Megaguía para viajar a Nueva York

¿Pensando en visitar la Gran Manzana? Habéis topado con el lugar perfecto, en este post os voy a contar paso a paso todo aquello que necesitáis saber para llegar a Nueva York y disfrutar al máximo de vuestro viaje.

Nota: este post está escrito en enero de 2022, por lo que mencionaré varios aspectos que tienen que ver con el COVID (¡ojalá lo estéis leyendo y esta historia ya sea agua pasada!)

Requisitos para entrar en EEUU

1. Visado ESTA

(Significa Electronic System for Travel Authorization) Es un documento que se rellena online en unos minutos, y tras hacer un pago de 14$, suele tardar unas horas (o quizás un par de días) en ser aprobado. No hay razón por lo que no os lo aprueben, a no ser que hayáis respondido a alguna de las preguntas que se hacen (lo cual es prácticamente imposible) o que hayas viajado a una serie de países que se indican en una de las preguntas (son países de África muy poco visitados, pero uno de ellos es Irán, que sí es más probable que hayáis hecho turismo allí). En caso de haber visitado alguno de esos países, no significa necesariamente que no podáis viajar a EEUU, sino que debéis tramitar el visado directamente en la embajada, y no de forma telemática y automática como es el ESTA.

Importante: no solicitéis el ESTA en ninguna otra página que no sea la oficial del gobierno americano (https://www.cbp.gov/travel/international-visitors/esta); hay webs (que suelen salir las primeras porque deben pagar un pastizal para salir arriba del todo en Google) que la tramitan, cobrando más del doble, cuando ya de por sí es un proceso de lo más rápido y sencillo en la propia página oficial.

2. Prueba PCR o antígenos negativa máximo 1 día antes de la salida

Espero que podáis saltaros este punto pronto, pero en cualquier caso, consultad siempre la página del CDC (centro de control de enfermedades americano) para saber cuáles son las medidas vigentes en cada momento: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/travelers/international-travel/index.html.

Las normas en enero de 2022 son un resultado negativo en una PCR o antígenos, que tiene que ser realizada el día de antes de la salida del primer vuelo, es decir, si hacéis escala y tardáis mucho, da igual, y tampoco cuentan las horas: al contrario de lo que se dice por ahí, no son 24 horas antes, es en el día de antes.

A nosotros la compañía aérea no nos pidió el QR del resultado, simplemente se limitó a mirar la hoja impresa que nos dieron en el hospital (que eso sí, tiene que estar en inglés).

3. Certificado de vacunación

No es una cosa o la otra, os piden las dos: tanto la prueba como la vacuna, y sirve perfectamente el certificado europeo de vacunación.

Debéis estar vacunados al menos 14 días antes de la salida del vuelo, y tener la pauta completa (estas son las vacunas aceptadas por EEUU: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/travelers/proof-of-vaccination.html#covid-vaccines).

4. Attestation Form

Es un documento que os van a proporcionar en el propio vuelo, así que no os preocupéis por ello. He visto por foros a gente como loca buscándolo, pero no tiene sentido. Yo misma imprimí unas cuantas copias por si acaso, que luego tuve que tirar a la basura porque los del avión querían que rellenase la suya. Es posible también que en lugar de dároslo en el avión (o antes de subir) os lo envíen por email unos días antes.

Se trata de una especie de confirmación de que todos los documentos anteriores que habéis proporcionado dicen la verdad.

Cosas a tener en cuenta para organizar el viaje…

1. ¿Cuántos días visitar Nueva York?

La verdad es que es una ciudad infinita con también infinitos planes y lugares que ver, y aunque Manhattan está bien comunicado, salir de allí cuesta un poco más (pero merece la pena para visitar el Bronx, Brooklyn, Queens…), por lo que creo que el mínimo son 5 días, y cuantos más, mejor (más de 10 igual tampoco). Nosotros estuvimos de miércoles a miércoles, teniendo 6 días completos y un séptimo casi completo (nos fuimos al aeropuerto a las 4pm), pudimos ver muchísimas cosas (nos dejamos otras tantas) y reservamos incluso un día para visitar Washington DC (más abajo os he dejado una ruta detallada de 7 días por Nueva York).

2. Seguro de viaje

No os tengo que recordar que la sanidad en EEUU no es pública, y además es carísima, por lo que creo que es imprescindible contar con un seguro de viaje en caso de que pueda ser necesario. Además, con todo este tema del COVID, hay más posibilidades de que podáis necesitarlo, y además existen seguros que cubren los gastos de alojamiento si tenéis que hacer una cuarentena por contagio.

Nosotros cogimos uno de IATI, probablemente la compañía de seguros de viaje más conocida, que nos cubría hasta 2000€ en caso de tener que quedarnos en Nueva York, y dado que los hoteles son carísimos (no encontraréis nada por menos de 200€ por noche en un hotel decente), decidimos coger el más completo, que fueron 60€ por 8 días. Aquí podéis calcular vuestro seguro en función de los días que viajéis, desde este link os darán un 5% de descuento por venir de mi parte.

3. Alojamiento

Como os comentaba, alojarse en NY es muy caro, y los hoteles suelen ser bastante antiguos.

Siempre tenéis la opción de ir a un Hostel (albergue con habitaciones compartidas) pero no son en absoluto baratos, y no sé cuáles serán sus condiciones. Cierto es que si viajáis solos, siempre es una buena opción para conocer gente.

Centrándonos en los hoteles, como os comentaba antes, raro será encontrar algo por menos de 200$ la noche (habitación doble) en Mantahhtan, aunque depende de la temporada (la temporada baja es en enero y febrero). Podéis optar por saliros de la isla, pero la verdad es que no os lo recomiendo, pues tendréis que hacer largos trayectos en metro cada día para visitar la ciudad.

Mi consejo es que os alojéis en el Midtown, la zona central de Manhattan. Es la más animada, y también la mejor situada para moveros por la ciudad. Si sois fans de caminar, incluso podréis que coger poco el metro para llegar a los diferentes barrios de la isla.

Nosotros nos alojamos en el Holiday Inn Express de Times Square (no estaba justo en la plaza, sino a unos 5-7 minutos andando). No está mal, pero todo era bastante viejo y los sonidos de la calle entran sin problema por las ventanas (aunque creo que esto es algo bastante común en cualquier hotel de Nueva York).

Lo mejor es que echéis un vistazo a los comentarios y las fotos de los hoteles en algún comparador (yo siempre uso Booking) y decidáis el que mejor se adapte a vosotros, pero algo que sí me parece imprescindible es que tenga desayuno buffet incluido: comer en Nueva York es muy muy caro, y hacer un desayuno fuerte os ahorrará bastante presupuesto.

4. Comer en Nueva York

Como os comentaba, comer es muy caro. Ya no hablo solo de restaurantes, sino de cualquier cosa: exceptuando los puestos de perritos y pizza en la calle, todo es muy caro. A los precios en carta hay que sumarles un 9% de impuestos, y si se trata de un restaurante, suelen aplicar siempre otro 18% más en concepto de propina. Por tanto, de lo que pone, pagarás un 27% más.

Comer dos personas en un restaurante normalito, sin pedir bebida (somos muy de agua y esa la ponen siempre del grifo) no cuesta menos de 60$, mientras que una hamburguesa en un local tipo franquicia ronda los 25$.

Por eso os decía que el desayuno buffet es una buena idea: nosotros desayunábamos fuerte, después a la hora de comer pillábamos algún sandwich u otro tentempié (que tampoco solía costar nunca menos de 15$) y ya por la noche cenábamos más o menos en función de lo que nos apeteciese.

5. Otros datos de interés

  • El idioma que se habla es el inglés, y el acento neoyorkino es complicado de entender, pero nada es imposible. Aún así, una grandísima parte de la población es hispanohablante, por lo que varias veces al día os responderán directamente en español.
  • Hay muchísima diversidad de culturas y razas, es una pasada. Sabía que Nueva York era una ciudad de inmigrantes, pero es que de verdad la mayoría de las personas allí no son de ascendencia anglosajona (también depende de las zonas, donde más se concentran éstos últimos es en el Upper East Side).
  • La moneda es el dólar, que al cambio son unos 88 céntimos de euro (en enero de 2022). Calcular los precios de las cosas es fácil: siempre acabábamos diciendo «¿10$? bueno, pues algo menos de 10€». Pero recordad ese impuesto del 9% que no solo se aplica en los restaurantes, sino en todo lo que compréis. Ninguna etiqueta de precio lleva incluido este impuesto.
  • Lo más recomendable para moveros por la ciudad es comprar la MetroPass, un bono de metro que cuesta 34$ y contiene viajes ilimitados durante 7 días.
  • Actualmente las cosas están algo cambiadas, pero en condiciones normales, debéis reservar entradas para cualquier monumento (Empire State, museos, Top of the Rock, Estatua de la Libertad…); nosotros pudimos entrar sin reservar, pero debe de ser porque hay menos gente por el COVID, ya que en todos los foros que consultamos, aseguraban que era necesario.
  • Existe una tarjeta llamada New York City Pass que cuesta unos 130$ e incluye la entrada a varios lugares emblemáticos (sin esperar colas) que probablemente queráis visitar. Nosotros no la cogimos porque a lo que queríamos entrar costaba más o menos lo mismo comprado por separado, pero luego vimos esta de Civitatis que sí que hubiese sido más interesante.
  • Podéis optar por hacer alguna excursión de día desde Nueva York: nosotros fuimos a Washington (y nos flipó) pero también podéis elegir Boston, Philadelphia o las Cataratas del Niágara (estas últimas están bastante más lejos).
  • Necesitaréis adaptadores para los enchufes, pues son diferentes a los europeos: este de Amazon os puede servir. Además allí funcionan a 120V (en España lo hacen a 230V) por lo que todo cargará más lento y quizás algunas cosas tengan menos potencia, como el secador o la maquinilla de afeitar.
  • Clima: en invierno hace mucho frío. Llevad un buen abrigo y también mallas para debajo de los pantalones, ¡lo agradeceréis! Luego en verano, al parecer, hace también bastante calor (y húmedo).

¿Qué ver en Nueva York? Ruta de 7 días paso a paso

Hay muchas maneras de visitar esta maravillosa ciudad, nosotros lo hicimos como os voy a exponer al detalle a continuación, aunque uno de esos 7 días no fue Nueva York, sino Washington DC.

Aquí debajo podéis ir pinchando en cada uno de los días, y conocer, no solo la ruta al detalle, sino datos muy interesantes y mucha historia sobre EEUU, Nueva York y su gente:

Vlog de nuestro viaje a Nueva York

Todos los posts anteriores se complementan perfectamente con este vídeo blog en el que podréis ver en vivo cómo nos fue por la Gran Manzana. Sí, ¡era Navidad! 🤩

Espero que os sirva esta guía, y que disfrutéis de vuestro viaje tanto como lo hicimos nosotros. ¡Buen viaje!

Nueva York día 7: Roosevelt Island, Edificio Chrysler y Chelsea Market

Llegó el día, hoy terminamos las aventuras por la Gran Manzana. Ahora mismo os escribo desde el aeropuerto de Newark mientras espero a embarcar en el vuelo de vuelta a Madrid (directo esta vez, pues compramos otro billete el otro día para volver a España directos, más rápido y cómodo que al venir, que se hizo un poco largo y tedioso entre tanto documento a presentar y la larga escala en Lisboa).

Por suerte, el vuelo sale bastante tarde, así que realmente hemos tenido prácticamente todo el día para terminar de visitar aquellos lugares que se nos habían quedado en el tintero, y por eso cada uno de los mencionados en el título está en una punta de Manhattan. Si cuando viajéis aquí os pasa igual, podéis hacer lo mismo: dejar el último día de comodín para visitar algo que os falte o bien repetir en allá donde os apetezca.

Roosevelt Island

Se trata de una estrecha y alargada islita en medio del East River (el que cruza el Puente de Brooklyn). La isla en sí no tiene mucho de especial, pero merece la pena venir aquí porque existe un teleférico que cruza desde la calle 59 hasta ella, sobrevolando el río y dejando unas vistas muy pero que muy chulas a más de 70 metros de altura y con el puente de Queensboro en todo momento a la derecha (y si conseguís montar durante la puesta de sol, ya os pasáis el juego). Y lo mejor es que este transporte (cuyo viaje realmente dura menos de 5 minutos) está incluido en el metropass de una semana del que os hablaba el primer día (sin ella os costará 2$ por trayecto, o sea que también merece la pena).

Esta peculiar isla fue en sus orígenes sede únicamente de hospitales y cárceles, aunque actualmente de eso no queda nada más que las ruinas del Smallpox Hospital (donde residían los enfermos de viruela), en el extremo sur, dentro del llamado Franklin D. Roosevelt Park, construido en honor al que una vez fue presidente de los EEUU, y también un curioso edificio conocido como The Octagon, que fue un psiquiátrico.

A día de hoy es como un reducto de tranquilidad dentro de la metrópolis, y es que, con Manhattan a un lado y Queens al otro, cuenta con unos cuantos edificios residenciales donde viven unas 15.000 personas y poco más. Realmente lo que más merece la pena de aquí es caminar por el agradable paseo que hay a la rivera del East, y admirar la panorámica de la caótica Manhattan.

Edificio Chrysler

Nos faltaba por ver este emblemático edificio, y en realidad no hemos llegado hasta él, pero sí lo hemos divisado desde la panorámica de la isla, y no quería dejar de mencionarlo en este diario de viaje. Se en cuenta en la Quinta Avenida y es algo que podríais visitar cuando vayáis a los sitios que os menciono en el post del día 2.

El Edificio Chrysler fuel, con sus 319 metros de altura, el rascacielos más alto del mundo en 1930 durante sus primeros 11 meses de vida. Hoy en día, sigue atrayendo, gracias a su arquitectura Art Decó, sigue siendo el más bonito para muchos, y la verdad es que es inconfundible entre la jungla de rascacielos que es Manhattan.

El magnate del automóvil Walter Percy Chrysler quiso demostrar la grandeza de su compañía y la de la industria estadounidense en general. Para conseguir su propósito, contrató al arquitecto de William van Alen, el cual diseñó el edificio con elementos que tratan de recordar a un automóvil.

Chelsea Market

Hemos tenido que volver a este mercado que ya tratamos de visitar el día de Navidad, pero que estaba cerrado (su descripción la tenéis de dicho post).

Simplemente contaros que por dentro es muy grande, más de lo que esperábamos, y también estaba atestado de gente. Lo que predomina son los locales de comida, y nosotros sin mucho miramiento hemos decidido comer en el piso de abajo (mucho más tranquilo) en Dickson’s Farmstand Meats, donde tenían pollos asados con una pinta buenísima, además de muy buen precio comparado con lo que venimos comiendo estos días. Yo me he pedido un perrito caliente, se acaba la aventura por NYC y ¡no había comido ningún todavía! Totalmente recomendable.

Lo que no hemos encontrado es ningún lugar donde tomarnos unas Oreo; pensábamos que siendo su lugar de origen habría algún puesto donde tener una buena excusa para tomar estas galletas.

🍔La cena de ayer en Jackson Hole

Ya que hoy la cena será en platos de plástico en el avión, os cuento dónde cenamos ayer, y fue en una de las hamburgueserías más recomendadas por amigos y blogs, el Jackson Hole (en el este de Midtown).

A diferencia de otros que hemos probado estos días, este sí es un restaurante con todas las letras, donde uno se sienta y le sirven la comida, y además es bastante chulo por dentro.

Las hamburguesas están buenísimas (las patatas, sin más), las hay de muchos tipos y sabores poco comunes: yo me pedí una con queso Brie y arándanos y la mezcla me encantó.

Y amigos, ¡hasta aquí nuestra aventura! En los próximos días escribiré un post con una recapitulación y consejos útiles para viajar a Nueva York, pero (de momento) nuestra aventura por las Americas termina aquí. Espero haberos hecho disfrutar viajando con la imaginación.

¡Gracias por leerme!

Washington D.C. y pinceladas de historia de EEUU

Tenía muchas ganas de día de hoy, y es que hemos contratado una excursión de día a la ciudad presidencial de Washington DC, que se encuentra a unas 4 horas de Nueva York.

En otros posts os he comentado que siempre que viajo me gusta leer libros relacionados con mi destino: si tienen una historia notable, opto por esa temática, y si no, por novelas ambientadas en el lugar. En esta ocasión, escogí una colección de 4 libros escritos por Isaac Asimov que relatan la historia de los EEUU, desde la formación de América del Norte hasta el final de la Primera Guerra Mundial (son estos). Otro que os recomiendo, de ficción pero extraordinariamente bien documentado, es El símbolo perdido, de Dan Brown.

Por este motivo, yo bien empapada de los detalles de la historia americana, tenia tantas ganas de visitar Washington, una interesantísima ciudad que creo que no creo que visitase en otra ocasión directamente desde España, y que es perfectamente posible hacerla en un día.

Nosotros hemos decidido ir en una excursión organizada de Civitatis en español, pienso que compensa totalmente, pues parece ser que para viajar por libre a la ciudad en transporte público los tickets no bajan de los 50$, y este tour nos ha costado 105€, en una van con 12 personas y un guía que nos ha conducido de ida y vuelta además de, claro, la visita guiada por toda la ciudad, aunque sin entrar a ningún museo o edificio emblemático, cosa que nos hubiese gustado (pero teníamos que elegir, y la comodidad y seguridad de poder ver todo Washington ha ganado esta batalla).

¿Por qué Washington?

Empecemos con un brevísimo resumen histórico. Pocos años después de que Colón “descubriese” América y que sus compinches comenzasen a conquistar territorios en el sur del continente, los ingleses (entre otros) hicieron lo propio en Norteamérica.

La primera colonia inglesa se asentó en Virginia, y pronto toda la costa oeste estaba en sus manos, después de varias batallas contra franceses y holandeses se hicieron con todo hasta la frontera con Canadá y a excepción de Florida, que seguía siendo española (aunque no por mucho tiempo).

Movidos principalmente por la asfixia a base de impuestos a la que Gran Bretaña tenía sometidos a los colonos, y también porque con el paso de los años, sus vidas bien poco tenían que ver con las de aquellos ciudadanos al otro lado del Atlántico, las colonias norteamericanas, 13 por aquel entonces, se aliaron y el 4 de julio de 1775 declararon la independencia de los Estados Unidos.

Tras este hecho comenzó la famosa y determinante Guerra de la Independencia, que duró casi 9 años y terminó en 1783 con la derrota de los ingleses (si hubiese sido al revés, el mundo sería muy diferente hoy) y con la creación de una nueva nación, que estaba destinada a ser el símbolo de la libertad, del desarrollo y de las oportunidades y a la que cientos de miles de inmigrantes de toda Europa empezaron pronto a llegar en busca de una nueva vida.

Ahora bien, esas 13 colonias que habían sido independientes entre sí y solo se habían unido para enfrentarse a un enemigo común, realmente tenían muchos parecidos y por ello asumieron ser un único país. Es en este momento cuando nace la idea de una ciudad presidencial, puesto que las ciudades más grandes hasta entonces se encontraban en Virginia (demasiado al sur) y en Boston (demasiado al norte). El río Potomac, que hace de frontera natural entre Maryland y Virginia, era y sigue siendo un símbolo de separación geográfica entre el norte y el sur de EEUU. Por ello se eligió esta zona para construir la nueva ciudad que sería la capital del país y sede del gobierno, tomando unas cuentas hectáreas de tierra de cada estado y formando un distrito independiente de ambas: el Washington District of Columbia (palabra que viene de Cristóbal Colón y que representa grandeza para los americanos).

El nombre de Washington le vino dado por el comandante de guerra más hábil y carismático, y cuyo hacer fue determinante en el resultado de la guerra: George Washington. El cual, por cierto, nunca llegó a vivir realmente en la ciudad de Washington, pues su mandato finalizó antes (ya por entonces se limitaba la presidencia a un máximo de 2 mandatos de 4 años). También fue uno de los llamados Padres Fundadores, aquellos hombres que firmaron la Constitución de los Estados Unidos en el momento de su independencia.

A día de hoy, Washington es una ciudad casi puramente gubernamental: pocas personas viven aquí (es como una especie de Vaticano pero en político) y todo gira entorno a la vida política del país (imaginaos los atascos de entrada y salida si todo el mundo entra a trabajar a las 7 y sale a las 3…).

Y después de situarnos, empezamos la visita por la ciudad, que os iré contando en el mismo orden en el que nos han llevado y que concretamente empieza fuera de ella.

Cementerio Nacional de Arlington

Este enorme cementerio es el lugar en el que son enterrados todos los veteranos de guerra del ejército americano. No necesariamente tienen que haber muerto en combate, simplemente haber pertenecido a él, y también tienen derecho a yacer aquí sus cónyuges.

Aquí se encuentra la tumba de John F. Kennedy, asesinado en 1963, junto a su mujer y sus hermanos, que también formaron parte del senado (otro de ellos, que apuntaba a ser presidente después del asesinato de John, fue también asesinado).

Junto a la tumba de Kennedy se encuentra la llama eterna, cuya mecha no se ha apagado nunca desde que se encendió durante el entierro del presidente.

Otro lugar destacado del cementerio es el monumento en honor al soldado desconocido: según se dice, al finalizar la Guerra Civil (también llamada Guerra de Secesión) entre los estados libres y los estados esclavistas (cuya principal diferencia era que unos querían mantener la esclavitud legal y los otros no) un grupo de soldados fue enviado a Washington desde la última batalla decisiva para avisar de que la guerra había terminado. A la ciudad solo llegó uno de todos ellos, y lo hizo completamente despojado de su uniforme y su identificación. Poco después de dar la noticia, murió (a lo Filípides tras la batalla de Maratón) y no se pudo identificar su origen. Fue en honor a él y en general a los soldados caídos en batalla, fue construido este mausoleo.

La verdad es que nos ha impactado mucho todo el lugar: una pradera infinita llena de pequeñas y simples lápidas blancas colocadas a modo “dominó”: solo se ven líneas rectas mirándolas desde cualquier perspectiva.

Memorial de Guerra de los Marines

En las cercanías del cementerio y también en Arlington se encuentra esta estatua dedicada a la sección americana de los marines que se dejaron la vida en las guerras desde la fundación del país hasta la actualidad; hay inscripciones de todas las guerras y sus fechas llevadas a cabo, y tanto la de Afganistán como la de Irak aún tienen su fecha de fin en blanco.

El diseño de la escultura seguro que os suena: está basado en la icónica fotografía Alzando la bandera en Iwo Jima, tomada durante la Batalla de Iwo Jima por el fotógrafo Joe Rosenthal.

Monumento a Lincoln

Otro político célebre a la altura del admirado Washington fue Abraham Lincoln, presidente de EEUU durante la Guerra Civil y figura determinante en la victoria de los unionistas (los estados libres) en la Guerra Civil.

Aprovecho esta parte para contaros un poco más sobre los esclavos en EEUU: desde el principio de los tiempos, cuando eran aún colonias, los esclavos eran mano de obra determinante en la economía de las regiones sureñas, pues esta se basaba en la producción agrícola, y los negros que venían de África eran muy útiles para recoger los sembrados.

En el norte la esclavitud no cubría este papel y pronto fue abolida. Asimismo, la economía se desarrolló rápidamente gracias a la industria y el comercio, y desde siempre el norte fue más próspero que el sur, porque además los inmigrantes que llegaban en busca de oportunidades al nuevo continente no lo hacían al sur, donde no tenían forma de competir contra trabajadores que no cobraban nada.

Esta gran diferencia fue creando una gran fisura en el recién nacido país, y en 1861 los estados esclavistas, viéndose minoría en el senado, decidieron independizarse, bautizándose a sí mismos como los Estados Confederados de América. Esto dio inicio a una guerra civil de 4 años en la que ganaron los estados libres del norte y a cuyo fin, la esclavitud quedó erradicada, aunque solo sobre el papel. Aún quedaba mucho por hacer, y tras el fin de la guerra y con el inicio del segundo mandato de Lincoln el camino estaba allanado para ello, pues él estaba decidido a tomar medidas que zanjasen el asunto.

Pero no. Pocos días después de terminar la guerra, Lincoln fue asesinado, dejando tras de sí a un vicepresidente bastante incompetente que lo sustituyó, y los presidentes posteriores tampoco ayudaron.

El resultado fue que la esclavitud como tal dejó de existir, pero la absoluta discriminación hacia los afroamericanos permaneció en prácticamente todo el país, y estos permanecieron sin acceso a la vida política, educación y otros recursos.

El monumento a Lincoln fue terminado en 1922 y se encuentra en lo que se llama National Mall, un larguísimo paseo en el que se pueden ver, en línea, el monumento, el Obelisco y el Capitolio. Muy imponente (me ha recordado a la misma línea que hacen los templos de Luxor y Karnak en Egipto).

Toda la arquitectura de este memorial y en general la del resto de edificios históricos, está inspirado en el arte griego, cosa que les da aún más un aire enormemente imponente.

En el año 63, en sus escaleras, Martín Luther King pronunció su famoso discurso “I have a dream” durante la manifestación por el trabajo y la libertad.

Obelisco de Washington

Justo en frente del anterior monumento y separado por un gran canal, se encuentra este altísimo obelisco construido en honor a George Washington.

Su construcción comenzó en 1848, pero otros menesteres (guerra, para variar, aunque esta vez fuera de las fronteras de EEUU) hicieron que sus obras se pausasen, y no fue terminado hasta 1888. En este impás de años, el material blanco con el que se estaba construyendo dejó de fabricarse, y el resultado es visible: la mitad superior del obelisco es de un blanco diferente a la inferior.

Otra curiosidad es que cuando se terminó, resultó ser la construcción más alta del mundo, aunque fue superado solo un año después por la Torre Eiffel de París.

La Casa Blanca

Esa que tantas veces hemos visto todos en películas, series, noticias y construida tras la victoria en la Guerra de la Independencia, no estaba destinada a ser blanca y tampoco Washington llegó a vivir allí, como os comenté antes.

La que es residencia del presidente de los EEUU fue en sus inicios recubierta con un líquido a base de cal para proteger la casa del frío invierno. Los trabajadores la retocaban con frecuencia para que tuviese buen aspecto, y no fue hasta 1818 cuando fue realmente pintada de blanco y bautizada así oficialmente por el entonces presidente Theodore Roosevelt.

Aunque nos hubiese encantado, no hemos entrado. La Casa Blanca recibe visitantes, en tours sin guía que duran aproximadamente 45 minutos. Se necesitan mínimo 21 días de anticipación para solicitar el acceso, pero puede hacerse hasta tres meses antes. 

Capitolio de los Estados Unidos

Terminamos la visita en la joya de la corona: el impresionante Capitolio, la sede del congreso norteamericano. Fue terminado de construir en 1800, aunque se ha ido ampliando continuamente (la última en 2008) y en lo alto de su cúpula, construida en 1866, se yergue la Estatua de la Libertad.

Es posible visitarlo por dentro (aunque nosotros no lo hemos hecho) y su parte más interesante es la llamada Rotonda, un espacio en el que se exhiben pinturas y esculturas que retratan a personas y acontecimientos significativos de la historia de Estados Unidos. También reposan en esta sala los presidentes y otros personajes distinguidos.

Una última curiosidad (no muy agradable) es que este edificio fue uno de los blancos de los atentados del 11S, pero el avión que tenía la misión de embestir el edificio cayó en un campo de Pensilvania cuando los pasajeros del vuelo intentaron recuperar el avión al enterarse de que el otros dos vuelos se habían ya estrellado contra el World Trade Center.

Otros lugares que también se encuentran en la ciudad son, por ejemplo, la el Museo Smithsonian, la sede del FBI, la Reserva Federal y el Pentágono. Este último se encuentra en Arlington, pero solo lo hemos visto desde la van, sin hacer parada porque desde los atentados no dejan acercarse demasiado (y en general todo está más restringido en todos los lugares emblemáticos).

Nueva York día 5: Bronx, Memorial de John Lennon y el MET

Ya nos van quedando menos lugares que visitar en la ciudad, pero aún los hay, y muchos. A diferencia de los primeros días, que íbamos visitando las diferentes áreas de la ciudad en visitas bastante más típicas o comunes, los días que nos quedan utilizaremos más el metro. Aún así, os iré informando en qué día podríais añadir cada cosa o de qué lugares está cerca, por si queréis hacer la ruta de otra forma.

El Bronx

Este barrio, archiconocido por su peligrosidad (cosa que ha cambiado sustancialmente) se encuentra al norte de Nueva York, ya fuera de la isla de Manhattan. A pesar de seguir siendo el distrito más peligroso de la ciudad, se puede visitar sin problema (si bien tratando de evitar ciertas zonas que de cualquier manera tampoco aportan nada) y creo que es bastante recomendable, pues es aquí donde realmente no existe nada de turismo y donde se puede ver cómo viven los habitantes menos pudientes de la región.

Básicamente no se puede afirmar que «El Bronx» es peligroso, porque para que os hagáis una idea de su tamaño, es más extenso que la ciudad de Barcelona. Tiene tres zonas bien diferenciadas: la parte norte, donde hay viviendas residenciales que seguramente os sorprenderán (porque contrastan con la idea del Bronx que tenemos todos antes de conocerlo), la parte media, donde se encuentran el famoso estadio de los yankees, el zoológico y el Jardín Botánico, y la parte suroeste, que es la que es mejor evitar.

Es en esta zona al sur del Bronx donde se registran todavía altos índices de criminalidad y donde se ubican algunas de las barriadas más conflictivas, por lo que en este caso es mejor pasarse de prudente y no aventurarse por estas calles como turistas. De todas formas, hay que decir que comparando la delincuencia actual con la de los años 70 y 80, esta se ha reducido considerablemente, conviviendo, más bien, con una pobreza que afecta a buena parte de los habitantes al sur del Bronx, donde el reparto de comida es algo cotidiano desde hace años.

El 50% de la población es latina, por lo que la mitad de sus habitantes habla español perfectamente. La población afroamericana también ocupa un altísimo porcentaje, y de hecho en todos los trayectos en metro hemos sido los únicos blancos a la vista. Realmente es asombroso el contraste con Manhattan, en el que llevamos inmersos 4 días, y junto con el nivel de vida más bajo en esta zona, parece que hayamos cambiado de país.

Culturalmente hablando, el Bronx es la cuna del rap y del hip hop y también un «museo» al aire libre de arte callejero en ciertas zonas.

¿Cómo visitar el Bronx? Nosotros lo hemos hecho por libre, pero la verdad es que no es lo más eficiente. Hay varios puntos que ver (os los dejaré a continuación) bastante alejados unos de otros y mal comunicados en transporte público. Existe una excursión típica llamada Tour de Contrastes, que hacen varias empresas (os dejo aquí la de Civitatis, que me parece que está genial) que, como su propio nombre indica, discurre en autobús (y bajando en los sitios, claro) por diferentes áreas de Nueva York, muy distintas entre sí: el Bronx, Queens, Harlem y Brooklyn (donde se llega también al barrio judío ultraortodoxo de Williamsburg, que intentaremos visitar el miércoles). Todos estos sitios están lejos en transporte público y fatal comunicados entre sí, por lo que ir con un tour así es la única forma de visitarlos en un mismo día asegurándoos de que veis aquello que merece la pena en cada lugar. Cuesta 43€ y ahora me arrepiento un poco de no haberlo cogido.

¿Y qué ver en el Bronx? Nosotros hemos visitado los 2 primeros lugares que os mencionaré, a los que se llega fácil en metro de uno a otro.

  • Estadio de los Yankees: Aunque no te guste el béisbol, es una visita imprescindible. Los New York Yankees el el equipo más laureado en la historia del deporte norteamericano. Ningún equipo de ningún deporte ha ganado tantos títulos como ellos.
  • Graffiti de I ❤️ Bronx: El hip hop siempre ha ido unido a los grafitis, por eso se pueden ver tantos murales en el Bronx que representan a los personajes más célebres del barrio. Nosotros hemos llegado a este y caminado unas manzanas alrededor a ver si había más, pero no es así. Todo el mundo que visita los graffitis lo hace con el Tour de Contrastes.
  • New York Botanical Garden: Con unas 100 hectáreas de amplitud, cuenta con bosques tropicales con vegetación exuberante, una recreación de un bosque nativo americano, prados, cascadas e incluso un río.
  • Edgar Allan Poe Cottage: Es la casa del escritor estadounidense, y es que el Bronx fue el hogar de diversos personajes célebres, tanto antaño como actualmente (Jennifer López, por ejemplo, también creció aquí).
  • Comisaría Fort Apache: famosa por la película con el mismo nombre, lo recibe porque este término se da, en el ámbito policial o militar, para referirse a un sitio asediado. En los 80, trabajar en esa comisaría era como estar en una zona de guerra. Aunque los índices de criminalidad todavía siguen siendo altos en el barrio, en los 80 y 90 el panorama era mucho peor, especialmente en el sur del barrio, donde está la comisaría.
  • Hall of Fame for Great Americans: este paseo de la fama, anterior al famosos de Hollywood, rinde tributo a personajes célebres americanos como Washington, Edison o Roosevelt.
  • City Island: es una isla con arquitectura victoriana y una gran tradición marinera. De hecho, allí se han construido embarcaciones ganadoras de regatas.

John Lennon Memorial

*Esto es algo que nos faltó en nuestra visita a Central Park, se nos pasó completamente*

El famoso mosaico en el suelo con la palabra Imagine, en honor a John Lennon, se encuentra en Central PArk (junto al extremo oeste, en la parte central, a la altura de la calle 72).

Este memorial, construido tras el asesinato de John Lennon en 1980 por parte de un enfermo mental que lo asesinó junto a su casa, a pocos metros de este lugar, para «entrar en la historia» y que yo lo sacaré no nombrándolo aquí, no se compone únicamente del mosaico, sino de toda un área de 1 hectárea de terreno en forma de gota a la que se ha bautizado como Strawberry Fields (por la canción de los Beatles Strawberry Fields Forever). Su esposa, Yoko Ono, donó 1 millón de dólares para la construcción de este memorial.

El nombre del mosaico fue en honor a una de las canciones más famosas de John Lennon, Imagine, que evoca esperanza para un mundo sin conflictos y sin guerras. También hay una placa de bronce que enumera los más de 120 países que plantaron flores y donaron dinero para el mantenimiento del área. 

Normalmente está rodeado de gente tratando de hacerse la foto con el Imagine, pero también suele haber cantantes callejeros tocando música. Hoy era así, y ha sido una pasada: a pesar del frío nos hemos quedado un buen rato escuchando absortos.

Museo de Arte Metropolitano

El más conocido como MET es el segundo y último museo que teníamos pensado visitar en este viaje (mucha gente también recomienda el del memorial de 11S, junto al que pasamos el primer día, pero no nos llamaba mucho la atención). Situado en el adinerado barrio del Upper East Side, se trata del más grande de todos los que hay en Nueva York, y también del más visitado.

De nuevo se nos ha echado el tiempo un poco encima y no hemos visto el museo entero, aunque tampoco nos apetecía porque no somos mucho de arte, pero si vosotros queréis hacerlo, os recomiendo reservar al menos 4 horas.

Cuenta con más de 2 millones de objetos y está dividido en grandes salas de diferentes épocas: Egipto, Grecia, Roma, la Edad Media, Asia, el Islam, arte moderno y contemporáneo y otra serie de salas con exposiciones temporales.

Nuestra favorita, como siempre, ha sido Egipto, donde se puede disfrutar, en una de las salas, del Templo de Dendur, muy similar al de Debod de Madrid y que de igual forma que éste, fue regalado por los Egipcios a EEUU en agradecimiento a su colaboración en la salvación de Abu Simbel.

Entrar el museo cuesta 25$, y suele haber bastante cola fuera. No es para comprar las entradas, sino simplemente para entrar, a modo control de aforo (y a día de hoy, diciembre de 2021, para comprobar el certificado de vacunación, cosa que piden en cualquier atracción turística junto con el DNI o pasaporte). Una vez dentro, hay más cola para comprar la entrada, pero esto sí se puede evitar: hay máquinas para comprarlas sin tener que pasar por el mostrador, e incluso podéis comprarlas por internet el día de antes (no permite comprar entradas para el mismo día).

🍔Cena en Shake Shack

Nos quedan solo 2 noches en tierras americanas, así que hoy hemos decidido probar la famosa hamburguesería Shake Shack. Actualmente es una cadena con decenas de restaurantes por todo el país e incluso fuera de él, pero en sus inicios en el año 2000 solo era un pequeño local en Madison Square Park.

Irónicamente su especialidad inicial fueron los perritos calientes, y por otro lado, su nombre viene de lo ricos que están sus batidos… ¡pero es famoso por sus hamburguesas!

Ahora bien ¿están ricas? Claro que sí. Puro sabor. No esperábamos otra cosa, y la respuesta es que sí, las recomendamos, pero he de decir que nos gustaron más las de The Counter el primer día. Eso sí, ha sido la comida/cena más barata que hemos hecho hasta el momento, y eso es un punto muy a favor: 38$ por 3 hamburguesas y 2 patatas (la hamburguesa extra era para Jorge, que tiene que crecer🤣). En The Counter, muy similar, fueron más de 50$ por 2 hamburguesas y 2 patatas.

Nueva York día 4: Central Park, Museo de Historia Natural y Harlem

Hoy ha amanecido muy soleado en la Gran Manzana, así que hemos puesto rumbo hacia el enorme Central Park. Después hemos seguido caminando hacia el norte hasta el barrio de Harlem, y hemos finalizado el día en el American Museo of Natural History (que está junto a Central Park, por lo que se podría visitarlo antes de Harlem).

Central Park

Este gigantesco parque urbano es, con sus 4km de largo por 800m de ancho es uno de los más grandes y también famosos del mundo (sino el que más), y un indiscutible símbolo de Nueva York.

En las 340 hectáreas que ocupa hay espacio para praderas, lagos, cascadas y zonas boscosas que parece imposible que estén en pleno centro de la ciudad, salvo porque en ningún momento se dejan de divisar los altísimos rascacielos.

Un par de curiosidades que ponen de manifiesto su tamaño: la suma total de sus caminos es de unos 45km, y la medida total del parque es mayor que el Principado de Mónaco.Un par de curiosidades

Es también el paraíso runner: cada pocos metros nos cruzábamos con personas corriendo, y la zona más típica para esto es el perímetro del lago, que tiene casi 3km llanos (por todo el parque hay muchas y bastante empinadas cuestas).

Su historia empieza en el siglo XIX, cuando el diseño cuadriculado de la ciudad de Nueva York no dejaba mucho espacio para áreas verdes. Alrededor de 1840, los neoyorquinos empezaron a cansarse de tener que visitar cementerios y otros lugares extraños para escapar de la vida urbana. Así, tras años de descontentos, nació Central Park. El terreno elegido para el parque estaba ocupado por pequeñas aldeas e instituciones como Pigtown, la escuela de Mount St. Vincent Academy, y Seneca Village. Todas estas tierras fueron expropiadas para dar cabida al diseño conocido como “Plan Greensward” de Frederick Law Olmstead y Calvert Vaux para Central Park.

Caminar sin rumbo dejando que los pies os guíen es lo mejor que podéis hacer, pero aquí os dejo un mapa de los lugares destacados de Central Park.

Para mí, lo imperdible es el lago grande, el homenaje a John Lennon y el Castillo de Belvedere.

American Museum of Natural History

Este museo de historia natural, que muestra desde la creación de los planetas y de La Tierra hasta la evolución humana, los dinosaurios y los animales, concretando más en los especímenes americanos, está compuesto por una colección de de más de 35 millones de objetos y se considera la más amplia del mundo, aunque no todos ellos se exponen al mismo tiempo.

Si os gusta la naturaleza, este es vuestro lugar, y aún más si se levanta un día lluvioso o muy frío: es el plan perfecto. Nosotros aún tenemos pendiente el MET, por lo que no queríamos dejarlo pasar más días.

La entrada cuesta 23$ y el museo se divide en 4 plantas. Para verlo al detalle harían falta unas 4 horas. Nosotros hemos estado 2 y solo hemos podido ver 2 pisos detenidamente, y los otros dos a matacaballo. Cierran a las 17:30, pero aproximadamente 20 minutos antes empiezan a cerrar salas.

Aquí es donde se grabó la película de Noche en el Museo, y lo cierto es que por dentro algunas salas son especialmente bonitas.

Harlem

Caminando hacia el norte desde Central Park hemos llegado a Harlem, el barrio que hace frontera con el parque al sur, y con el Bronx (que visitaremos mañana) al norte.

Harlem es el mayor núcleo de habitantes afroamericanos de la ciudad, y esto se remonta a finales del siglo XIX tras la Guerra Civil americana (1861-1865), que se dio entre los Estados esclavistas y los Estados Libres de EEUU y la cual ganaron los libres. Este hecho implicó que la esclavitud fuese prohibida en todo el país, y muchos afroamericanos decidieron emigrar a Nueva York en busca de oportunidades.

Por aquel entonces, al norte de Central Park no había más que campo y granjas; era una zona olvidada, toda la ciudad miraba hacia Midtown y Downtown. La comunidad negra fue creciendo hasta fusionarse con el resto de Nueva York, y hoy Harlem es la cuna de la cultura afroamericana en EEUU.

Antaño fue un barrio algo peligroso, pero hoy en día, poco queda de eso y puede visitarse sin ningún tipo de problema.

Nuestras paradas han empezado por la pastelería Levain, autora de, según afirman por ahí, las mejores galletas de Nueva York. Efectivamente, estaban riquísimas pero muy dulces. ¡Nos han empachado tanto que no hemos comido nada más hasta la cena!

Caminando hacia el norte hemos llegado al Apollo Theater, el mítico teatro en el que dieron sus primeros conciertos estrellas como Michael Jackson, Aretha Franklin o Stevie Wonder. Aún hoy sigue habiendo numerosos espectáculos, e incluso uno llamado Amateur Night, en el que artistas noveles tienen la oportunidad de actuar, y quien sabe si convertirse en el próximo éxito mundial.

Cambiando de dirección hacia el este, llegamos a la Avenida Malcom X, el eje principal del barrio y el lugar favorito de muchos para encontrar gangas. El personaje que le da nombre, Malcom X, fue un ferviente defensor de los derechos de los afroamericanos que fue asesinado el 21 de febrero de 1965 (podéis leer el porqué de su nombre y su biografía resumida aquí).

Para terminar el paseo, antes de coger el metro hacia el ya mencionado Museo de Historia Natural, hemos pasado por el vecindario de Mount Morris, compuesto por la típicas casas de dos pisos con entradas de escalinatas, unos aires muy americanos.

Algo que nos ha faltado por hacer y os recomendamos, es asistir a una misa gospel. Son gratis y muy especiales, aunque hay que tener en cuenta, según nos han dicho, que los hombres deben acudir en camisa.

Nueva York día 3: Chelsea, Greenwich Village, SoHo, Little Italy y Chinatown

Hoy ha amanecido un día lluvioso, pero lo que habíamos planeado y no podía faltar, para inaugurarlo, ha sido una carrerita por Central Park (del que os hablaré mañana, pues será cuando lo visitaremos a fondo) a las 7:30am, con todas las calles vacías por ser 25 de diciembre (¡Feliz Navidad!).

Después de una ducha y un buen desayuno, teníamos por delante muchos, muchos pasos. La zona a patear ha sido la zona sur-oeste de Manhattan, donde se encuentran, unos lindando con otros, los barrios mencionados en el título (de norte a sur, Chelsea, Greenwich Village, el SoHo, Little Italy y Chinatown).

Por un lado, hemos elegido un buen día para visitar esta parte, pues se trata casi únicamente de pasear por las calles de estos barrios, cada uno tan diferente del otro, y con menos gente se hacía más ameno. Pero sí es cierto que el ambientillo de las tiendas abiertas les dan cierto encanto, y salvo en Little Italy y Chinatown, todo estaba cerrado.

High Line

En el barrio de Chelsea, High Line es un parque lineal de algo más de 2km de largo que discurre varios metros por encima del suelo, y es que se trata de una antigua vía de tren que fue suprimida y convertida en esta bonita pasarela verde elevada, uno de los más famosos paseos de la ciudad.

Todo el mundo nos había recomendado venir aquí, pero lo cierto es que en inverno (y encima con lluvia) pierde mucho encanto: no había nada de verde, todo estaba pelado o marrón. En primavera tiene que ser otro asunto, porque además hay varias zonas para sentarse a comer al aire libre o pasar el rato.

Chelsea Market

Un mercado cubierto de lo más pintoresco, donde encontraréis todo tipo de comidas (aunque la especialidad aquí es el marisco, concretamente el bogavante) y también tiendas de ropa o de libros. De todo, vaya. Uno de los mejores lugares para disfrutar de un día lluvioso en Nueva York. Pero aquí ha llegado el segundo fail del día, y es que estaba cerrado por Navidad. Por lo que no hemos podido ver nada.

Ni siquiera tomar unas Oreo, y es que este lugar es donde se fabricaron por primera vez estas galletas, en 1912. El mercado de Chelsea abrió en 1997, y en dos décadas se ha convertido en un referente de Nueva York. Pero detrás de un concepto moderno se esconde un edificio con historia: Lo construyó en 1890 la fábrica de galletas Nabisco, la marca que elabora Chips Ahoy, Oreo o las galletitas saladas Ritz.

Por aquel entonces, esta era la zona de los mataderos y el suministro de carne, y, de ese modo, Nabisco tenía acceso directo a la manteca para sus galletas. La fábrica estuvo operativa hasta 1958, cuando la compañía se trasladó.

Apartamento de Friends

Abandonamos Chelsea para adentrarnos en Greenwich Village, que en sus orígenes en 1712 fue un pueblo separado de Nueva York, donde la gente se mudaba para respirar aire fresco. Por ello, se puede ver que es totalmente diferente al resto de la ciudad: sus calles no tienen nombre de números, tampoco son cuadriculadas y los rascacielos brillan por su ausencia. En su lugar, las típicas casitas de 2-3 pisos con pequeñas escaleras en la entrada.

En este barrio se encuentra la casa de la archiconocida serie de Friends (que nosotros, por cierto, no hemos visto), en 90 Bedford Street en la esquina de Grove Street. Como curiosidad, para vivir aquí haría falta pagar la friolera de unos 5000$ mensuales. Si sois muy frikis de la serie, sabed que hace un par de años abrieron cerca del Flatiron una Pop Up de Friends que podéis visitar por 35$.

SoHo

Su nombre viene de South Houston, y es que este barrio se encuentra al sur de la Calle Houston. Conocido por su arquitectura industrial y esas típicas estampas de las escaleras exteriores de metal en todas las casas (los edificios así son llamados Cast-iron buildings), el SoHo también es famoso por su amplia variedad de tiendas (las cuales estaban todas cerradas hoy, y seguro que hemos perdido la esencia de este lugar).

Es uno de los barrios de moda entre la gente con dinero y las celebrities de la ciudad, que ha sido escenario de múltiples películas y series, por lo que la estampa que deja ya nos sonaba y cuyos edificios son de los más antiguos de NY, no dejando espacio tampoco a los rascacielos.

La arquitectura Cast-iron debe su nombre a los edificios construidos con acero fundido que tomaron esta parte de la ciudad en la época de la revolución industrial. Este material fue el que permitió construir edificios más altos y estables y se considera que abrió las puertas a la proliferación de rascacielos. Además, al ser un material de construcción económico, se extendió rápidamente por toda la ciudad.

Little Italy

Seguimos avanzando hasta llegar a Little Italy, el barrio al que fueron a parar la mayoría de los inmigrantes italianos que llegaban a Nueva York entre finales del siglo XIX y principios del XX. Una zona en la que conservaron sus costumbres y sus tradiciones, incluida la mafia que se ha reconvertido al turismo al 100% y ahora está plagado de trattorias y pizzerías.

Antiguamente era mucho más grande, pro conforme los descendientes de italianos fueron mudándose a otras zonas de la ciudad, sus vecinos de Chinatown fueron apropiándose de los edificios colindantes.

¡Por cierto! Esta no es la única Little Italy de Nueva York: en el barrio del Bronx (que visitaremos más adelante) hay otro similar.

Chinatown

Este barrio, que hace frontera con el anterior, es el lugar de residencia de gran parte de los asiáticos que viven en Nueva York. Los inmigrantes chinos fueron agrupándose para defender sus derechos y protegerse del racismo. Actualmente es un barrio que asiste a nuevos inmigrantes y los prepara para comenzar a poder subsistir en Nueva York.

Su calle más importante es Mott Street, pero realmente caminando por cualquiera de sus calles parece literalmente que uno se ha teletransportado a China: todos los carteles en chinos, tiendas de productos chinos y cientos de restaurantes de comida china de la de verdad. El sitio ideal para comer o cenar si os gusta este tipo de comida.

🍕Cena en Bella Ciao

Después de tanta caminata hemos vuelto al hotel a descansar, pero para la cena no ha podido faltar una buena pizza en Little Italy, así que allí que hemos vuelto (hay una línea de metro que conecta el sur con el norte de Manhattan – la amarilla – y la verdad es que llegamos a cualquier parte súper rápido).

El restaurante elegido aleatoriamente entre las decenas de ellos que hay ha sido Bella Ciao, y nos ha encantado. El precio está dentro de la media (platos de entre 20 y 30$) y las pizzas estaban muy ricas y tanto los ingredientes como la masa tenían muy buena calidad.

Nueva York día 2: Midtown

Segundo día por New York, y hoy lo hemos dedicado a ver la parte medial de la isla de Manhattan: el Midtown. Lo cierto es que orientarse es súper fácil, pues las calles que cruzan Manhattan de oeste a este están numeradas (los número más bajos al sur, los más altos al norte) y llevan la coletilla de «west» o «east» dependiendo de si se encuentran al oeste o al este de la Quinta Avenida, que es la avenida principal de la ciudad.

Union Square Park

El nombre de esta plaza le viene dado porque se la considera el nexo de unión entre la zona sur y la norte de Manhattan, aunque en sus inicios fue un campo de agricultura y también un cementerio.

Hoy en día el ambiente es mucho más local que en otras zonas de la ciudad, y suele haber diferentes eventos: ahora en diciembre hay un mercado navideño, y hoy mismo había un mercadillo de productos de alimentación lleno de autóctonos haciendo sus compras.

Harry Potter New York

De camino a nuestro siguiente desntino nos hemos topado con esta tienda de merchandising de Harry Potter, enorme y que tenía de todo: desde camisetas y jerseys hasta ¡varitas y capas! Y no solo hay de todo, sino que la decoración es una pasada, cuidada al detalle.

Abierta recientemente, se trata de la tienda más grande del mundo de entre todas las oficiales (también es cierto que solo hay 3).

The Lego Store

Otra friki-tienda, esta vez de Lego. Merece la pena entrar solo por ver las enormes piezas de Lego que están construidas dentro. ¡Vaya currazo!

Flatiron Building

Es uno de los edificios más emblemáticos de la Gran Manzana, llamado así por su forma similar a una plancha. Y para nuestra «suerte»… está de obras, todo cubierto por andamios (no es la primera vez que nos pasa, ya corrimos la misma fortuna en Praga y en Chiang Rai hace unos años).

Con sus 87 metros de altura, no es ni de lejos uno que destaque por su altura, lejos de los cientos de metros de los rascacielos colindantes, pero su peculiar forma lo hacen del todo especial.

También recibe su fama porque se dice que fue el primer rascacielos de Nueva York, construido en 1902. La realidad es que el primero fue el Tower Building en 1889 (tenía 11 pisos), pero éste fue demolido en 1913, así que realmente el Flatiron es el más antiguo a día de hoy.

Empire State

Y de un edificio icónico a otro, esto es un no parar. Uno de los musts en Nueva York es subir al Empire State, y eso hemos hecho. La entrada cuesta 45$, y normalmente hay que comprarla por adelantado, pero como os explicaba ayer, a pesar de que hay mucha gente por todas partes, debe ser que no es nada comparado como en tiempos pre-pandemia, y hemos podido subir nada más llegar y comprar los tickets.

La visita empieza por una exposición en la que se explica cómo construyeron este edificio de 387 metros de altura, inaugurado en 1931 tras solo 11 meses de construcción.

Después se toma un veloz ascensor que sube hasta el piso 80, donde resguardados del frío se pueden ver vistas 360º de la ciudad, y finalmente, en el piso 86, las míticas panorámicas de todos los rincones de Nueva York.

Bryant Park

Este parque en pleno centro de Nueva York es conocido por ser un oasis de paz en medio de la jungla de cemento, gracias a su amplio y verde césped. Pero lo cierto es que en invierno cambia totalmente, y hoy en su lugar había una pista de patinaje sobre hielo y un enorme mercado navideño de puestos de comida y de regalos. Ha sido nuestro lugar elegido para comer, pues no hacía tanto frío como ayer y se podía estar medio bien en la calle.

La parte de Bryant Park que linda con la 5ª Avenida la ocupa la New York Public Library, la conocidísima biblioteca pública de la ciudad, de estilo Beaux Arts y custodiada por dos grandes leones. Merece totalmente la pena entrar en ella para observar su espectacular sala de lectura, pero debe ser que como buen día de Nochebuena que es, tocaba no abrir, así que nos hemos quedado con las ganas.

Grand Central Station

La estación central de Nueva York, en pleno Midtown, es sencillamente espectacular. Ha aparecido en muchas películas, y no es para menos: su inmenso hall es tan enorme como precioso. Una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.

Fue inaugurada en 1913 gracias al mecenazgo de los magnates Vanderbilt. Pero antes ya había existido otra estación en el mismo sitio, construida en 1871 como Grand Central Depot, y rebautizada más adelante como Grand Central Station. En los años 50, la estación cayó en decliveYa no era la terminal moderna de 1913, y la gente comenzaba a preferir los automóviles y el avión al tren.

Para salvar la estación del cierre inminente, vendieron la parte norte para la construcción de un rascacielos. Así, en 1963 nació el Pan Am Building, el famoso MetLife Building que hoy se alza aún en el extremo de Park Avenue.

St. Patrick’s Cathedral

También conocida como la Catedral de Nueva York, y sorprende muchísimo el contraste que hace al estar absolutamente rodeada de rascacielos, esta iglesia gótica fue en el momento de su construcción (1879) y lo cierto es que es bastante alta, aunque mirando a su alrededor no lo parezca.

Fue construida gracias a los donativos de los inmigrantes irlandeses, quienes la dedicaron a su patrono, queriendo rememorar las catedrales góticas que dejaron atrás en Europa.

La entrada es gratuita, y merece la pena verla por dentro porque es bastante chula. Su órgano de 10.000 tubos es espectacular, y justo hoy estaban sonando villancicos, así que hemos podido disfrutar de su sonido.

Rockefeller Center

Es un complejo de más de 20 edificios comerciales construido por la familia Rockefeller, en el que se encuentran las tiendas más lujosas de la ciudad.

La vista más conocida es la del edificio GE, el más alto de la zona y que se encuentra frente a la famosa plaza donde en invierno ponen una pista de patinaje sobre hielo, un árbol de Navidad gigantesco y muchas luces.

Quinta Avenida

Aunque la 5th Avenue es muy, muy larga (recorre Manhattan de norte a sur), la zona más concurrida es la que se encuentra en las cercanías de Central Park hasta el Rockefeller Center.

Aquí se encuentran las tiendas más conocidas de moda, complementos, joyería… algo así como una Gran Vía madrileña a lo bestia (y en la que andar también se antoja complicado).

Nuestro día de turismo ha terminado aquí, mañana (si la lluvia lo permite) seguiremos con Central Park.

🇰🇷Cena de Nochebuena en Baek Jeong

Hoy es un día especial, así que queríamos celebrarlo. Después de mucho bichear por Google, hemos dado con un restaurante coreano cerca del hotel, y es que la zona en la que nos encontramos (los alrededores del Empire State) resulta que es llamada Koreatown.

Se llama Baek Jeong, una barbacoa coreana, y es de lo más auténtico con lo que podíamos habernos topado: rara era la persona que no era al menos asiática. Estaba a rebosar de gente, y al conseguir una mesa hemos visto que ya estaba llena de pequeños platos con ingredientes desconocidos. ¡Pensábamos que no habían recogido la mesa de los anteriores comensales! Pero qué va, es algo que ponen a todo el mundo como acompañamiento a las carnes que se pidan.

En el centro de la mesa, la cual tiene un agujero, hay una pequeña barbacoa con brasas. Hemos pedido dos tipos de carne de ternera y nos los han traído crudos para cocinar in situ, no por nosotros mismos sino el propio camarero lo hacía.

Nos ha parecido una manera genial de celebrar la Nochebuena, todo un acierto. Ha sido bastante caro, pero contábamos con ello. Cada vez somos más conscientes de eso que dicen de que comer en Nueva York es caro. Si un bocadillo te cuesta 10-15$, no nos ha sorprendido que esta cena para 2 haya costado 120$.

Por cierto, aquí siempre se deja propina. Habíamos leído que al menos el 15% del valor de la cuenta, pero hoy en el ticket indicaba una propina recomendada de entre 20 y 25$. ¡Qué pasada!

Nueva York día 1: Financial District, Estatua de la Libertad y Puente de Brooklyn

¡Comienza la aventura por la gran manzana! Nueva York está claramente dividida en zonas, así que hemos comprado un metro pass de 7 días (viajes ilimitados en metro y autobús por 34$) y hemos conseguido llegar sin confundirnos de andén (cosa complicada porque las estaciones son un poco caóticas y mal señalizadas) hasta la parada Chambers St. Os cuento todo lo que hemos visto en el mismo orden que hemos seguido, pues todo se puede hacer andando y no hemos montado en el metro hasta el momento de volver al hotel.

City Park Hall

Primera parada de nuestra ruta. Es un pequeño parque frente al ayuntamiento de la ciudad, sede del mismo desde siempre, y de hecho es en este espacio donde se han producido numerosas manifestaciones por parte del pueblo, ya incluso antes de que EEUU consiguiese su independencia allá por 1776.

En uno de sus lados se encuentra el Woolworth Building, uno de los rascacielos de estilo neogótico más emblemáticos de Nueva York y el más alto de Estados Unidos cuando se construyó en 1913.

A pocos metros de la plaza se alza la St. Paul’s Chapel, desde el 11 de septiembre también llamada la iglesia del milagro, pues no sufrió ningún daño a pesar de estar tan cerca de las torres gemelas.

World Trade Center

Llegamos a uno de los lugares más impactantes, donde hasta hace ahora 20 años se alzaron las imponentes Torres Gemelas. Todos recordamos qué estábamos haciendo en el momento en que vimos las imágenes en la tele de cómo impactaban los aviones contra ellas ese 11 de septiembre de 2001.

Hoy se puede visitar el museo del memorial del 11S, situado justo aquí, junto a dos grandes agujeros cuadrados negros construidos justo en el recinto de cada una de las dos torres. Ambos son una gran fuente en la que parece que el agua cae hacia un agujero infinito. En las barandillas que lo rodean están escritos los nombres de todas las víctimas de aquel atentado.

Curiosamente existe un árbol, el único que sobrevivió a la tragedia, que hoy en día es un símbolo de esperanza y recuperación.

Mirando hacia arriba veréis el One World Trade Center, el rascacielos que desde 2014 sustituye a las torres y que a día de hoy es el más alto de Nueva York.

Trinity Church

Construida en 1698, fue, sorprendentemente, el edificio más alto, no solo de Nueva York, sino de todo el país, en el momento de su construcción y durante los 2 siglos posteriores.

Nos ha impactado mucho el cementerio que hay en sus jardines, con lápidas que marcaban fallecimientos del siglo XVIII, ¡cuando Nueva York era aún una colonia inglesa! Y resulta que aquí yacen varios personajes ilustres de la historia del país, como Robert Fulton (inventor del barco de vapor), John Watts (famoso político y abogado) o Alexander Hamilton (uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos y primer Secretario del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos).

Wall Street

El nombre de esta calle viene dado porque aquí se encontraba el muro que los holandeses construyeron para proteger Nueva Amsterdam de las agresiones exteriores. Y es que sí, Nueva York no fue una colonia inicialmente inglesa, sino holandesa, que tras una serie de disputas pasó a manos anglosajonas en 1665 (después de solo 40 años de su fundación).

Pero esto no es por lo que se la visita, sino por ser el centro financiero más famoso del mundo. Aquí se encuentran la Bolsa de Nueva York (el mayor mercado de valores del mundo) y el Federal Hall.

Y cerca de ella, en el parque Bowling Green, el también famoso Toro de Wall Street, al que se dice que hay que tocarle los huevos porque da buena suerte.

Esta escultura de bronce fue creada por el escultor Arturo di Modica, con el objetivo principal de recordar la caída del mercado de valores en el año 1987, en referencia a la fuerza y poder de la población estadounidense. Al parecer se colocó sin ningún permiso delante de Wall Street como símbolo del poder del pueblo estadounidense. Ese mismo día se retiró pero a los neoyorquinos le gustó tanto que acabaron colocándolo donde se encuentra hoy en día.

Estatua de la Libertad

Para llegar hasta ella hay que ir caminando primero a Battery Park, y más concretamente al Castle Clinton, lugar donde se pueden comprar los tickets para el Ferry hacia la isla donde se encuentra. Actualmente, parece que dada la situación de la pandemia, hay menos turistas y lo nuestro ha sido llegar y topar: comprar el ticket (por 32$) y montar en el Ferry. Pero en ocasiones normales dicen que suele haber colas larguísimas y que compensa comprar el New York Pass que incluye varias visitas a lugares turísticos y puedes entrar sin hacer cola.

El ferry a Liberty Island desde Battery Park tarda apenas unos 20 minutos. La excursión incluye el ferry a Liberty Island donde dan unas audioguías en un puesto al llegar. Al acabar en Liberty Island se coge otro ferry hasta Ellis Island, donde hay un museo y vuelven a dar otras audioguías. Nosotros no hemos ido a Ellis Island porque escuchamos que no merece mucho la pena.

La Estatua de la Libertad es el emblema por excelencia, no solo de Nueva York, sino de EEUU y de la libertad. Con sus 47 metros de altura, elevada hasta los 99 gracias a un enorme pedestal, es lo primero que los viajeros que llegaban en busca de una mejor vida a Nueva York veían desde los barcos que llegaban de Europa. De hecho, la estatua mira precisamente en esa dirección. Hacia París, ¿quizás? Puede ser, pues este monumento fue un regalo de los franceses por la amistad entre ambos países, diseñada por, entre otros, Gustav Eiffel. El proyecto tardó años en ver la luz, por diversos motivos, entre ellos, que se construyó en Francia y tuvo que traerse desmontada hasta EEUU. Se inauguró por fin en 1886.

Brookfield Place

Momento de pausa y de entrar un poco en calor. Hemos llegado a parar a este elegante centro comercial, lugar perfecto pues había un montón de restaurantes y puestos donde elegir qué tentempié tomar.

También está aquí el llamado Winter Garden, que parece un invernadero con palmeras y pertenece al propio centro comercial.

New York County Court

Son los famosos tribunales de Nueva York, que habréis visto más de una vez en infinidad de películas. alberga el palacio de justicia y el Tribunal de Apelación, de la Corte Suprema del Estado de Nueva York del Primer Distrito Judicial del Estado.

Puente de Brooklyn

Llegamos a las últimas ubicaciones del día. Muy cerca de los tribunales se encuentra uno de los extremos del icónico puente de Brooklyn, que cruza el río East desde Manhattan hasta Brooklyn. Cruzarlo caminando es un must en la visita a Nueva York.

A finales del siglo XIX, tomar un ferry era la única forma de cruzar el río entre Nueva York y Brooklyn, por entonces dos ciudades independientes. Las heladas, lluvias y otros problemas hacían que esta ruta se cancelase con frecuencia, así que el ingeniero John Augustus Roebling propuso construir un puente. Su construcción terminó finalmente en 1883. El puente alcanzó gran fama mundial de forma inmediata, pues se trataba del primero suspendido mediante cables de acero. Durante 20 años fue el puente colgante más largo del planeta, con 1825m de longitud.

Una vez en Brooklyn, dejando este también conocido barrio neoyorquino para otro día, hemos pasado por Washington Street, esa calle típica de las películas de Spiderman con el Puente de Manhattan al fondo (muy similar al de Brooklyn), y finalizado la ruta en Pebble Beach, junto al río, donde la estampa del puente y de todo el Skyline de Lower Manhattan es espectacular. Un lugar perfecto para ver la puesta de sol.

🌯Cena en Toast

No es ningún lugar especial, pero dado que tampoco EEUU tiene comidas espectaculares que probar (ya lo hacemos en España siempre que queremos) y que aquí la verdura brilla por su ausencia, hemos dado con este restaurante self service, que es una especie de buffet con bastante variedad de platos (desde ensaladas hasta carnes) que se sirven en una bandeja y se pagan al peso. Tiene pinta de ser de lo más barato que hay por aquí (ya estábamos de vuelta en nuestro hotel, cerca del Empire State) y aún así han sido unos 40$ para cenar 2.

22 diciembre: Madrid – Nueva York (EEUU)

Pues contra todo pronóstico, ¡aquí estamos! Superadas las pruebas y papeleos, hemos cumplido la misión de llegar a Nueva York en una época en la que el COVID está dando bastante guerra. Os iré contando diariamente nuestro paso a paso de este viaje de 7 días.

Hoy ha sido día casi completo de viaje. A las 5:00 ya estábamos en el aeropuerto para coger el vuelo de TAP hacia Lisboa a las 6:50. Para subir al avión nos han pedido una PCR negativa y el certificado de vacunación. Al no facturar maleta, nos lo han pedido en la puerta de embarque, así que en caso de pasar antes por el mostrador, os lo pedirán allí.

Después de 1h15, ya en Lisboa, nos ha tocado hacer una escala de casi 5 horas, puesto que el vuelo a Nueva York salía a las 12:00. En este embarque, más papeles: de nuevo la PCR (máximo de 1 día) y el certificado de vacunación, y además un impreso de 5 páginas que había que daban allí mismo y que los azafatos revisaban minuciosamente junto a la documentación antes de dejarnos subir.

Después del infinito embarque, nos esperaban 8h30 de vuelo hasta nuestro destino final, en el que nos han dado otro papel para rellenar, esta vez a cargo del gobierno americano: se trata de la declaración de aduanas, y hay que entregarlo al llegar a EEUU en el control de pasaportes.

A las 15:30 (hora de NY, que son 6h menos que en España) hemos aterrizado en el aeropuerto de Newark (al este de New Jersey y el mejor comunicado con Manhattan a día de hoy) y aún nos quedaban unos 30 minutos de cola en el control de pasaportes, donde no hemos tenido que mostrar el visado ESTA puesto que ya está todo informatizado. ESTA es el visado de turismo que hay que hacer para poder viajar, cuesta 14$ y podéis adquirirlo en la página oficial del gobierno rellenando un formulario larguísimo pero sencillo. La aprobación del visado suele darse en unas pocas horas o máximo 2 días (así que es algo que hay que hacer con tiempo).

16:30 y por fin libres… para averiguar cómo llegar a Manhattan. Nos hemos decidido por el tren, ya que los NY es famoso por sus atascos y queríamos ahorrarnos algo de tiempo. Siguiendo las indicaciones de Air Train hemos llegado hasta este monorail que «sobrevuela» las terminales del aeropuerto y hace una última parada en la línea de tren que va de Newark a Nueva York. En la misma entrada es posible comprar, por 15$, los tickets hasta Penn Station, en pleno centro de la ciudad y muy cerca de nuestro hotel.

Después de 25 minutos de viaje y de recorrer a pie unas pocas manzanas, hemos llegado por fin al hotel, sobre las 18:00. Nos alojamos en el Holiday Inn Express Times Square South, súper bien situado a muy poca distancia del Empire State y de Times Square, entre otras.

¡Y fin del trayecto! Las energías no nos han dado para mucho, así que hemos ido a lo fácil: paseo hasta Times Square y cena en una hamburguesería.

Times Square

La plaza de Times Square es el corazón de Nueva York y con los años se ha transformado en un símbolo de esta ciudad cosmopolita, gracias a sus luces y sus llamativos carteles publicitarios. El centro neurálgico de la zona es la plaza, en el cruce de Broadway con la 7ª Avenida. Aquí se amontonan bares, restaurantes, teatros, museos y ambiente, mucho ambiente a todas horas.

Times Square tiene una historia relativamente reciente ya que, hasta finales de los 90, la zona era sinónimo de crimen y drogas, pero durante el mandato del alcalde Rudolph Giuliani durante esos años, Times Square fue reciclado para pasar a convertirse en una de las mejores zonas de Nueva York.

Aviso a navegantes (por si acaso): en la se agolpa tanta gente que a más de uno le podrá resultar agobiante pero realmente es que ese es el propio encanto del lugar, junto con los carteles luminosos en cada esquina.

🍔 Cena en The Counter

Hace mucho frío y no estábamos por la labor de comernos mucho la cabeza, así que hemos ido a parar a The Counter, de camino al hotel, una hamburgesería en la que puedes elegir todos los ingredientes de la hamburguesa (tipo de pan, de carne, toppings, quesos, salsas, patatas…) y nos ha gustado mucho, aunque en la foto parezca que no tiene muy buena pinta. Eso sí, muy cara para lo que es: dos hamburguesas con patatas y agua del grifo han sido 52$. Aquí las propinas están incluidas en la carta casi siempre, y suelen rondar el 15%. A ello hay que sumarle un 7% de tasas que nunca están incluidas en los precios de la carta, así que sí: comer de restaurante en NY es muy caro.