Praga, capital de la República Checa, una ciudad Patrimonio de la Humanidad en pleno centro de Europa que ha sido testigo de infinidad de acontecimientos a lo largo de la historia, y si miras con ojos atentos puedes apreciar muchos de ellos en su suelo adoquinado y calles estrechas. Una visita de 5 días ha sido suficiente para enamorarme de este lugar, y estas son 26 cosas que no puedes dejar de hacer aquí:
- Hacer el Free Tour por el centro de la ciudad: lo hay en español, de hecho hay varias empresas que lo hacen. Es gratuito (sólo debes pagar la voluntad) y hace un recorrido por los lugares más representativos de Praga. Es una buena opción para hacer nada más llegar, porque de esta forma descubres qué lugares puedes visitar y su historia, y cuando termines puedes elegir qué visitar más a fondo.
- Visitar las numerosas torres que defendían la ciudad: la Torre de la Pólvora, las torres del Puente de Carlos… A todas ellas se puede subir y ver las vistas, pero para mí las mejores son desde la torre del ayuntamiento (ver el número 20).
- Sorprenderse con el funcionamiento del reloj astronómico: si hacéis el Free Tour os lo explicarán, ya que es un pelón complicado, pero es una pasada. No sólo da la hora, sino también la fecha, las horas de sol y las fases de la luna. En él están representadas las funciones que debía hacer un campesino cada mes del año, de esta forma los analfabetos (que eran la mayoría) eran capaces de saber en qué mes se encontraban y qué les tocaba hacer en cada momento. Nota: no hay foto porque el reloj lleva meses en restauración, y en consecuencia, cubierto por andamios. Si pensáis viajar a Praga antes de junio de 2018, sabed que hasta dicho mes no lo destaparán. Vaya chasco nos llevamos!
- Comer una salchicha checa y un trdelnik en la plaza de la Ciudad Vieja: casi siempre tienen cualquier excusa y está llena de puestecillos que venden comida. El dulce típico por excelencia es el Trdelnik (una especie de rollito con azúcar por encima que puedes tomar sólo o con más ingredientes en su interior – para mí el mejor, sin nada). Puedes encontrar este tipo de dulce en cualquier parte de la ciudad y siempre verás a alguien con uno en la mano cada pocos metros.
- Visitar la iglesia de Tyn: en la plaza de la Ciudad Vieja, tiene una pasada de fachada que está rodeada por casas, construidas posteriormente a la iglesia y cuya explicación es que querían protegerla. Gracias a esto nada más que se pueden ver las torres y la parte superior.
- Hacer un tour por el barrio judío: numerosas sinagogas, para mí la mejor es la Sinagoga Española (llamada así por tener una decoración de estilo morisco) es preciosa por dentro y además tiene una exposición sobre la vida de los judíos en los últimos siglos. La Sinagoga Pinkas es muy impactante porque en sus paredes se pueden leer los más de 77.000 nombres de judíos checos asesinados durante la II Guerra Mundial. Tampoco puedes dejar de ver el cementerio judío, cuyas tumbas se apilan unas encima de otras ya que no les dejaban ser enterrados en otra parte de la ciudad y tuvieron que empezar a echar tierra encima para hacer pisos. Las lápidas están medio caídas y superpuestas debido al movimiento de la tierra, y se estima que hay unas 12.000 lápidas… y 100.000 cuerpos. Si te fijas, encontrarás la tumba de Franz Kafka.
- Pasear por las colinas del parque Riegrovy y tomar una cerveza en alguna de sus praderas: desde este parque hay unas buenas vistas de la ciudad desde el lado contrario al castillo y si vas con buen tiempo, es muy agradable recostarse en la hierba y relajarse después de un día pateando la ciudad.
- Visitar el Clementinum, un complejo religioso donde se alojaron los Clementinos con el objetivo de catolizar el país. Es enorme y se encuentra en pleno centro de la ciudad. Desde fuera no se aprecia, parecen simples edificios, es por dentro donde está lo interesante.
- Cruzar el Puente de Carlos y subir a alguna de sus torres para ver una panorámica de la Ciudad Vieja.
- Esperar a que el semáforo de la calle más estrecha del mundo se ponga en verde: tiene semáforos para los peatones, porque no caben dos personas a la vez. Realmente es un reclamo turístico, ya que es una calle cortada, al final de ella hay una platica enana que es la entrada a un restaurante, pero es curiosa cuanto menos.
- Intentar leer alguna pintada de las miles que hay en el muro de John Lennon: durante el comunismo, este cantante, al igual que muchos otros, estaban prohibidos en la República Checa y los países del bloque comunista. Aún así, los jóvenes lo escuchaban en la clandestinidad, y para ellos era un símbolo de libertad, así que empezaron a pintar fragmentos de sus canciones en este muro como reclamo a esa libertad que no tenían. A día de hoy todas estas pintadas están tapadas por algunas más actuales. La gente sigue pintando en el y en mi opinión ha perdido la esencia de lo que fue en su día, pero no deja de ser curioso y digno de visitar.
- Alucinar con los movimientos de la cabeza de Kafka: existe un monumento hecho de material metálico, muy cerca de la plaza de Wenzeslao. Es una cabeza, concretamente la de Kafka, y esta dividida en varias secciones horizontales que se mueven creando patrones. Es bastante curioso y entretenido de observar durante unos minutos, tan estrafalaria como lo fue este autor de nacionalidad checa.
- Caminar por la Plaza de Wenzeslao y visitar el Museo Nacional.
- Esperar a que el tren te traiga una cerveza en el bar Vytopna, en la Plaza Wenzeslao: como bien dicen, es el único bar donde los camareros son trenes… No voy a poner fotos para que lo descubráis por vosotros mismos! No es caro en absoluto y también se puede cenar bastante bien.
- Ver el cambio de guardia en el Castillo de Praga: el castillo es un must-see, aunque en mi opinión está bastante masificado ya que todo el mundo va a visitarlo con guías, así que está lleno de grupos bastante grandes. El recinto del castillo es enorme, de hecho dentro de él hay una catedral inmensa, la Catedral de San Vito. No os imaginéis un castillo de piedra y almenas, sino que es más parecido a un gran palacio.
- Disfrutar de una comida con vistas a Praga en el Restaurante Lobkowicz Palace Café, dentro del recinto del castillo. Tienen comida muy rica y además es muy asequible de precio.
- Dar un paseo por el parque Petrin (junto al castillo) y subir al mirador de la torre Petrin, desde donde encontrarás las vistas más altas de la ciudad.
- Bajar de la zona del castillo a la zona del río en el funicular, que se coge justo al lado de la torre de Petrin.
- Alucinar con la forma de la Casa Danzante, un edificio moderno digno de visitar debido a su extraña arquitectura. Según los entendidos, no sólo es original y curioso, sino que es una edificación extremadamente difícil de sostener en pie.
- Subir a la Torre del Ayuntamiento (junto al reloj astronómico) para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad, con la plaza de la Ciudad Vieja justo a nuestros pies.
- Disfrutar de uno de los numerosos conciertos que se dan en las iglesias de la ciudad, algunos gratuitos y otros de pago: la República Checa es un país laico (el 70% de sus habitantes es agnóstico) por lo que el Estado ha decretado que las numerosísimas iglesias que hay por todo el país, deben ofrecer conciertos y otras actividades culturales además de hacer misa, de esta forma cualquier persona puede beneficiarse de estos edificios.
- Tomar una (o unas cuantas) cerveza negra en el bar más antiguo que probablemente hayas estado nunca: el U Fleku. Fundando en el año 1499, es famoso por ser la cervecería más antigua de Praga. Nada más entrar te sirven una jarra sin preguntar, y además se come comida típica checa muy rica, a un precio muy asequible.
- Hacer un paseo turístico en barco por el río Moldava, donde una guía te va explicando los diferentes edificios por los que pasas y explicando algo de su historia. También los hay con opción a cena, cena y concierto o comida.
- Subir a lo alto del parque Letenske a observar el Metrónomo: un monumento en honor al paso del tiempo, y también al paso de los regímenes por esta región céntrica que se ha visto involucrada en tantos conflictos a lo largo de su historia.
- Tomar una sopa de Goulash metida dentro de una hogaza de pan. Perfecto para cuando hace frío (y cuando tienes hambre!).
- Y para terminar y llevarse algún recuerdo, comprar unos cuantos souvenirs más baratos que en el resto de la ciudad, en la calle Havelska.
!Buen resumen! Praga también enamora! Pude disfrutarla 🙂
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Qué suerte entonces! Me alegro de que te haya gustado el post 🙂
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[…] Previamente, por la mañana, visitamos el Castillo de Eltz: un castillo de película de Disney! Actualmente pertenece a tres familias y dos de ellas tienen abiertas sus zonas al público. Es gratis entrar, exceptuando la iglesia y algún museo más. Os dejo una de las muchas fotos que tomamos, pero no hace nada de justicia porque la luz aquel día no era muy buena y además estaba a contraluz. Por no decir que, una de las fachadas del castillo estaba en obras (parece que las obras me persiguen…). […]
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[…] todo cubierto por andamios (no es la primera vez que nos pasa, ya corrimos la misma fortuna en Praga y en Chiang Rai hace unos […]
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[…] por decir ser la más estrecha del mundo, aunque de esas hay muchas (en Praga, por ejemplo). Si bien no es una visita imprescindible, es curiosa por sus 53cm de […]
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[…] ajena al jaleo de otra capitales como Budapest o Praga, Bratislava conserva su encanto, con comercios históricos que aún perviven en estos tiempos más […]
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