La vecina Francia es un país que he visitado bien poco, y de hecho París fue una asignatura pendiente hasta el verano de 2015, cuando lo visité acompañada de una ola de calor de las peores que recuerdo.
París, la niña bonita de Europa y cuya Torre Eiffel es el símbolo, no solo de la ciudad, sino de Francia e incluso de todo el continente (fui consciente de esto gracias a mis amigos americanos), es para muchos la ciudad más bonita y romántica del mundo. Yo, personalmente, me quedo con Roma, pero está claro que París tiene algo especial.
París es también conocida por todos como la Ciudad de la Luz, y aunque existen varias teorías de por qué, la más extendida es que se debe a que la capital francesa fue la primera que dotó sus calles de luz eléctrica.
La protagonista de la Ilustración y de la Revolución Francesa, que fue también presa de los nazis durante toda la Segunda Guerra Mundial, es hoy uno de los lugares más importantes del mundo gracias a su riqueza cultural y patrimonial. Y eso es lo que quiero repasar con vosotros en este post, para que cuando visitéis la ciudad de l’amour no os perdáis sus lugares más representativos.
1. Torre Eiffel
¡Con qué si no podríamos empezar esta lista! La famosa estructura de 300 metros de altura fue levantada por el ingeniero Gustave Eiffiel (quien también construyó la Estatua de la Libertad) para sorprender al mundo durante la Exposición Universal de 1889, celebrada en la ciudad. Es el monumento por el que los turistas del mundo están más dispuestos a pagar para conocerlo, con cerca de 20.000 visitantes al día.

Curiosamente, la primera opción para construir esta torre fue en Barcelona (donde ahora se sitúa el Arco del Triunfo), pero el alcalde de 1888 decidió que mejor no. ¿Serían diferentes las cosas hoy en Barcelona si la icónica Torre Eiffel estuviese allí? Nunca lo sabremos.
2. Museo del Louvre
El museo del Louvre es una de las más grandes pinacotecas del mundo. Lo visitan cerca de ocho millones de personas anualmente. Es el museo nacional de Francia y contiene colecciones de escultura y pintura anteriores a la segunda mitad del siglo XIX.
Aunque fueron instituciones enfrentadas a muerte, el museo más importante de Francia es producto de los esfuerzos de la casa real primero y de la Revolución Francesa después. Los reyes reunieron impresionantes colecciones de arte para adornar sus palacios y la Revolución abrió el Louvre en 1793, como un espacio artístico para el pueblo. Los coleccionistas privados también colaboraron, muchos sin desearlo. La Gioconda (o Monna Lisa), La Bella Jardinera, La Venus de Milo, El Código de Hammurabi…

Además de obras pictóricas, podéis disfrutar de exposiciones de diferentes civilizaciones (egipcios, romanos…) y muchísimos objetos traídos de todas partes del mundo.
3. Catedral de Notre Dame
La catedral de Nuestra Señora de París es el gran edificio gótico de mayor antigüedad que se conserva actualmente. Su construcción en la isla de la Cité se realizó entre 1163 y 1345. La fachada principal, con dos torres y tres portales, es monumental, y su interior destaca por su claridad gracias a los enormes y preciosos mosaicos de vidrio. Según la tradición, en el tesoro se guardan clavos de la Crucifixión de Jesús, así como fragmentos de la Cruz y de la Corona de Espinas.
Es posible subir a las torres para contemplar las vistas de París desde arriba. La entrada cuesta 8,5 € y hay que subir casi 400 escalones porque no hay ascensor. Y sobre todo, es recomendable llegar a primera hora porque las colas suelen ser largas.

4. Arco del Triunfo
Muy similar al mencionado de Barcelona unas líneas más arriba, el Arco del Triunfo de París fue el monumento más representativo durante más de 50 años, hasta que a finales del siglo XIX tuvo que ceder ese privilegio a la Torre Eiffel.
Su construcción en los Campos Elíseos fue ordenada por Napoleón para simbolizar el triunfo del imperio francés en la Batalla de Austerlitz. Cada uno de sus 4 pilares tiene adosada una estatua, El Triunfo, La Resistencia, La Paz y La Marsellesa. En las caras exteriores e interiores están grabados los nombres de notables revolucionarios y de los 558 generales del imperio.

Las vistas de París desde su terraza son preciosas, con la Torre Eiffel al fondo, y también se puede ver la forma de estrella de las doce calles que confluyen en él.
5. Avenida de los Campos Eliseos
Esta avenida de casi dos kilómetros, la más importante de París, une la Plaza de la Concordia con el Arco de Triunfo. Los Campos Elíseos eran el paraíso de los muertos virtuosos en la mitología griega. A lo largo de la amplia y hermosa avenida arbolada en sus dos lados, hay tiendas exclusivas y bonitos edificios.

6. Panteón
La construcción de esta edificación neoclásica se inició en 1764, con la intención de consagrarla al culto de Santa Genoveva, patrona de París; pero los trabajos se demoraron y fue terminada en 1790, en plena efervescencia de la Revolución Francesa. Los revolucionarios no estuvieron de acuerdo en que fuera un templo y decidieron convertirlo en panteón de muertos notables. Allí reposan los restos, entre otros ilustres, de Rousseau, Voltaire, Víctor Hugo, Marie Curie o Louis Braille.

7. Los Inválidos
Este palacio fue inaugurado en 1674 como albergue para los soldados inválidos y sin hogar. La edificación está rematada por una cúpula dorada y se convirtió en el mausoleo de Napoleón Bonaparte cuando sus restos fueron repatriados en 1840. A día de hoy, el imponente sarcófago de Napoleón está en medio de una sala circular, en torno a la cual se reseñan sus hazañas militares.

En el mausoleo también reposan su hijo, Napoleón II y su hermano, José Bonaparte.
8. Basílica del Sagrado Corazón
En el barrio de Montmartre, donde tuve la suerte de alojarme durante mi viaje a París, gracias a un buen amigo, se encuentra la Basílica del Sacre Coeur, justo en lo alto de la colina de Montmartre.
Se dice que el Segundo Imperio francés, transcurrido entre 1852 y 1870, fue muy impío, por lo que la iglesia fue concebida en 1873 como desagravio a Dios.

Montmartre, por su parte, es el barrio bohemio de París. En temporada alta no es posible dar un paso sin encontrarse a un artista con su caballete (y muchos turistas).
9. Museo Nacional de Historia Natural
Fue construido en el siglo XVII fue en el Jardín Real de Plantas Medicinales. En ese tiempo, el principal recurso curativo de los médicos eran las plantas y el médico de cabecera del rey era también el jefe del jardín. Actualmente, la institución es a la vez museo y centro de formación y de investigación en historia natural.

10. Museo de Orsay
Es una pinacoteca que exhibe obras realizadas entre 1848 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial. La mayor parte de su colección es de arte Impresionista, corriente que inauguró Claude Monet en París en 1874. Funciona desde la década de 1980 en la antigua estación de ferrocarril de Orsay, construida para la Expo de 1900 y reconstruida como espacio artístico. Exhibe obras de Monet, Manet, Degas, Renoir y otros grandes maestros.

11. Palacio Garnier
El antiguo palacio de la Ópera de París es la obra emblemática del gran arquitecto francés del siglo XIX, Charles Garnier. Es de estilo neobarroco y fue una de las edificaciones más importantes de la renovación de París dirigida por el Barón Haussmann por encargo del emperador Napoleón III.

Desde hace unos años, esconde un secreto en la fachada este, donde paraban los carruajes: un restaurante que hay que ver por la fachada ondulada de cristal que parece totalmente suspendida sin ningún tipo de sujeción. Una maravilla dentro de otra maravilla.
12. Barrio Latino
Este céntrico barrio de París fue llamado así por acoger a las principales universidades y colegios, cuyos estudiantes y profesores hablaban en latín, el idioma de la educación en el pasado. En él se encuentra a La Universidad de la Sorbona, la prestigiosa universidad francesa de letras y humanidades.

Otras atractivas edificaciones del Barrio Latino son el Palacio de Luxemburgo, sede del Senado de la República de Francia; el Panteón que os mencionaba antes, el Museo Nacional de la Edad Media y el Teatro del Odéon.
13. Puente Alejandro III
Este puente cruza el río Sena y une la zona de Los Inválidos con el área del Grand y el Petit Palais. Este emblema de la Belle Epoque de estilo Escuela de Bellas Artes de París es uno de los puentes más largos de París. Fue pionero en la utilización de componentes prefabricados y cuenta con una abundante decoración de guirnaldas y flora marina suspendida. Recibió el nombre del zar fallecido en 1894, en atención a la alianza franco-rusa y el zar Nicolás II, hijo de Alejandro III, que además puso la primera piedra en 1896.

14. Bosque de Boulogne
Es un viejo bosque que fue convertido en parque a mediados del siglo XIX y se trataba del lugar preferido por la burguesía y aristocracia francesa para pasear a caballo durante la Belle Epoque. En sus terrenos está el Hipódromo de Longchamp.

15. Jardín de las Tullerías
Era el jardín del Palacio de las Tullerías, residencia real, y la mismísima Catalina de Médici se involucró en su diseño. El palacio fue pasto de las llamas en 1871 en un incendio provocado por los comuneros en medio del caos final de la Comuna de París, pero el jardín logró sobrevivir.

Actualmente, está reconstruido en estilo inglés, y forma parte del eje barroco que comienza en el Museo del Louvre y continúa por este parque hasta la plaza de la Concordia, de allí a los Campos Elíseos y finaliza en el Arco de Triunfo.
16. Jardines de Luxemburgo
Son los jardines privados del Palacio de Luxemburgo, sede del Senado francés, aunque están abiertos al público. Fue también plantado por iniciativa de la reina regente, María de Médici, y cuenta con una bonita colección de especies arbóreas en macetas.

17. Moulin Rouge
El barrio rojo, donde se encuentra el icónico Moulin Rouge, es otro de los clásicos de París que está lleno de turistas. Durante la Belle Époque era el lugar de ocio de la sociedad. A los cabarets se iba a comer, beber y disfrutar de un espectáculo de música y baile. Los precios eran populares y por eso se juntaban gente de toda condición social, junto con muchos artistas. El Moulin Rouge en la plaza de Pigalle es el famoso cabaret de París, junto con el Lido en los Campos Elíseos.

La diferencia es que el espectáculo que se representa en el Moulin Rouge es único e irrepetible (no se representa en ningún otro lugar del mundo). Las coreografías están perfectamente sincronizadas, en el vestuario participan grandes modistos y se puede ver a las chicas con el famoso can can.
18. Cementerio Père-Lachaise
Un enorme campo santo, en el que además el número de tumbas de personalidades que hay es conocido en el mundo entero. Está en el distrito XX, un poco alejado del resto de monumentos, pero la visita merece la pena.
La lista de celebridades enterrados en este camposanto es interminable: Balzac, María Callas, Chopin, Comte, Delacroix, Jim Morrison, Molière, Édith Piaf, Óscar Wilde,… Una peculiaridad de este cementerio es que, además de turistas, siempre hay parisinos paseando como si fuese otro parque de la ciudad.

19. Galerías Lafayette
Este centro comercial no se asemeja en nada a cualquiera que hayáis visitado. Tiene su origen en la mítica tienda fundada por Théophile Bader y su primo Albert Kahn en 1895. Desde ese momento su tienda de modas creció hasta convertirse en el emporio de compras que es hoy con sucursales en Alemania, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Indonesia y Marruecos.
Si las compras no forman parte de vuestro plan de viaje, podéis visitarlas solo para ver sus exóticos productos, su decoración de navidad o para deleitarte con el edificio y su cúpula, cuyo esplendor atrae miles de visitantes al año.

20. Plaza de la Concordia
Construida en 1748 con el objetivo de rendir homenaje a Luis XV, en sus comienzos se trataba de una gran explanada casi pelada en la que poco a poco fueron construyéndose monumentos y se elaboró un proyecto de jardines y plantas para embellecer el lugar.
Esta plaza obtuvo gran relevancia durante la Revolución Francesa, ya que era un sitio de paso obligatorio, donde se reunían los grupos revolucionarios y surgieron las mejores ideas de la revolución. Fue también el lugar escogido para ejecutar a Luis XVI y María Antonieta, junto a unas dos mil personas que luchaban a favor de la monarquía, contra los cambios sociales. En esta época la plaza pasó a llamarse “de la revolución” y fue un escenario de lucha. Cuando en el 1800 comenzó a reformarse se le cambió el nombre por el que ahora tiene.
Entre las cosas que puedes ver en esta plaza se encuentran estatuas de Jacques Necker y Felipe de Orleans y un inmenso obelisco de Luxor en el centro que fue donado por Egipto y data de hace 3000 años. De hecho, si habéis estado en la ciudad de Luxor, probablemente habréis visto a su gemelo, en cuya derecha hay un vacío, que es donde debería estar el obelisco de la plaza de la Concordia.

21. Palacio de Versalles
Para terminar la visita en París, y alejándonos del centro de la ciudad, no podéis dejar de visitar el Palacio de Versalles. Construido por orden de Luis XIV, es el mayor exponente del estado absolutista francés y de la fastuosidad de la monarquía francesa en el siglo XVII y XVIII.
Es un lugar inmenso, con unos jardines espectaculares. Una de las salas más importantes del palacio es la Sala de los Espejos, un lugar que no os podéis perder.

[…] lugares que no os podéis perder en otra ciudad a la que también llaman la ciudad de la luz (como París, ya vosotros decidís cual se lo merece […]
Me gustaMe gusta
[…] que hacer en Bruselas, un lugar muy cosmopolita gracias también a su proximidad a ciudades como París o Amsterdam, pero en 2 o 3 días es suficiente para exprimir bien la ciudad. Si tenéis más días, […]
Me gustaMe gusta