Subida a la Brecha de Rolando desde Bujaruelo (Pirineo Aragonés – Francés)

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¡Pasada de ruta para rematar nuestro viaje por el Pirineo Aragonés! Y no apta para todo el mundo.

⬆️Aquí puedes verla en vídeo⬆️

Subir a la Brecha de Rolando (2804m) puede hacerse desde varios sitios:

  • Desde el pueblo de Gavarnie, en Francia, comenzando a 1809m de altitud y en una ruta de unos 23km con 1000 de desnivel.
  • Desde el Valle de Ordesa, siguiendo la misma ruta que para Cola de Caballo y continuando al Refugio de Góriz, pero esta no es posible hacerla en un día, sino durmiendo una noche en el Refugio, puesto que se alarga a más de 30km con mucho desnivel.
  • La más sencilla, desde el parking de Col de Tentes: también en Francia y ya a 2208m de altitud, por lo que la ruta son unos 10km con 600 de desnivel.
  • Desde el Valle de Bujaruelo, a 1320m de altitud. Unos 18km de ruta con 1500 de desnivel, que se suben en los 9km de ida.

Nuestra elección (y la única realmente viable) fue subir desde Bujaruelo, ya que para llegar a Col de Tentes en coche habría que conducir 3h30 atravesando todo el pirineo desde España hasta Francia, y eso no era una opción.

Comenzamos la ruta a las 9 de la mañana buscando huir de la ola de calor que asola toda España estos días, y también porque la ruta se nos podía alargar hasta bien entrada la tarde. Mentalizados de que sería la hazaña más exigente de los 4 días, emprendimos la subida, y a pesar de la inclinación, 5km después y en solo 1h30 estábamos en el Puerto de Bujaruelo, a 2273m de altitud, el punto fronterizo entre España y Francia, desde donde se divisa a pocos cientos de metros el mencionado parking de Col du Tentes.

Desde ahí, unas vistas impresionantes de Bujaruelo por un lado, y Gavarnie por el otro. Comenzamos la segunda fase de la ruta, que durante un par de kilómetros discurrió por un camino de una pendiente más que asequible, lo cual agradecimos bastante.

Y un rato después llegamos a una gran cascada creada por el deshielo del Glaciar de Taillon, y dado el calor que hacía, bajaba muy cargada. Algo nada gracioso porque había que pasar de un lado a otro de ella para poder continuar la ascensión. Con cuidado, paciencia y mojándonos mucho los pies, la superamos y seguimos subiendo de roca en roca paralelos a ella, hasta llegar por fin a Col du Sarradets, desde donde se puede observar el Glaciar de Taillon, el Pico Taillon (3144m) y el Circo de Gavarnie (con la cascada más larga de Europa al fondo).

Pocos metros después, parada larga para comer en el Refugio de Sarradets (a 2588m): un lugar grande, con posibilidad de dormir allí cómodamente, pues tiene camas, cafetería, salón, servicios, fuente… un señor refugio, vaya.

Llegamos allí indecisos de si subir hasta la Brecha (pues desde el refugio se ve perfectamente y las vistas son espectaculares), pero tras haber repuesto fuerzas con nuestro bocadillo, un buen crêpe francés y café, decidimos rematar la ruta: solo sería 1km más, aunque con 250m de desnivel (y no teníamos palos para bajar, cosa que os recomiendo encarecidamente).

Si estáis en la misma situación que nosotros, ni os lo penséis: ¡tenéis que subir! Solo fueron unos 30 minutos de subida (que dependerá de lo rápido que vayáis, pero el caso es que no se hace nada larga), para coronar la brecha, otra frontera natural de Francia con España, desde donde se ve Gavarnie hacia un lado, y Ordesa hacia el otro. Y literalmente al lado de la cima de Monte Perdido. ¡Merece la pena!

En total, tardamos una 4h en subir desde Bujaruelo hasta la Brecha, sin contar las paradas, y 2h30 en bajar. Incluyendo paradas, fueron unas 8h30.

Una ruta muy exigente a nivel físico, que si estáis en forma y os gusta andar podréis hacer sin problemas pero con paciencia. Solo hay algunos tramos algo más difíciles, que son la cascada de Taillon y el kilómetro de la Brecha, con tramos de nieve y de grandes rocas, y después al bajar, algunos tramos de piedras sueltas en los últimos 3km de ruta, ya en las paredes del Valle de Bujaruelo.

Vuelvo a Madrid con muchos dientes largos de seguir haciendo montaña, y con ganas de repetir una ruta de este nivel de exigencia. ¡Se aceptan recomendaciones!

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Un paseo por Biarritz (Francia)

He viajado mucho gracias al deporte. Competir por toda España me ha permitido conocer lugares preciosos, y una de las últimas veces que estuve en San Sebastián crucé la frontera hasta llegar a la bonita ciudad francesa de Biarritz, a menos de 50 minutos de Donosti.

 Esta ciudad costera del País Vasco francés fue lugar de veraneo de la burguesía europea. Caseríos de estilo vasco y villas de lujo son las protagonistas a pie de playa, aunque cada vez más son los surferos que les discuten el título (de hecho, se dice que es la capital europea del surf). Quién lo diría, pues a principios del siglo XIX Biarritz solo era un pequeño pueblo de pescadores.

1. Playa de Miramar

También llamada Playa Grande, es la playa principal de Biarritz, pues ya desde hace 2 siglos se afirmaba que sus aguas tenían propiedades beneficiosas para la salud. Claro que para los surfistas no hay ninguna como la Playa Cote des Basques.

imagen de guide-du-paysbasque.com

2. Hotel du Palais

Fue construido en 1854 para ser la residencia de verano de la mujer de Napoleón III, Eugenia de Montijo (gracias a ambos Biarritz se hizo tan popular entre la aristocracia española y francesa), y su planta tiene forma de E, en honor al nombre de Eugenia.

En el año 1893 se convirtió en un hotel de cinco estrellas con 154 habitaciones, 3 restaurantes, un spa con gimnasio y un campo de golf.

imagen de flickr.com

3. Casino de Biarritz

Con una arquitectura Art Decó, fue construido en 1929 y renovado apenas hace 30 años. Se encuentra situado junto a la playa y en él también es posible disfrutar de su teatro y su piscina.

imagen de viajeselcorteingles.es

4. Roca de la Virgen

Es el homenaje que Biarritz dedica a “la guardiana de los pescadores”. Al parecer, a finales del siglo XIX, se produjo un milagro protagonizado por un barco que no podía retornar al puerto a causa de una tormenta. De repente, surgió un rayo de luz que le indicó el camino y los pescadores pudieron salvarse. Después, en 1865, levantaron una estatua de la Virgen en la roca. Hoy esta Roca de la Virgen está unida a la tierra a través de un puente (Puente Eiffel) que mandó levantar Napoleón III. Si llegas hasta aquí, disfrutarás de una de las mejores “postales” de Biarritz.

5. Iglesia de San Martín

Fue la primera iglesia construida en Biarritz, siendo uno de los puntos más antiguos de la ciudad, construida en el siglo XII y su aspecto es muy medieval, sobre todo el del cementerio.

imagen de dreamstime.com

6. Faro de Biarritz

Fue construido en el 1834 y mide 73 metros de altura. Desde él la panorámica de la ciudad es una pasada.

imagen de super7moto.com

7. Puerto de Pescadores

No podía faltar en esta ex-ciudad de pescadores, y es que hoy en día ha cambiado de fin, cuyas casas de pescadores han dejado paso a bares y restaurantes y se ha convertido en una de las zonas más animadas de Biarritz. Aquí podréis probar unos buenos platos de pescado y marisco.

imagen de alwayseasyrental.com

8. Mercado de les Halles

Funciona desde 1885 y aquí se puede tanto hacer la compra como tomar un tentempié en cualquiera de los locales que hay en sus instalaciones. Es todo un templo de la gastronomía local en el que se muestran, como si fueran joyas, los productos y especialidades de la región: quesos, verduras y frutas de temporada, ostras, charcutería, pescado recién capturado y el típico pastel vasco.

imagen de theculturetrip.com

París, la ciudad de la luz

La vecina Francia es un país que he visitado bien poco, y de hecho París fue una asignatura pendiente hasta el verano de 2015, cuando lo visité acompañada de una ola de calor de las peores que recuerdo.

París, la niña bonita de Europa y cuya Torre Eiffel es el símbolo, no solo de la ciudad, sino de Francia e incluso de todo el continente (fui consciente de esto gracias a mis amigos americanos), es para muchos la ciudad más bonita y romántica del mundo. Yo, personalmente, me quedo con Roma, pero está claro que París tiene algo especial.

París es también conocida por todos como la Ciudad de la Luz, y aunque existen varias teorías de por qué, la más extendida es que se debe a que la capital francesa fue la primera que dotó sus calles de luz eléctrica.

La protagonista de la Ilustración y de la Revolución Francesa, que fue también presa de los nazis durante toda la Segunda Guerra Mundial, es hoy uno de los lugares más importantes del mundo gracias a su riqueza cultural y patrimonial. Y eso es lo que quiero repasar con vosotros en este post, para que cuando visitéis la ciudad de l’amour no os perdáis sus lugares más representativos.

1. Torre Eiffel

¡Con qué si no podríamos empezar esta lista! La famosa estructura de 300 metros de altura fue levantada por el ingeniero Gustave Eiffiel (quien también construyó la Estatua de la Libertad) para sorprender al mundo durante la Exposición Universal de 1889, celebrada en la ciudad. Es el monumento por el que los turistas del mundo están más dispuestos a pagar para conocerlo, con cerca de 20.000 visitantes al día.

Curiosamente, la primera opción para construir esta torre fue en Barcelona (donde ahora se sitúa el Arco del Triunfo), pero el alcalde de 1888 decidió que mejor no. ¿Serían diferentes las cosas hoy en Barcelona si la icónica Torre Eiffel estuviese allí? Nunca lo sabremos.

2. Museo del Louvre

El museo del Louvre es una de las más grandes pinacotecas del mundo. Lo visitan cerca de ocho millones de personas anualmente. Es el museo nacional de Francia y contiene colecciones de escultura y pintura anteriores a la segunda mitad del siglo XIX.

Aunque fueron instituciones enfrentadas a muerte, el museo más importante de Francia es producto de los esfuerzos de la casa real primero y de la Revolución Francesa después. Los reyes reunieron impresionantes colecciones de arte para adornar sus palacios y la Revolución abrió el Louvre en 1793, como un espacio artístico para el pueblo. Los coleccionistas privados también colaboraron, muchos sin desearlo. La Gioconda (o Monna Lisa), La Bella Jardinera, La Venus de Milo, El Código de Hammurabi

Además de obras pictóricas, podéis disfrutar de exposiciones de diferentes civilizaciones (egipcios, romanos…) y muchísimos objetos traídos de todas partes del mundo.

3. Catedral de Notre Dame

La catedral de Nuestra Señora de París es el gran edificio gótico de mayor antigüedad que se conserva actualmente. Su construcción en la isla de la Cité se realizó entre 1163 y 1345. La fachada principal, con dos torres y tres portales, es monumental, y su interior destaca por su claridad gracias a los enormes y preciosos mosaicos de vidrio. Según la tradición, en el tesoro se guardan clavos de la Crucifixión de Jesús, así como fragmentos de la Cruz y de la Corona de Espinas.

Es posible subir a las torres para contemplar las vistas de París desde arriba. La entrada cuesta 8,5 € y hay que subir casi 400 escalones porque no hay ascensor. Y sobre todo, es recomendable llegar a primera hora porque las colas suelen ser largas.

4. Arco del Triunfo

Muy similar al mencionado de Barcelona unas líneas más arriba, el Arco del Triunfo de París fue el monumento más representativo durante más de 50 años, hasta que a finales del siglo XIX tuvo que ceder ese privilegio a la Torre Eiffel.

Su construcción en los Campos Elíseos fue ordenada por Napoleón para simbolizar el triunfo del imperio francés en la Batalla de Austerlitz. Cada uno de sus 4 pilares tiene adosada una estatua, El TriunfoLa ResistenciaLa Paz y La Marsellesa.  En las caras exteriores e interiores están grabados los nombres de notables revolucionarios y de los 558 generales del imperio.

Las vistas de París desde su terraza son preciosas, con la Torre Eiffel al fondo, y también se puede ver la forma de estrella de las doce calles que confluyen en él.

5. Avenida de los Campos Eliseos

Esta avenida de casi dos kilómetros, la más importante de París, une la Plaza de la Concordia con el Arco de Triunfo. Los Campos Elíseos eran el paraíso de los muertos virtuosos en la mitología griega. A lo largo de la amplia y hermosa avenida arbolada en sus dos lados, hay tiendas exclusivas y bonitos edificios.

imagen de Wikipedia

6. Panteón

La construcción de esta edificación neoclásica se inició en 1764, con la intención de consagrarla al culto de Santa Genoveva, patrona de París; pero los trabajos se demoraron y fue terminada en 1790, en plena efervescencia de la Revolución Francesa. Los revolucionarios no estuvieron de acuerdo en que fuera un templo y decidieron convertirlo en panteón de muertos notables. Allí reposan los restos, entre otros ilustres, de Rousseau, Voltaire, Víctor Hugo, Marie Curie o Louis Braille.

7. Los Inválidos

Este palacio fue inaugurado en 1674 como albergue para los soldados inválidos y sin hogar. La edificación está rematada por una cúpula dorada y se convirtió en el mausoleo de Napoleón Bonaparte cuando sus restos fueron repatriados en 1840. A día de hoy, el imponente sarcófago de Napoleón está en medio de una sala circular, en torno a la cual se reseñan sus hazañas militares.

imagen de Wikipedia

En el mausoleo también reposan su hijo, Napoleón II y su hermano, José Bonaparte.

8. Basílica del Sagrado Corazón

En el barrio de Montmartre, donde tuve la suerte de alojarme durante mi viaje a París, gracias a un buen amigo, se encuentra la Basílica del Sacre Coeur, justo en lo alto de la colina de Montmartre.

Se dice que el Segundo Imperio francés, transcurrido entre 1852 y 1870, fue muy impío, por lo que la iglesia fue concebida en 1873 como desagravio a Dios.

imagen de civitatis.com

Montmartre, por su parte, es el barrio bohemio de París. En temporada alta no es posible dar un paso sin encontrarse a un artista con su caballete (y muchos turistas).

9. Museo Nacional de Historia Natural

Fue construido en el siglo XVII fue en el Jardín Real de Plantas Medicinales. En ese tiempo, el principal recurso curativo de los médicos eran las plantas y el médico de cabecera del rey era también el jefe del jardín. Actualmente, la institución es a la vez museo y centro de formación y de investigación en historia natural.

imagen de Wikipedia

10. Museo de Orsay

Es una pinacoteca que exhibe obras realizadas entre 1848 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial. La mayor parte de su colección es de arte Impresionista, corriente que inauguró Claude Monet en París en 1874. Funciona desde la década de 1980 en la antigua estación de ferrocarril de Orsay, construida para la Expo de 1900 y reconstruida como espacio artístico. Exhibe obras de Monet, Manet, Degas, Renoir y otros grandes maestros.

imagen de hisour.com

11. Palacio Garnier

El antiguo palacio de la Ópera de París es la obra emblemática del gran arquitecto francés del siglo XIX, Charles Garnier. Es de estilo neobarroco y fue una de las edificaciones más importantes de la renovación de París dirigida por el Barón Haussmann por encargo del emperador Napoleón III.

imagen de Wikipedia

Desde hace unos años, esconde un secreto en la fachada este, donde paraban los carruajes: un restaurante que hay que ver por la fachada ondulada de cristal que parece totalmente suspendida sin ningún tipo de sujeción. Una maravilla dentro de otra maravilla.

12. Barrio Latino

Este céntrico barrio de París fue llamado así por acoger a las principales universidades y colegios, cuyos estudiantes y profesores hablaban en latín, el idioma de la educación en el pasado. En él se encuentra a La Universidad de la Sorbona, la prestigiosa universidad francesa de letras y humanidades.

imagen de concuadrosyaloloco.com

Otras atractivas edificaciones del Barrio Latino son el Palacio de Luxemburgo, sede del Senado de la República de Francia; el Panteón que os mencionaba antes, el Museo Nacional de la Edad Media y el Teatro del Odéon.

13. Puente Alejandro III

Este puente cruza el río Sena y une la zona de Los Inválidos con el área del Grand y el Petit Palais. Este emblema de la Belle Epoque de estilo Escuela de Bellas Artes de París es uno de los puentes más largos de París. Fue pionero en la utilización de componentes prefabricados y cuenta con una abundante decoración de guirnaldas y flora marina suspendida. Recibió el nombre del zar fallecido en 1894, en atención a la alianza franco-rusa y el zar Nicolás II, hijo de Alejandro III, que además puso la primera piedra en 1896.

imagen de paris-forever.com

14. Bosque de Boulogne

Es un viejo bosque que fue convertido en parque a mediados del siglo XIX y se trataba del lugar preferido por la burguesía y aristocracia francesa para pasear a caballo durante la Belle Epoque. En sus terrenos está el Hipódromo de Longchamp.

imagen de paris.es

15. Jardín de las Tullerías

Era el jardín del Palacio de las Tullerías, residencia real, y la mismísima Catalina de Médici se involucró en su diseño. El palacio fue pasto de las llamas en 1871 en un incendio provocado por los comuneros en medio del caos final de la Comuna de París, pero el jardín logró sobrevivir.

imagen de paris.es

Actualmente, está reconstruido en estilo inglés, y forma parte del eje barroco que comienza en el Museo del Louvre y continúa por este parque hasta la plaza de la Concordia, de allí a los Campos Elíseos y finaliza en el Arco de Triunfo.

16. Jardines de Luxemburgo

Son los jardines privados del Palacio de Luxemburgo, sede del Senado francés, aunque están abiertos al público. Fue también plantado por iniciativa de la reina regente, María de Médici, y cuenta con una bonita colección de especies arbóreas en macetas.

imagen de paris.es

17. Moulin Rouge

El barrio rojo, donde se encuentra el icónico Moulin Rouge, es otro de los clásicos de París que está lleno de turistas. Durante la Belle Époque era el lugar de ocio de la sociedad. A los cabarets se iba a comer, beber y disfrutar de un espectáculo de música y baile. Los precios eran populares y por eso se juntaban gente de toda condición social, junto con muchos artistas. El Moulin Rouge en la plaza de Pigalle es el famoso cabaret de París, junto con el Lido en los Campos Elíseos.

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La diferencia es que el espectáculo que se representa en el Moulin Rouge es único e irrepetible (no se representa en ningún otro lugar del mundo). Las coreografías están perfectamente sincronizadas, en el vestuario participan grandes modistos y se puede ver a las chicas con el famoso can can.

18. Cementerio Père-Lachaise

Un enorme campo santo, en el que además el número de tumbas de personalidades que hay es conocido en el mundo entero. Está en el distrito XX, un poco alejado del resto de monumentos, pero la visita merece la pena.

La lista de celebridades enterrados en este camposanto es interminable: Balzac, María Callas, Chopin, Comte, Delacroix, Jim Morrison, Molière, Édith Piaf, Óscar Wilde,… Una peculiaridad de este cementerio es que, además de turistas, siempre hay parisinos paseando como si fuese otro parque de la ciudad.

imagen de viajaraparis.com

19. Galerías Lafayette

Este centro comercial no se asemeja en nada a cualquiera que hayáis visitado. Tiene su origen en la mítica tienda fundada por Théophile Bader y su primo Albert Kahn en 1895. Desde ese momento su tienda de modas creció hasta convertirse en el emporio de compras que es hoy con sucursales en Alemania, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Indonesia y Marruecos.

Si las compras no forman parte de vuestro plan de viaje, podéis visitarlas solo para ver sus exóticos productos, su decoración de navidad o para deleitarte con el edificio y su cúpula, cuyo esplendor atrae miles de visitantes al año.

imagen de laguiadeparis.com

20. Plaza de la Concordia

Construida en 1748 con el objetivo de rendir homenaje a Luis XV, en sus comienzos se trataba de una gran explanada casi pelada en la que poco a poco fueron construyéndose monumentos y se elaboró un proyecto de jardines y plantas para embellecer el lugar.

Esta plaza obtuvo gran relevancia durante la Revolución Francesa, ya que era un sitio de paso obligatorio, donde se reunían los grupos revolucionarios y surgieron las mejores ideas de la revolución. Fue también el lugar escogido para ejecutar a Luis XVI y María Antonieta, junto a unas dos mil personas que luchaban a favor de la monarquía, contra los cambios sociales. En esta época la plaza pasó a llamarse “de la revolución” y fue un escenario de lucha. Cuando en el 1800 comenzó a reformarse se le cambió el nombre por el que ahora tiene.

Entre las cosas que puedes ver en esta plaza se encuentran estatuas de Jacques Necker y Felipe de Orleans y un inmenso obelisco de Luxor en el centro que fue donado por Egipto y data de hace 3000 años. De hecho, si habéis estado en la ciudad de Luxor, probablemente habréis visto a su gemelo, en cuya derecha hay un vacío, que es donde debería estar el obelisco de la plaza de la Concordia.

21. Palacio de Versalles

Para terminar la visita en París, y alejándonos del centro de la ciudad, no podéis dejar de visitar el Palacio de Versalles. Construido por orden de Luis XIV, es el mayor exponente del estado absolutista francés y de la fastuosidad de la monarquía francesa en el siglo XVII y XVIII. 

Es un lugar inmenso, con unos jardines espectaculares. Una de las salas más importantes del palacio es la Sala de los Espejos, un lugar que no os podéis perder.

imagen de viator.com