudia.
Ha estado en restauración hasta este mismo año 2021, tras 14 años cerrado al público.
Colonna de Marco Aurelio
Se trata de una increíble columna situada en la Piazza Colonna, fabricada en el año 176, para recordar las gestas de este emperador contra las tribus bárbaras del norte de Italia. ¿Y cómo? Pues toda la columna está tallada al detalle con numerosos pasajes bélicos, y es espectacular, porque es enorme. Eso sí, la estatua de lo alto, que es de San Pablo, evidentemente se añadió a posteriori, en el año 1589.
En uno de los puntos clave de su reinado, diversas tribus del norte no paraban de asaltar las provincias romanas, saqueando y destruyendo todo a su paso. En ese momento se preguntaban el por qué de este repentino comportamiento de las tribus, siendo la principal prioridad, sofocar las revueltas de estos pueblos. Aunque Marco Aurelio era más conocido por su pasión y estudio de la filosofía, decidió dirigir personalmente sus legiones en combate, durante el último tramo de su vida. Como dato curioso a esto, una de estas batallas se ve reflejada en la película Gladiator del año 2000 durante los primeros minutos de la película.
Está compuesta por 28 tambores de mármol, con una altura de 30 metros y un diámetro de 3.7. De estilo dórico, en el interior de la columna se encuentra una escalera de 203 peldaños que permite llegar a la cima.
Y con este último larguísimo paseo por las calles de Roma, y en total 3 días completos por aquí, digo adiós a esta ciudad por segunda vez, pero sabiendo que volveré (porque eché una moneda a la Fontana di Treví).
Segundo día por Roma, y aunque solo nos queda uno más, me parece una ciudad por la que uno no se cansaría de pasear. De las cosas sobre las que os hablé en el post de ayer, teníamos pendiente entrar dentro de la basílica de San Pedro, ya que ayer yo iba en tirantes, no tenía nada para cubrirme, y así no permiten entrar. La basílica es brutal, unas dimensiones inmensas (con cúpula incluida mide 193m de altura) y unas decoraciones que dejan boquiabiertos.
Y por lo demás, hemos seguido pateando, hasta llegar a todos estos sitios:
Bocca della Verità
La Boca de la Verdad es una máscara de mármol de la que se cuenta que mordía la mano de aquél que mentía. on un diámetro de 1,75 metros, está dedicada al dios del mar (neptuno o poseidón).
La visita a esta escultura exige que uno debe meter la mano dentro de la boca, y que todo mentiroso recibirá un mordisco por parte de ella. Pues bien, es que hay varias leyendas que rodan a la boca, y todas tienen que ver con esto. Las dos más famosas son las siguientes:
Un texto alemán del siglo XII describe detalladamente cómo, desde detrás de la boca, el diablo aferró por largo rato la mano de Juliano el Apóstata (que había engañado a una mujer y ante aquel ídolo debía jurar su buena fe), prometiéndole lavar su reputación y una gran fortuna si volvía al antiguo esplendor del paganismo.
En otra leyenda alemana de dos siglos después, encontramos la imagen que no osa morder la mano de una dama romana que −aun cuando efectivamente había cometido adulterio− la engañó con un artificio lógico. En efecto, antes de colocar la mano en la boca, la mujer simuló un desmayo y un caballero, que pasaba por allí, la socorrió solícitamente. Más tarde, la protagonista aseveró que nadie había tocado su cuerpo fuera de su esposo y el mencionado caballero; la mano salió indemne, ya que el caballero en cuestión no era otro que su amante.
Circo Massimo
Los circos romanos constituían las instalaciones lúdicas más importantes de las ciudades romanas, además de los teatros y anfiteatros. Se trataba de un recinto alargado en el que se celebraban los juegos públicos, consistentes en carreras de carros y diferentes espectáculos. El de Roma tuvo espacio para nada menos que 300.000 espectadores, de ahí a que se llame Circo Máximo. La pista de arena tenía unas dimensiones de 600 metros de longitud y 225 metros de anchura.
Actualmente apenas quedan restos de lo que fue el Circo Máximo, tan sólo se puede observar la enorme explanada que conserva la forma que tuvo en su día el recinto, y no he podido tomar siquiera una foto porque estaban preperando un escenario para un espectáculo en los próximos días, y todo estaba aún menos fotografiable de lo que ya es de por sí.
Coliseo
Y llegamos por fin a la joya de la corona (o la más típica, porque para mí, la Fontana di Trevi y el monumento a Vittorio Emmanuele no se quedan lejos), que desde 2007 es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Se conoce como Coliseo, aunque su nombre original fue Anfiteatro Flavio, porque el emperador Tito (quien lo finalizó en el año 80 d.C.) erigió una estatua de sí mismo de tamaño «colosal» por lo que se comenzó a llamar Coliseo de manera coloquial. Fue el mayor anfiteatro romano, con una estructura elíptica de 188x156m y con una capacidad para más de 50.000 personas.
Piazza di Spagna
Otra emblemática plaza famosa en toda Europa, a la que los españoles damos nombre porque la embajada española se encuentra aquí desde el siglo XVII. Está situada en una de las zonas más pudientes de la ciudad, y de hecho aquí asoman las tiendas de moda de diversas firmas de alta gama. De hecho, en el mundo de la moda los 135 peldaños de la escalinata son conocidos ya que en ellos se celebra el desfile Donne Sotto le Stelle. Este acontecimiento se celebra a mediados de julio y hace que la Plaza de España se vista de gala.
Palazzo di Giustizia
Esta ha sido la última parada de hoy, volviendo del Vaticano, y de forma inesperada ha aparecido este inmenso edificio que ha resultado ser el palacio de justicia.
Es una de las mayores obras realizadas tras la proclamación de Roma como capital del Reino de Italia. La puesta de la primera piedra se realizó el el 14 de marzo de 1889 (en honor al rey, que cumplía años ese día) con la presencia de los reyes Umberto y Margarita (la quien, por cierto, es culpable de que la pizza margarita se llame así, ya que era su favorita), el ministro de justicia Giuseppe Zanardelli y el alcalde Alessandro Guiccioli.
Sus colosales dimensiones, su excesiva decoración, su uso y su laboriosa construcción hicieron que surgieran sospechas de corrupción sobre él (que llevaron en 1912 a una investigación parlamentaria) y fueron el origen del sobrenombre popular Palazzaccio que todavía lo acompaña.
11 años después de aquel viaje de fin de curso en 1º de Bachillerato, he vuelto a la città eterna, y menos de 24 horas han sido suficientes para enamorarme de ella. Qué preciosidad de sitio, en cada esquina hay algo que admirar, historia por todas partes y mucho ambiente. Me ha recordado mucho, aunque más bonita, a Atenas.
Anoche estuvimos cenando y tomando algo en la zona del Trastevere, el barrio con más ambiente de Roma. Trastevere es el último de los trece «rioni» en los que antaño se repartía la ciudad y que ahora componen el centro de Roma. Antiguamente el Trastevere se consideraba una zona a parte de la ciudad (y muy humilde). De ahí el significado de Tras-Tevere: al otro lado del Tíber. Quizás por eso sus habitantes han mantenido una fuerte identidad. Aunque haya cambiado mucho en los últimos años, Trastevere es a la vez el barrio más castizo y con más encanto de Roma.
Esta mañana hemos echado a andar a donde nos llevasen los pies, y tras un intento de Free Tour del que nos hemos ido a la mitad porque no nos estaba gustando nada de nada, hemos hecho lo mismo hasta la hora de cenar.
Largo di Torre Argentina
Esta plaza, cercana al Panteón, fue el lugar donde el mismo Julio César fue asesinado en el año 44 a.C. Aquí se encontraba el Senado en época de la República romana, y fue en una de las reuniones de los idus de marzo, donde ocurrió el suceso, concretamente el 15 de marzo de dicho año.
Chiesa del Gesù
Fue construida en 1572, y es la iglesia madre de los jesuitas. Su fachada está reconocida como «la primera verdaderamente barroca y fue el modelo de innumerables iglesias jesuitas en todo el mundo, especialmente en el continente americano.
Piazza Navona
La plaza está delimitada por los edificios que se levantaron sobre los restos del antiguo Estadio de Domiciano. La forma original de la plaza actual, de hecho, imita fielmente el perímetro del antiguo estadio que Domiciano hizo construir en el año 86 d.C. para la práctica de carreras de atletismo y carreras de los caballos. Los restos de esta antigua estructura se encuentran a 5-6 metros por debajo de la calle de hoy y todavía se pueden ver bajo un edificio moderno en la Plaza de Tor Sanguigna en los subterráneos de la iglesia de Santa Inès en Agone. El nombre moderno de la plaza deriva del término Agones que en latín significa precisamente «juegos».
Ciudad del Vaticano
En pleno centro de Roma se alza un país independiente, la Santa Sede: el Vaticano. El país más pequeño del mundo y el corazón del catolicismo. En él, la Basílica de San Pedro, casa del Papa y la iglesia más grande del mundo. La Basílica domina la Plaza de San Pedro, obra de Bernini, que en el siglo XVII, realizó las imponentes columnas laterales, con 284 columnas dóricas y 140 estatuas de santos. El diámetro mayor de la plaza es de 240 metros y en el centro se encuentra el obelisco de más de 25 metros de altura.
Entrando en la Basílica llama inmediatamente la atención la riqueza artística del interior y la sensación imponente que genera este lugar sagrado. En la parte inferior de la nave central se encuentra la estatua de San Pedro y en la nave derecha se sitúa famosa Piedad de Miguel Ángel, un grupo de mármol de expresión sublime y que el artista completó a los 23 años.
Las Grutas Vaticanas, que se encuentran bajo el suelo de la Basílica, custodian la Tumba de Pedro y las sepulturas de otros pontífices como Juan Pablo II.
No muy lejos de la Basílica, a lo largo de las murallas, se llega a los Museos Vaticanos que alberga obras de arte de valor incalculable. El principal atractivo es la Capilla Sixtina, una obra maestra realizada por unos grandes artistas como Perugino, Botticelli, Rosselli y Ghirlandaio, pero la intervención más famosa es, sin duda, la de Miguel Ángel que decoró la bóveda y realizó el Juicio Final.
Chiesa di San Giorgio in Velabro
Está ubicada en la plaza de la Cloaca Máxima y cerca del pantano en el que se dice que el pastor Fáustulo encontró a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma. En un inicio estaba regentada por monjes griegos, y no fue hasta el siglo III cuando se la llamó con el nombre actual debido a que se trajeron aquí (y aquí siguen) los restos de San Jorge.
Foro Romano
El Foro Romano era la zona en la que se desarrollaba la vida pública y religiosa en la antigua Roma. El Foro es, junto con el Coliseo, la mayor muestra de grandeza del Imperio Romano que se puede ver en la actualidad. Al finalizar el Imperio, el Foro cayó en el olvido y poco a poco fue enterrándose. Aunque en el siglo XVI ya se conocía la existencia y la ubicación del Foro, no fue hasta el siglo XX cuando empezaron las excavaciones.
El área en el que se encuentra el Foro fue en sus inicios una zona pantanosa. En el siglo VI a.C. el área fue drenada mediante la Cloaca Máxima, uno de los primeros sistemas de alcantarillado del mundo.
Piazza del Campidoglio
O plaza del Capitolio en español, está situada en la cima de la Colina Capitolina y es la primera plaza moderna que se diseñó en Roma. Tras la visita a Roma del emperador Carlos I en 1536, el Papa Pablo III Farnese quedó avergonzado por el aspecto de la Colina Capitolina y encargó a Miguel Ángel el diseño de una nueva plaza.
En ella se encuentran situados los Museos Capitolinos, y en la esquina entre el Palazzo Senatorio y el Palazzo Nuovo se encuentra situada la escultura de la mítica Loba Capitolina que forma parte de la Leyenda de Rómulo y Remo.
Monumento a Vittorio Emmanuele
En 1878 el Parlamento italiano decidió dedicar un monumento nacional al recientemente fallecido soberano Vittorio Emanuele II. También se lo conoce como Altare della Patria, y para mi, es el monumento más imponente de la ciudad (dejando de lado el Coliseo).
Se construyó como si fuera una gran ágora con tres plazas superpuestas. Una gran escalinata va ascendiendo como símbolo de la nueva Italia tras la de los césares y la de los papas. De ahí que fuese elegido más tarde como símbolo de los cincuenta años de la unidad de Italia. De hecho, todas las estatuas, las decoraciones, los particulares arquitectónicos representan en algún modo los valores del pueblo italiano: virtudes cívicas, regiones, símbolos del antiguo poder de Roma.
Fontana di Trevi
La famosísima fuente, la más monumental de Roma y entre las primeras del mundo. Su historia se remonta a los tiempos de Augusto, el primer emperador romano. Según la leyenda, una misteriosa doncella indicó al general Agripa el emplazamiento de un manantial desde el que poder aportar agua a sus soldados y a toda la ciudad. Éste construyó un acueducto en el año 19 a.C., que terminaba justo donde se encuentra la fuente.
No fue hasta el siglo XVIII cuando el arquitecto Nicola Salvi construyó la fuente tal y como se ve hoy, gracias a un concurso por el que se buscaba mejorar el aspecto de Roma.
La conocida tradición de lanzar monedas a las fuentes comenzó aquí, y popularmente se dice que uno debe tirar una moneda a la fuente, de espaldas y por detrás del hombro izquierdo, para volver a Roma. Y si se tiran dos, encontrarán el amor.
Panteón
Entre los monumentos históricos mejor conservados de Roma, y ha ejercido una gran influencia sobre toda la arquitectura occidental. El nombre deriva de los términos griegos pan (todo) y theon (divino), y, de hecho, en sus orígenes el Panteón era un pequeño templo dedicado a todas las divinidades romanas.
Erigido entre el 27 y el 25 a.C. por el cónsul Agripa, prefecto del emperador Augusto, el Panteón ha sido objeto de muchas restructuraciones. Tras haber sufrido dos incendios, en el 80 y en el 110 d.C., el templo se reconstruyó adquiriendo la forma que podemos admirar hoy, por el emperador Adriano (128 d.C.) bajo el reinado del cual el imperio de Roma alcanzó la cumbre de su esplendor. A pesar de que el actual edificio sea muy diferente del templo original, Adriano quiso homenajear al cónsul Agripa con la gran inscripción en latín que podéis leer sobre la fachada.
Son muchas las historias y las leyendas que circulan sobre el Panteón. La primera de todas es la que está relacionada con el lugar mismo en que se encuentra. De hecho, se dice que el mismo Rómulo, fundador de Roma, en el momento de su muerte, fue agarrado por un águila y llevado al cielo entre los dioses. También se dice que Cibeles, antigua divinidad griega venerada como Grande Madre, se apareció en sueños a Agripa para pedirle la construcción del templo. Y también que el oculus, el agujero que se encuentra en el centro de la cúpula, fue creado por el Diablo fugándose del templo de Dios.
Alzando la vista se puede observar que la única fuente de luz es justamente el oculus, es decir, un orificio, con un diámetro de 9 metros. Y es precisamente su relación con la luz el aspecto más importante del Panteón. Si tenéis la posibilidad de entrar en el templo a mediodía, cuando los rayos del sol provenientes del oculus se vuelven extraordinariamente intensos y crean un efecto realmente único. A diferencia de todos los otros grandes templos del pasado que se realizaban para ser admirados casi exclusivamente desde el exterior, con el Panteón se le da la vuelta a esta concepción.